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Internacionales

El fenómeno que puede provocar huracanes altamente destructivos

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Sólo hace falta una tormenta en el lugar y el momento equivocados para desatar el caos.

Eso fue lo que aprendió la población de Florida el año pasado, cuando una temporada de huracanes casi normal desencadenó uno de los ciclones tropicales más mortíferos en la historia de Estados Unidos, el huracán Ian.

Prever desastres de este tipo no es fácil. La intensidad de una tormenta tropical y el lugar donde golpea están determinados por patrones climáticos que son altamente impredecibles más allá de unos pocos días.

Pero los científicos al menos pueden ofrecer una visión general de cómo se desarrollará cada temporada de huracanes.

Al rastrear el desarrollo de varios patrones oceánicos y atmosféricos vinculados, los investigadores pueden hacer predicciones basadas en lo que han aprendido de décadas de datos.

A principios de este mes, los científicos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA) actualizaron sus predicciones sobre la actividad de huracanes en el Atlántico en 2023, y advirtieron que ahora es probable que sea una temporada superior a lo normal, con más tormentas y huracanes que los observados en un año promedio.

Las temperaturas récord del océano y los patrones inusuales de los vientos en la atmósfera están contribuyendo a un complejo efecto de estira y afloja que dirige la aparición de huracanes.

Los investigadores también llamaron recientemente la atención sobre un fenómeno poco estudiado que puede representar otro factor clave para determinar las perspectivas de la temporada de huracanes.

Una vasta extensión de agua que se expande desde la costa occidental del África ecuatorial experimenta fluctuaciones periódicas de temperatura conocidas como Niño del Atlántico, o “hermano pequeño de El Niño”.

Una nueva investigación sugiere que este ciclo de cambios en las temperaturas de la superficie del océano Atlántico puede alimentar algunos de los huracanes más poderosos que azotan el Caribe y Estados Unidos.

De los muchos sistemas climáticos que dan forma al nacimiento de las tormentas tropicales en el océano Atlántico, se destacan típicamente 2.

El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) es un patrón climático global que se forma en el Pacífico y fluctúa entre la fase de calentamiento de “El Niño” y la fase de enfriamiento de “La Niña”.

Durante “El Niño”, las temperaturas del océano Pacífico más cálidas que el promedio impulsan las circulaciones atmosféricas globales y aumentan la cortante vertical del viento en el Atlántico.

A los sistemas de huracanes les gusta permanecer erguidos, por lo que cuando la cizalladura del viento (la diferencia entre la velocidad y la dirección de los vientos que soplan a distintas altitudes) es alta, corren el riesgo de volcarse y separarse.

En contraste, “El Niño” también aumenta el riesgo de ciclones tropicales en el noreste del Pacífico.

La llegada de la tormenta tropical Hilary a la costa oeste de México y el sur de California -la primera en ese estado desde 1939- se ha atribuido a la fase actual del patrón climático.

De vuelta en el Atlántico, el segundo factor determinante de los huracanes es el Modo Meridional del Atlántico (AMM), que representa fluctuaciones en los vientos de bajo nivel y las temperaturas de la superficie del mar tropical en el océano.

Entonces, cuando la AMM está en modo positivo, las temperaturas del océano serán más cálidas de lo habitual y ofrecerán más calor, lo que alimentará las tormentas que pasan por encima.

Sin embargo, hay muchos factores que determinan si se forma un huracán, qué tan poderoso se vuelve, cuánto dura y dónde toca tierra.

Tanto el ENOS como el AMM implican la interacción de las circulaciones oceánicas y atmosféricas, y medir su impacto en la temperatura de la superficie del mar ayuda a predecir la actividad de los huracanes, dice Hosmay López, oceanógrafo de la NOA

Pero ambos sistemas climáticos también tienen diferentes ubicaciones donde son dominantes.

La AMM tiene un fuerte impacto en la formación de tormentas en el centro de la cuenca del Atlántico tropical. Mientras tanto, el ENOS suele tener su mayor influencia sobre los huracanes que se forman en el Caribe y el golfo de México.

Por el contrario, el patrón climático conocido como Niño del Atlántico puede tener una gran influencia en las tormentas que se forman frente a las costas de África occidental.

Este tercer predictor potencial de la actividad de los huracanes implica una dinámica similar a la del ENOS.

Sin embargo, dado que tiene lugar en el océano Atlántico, más pequeño, sus impactos globales son menos pronunciados que los de su hermano mayor en el Pacífico, y su efecto sobre los huracanes del Atlántico ha sido menos estudiado… hasta ahora.

“Sabemos de la existencia del Niño del Atlántico desde hace muchos años”, dice López, quien formó parte del equipo que descubrió su papel en el desarrollo de huracanes.

“Sólo recientemente ha habido más curiosidad científica”. Sobre todo porque se ha visto que influye en algunos climas de importancia mundial, como las precipitaciones en el Sahel y el monzón del norte de África.

Ya se sabía que muchos de los huracanes más destructivos tienen un lugar de origen poco probable: en las perturbaciones atmosféricas sobre el desierto del Sahara y el Sahel.

Estos pueden generar tormentas que giran sobre el océano Atlántico cerca del archipiélago de Cabo Verde frente a la costa de África occidental.

Aquí pueden alimentarse de las cálidas aguas tropicales hasta convertirse en huracanes, y cuanto más cálido esté el océano, más energía pueden acumular los huracanes.

Y aquí es donde el Niño del Atlántico puede desempeñar un papel.

Las tormentas tropicales que se forman en el golfo de México están estrechamente rodeadas por la tierra circundante, lo que significa que tienen una alta probabilidad de tocar tierra, pero menos tiempo para recoger la energía que necesitan para convertirse en huracanes de alta fuerza.

Pero los llamados huracanes de Cabo Verde han tenido mucho tiempo para viajar sobre el océano y absorber su calor.

Como resultado, los huracanes de Cabo Verde representan entre el 80% y el 85% de todos los huracanes importantes que azotan EE.UU. y el Caribe.

Por lo tanto, el Niño del Atlántico puede tener una enorme influencia en el potencial destructivo de una temporada de huracanes, ya que alimenta algunas de las tormentas más intensas del océano Atlántico.

El patrón climático de El Niño sigue siendo el más dominante en términos de impacto climático global, dice López, “pero los [tres] aportan algo en términos de mejorar el sistema de perspectivas de huracanes”.

“No podemos decir que uno sea más importante, porque entonces dejaremos de aprender cosas nuevas”, añade.

“Choque de titanes”
Entonces, ¿qué significa la recién comprendida influencia del Niño del Atlántico para las predicciones actuales de huracanes?

Este año, no mucho. El Niño del Atlántico se encuentra actualmente en lo que se conoce como “fase neutral”, es decir, en la transición entre las fluctuaciones frías y cálidas.

“No está claro en este momento si la condición del Niño del Atlántico se desarrollará este año”, dice Dongmin Kim, otro de los científicos de la NOAA involucrados en la investigación.

Eso significa que los científicos se están centrando en las señales proporcionadas por ENOS y AMM, que este año se enfrentan en un tira y afloja a escala oceánica.

La mayoría de los pronósticos en marzo-abril predijeron una temporada de huracanes cercana o inferior al promedio, ya que se esperaba que el efecto amortiguador de la cizalladura del viento de “El Niño” fuera significativo, dice Phil Klotzbach, científico atmosférico de la Universidad Estatal de Colorado.

Pero aunque “El Niño” se está desarrollando rápidamente, tarda un tiempo en acumularse y, mientras tanto, las temperaturas de la superficie del mar en el Atlántico están en niveles récord.

Esto ha puesto ahora las posibilidades de una temporada de huracanes “por encima de lo normal” en alrededor del 60%, según el pronóstico de agosto de la NOAA.

“Esto lo considero una lucha de titanes”, afirma Klotzbach. “Si también tuviéramos La Niña, nos dirigiríamos a una temporada loca y trepidante, pero como estos factores se enfrentan entre sí, vamos a una temporada moderada”.

El cambio climático también está dejando su huella en la formación de huracanes.

Las investigaciones predicen que, si bien el Niño del Atlántico podría debilitarse en respuesta al calentamiento global, el propio calentamiento atmosférico global provocado por el hombre ha ayudado a su vez a que todo favorezca la aparición de huracanes más intensos.

Se necesita más investigación para comprender completamente el impacto de dicho calentamiento en los patrones climáticos del planeta.

Y los datos satelitales mejorados están ayudando aquí. Al igual que proyectos multinacionales como la Red de Investigación Piloto de Boyas Fijas en el Atlántico Tropical (Pirata en sus siglas en inglés), un conjunto de boyas amarradas que observan la variabilidad oceánica y atmosférica en el Atlántico tropical.

Este año, sin embargo, se advierte a quienes viven en las zonas más comúnmente afectadas por huracanes que se preparen para una temporada hiperactiva.

Con más tormentas pronosticadas, también aumentan las posibilidades de que lleguen a tierra.

Investigadores de la Universidad Estatal de Colorado estiman que la probabilidad de que un huracán importante toque tierra en algún lugar de la costa estadounidense es de alrededor del 48%, un ligero aumento con respecto al promedio a largo plazo del 43%.

“Si lanzas 300 dardos a la diana, lo más probable es que aciertes en el objetivo”, dice Klotzbach.

El mensaje de los pronosticadores de la NOAA es estar preparado.

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Internacionales

Juan Orlando Hernández, ex presidente de Honduras, trasladado a cárcel de máxima seguridad en Virginia Occidental

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Juan Orlando Hernández (JOH), ex presidente hondureño condenado en Estados Unidos por narcotráfico, ha sido trasladado recientemente a una prisión de máxima seguridad en Virginia Occidental. La Agencia Federal de Prisiones (BOP, por sus siglas en inglés) confirmó el movimiento del ex mandatario, quien ahora se encuentra recluido en la Penitenciaría de los Estados Unidos en Hazelton, ubicada en el condado de Preston.

Este centro penitenciario tiene capacidad para albergar a 1,439 reclusos, todos hombres. Desde su extradición a Estados Unidos en abril de 2022, Hernández ha sido recluido en tres diferentes instituciones penitenciarias. Su condena ha puesto de relieve la creciente preocupación por la corrupción y el narcotráfico en la política hondureña.

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Reportan 15 casos de sarampión en condado de Texas con alto índice de exención de vacunas

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Se han confirmado 15 casos de sarampión —principalmente en niños en edad escolar— en un pequeño condado del oeste de Texas que tiene una de las tasas más altas de exenciones de vacunas en el estado.

Zach Holbrooks, director del distrito de salud pública de South Plains, dijo el lunes que su departamento fue notificado por primera vez a finales de enero sobre los dos primeros casos en el condado de Gaines, que eran «dos niños que habían visto a un médico en Lubbock».

Algunos de los casos parecen estar relacionados con escuelas religiosas privadas en el distrito, indicó Holbrooks, quien advirtió que la investigación sigue en curso. «No diría que todos están conectados, pero nuestros equipos están investigando los lugares de exposición y los antecedentes de esos casos», indicó.

Los funcionarios de salud locales establecieron una clínica de vacunación móvil la semana pasada y están ofreciendo servicios de detección a los residentes.

Estados Unidos experimentó un aumento en los casos de sarampión en 2024, incluyendo un brote en Chicago que enfermó a más de 60 personas. Este mes, los funcionarios de salud en el área metropolitana de Atlanta están trabajando para contener un caso de sarampión que se propagó a dos miembros de una familia no vacunados.

La ley de Texas permite que los niños obtengan una exención de las vacunas escolares por razones de conciencia, incluidas las creencias religiosas. El porcentaje de niños con exenciones ha aumentado en la última década del 0,76 % en 2014 al 2,32 % el año pasado, según datos del Departamento de Servicios de Salud del estado de Texas.

El condado de Gaines tiene una de las tasas más altas en Texas de niños en edad escolar que optan por no recibir al menos una vacuna obligatoria: casi el 14 % de los niños desde el jardín de infantes hasta la escuela secundaria tuvieron una exención en el año escolar 2023-24, lo que es más de cinco veces el promedio estatal del 2,32 % y supera la tasa nacional del 3,3 %.

Pero el número de niños no vacunados en el condado probablemente sea significativamente mayor, dijo Lara Anton, portavoz del Departamento de Servicios de Salud, porque el condado de Gaines tiene muchos niños que reciben educación en casa y cuyos datos no se informarían.

La vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola es una serie de dos dosis: la primera se recomienda a los 12 a 15 meses de edad y la segunda entre los cuatro a seis años. La vacuna es obligatoria para asistir a la mayoría de las escuelas públicas en Estados Unidos.

Sin embargo, las tasas de vacunación han disminuido a nivel nacional desde la pandemia de COVID-19 y la mayoría de los estados están por debajo del umbral de vacunación del 95 % para los niños de jardín de infantes, el nivel necesario para proteger a las comunidades contra los brotes de sarampión. Legisladores de todo el país han propuesto varios cambios en los requisitos de vacunación en un momento en que Robert F. Kennedy Jr. está esperando confirmación como secretario de Salud y Servicios Humanos.

Uno de los primeros casos del condado de Gaines viajó al vecino Nuevo México mientras aún era contagioso, dijo Anton, pero de momento no hubo informes de infección. Robert Nott, portavoz del Departamento de Salud de Nuevo México, dijo que la agencia ha estado en comunicación con los funcionarios de Texas, pero no se conoció ninguna exposición al sarampión en su estado. «Vamos a seguir esto muy de cerca», afirmó Nott.

Se informaron dos casos de sarampión a principios de enero en el área de Houston, pero Holbrooks indicó que los casos del oeste de Texas no parecen estar conectados.

El sarampión es un virus altamente contagioso que puede sobrevivir en el aire hasta por dos horas. Hasta nueve de cada diez personas susceptibles contraerán el virus si están expuestas, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.

Antes de que se introdujera la vacuna en 1963, Estados Unidos registraba entre tres millones y cuatro millones de casos por año. Ahora, generalmente son menos de 200 en un año normal.

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Claves para entender la polarización rumbo al balotaje presidencial de Ecuador

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El miedo, el recuerdo de épocas mejores y el hastío de las fórmulas desgastadas movieron a los electores hacia dos fuerzas opuestas, pero nadie pensó que terminaría en un cerrado empate.

El presidente Daniel Noboa y la izquierdista Luisa González, delfina de Correa (2007-2017), tendrán su revancha en el balotaje del 13 de abril, con un desenlace incierto.

«Yo sé que ninguno de ellos me representa (…) pero he votado nulo las últimas elecciones. Ya me cansé de las tibiezas», dijo a la AFP Diana Vega, comerciante de 38 años en Quito.

Para el politólogo Santiago Cahuasquí «es la primera vez» en 50 años que Ecuador «asiste a un nivel extremo de polarización».

¿Cómo explicar la división que reina en la pequeña nación de 18 millones de habitantes?

¿Quién ganó, quién perdió?

A cuatro puntos de terminar el escrutinio, Noboa (44,15%) supera por muy poco a González (43,95%).

Con esa diferencia de menos de un punto porcentual, «sale fortalecido el correísmo», que por primera vez supera su techo electoral de unos 33 puntos, dice el analista Leonardo Laso.

El golpe es claro para el presidente, que había cantado su reelección en primera vuelta.

Aunque en redes sociales Noboa es un popular joven dinámico, visto como un «rambo» contra el crimen, en la vida real su talante recio le pasó factura.

«Carece de empatía (…) es un tipo muy frío, muy escueto, muy parco, no concede entrevistas, no interacciona con la gente, difícilmente sonríe», describe Laso.

En las calles, algunos admiten haber votado por primera vez por el correísmo desencantados del jefe de Estado, por ejemplo, debido a la crisis eléctrica que golpeó al país el año pasado por una prolongada sequía.

«La última parte de mi embarazo la pasé con apagones de hasta 14 horas, fue todo un martirio, viví un infierno», dice en el puerto de Guayaquil (suroeste) Yadira Sarmientos.

Campaña sucia

Expertos auguran una campaña visceral para el balotaje.

«La estrategia de ambos candidatos (…) va a ahondar en la polarización», prevé Cahuasquí, de la Universidad Internacional SEK.

La desinformación promete seguir tensando la campaña al ritmo de sofisticados ataques para enlodar a uno y otro candidato con ayuda de la inteligencia artificial.

Los correístas ya estaban curtidos en «campañas negativas» de polarización, pero Noboa cometió el «error trascendental» de seguir el mismo juego, según Laso.

«Al pueblo no le interesa tanto la política ni quien gane, sino que trabaje por nosotros», dice Rodolfo Intriago, un comerciante de zapatos en el centro de guayaquileño.

Le preocupa la guerra que se instala en su cotidianidad por el narcotráfico: asesinatos, secuestros, robos, extorsiones. «A algunos compañeros no los dejan trabajar, peor vivir», cuenta Intriago a la AFP.

Ecuador dejó atrás su reputación de ejemplo de paz en una región convulsa. Hoy los carteles con tentáculos internacionales dejan una tasa de homicidios a 38 por cada 100.000 habitantes. En 2023 se registró el récord de 47.

La paradoja de la mano dura

Noboa amasó apoyos mostrándose como un presidente de chaleco antibalas, trepado en tanquetas y al frente de espectaculares cacerías contra el narco.

Pero perdió las elecciones en las regiones más intervenidas y donde la política de mano de hierro es el pan de cada día.

En las provincias costeras golpeadas también por la pobreza, el correísmo se impuso con un discurso de «justicia social».

«El presidente ha hecho más golpes de efecto que políticas estructurales (…) ganaba en las redes», pero en la gente vive profundas necesidades, dice Laso.

Cahuasquí coincide: «Esa sociedad excluida por la marginalidad ha reaccionado» en las urnas.

Voto a voto

Ante un escenario tan cerrado cualquier apoyo cuenta.

El líder indígena Leonidas Iza (5,30%) y la joven anticorreísta Andrea González Nader (2,70%) empiezan a cotizarse tras haber alcanzado el tercer y cuarto puesto en la contienda.

Iza, de izquierda, lidera una poderosa fuerza de pueblos originarios, clave para la gobernabilidad de cualquier presidente.

Hijo de un magnate bananero, el millonario Noboa tendrá más difícil seducir a esa base electoral distanciada de sus intereses.

El movimiento indígena es un sector al que la clase alta tiende a «ver arriba del hombro, le ve con cierto nivel de racismo, de clasismo», dice Laso.

En cambio, acercarse a los electores que respaldaron a González Nader será más sencillo para Noboa, añadió.

«Van a tener ambos candidatos que extremar las estrategias para capturar ese voto» indeciso, afirma de su lado Cahuasquí.

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