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ENTREGA ESPECIAL

Nicaragua toma de ejemplo las medidas del presidente Bukele para contrarrestar contagio del coronavirus, ante negligencia del gobierno sandinista al enfrentar la pandemia

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Médicos nicaragüenses hacen lo imposible por brindar pronta atención a contagiados de COVID-19

La falta de medidas preventivas en las que incurre el gobierno sandinista de Nicaragua en sus directrices en el campo sanitario ha generado molestias en sus ciudadanos y críticas desde de la comunidad internacional sobre la poco a nada prevención del contagio de coronavirus.

Ante tal negligencia, la mayoría de la población nicaragüense ha decidido tomar autocuarentena, tomando como ejemplo prioritario las medidas de emergencia del gobierno salvadoreño administrado por el presidente, Nayib Bukele ante el COVID-19.

El virus ya ha provocado cuatro contagios en ese país, un muerto, y más de una docena de casos sospechosos y la pandemia no es al perecer prioridad para el presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidentaRosario Murillo, quienes manejan la epidemia con total hermetismo y se niega a declarar cuarentena, cerrar fronteras o suspender el ciclo lectivo del país.

Ante tal situación, los profesionales y esposos nicaragüenses decidieron una cuarentena voluntaria. Desde hace más de una semana, el matrimonio apenas ha salido una vez de su casa, ubicada en el departamento de Rivas al sur del país, para comprar alimentos y disminuir el riesgo de contagio. Como ellos, pobladores de las principales ciudades de Nicaragua han desoído la propaganda gubernamental que insiste “que todo está normal”, según un artículo hace constar un artículo de la cadena Univision.

Aparte de la cuarentena voluntaria asumida por los ciudadanos, padres de familia han dejado de enviar a sus hijos a clases, y algunos colegios privados lograron doblarle el brazo al Ministerio de Educación (Mined) para impartir clases a distancia, mientras la asistencia en escuelas públicas y universidades es rala. Los restaurantes que no han cerrado ofrecen servicios a domicilio gratis o han bajado los precios. En tanto, los supermercados racionan suministros de primera necesidad para evitar desabastecimiento.

Caso contrario al El Salvador donde el presidente Bukele desde el acecho de la pandemia a Centroamérica cerro bares, lugares de esparcimiento, ciertas empras y decretó cuarentena domiciliar obligatoria por 30 días en todo país y brindado con ello, un bono por $300 a 1.5 millones de personas afectas en el tiempo de resguardo, todo para bajar así los índices de contagio en la medida de lo posible.

Hasta el momento en El Salvador solo se reportan 24 casos de COVID-19, número manejable hasta el momento por las autoridades de salud pública, pues el mismo mandatario ha declarado en reiteradas ocasiones que el sistema de salud es “precario” y no pueden darse el lujo de que COVID-19 avance hasta llevar al colapso los centros hospitalarios y de atención ante tal emergencia.

“Nos sentimos como que @nayibbukele fuera el Presidente de #Nicaragua, porque todos seguimos sus recomendaciones, porque aquí Daniel Ortega no da la cara, solo su mujer da la cara para hablar estupideces, en los hospitales no hay atención para los sospechosos de tener coronavirus”, tuiteó el usuario @cordobanica.

Una ciudadana nicaragüense identificada como Lissette Ramírez expresó: “Gracias Presidente @nayibbukele, desde #Nicaragua, seguiremos su estrategia para protegernos del coronavirus, usted ha sido más eficiente que el Ortega y la OPS (Organización Panamericana de la Salud)”.

Ante la ausencia de Ortega en medio de la epidemia y para contrarrestar las campañas sandinistas que recomiendan seguir con las actividades normales, los ciudadanos hicieron viral en las redes sociales la frase burlesca: “Sé como Ortega, quédate en casa”, una forma sarcástica hacia su mandatario.  

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ENTREGA ESPECIAL

Ella es Rute Cardoso, la esposa del futbolista Diogo Jota y madre de sus tres hijos: así fue su historia de amor

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Rute Cardoso, esposa del futbolista portugués Diogo Jota y madre de sus tres hijos, ha sido una figura clave en la vida del jugador del Liverpool, con quien compartió más de una década de relación. La pareja comenzó su historia de amor en 2013, cuando ambos eran estudiantes en Portugal, y desde entonces construyeron una sólida relación basada en el apoyo mutuo.

En 2017, Rute se trasladó con Jota a Inglaterra tras su fichaje por el Wolverhampton Wanderers, acompañándolo en su carrera profesional. Tras nueve años de relación, el futbolista le propuso matrimonio en 2022 y, finalmente, se casaron en junio de 2025, apenas unas semanas antes de la tragedia que acabó con su vida.

La pareja ya había formado una familia: su primer hijo nació en 2021, el segundo en 2023 y una hija en noviembre de 2024. A pesar de sus compromisos deportivos, Diogo Jota se destacó por su dedicación como padre y esposo. En una de sus últimas publicaciones, compartió un video con imágenes de su boda, acompañado por el mensaje: “Un día que nunca olvidaremos”.

El futbolista falleció este jueves 3 de julio, a los 28 años, en un accidente de tránsito ocurrido en la provincia de Zamora, España, donde también perdió la vida su hermano menor, André Silva. La noticia ha conmocionado al mundo del deporte y ha dejado un vacío profundo en su familia y seguidores.

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FOTOS | Se cumplen 17 años de la tragedia de la Málaga que cobró la vida de 32 personas de la iglesia Elim

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Este 3 de julio se conmemoran 17 años de una de las tragedias más dolorosas provocadas por la naturaleza en la historia reciente de El Salvador: el arrastre de un autobús por la repunta del río Arenal de Monserrat, en las cercanías de la colonia La Málaga, que dejó 32 víctimas mortales.

El suceso ocurrió la noche del jueves 3 de julio de 2008, cuando un autobús con 33 miembros de la Iglesia Misión Cristiana Elim retornaba a sus hogares tras una actividad religiosa. Cerca de las 8:00 p. m., la repentina crecida del río alcanzó al vehículo, provocando que el motor se apagara y quedara a merced de la corriente.

En el bus viajaban niños, mujeres y adultos mayores. En medio del caos, dos jóvenes intentaron escapar trepando al techo del autobús, pero solo uno de ellos, Fabricio Montoya, logró sobrevivir gracias a un lazo que un vecino le lanzó desde un punto seguro.

El resto de los ocupantes fueron arrastrados por la fuerte corriente. El primer día solo se recuperaron la mitad de los cuerpos, mientras que las demás víctimas fueron encontradas en los días siguientes, en distintos puntos a lo largo del cauce del río y sus afluentes.

La tragedia de La Málaga se convirtió en un símbolo del riesgo que representan las lluvias intensas para comunidades asentadas cerca de ríos y quebradas. Años después, sigue siendo un recordatorio de la importancia de la prevención y la respuesta rápida ante emergencias de origen natural.

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15 años del horror en Mejicanos: la masacre del microbús que marcó a El Salvador

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Foto: Cortesía

Este 20 de junio se cumplen 15 años de la masacre del microbús en Mejicanos, uno de los ataques más atroces perpetrados por las pandillas en la historia moderna de El Salvador. En la tarde de 2010, miembros de la Mara 18 secuestraron la ruta 47, la desviaron hacia la colonia Jardín, dispararon contra los pasajeros y luego incendiaron el vehículo con gasolina, dejando a decenas atrapados.

Carlos Oswaldo Alvarado, uno de los pandilleros que incendió el microbús de la ruta 47 para vengar el asesinato de uno de sus hermanos, fue condenado a 410 años de prisión, en marzo de 2016. Foto EDH/ Archivo

La tarde se tiñó de horror: al menos 17 personas murieron calcinadas, 15 quedaron heridas —muchas con quemaduras severas de tercer grado— y otras huyeron baleadas mientras intentaban escapar. Testimonios desgarradores narran el sacrificio de madres intentando salvar a sus hijos, solo para que los agresores les dispararan impunemente .

En septiembre de 2013, el pandillero Gustavo Ernesto López Huezo fue condenado a 66 años por ser el autor intelectual de la quema del microbús con 17 personas adentro. Foto EDH/ Archivo

Foto: Cortesía

El presidente de entonces, Mauricio Funes, calificó los hechos como “terrorismo puro” y subrayó la necesidad de reforzar la seguridad nacional. Las autoridades apresaron a ocho pandilleros, incluido el autor intelectual, y tras largos juicios fueron condenados a penas mayores de 66 a 400 años de cárcel.

Foto: Cortesía

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Foto: Cortesía

Este ataque no ocurrió en el vacío, sino dentro de un ciclo de violencia entre pandillas —Mara 18 y MS‑13— que marcó a El Salvador desde los años 90, cuando esos grupos se afianzaron tras la guerra civil y las deportaciones desde Estados Unidos.

Foto: Cortesía

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En los últimos 30 años, las pandillas han dejado una enorme huella de dolor: se estima que entre 1992 y 2022, El Salvador sufrió cientos de miles de asesinatos violentos, muchos directamente relacionados con estas estructuras criminales. La tasa de homicidios alcanzó un pico de más de 140 por cada 100 000 habitantes en 1995 y luego un segundo pico en 2015 con 105 por cada 100 000, sumando alrededor de 7 977 y 6 656 homicidios en esos años, respectivamente.

Foto: Cortesía

Desde 2019, bajo la gestión de Nayib Bukele con el Plan de Control Territorial y regímenes de excepción, las cifras de homicidios se desplomaron: de 52 por 100 000 en 2018 a menos de 8 en 2022, y un récord histórico de 114 homicidios totales en 2024 (1.9 por 100 000), el menor nivel desde los Acuerdos de Paz.

Sin embargo, el contraste entre la actualidad y aquel pasado atroz no debe ocultar que la violencia estructural persiste. La imposición de Estados de excepción ha implicado arrestos masivos (más de 78 000 sospechosos detenidos entre 2022 y 2024), y ha habido denuncias por derechos humanos . La derrota visible de las pandillas plantea ahora el desafío de una seguridad sostenible y respetuosa del Estado de Derecho.

Hoy, la conciencia social exige recordar el horror de Mejicanos no como un capítulo aislado, sino como una advertencia: sin inversión en educación, reconciliación comunitaria y oportunidades, la estructura delincuencial podría resurgir. El dolor de aquellas familias –en algunos casos apelando al perdón, en otros pidiendo justicia– vive en nuestra memoria colectiva .

A 15 años, las heridas siguen abiertas. Los rostros de los 17 muertos y de sus seres cercanos piden nuevas generaciones de salvadoreños que no se acostumbren a un ambiente de miedo. La esperanza radica en un país que vea la seguridad no solo como la ausencia de violencia, sino como la presencia de oportunidades para todos.

Que este aniversario renueve el compromiso: no solo con la memoria, sino con una sociedad que impida que hechos iguales o peores vuelvan a repetirse.

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