El barco, de bandera panameña, fue interceptado el martes por la policía española a 500 millas náuticas (920 kilómetros) al oeste de las Canarias, un archipiélago situado frente a las costas del noroeste de África, informó el ministerio del Interior en un comunicado.

La policía, apoyada por un barco de la Armada española, encontró a bordo «cien fardos de cocaína de unos 40 kilos cada uno», lo que hace un total de cuatro toneladas.

Los quince miembros de la tripulación fueron detenidos, según el comunicado.

Según el ministerio español, la operación se inició a partir de una información de la Agencia Antidroga estadounidense (DEA), que advirtió a principios de noviembre de que una organización criminal se disponía a transferir «una gran cantidad de cocaína entre dos buques en alta mar».

En octubre, las autoridades españolas ya se incautaron de cuatro toneladas de cocaína en las islas Canarias, en un barco de pabellón de Tanzania. Esta incautación se realizó en el marco de una operación conjunta de las aduanas francesas y españolas.

La misma cantidad de cocaína (cuatro toneladas) se descubrió también en febrero, de nuevo en las Canarias, esta vez a bordo de una pequeña embarcación semirrígida. Sus cuatro ocupantes, un español, un marroquí, un moldavo y un rumano, fueron detenidos.

El 14 de octubre también se descubrieron 13 toneladas de cocaína en el puerto de Algeciras, en Andalucía (sur), ocultas en un contenedor entre plátanos. Este decomiso fue calificado por las autoridades como «la mayor incautación de la historia del narcotráfico» en el país.

España es uno de los principales puntos de entrada de la cocaína en Europa, por sus vínculos con América Latina, donde se produce, pero también por su situación geográfica.

China cuenta con 554.000 autobuses de nueva energía, lo que representa el 81,2 por ciento de su flota total de autobuses, según el Ministerio de Transporte.

La cifra fue dada a conocer el jueves durante una conferencia de trabajo sobre transporte urbano celebrada en Hangzhou, capital de la provincia de Zhejiang. Hasta la fecha, el país tiene cerca de 80.000 líneas de autobuses públicos, con una longitud de ruta acumulada de más de 1,7 millones de kilómetros.

Mientras tanto, los carriles exclusivos para autobuses superan los 20.000 kilómetros. Actualmente, operan en 54 ciudades chinas 313 líneas de tránsito ferroviario urbano, con un kilometraje operativo de 10.455 kilómetros, de acuerdo con la cartera.

El presidente de la región de Valencia, el conservador Carlos Mazón, reconoció este viernes que se produjeron «fallos» en la gestión de las riadas que dejaron 216 muertos en esta zona de España el 29 de octubre y pidió «disculpas».

«No voy a negar fallos» y «no voy a eludir ninguna responsabilidad», dijo Mazón cuya gestión en las horas previas y posteriores le valieron críticas y dieron pie a un cruce de reproches con el Gobierno central del socialista Pedro Sánchez.

«Como presidente (…) quiero pedir disculpas» a quienes «sintieron» que «la ayuda no llegaba o no era bastante», dijo Mazón en una comparecencia ante las Cortes valencianas, a cuyas puertas se manifestaron un centenar de personas gritándoles «¡asesino!», «¡mentiroso!» y «¡Mazón, dimisión!».

«Es legítimo preguntarse si en general el sistema respondió como creíamos que debía responder y, para esto último, señoras y señores diputados, sí tengo la primera respuesta: no lo hizo», afirmó el presidente valenciano.

«La información que se tiene ese día es fragmentada, inexacta y tardía», añadió, ahondando en los fallos del sistema, en una alusión velada a organismos que dependen del Gobierno central, como la agencia meteorológica o la organización que vigila los caudales del río Júcar.

«Nuestros sistemas de detección y alerta tienen grietas», sentenció.

Reproches cruzados Valencia-Madrid

El sábado, más de 100.000 personas se manifestaron en las calles de la ciudad de Valencia contra la gestión hecha por las autoridades y el 3 de noviembre los vecinos recibieron con bolas de barro y gritos a Sánchez, Mazón y los reyes Felipe VI y Letizia.

En el caso de Mazón, se le reprocha además haber estado desaparecido durante varias horas críticas el día del desastre a partir del mediodía, cuando ya empezaba a llover y el comité de emergencia le esperaba.

A la repetida demanda de explicaciones sobre su ausencia, admitió finalmente que había estado almorzando con una periodista para ofrecerle la dirección de la televisión regional.

Pese a que existe la posibilidad de avisar por el celular a toda la población de que se ponga a resguardo, no se hizo, y la máxima responsable de emergencias de la región, Salomé Pradas, llegó a admitir que ignoraba que existiese esa posibilidad.

Cuando finalmente los teléfonos de los valencianos empezaron a emitir el pitido estridente de la alarma, muchos de ellos tenían ya el agua al cuello.

Las competencias en la gestión de catástrofes corresponden en España a las administraciones regionales, pero el Gobierno central puede poner medios e incluso asumir la gestión en un caso extremo.

Y de ahí provienen las acusaciones de inacción y «mala fe» formuladas por la oposición contra el Gobierno central, del que se sugiere que se sentó a ver cómo naufragaba el Ejecutivo valenciano en manos del PP por cálculos políticos.