Tecnología
ChatGPT está prohibido en China, pero a los estudiantes les encanta

Lanzado en noviembre pasado por una empresa emergente de California, este robot -capaz de producir en cuestión de segundos ensayos, poemas o programas informáticos- causa sensación.
ChatGPT ha provocado una avalancha de inversores en el sector de la inteligencia artificial, pero la aplicación estrella preocupa a los profesores ante los riesgos de engaño y plagio.
En China no se puede acceder a la aplicación sin un programa VPN que permite ocultar el lugar desde el cual el usuario se conecta.
Pero esto no impide que decenas de alumnos y estudiantes, entrevistados por la AFP, lo utilicen en un momento dado.
A los 11 años, Esther Chen cuenta que ChatGPT la ayudó a reducir a la mitad el tiempo dedicado a la tarea, mientras que su hermana Nicole lo utiliza para aprender inglés.
Esther estudia en una escuela competitiva en Shenzhen (sur) y antes, pasaba de cuatro a cinco horas al día haciendo los deberes.
«Ahora, ChatGPT me ayuda a hacer mis investigaciones más rápido», cuenta.
Los estudiantes indicaron a la AFP que habían comprado números de teléfono extranjeros o bien descargado el VPN para evitar la censura digital china y acceder a ChatGPT.
En línea, un vendedor ofrece un número estadounidense por solo 5,5 yuanes (0,80 dólares). Para tener un número indio, es menos de 1 yuan (0,14 dólares).
Ayuda preciosa
Existen otras soluciones. En la aplicación de mensajería WeChat, muy popular en China, servicios como AI Life ofrecen hacer una pregunta a ChatGPT a cambio de 1 yuan (0,14 dólares).
El mes pasado, un medio de comunicación local informó que empresas tecnológicas chinas, entre ellas Tencent, la empresa matriz de WeChat, y Ant Group -filial de Alibaba- recibieron órdenes de cortar el acceso al programa en sus plataformas.
Los medios estatales chinos acusan a ChatGPT de difundir «propaganda política extranjera».
Esther asegura no utilizar esta herramienta para hacer el trabajo por ella. Pero reconoce que su ayuda es valiosa. Recientemente tuvo que terminar una hoja de lectura sobre el libro «Hold up the Sky», del famoso autor de ciencia ficción Liu Cixin.
Con su semana llena de lecciones de piano, natación, ajedrez y gimnasia rítmica, Esther no tuvo tiempo de terminar el libro. Así que pidió a ChatGPT un resumen de un párrafo sobre cada personaje importante y los principales temas del libro. Luego escribió ella misma la hoja de lectura.
Los estudiantes también utilizan el programa para evitar gastar una fortuna y tiempo en preparación para los exámenes de inglés requeridos para ingresar a una universidad en Estados Unidos, el Reino Unido o Australia.
«No quería memorizar listas de palabras o conversaciones enteras», explica Stella Zhang, de 17 años, a la AFP. Así que en lugar de pagar hasta 600 yuanes (86 dólares) por hora a un profesor particular, ahora utilizo ChatGPT.
En Suzhou (sur), Thomas Lau ayuda, a cambio de dinero, a los estudiantes chinos que desean presentarse a una universidad extranjera. Pero afirma haber perdido docenas de clientes que prefieren usar ChatGPT.
El entusiasmo por ChatGPT también despierta el apetito de los gigantes de la tecnología china, como Baidu, Alibaba o JD.com, que dicen estar preparando su propio chatbot.
Pero las autoridades desconfían y el ministro de Ciencia Wang Zhigang indicó el mes pasado que el Estado introducirá pronto nuevas normas en este ámbito.
Tecnología
Google lanza Gemini CLI, una herramienta de inteligencia artificial para desarrolladores con múltiples funciones
Tecnología
Científicos húngaros crean un tetraedro único que podría revolucionar el aterrizaje de naves espaciales

Investigadores de la Universidad de Tecnología y Economía de Budapest, junto con la Red de Investigación Húngara y expertos internacionales, presentaron este miércoles un objeto geométrico innovador que podría inspirar nuevas tecnologías para el aterrizaje de sondas espaciales.
Se trata de un tetraedro especialmente diseñado, denominado “Bille”, que posee una propiedad física excepcional: sin importar cómo se coloque sobre una superficie plana, siempre vuelve a reposar sobre la misma cara. Este comportamiento es similar al de un juguete tentetieso y confirma una hipótesis matemática planteada en 1984 por el matemático británico John Conway, que hasta ahora no se había logrado materializar.
El proyecto estuvo liderado por el estudiante húngaro de arquitectura Gergo Almadi y el profesor Gabor Domokos, matemático y codescubridor del “Gömböc”, un cuerpo geométrico con un único punto de equilibrio. El equipo contó además con la colaboración del profesor Robert Dawson, de la Universidad Saint Mary’s en Canadá.
El tetraedro “Bille” fue construido con tubos ultraligeros de fibra de carbono y un núcleo de carburo de tungsteno para lograr el desequilibrio de masa necesario para su funcionamiento. Durante la presentación, los investigadores demostraron en vivo la capacidad del objeto para enderezarse automáticamente tras ser colocado de cualquier forma.
Domokos destacó que este avance “es mucho más que una curiosidad matemática”, ya que sus principios podrían facilitar el diseño de sondas espaciales que recuperen de forma natural una posición vertical tras aterrizar, evitando incidentes como la volcadura de sondas lunares recientes de Japón y Estados Unidos.
“A diferencia de las pruebas teóricas, este modelo funciona en el mundo real. Y eso es lo que lo hace realmente valioso”, concluyó el científico.
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China desarrolla microdron del tamaño de un mosquito para misiones de espionaje

China ha revelado un nuevo avance en tecnología militar que podría transformar el espionaje a nivel global: un microdron con apariencia de mosquito, diseñado para infiltraciones discretas en entornos sensibles.
El prototipo fue desarrollado por la Universidad Nacional de Tecnología de la Defensa (NUDT) y presentado en un reportaje del canal militar chino CCTV-7. Uno de los estudiantes del equipo, Liang Hexiang, explicó que el dispositivo busca operar sin ser detectado, replicando el comportamiento y la forma de un insecto real.
El dron cuenta con un cuerpo delgado, tres patas diminutas y dos alas semitranslúcidas, lo que le permite camuflarse en entornos hostiles e incluso ocultarse en la palma de una mano. Su diseño apunta a labores de inteligencia donde la discreción es esencial.
Además del modelo tipo mosquito, el equipo también mostró otros microdrones, incluyendo uno con cuatro alas batientes que puede ser controlado desde un teléfono móvil, optimizado para operar en espacios reducidos.
Los ingenieros detrás del proyecto señalaron que el principal reto tecnológico radica en la miniaturización de componentes clave como sensores, sistemas de navegación, comunicaciones y especialmente las baterías, que deben ser lo suficientemente pequeñas y potentes para garantizar la operatividad del dron sin comprometer sus funciones críticas.
Este desarrollo refuerza el interés de China en la inteligencia artificial y la robótica aplicada al ámbito militar, generando expectativas —y preocupaciones— en la comunidad internacional sobre sus posibles usos.