Tecnología
Rusia comienza la producción en serie de un nuevo modelo de coches eléctricos

Foto: Cortesía
La empresa rusa Motorinvest, con sede en la ciudad de Lípetsk, comenzó el miércoles la producción en serie de vehículos eléctricos bajo la marca Evolute. El fabricante tiene programado producir 2.000 coches hasta fin de este año, informa el Ministerio de Industria y Comercio de Rusia.
La primera unidad en salir de la línea de ensamblaje fue un sedán Evolute I-Pro, que tiene una batería con una capacidad de 53 kW y una autonomía de 420 kilómetros. Este modelo cuenta con un motor eléctrico con una potencia de 150 CV y un torque de 260 Nm.
Los distribuidores oficiales comenzarán a aceptar pedidos de este vehículo eléctrico en octubre próximo.
«Después de la salida de varios fabricantes extranjeros, la industria automotriz rusa está pasando por un ‘reinicio’ completo», comentó el ministro de Industria ruso, Denís Mánturov, quien señaló que la tarea de abastecer el mercado nacional con esta clase de automóviles se efectuará con apoyo del Estado. En este sentido, «los coches Evolute se suman al programa del Ministerio de Industria y Comercio de préstamos preferenciales para vehículos» y contarán con un mayor descuento, del 35 %.

Los autobuses eléctricos de otro fabricante ruso, Trolza, con sede en la provincia de Sarátov, ya han tenido éxito en América Latina desde hace años.
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Científicos húngaros crean un tetraedro único que podría revolucionar el aterrizaje de naves espaciales

Investigadores de la Universidad de Tecnología y Economía de Budapest, junto con la Red de Investigación Húngara y expertos internacionales, presentaron este miércoles un objeto geométrico innovador que podría inspirar nuevas tecnologías para el aterrizaje de sondas espaciales.
Se trata de un tetraedro especialmente diseñado, denominado “Bille”, que posee una propiedad física excepcional: sin importar cómo se coloque sobre una superficie plana, siempre vuelve a reposar sobre la misma cara. Este comportamiento es similar al de un juguete tentetieso y confirma una hipótesis matemática planteada en 1984 por el matemático británico John Conway, que hasta ahora no se había logrado materializar.
El proyecto estuvo liderado por el estudiante húngaro de arquitectura Gergo Almadi y el profesor Gabor Domokos, matemático y codescubridor del “Gömböc”, un cuerpo geométrico con un único punto de equilibrio. El equipo contó además con la colaboración del profesor Robert Dawson, de la Universidad Saint Mary’s en Canadá.
El tetraedro “Bille” fue construido con tubos ultraligeros de fibra de carbono y un núcleo de carburo de tungsteno para lograr el desequilibrio de masa necesario para su funcionamiento. Durante la presentación, los investigadores demostraron en vivo la capacidad del objeto para enderezarse automáticamente tras ser colocado de cualquier forma.
Domokos destacó que este avance “es mucho más que una curiosidad matemática”, ya que sus principios podrían facilitar el diseño de sondas espaciales que recuperen de forma natural una posición vertical tras aterrizar, evitando incidentes como la volcadura de sondas lunares recientes de Japón y Estados Unidos.
“A diferencia de las pruebas teóricas, este modelo funciona en el mundo real. Y eso es lo que lo hace realmente valioso”, concluyó el científico.
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China desarrolla microdron del tamaño de un mosquito para misiones de espionaje

China ha revelado un nuevo avance en tecnología militar que podría transformar el espionaje a nivel global: un microdron con apariencia de mosquito, diseñado para infiltraciones discretas en entornos sensibles.
El prototipo fue desarrollado por la Universidad Nacional de Tecnología de la Defensa (NUDT) y presentado en un reportaje del canal militar chino CCTV-7. Uno de los estudiantes del equipo, Liang Hexiang, explicó que el dispositivo busca operar sin ser detectado, replicando el comportamiento y la forma de un insecto real.
El dron cuenta con un cuerpo delgado, tres patas diminutas y dos alas semitranslúcidas, lo que le permite camuflarse en entornos hostiles e incluso ocultarse en la palma de una mano. Su diseño apunta a labores de inteligencia donde la discreción es esencial.
Además del modelo tipo mosquito, el equipo también mostró otros microdrones, incluyendo uno con cuatro alas batientes que puede ser controlado desde un teléfono móvil, optimizado para operar en espacios reducidos.
Los ingenieros detrás del proyecto señalaron que el principal reto tecnológico radica en la miniaturización de componentes clave como sensores, sistemas de navegación, comunicaciones y especialmente las baterías, que deben ser lo suficientemente pequeñas y potentes para garantizar la operatividad del dron sin comprometer sus funciones críticas.
Este desarrollo refuerza el interés de China en la inteligencia artificial y la robótica aplicada al ámbito militar, generando expectativas —y preocupaciones— en la comunidad internacional sobre sus posibles usos.