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ENTREGA ESPECIAL

Creador de pruebas para detectar el COVID-19 asegura: «Es inmoral vender test a precios tan altos cuando su precio no asciende ni a los $7:00»

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Desde este pasado lunes 22 de junio, el Ministerio de Salud autorizó a los laboratorios y hospitales privados a hacer la prueba PCR (por sus siglas en inglés: Reacción en Cadena de la Polimerasa) para detectar el covid-19.

La prueba que ha sido autorizada para el Sistema Nacional Integrado de Salud es la PCR ya que las pruebas rápidas, «hoy por hoy, solo se puede hacer si los pacientes son sintomáticos», explicó el ministro Francisco Alabi.

En cuanto a los costos, el ministro aseguró que todavía no estaba claro qué precio tendría que pagar una persona para realizarse una prueba de COVID-19; y que serían las clínicas privadas las que iban a decidir ese aspecto; teniendo en cuenta a la hora de fijar un precio que el país atraviesa una pandemia. 

Sin embargo, la petición del ministro no fue tomada en cuenta por muchos hospitales y laboratorios privados de El Salvador, ya que desde su autorización comenzaron a vender las pruebas para detectar el COVID-19 hasta en más de $300.00, una verdadera desconsideración, cuando su mismo creador ha dicho que el test tendría que costar entre $7.00 y $12.00, incluyendo el costo de laboratorio, no más.

Sobre su fundador

Olfert Landt, fundador de TIB Molbiol Syntheselabor GmbH, una pequeña empresa en Berlín que produce kits de testeo PCR, con los que los laboratorios detectan el nuevo Covid-19 en una persona, con un 100% de resultados confiables. Landt fue de los primeros en desarrollar un protocolo de testeo que sirvió de base para los primeros 250,000 kits de diagnóstico que la Organización Mundial de la Salud distribuyó gratis a varios países.

El bioquímico siguió muy de cerca el brote en China a principios de enero. Su investigación le llevó a la conclusión que el virus podía llegar a viajar de manera rápida y provocar una situación igual ala de Wuhan, en China.

Las pruebas masivas que realiza Alemania, unas 500.000 a la semana, así como el rastreo de posibles contagios, son la piedra angular de la estrategia del país europeo para contener el virus. Se aplican a amplios grupos de la población, todo aquél que tiene síntomas de gripe, que ha tenido contacto con algún infectado o tenga la pura sospecha de haber contraído el virus. También se testea frecuentemente al personal sanitario en hospitales, laboratorios y consultorios médicos.

Landt considera que los gobiernos no reaccionaron a tiempo y ni tomaron las medidas necesarias para prevenir el esparcimiento del Covid-19, «Se puede poner así: o la vida o el dinero, como en un asalto. Un político tiene que sopesar los daños sanitarios y económicos y tomar decisiones. Si desde un inicio se le hubiera dicho a Lufthansa que no podía volar a China, probablemente la línea aérea hubiera respondido con una demanda por compensación de daños. Al final hubo un cierre parcial de la economía, así que se puede decir que la decisión tuvo lugar una o dos semanas demasiado tarde», señaló el experto a una cadena internacional.

El bioquímico señalo que la prueba no es costosa y que con todo el material necesario asciende a unos 6 euros ( 6.73 dólar estadounidense) incluyendo el costo de laboratorio no debería de costar más de 10 euros ( 11.22 dólar estadounidense). . «Que la prueba se venda en algún lugar en 100 euros, significa que alguien se está embolsando los 90 euros restantes», afirma Landt, y exhorta, sobre todo en países como México, en donde una prueba oscila entre los 100 y 300 dólares, a buscar un consenso entre laboratorios, proveedores y autoridades sanitarias para establecer un tope al precio.

«Es inmoral vender una prueba para detectar el Covid-19 en 100 dólares. Están explotando la escasez y el miedo de la gente». El fundador de TIB Molbiol.

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Ella es Rute Cardoso, la esposa del futbolista Diogo Jota y madre de sus tres hijos: así fue su historia de amor

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Rute Cardoso, esposa del futbolista portugués Diogo Jota y madre de sus tres hijos, ha sido una figura clave en la vida del jugador del Liverpool, con quien compartió más de una década de relación. La pareja comenzó su historia de amor en 2013, cuando ambos eran estudiantes en Portugal, y desde entonces construyeron una sólida relación basada en el apoyo mutuo.

En 2017, Rute se trasladó con Jota a Inglaterra tras su fichaje por el Wolverhampton Wanderers, acompañándolo en su carrera profesional. Tras nueve años de relación, el futbolista le propuso matrimonio en 2022 y, finalmente, se casaron en junio de 2025, apenas unas semanas antes de la tragedia que acabó con su vida.

La pareja ya había formado una familia: su primer hijo nació en 2021, el segundo en 2023 y una hija en noviembre de 2024. A pesar de sus compromisos deportivos, Diogo Jota se destacó por su dedicación como padre y esposo. En una de sus últimas publicaciones, compartió un video con imágenes de su boda, acompañado por el mensaje: “Un día que nunca olvidaremos”.

El futbolista falleció este jueves 3 de julio, a los 28 años, en un accidente de tránsito ocurrido en la provincia de Zamora, España, donde también perdió la vida su hermano menor, André Silva. La noticia ha conmocionado al mundo del deporte y ha dejado un vacío profundo en su familia y seguidores.

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FOTOS | Se cumplen 17 años de la tragedia de la Málaga que cobró la vida de 32 personas de la iglesia Elim

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Este 3 de julio se conmemoran 17 años de una de las tragedias más dolorosas provocadas por la naturaleza en la historia reciente de El Salvador: el arrastre de un autobús por la repunta del río Arenal de Monserrat, en las cercanías de la colonia La Málaga, que dejó 32 víctimas mortales.

El suceso ocurrió la noche del jueves 3 de julio de 2008, cuando un autobús con 33 miembros de la Iglesia Misión Cristiana Elim retornaba a sus hogares tras una actividad religiosa. Cerca de las 8:00 p. m., la repentina crecida del río alcanzó al vehículo, provocando que el motor se apagara y quedara a merced de la corriente.

En el bus viajaban niños, mujeres y adultos mayores. En medio del caos, dos jóvenes intentaron escapar trepando al techo del autobús, pero solo uno de ellos, Fabricio Montoya, logró sobrevivir gracias a un lazo que un vecino le lanzó desde un punto seguro.

El resto de los ocupantes fueron arrastrados por la fuerte corriente. El primer día solo se recuperaron la mitad de los cuerpos, mientras que las demás víctimas fueron encontradas en los días siguientes, en distintos puntos a lo largo del cauce del río y sus afluentes.

La tragedia de La Málaga se convirtió en un símbolo del riesgo que representan las lluvias intensas para comunidades asentadas cerca de ríos y quebradas. Años después, sigue siendo un recordatorio de la importancia de la prevención y la respuesta rápida ante emergencias de origen natural.

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15 años del horror en Mejicanos: la masacre del microbús que marcó a El Salvador

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Foto: Cortesía

Este 20 de junio se cumplen 15 años de la masacre del microbús en Mejicanos, uno de los ataques más atroces perpetrados por las pandillas en la historia moderna de El Salvador. En la tarde de 2010, miembros de la Mara 18 secuestraron la ruta 47, la desviaron hacia la colonia Jardín, dispararon contra los pasajeros y luego incendiaron el vehículo con gasolina, dejando a decenas atrapados.

Carlos Oswaldo Alvarado, uno de los pandilleros que incendió el microbús de la ruta 47 para vengar el asesinato de uno de sus hermanos, fue condenado a 410 años de prisión, en marzo de 2016. Foto EDH/ Archivo

La tarde se tiñó de horror: al menos 17 personas murieron calcinadas, 15 quedaron heridas —muchas con quemaduras severas de tercer grado— y otras huyeron baleadas mientras intentaban escapar. Testimonios desgarradores narran el sacrificio de madres intentando salvar a sus hijos, solo para que los agresores les dispararan impunemente .

En septiembre de 2013, el pandillero Gustavo Ernesto López Huezo fue condenado a 66 años por ser el autor intelectual de la quema del microbús con 17 personas adentro. Foto EDH/ Archivo

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El presidente de entonces, Mauricio Funes, calificó los hechos como “terrorismo puro” y subrayó la necesidad de reforzar la seguridad nacional. Las autoridades apresaron a ocho pandilleros, incluido el autor intelectual, y tras largos juicios fueron condenados a penas mayores de 66 a 400 años de cárcel.

Foto: Cortesía

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Este ataque no ocurrió en el vacío, sino dentro de un ciclo de violencia entre pandillas —Mara 18 y MS‑13— que marcó a El Salvador desde los años 90, cuando esos grupos se afianzaron tras la guerra civil y las deportaciones desde Estados Unidos.

Foto: Cortesía

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En los últimos 30 años, las pandillas han dejado una enorme huella de dolor: se estima que entre 1992 y 2022, El Salvador sufrió cientos de miles de asesinatos violentos, muchos directamente relacionados con estas estructuras criminales. La tasa de homicidios alcanzó un pico de más de 140 por cada 100 000 habitantes en 1995 y luego un segundo pico en 2015 con 105 por cada 100 000, sumando alrededor de 7 977 y 6 656 homicidios en esos años, respectivamente.

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Desde 2019, bajo la gestión de Nayib Bukele con el Plan de Control Territorial y regímenes de excepción, las cifras de homicidios se desplomaron: de 52 por 100 000 en 2018 a menos de 8 en 2022, y un récord histórico de 114 homicidios totales en 2024 (1.9 por 100 000), el menor nivel desde los Acuerdos de Paz.

Sin embargo, el contraste entre la actualidad y aquel pasado atroz no debe ocultar que la violencia estructural persiste. La imposición de Estados de excepción ha implicado arrestos masivos (más de 78 000 sospechosos detenidos entre 2022 y 2024), y ha habido denuncias por derechos humanos . La derrota visible de las pandillas plantea ahora el desafío de una seguridad sostenible y respetuosa del Estado de Derecho.

Hoy, la conciencia social exige recordar el horror de Mejicanos no como un capítulo aislado, sino como una advertencia: sin inversión en educación, reconciliación comunitaria y oportunidades, la estructura delincuencial podría resurgir. El dolor de aquellas familias –en algunos casos apelando al perdón, en otros pidiendo justicia– vive en nuestra memoria colectiva .

A 15 años, las heridas siguen abiertas. Los rostros de los 17 muertos y de sus seres cercanos piden nuevas generaciones de salvadoreños que no se acostumbren a un ambiente de miedo. La esperanza radica en un país que vea la seguridad no solo como la ausencia de violencia, sino como la presencia de oportunidades para todos.

Que este aniversario renueve el compromiso: no solo con la memoria, sino con una sociedad que impida que hechos iguales o peores vuelvan a repetirse.

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