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Vende dibujos para que su mami no salga y se enferme de COVID-19
Samuel es un niño que se sienta a dibujar y vende sus obras para que su madre no tenga que salir a trabajar; con esto, el menor la protege de contagiarse de coronavirus.
El jovencito vendió un dibujo por un dólar y es un esfuerzo que comenzó con un tuit mediante una cuenta creada a espaldas de su mamá, con la esperanza de ganar un poco de dinero y darle a su familia un respiro de los desafíos económicos que enfrentan.
“Hola, soy Samuel: vendo mis dibujos a un dólar para ayudar a mi mamá con mi dieta, comprarle una casa o una bodega para que no trabaje en la calle y se enferme de COVID-19”, tuiteó junto con las fotos de 4 dibujos.
Su tuit se volvió viral y desde una mesa con un mantel tejido, colocada entre un sofá gastado y un refri oxidado, dibujó y vendió decenas de ilustraciones.
“La verdad yo no sabía que iba a dibujar así, pero ha pasado el tiempo y he logrado pintar de verdad”, dijo Samuel de 14 años.
El menor mostró con orgullo su dibujo terminado de Goku, un personaje de la serie animada japonesa Dragon Ball. Samuel, su madre y 2 hermanos viven en Venezuela.
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«Por favor, ayúdeme»: La dolorosa grabación de una mujer que habló al 911 antes de morir con su hija en el desierto de EE.UU.
Una mujer colombiana y su hija fallecieron cuando intentaban cruzar por el desierto del estado de Arizona (al sur de EE.UU.) para reencontrarse con el padre de familia. El hijo menor que las acompañaba fue testigo del fallecimiento de su madre y su hermana.
Los servicios de emergencia recibieron la llamada de auxilio de Claudia Marcela Pineda, quien se encontraba con su hija, de once años, y su hijo, de dos, en medio de las condiciones extremas del desierto de Arizona, en el sur del EE.UU., muy cerca de la frontera con México.
«Por favor, ayúdeme», se escucha decir a Pineda en la llamada telefónica que fue difundida por Telemundo. El operador del servicio de emergencias le pregunta a la mujer si está con más personas, a lo que ella responde que con «dos niños».
En seguida, Pineda comenta desesperada: «Por favor, ayúdeme, me voy a desmayar». El audio se ve interrumpido por la voz de la niña, quien al borde del llanto, dice: «Mami, tengo hambre».
El operador del 911 le pregunta a la mujer colombiana si tiene WhatsApp, y cuando ella le responde de manera afirmativa, el hombre le pide que comparta sus coordenadas geográficas vía mensaje de texto.
Fallecimientos
Eso fue lo último que se supo de la familia Pineda, hasta que oficiales de la Patrulla Fronteriza del condado de Yuma encontraron los cuerpos de la mujer y su hija, mientras que rescataron con vida a un niño que sufría de agotamiento por el calor.
Los hechos habrían ocurrido el pasado jueves 26 de agosto, cuando las autoridades estadounidenses notificaron al Consulado colombiano de Los Ángeles (California) sobre el hallazgo de dos cuerpos sin vida en el área desértica de Levee Road y County.
El viernes 27, la Cancillería colombiana notificó sobre el hecho, detallando que el niño fue rescatado con vida y había sido puesto en custodia en un centro de menores hasta que se definiese su situación legal.
Solo su hijo «se salvó»
El padre de familia Hugo Pinzón lamentó entre lágrimas que su mujer «venía buscando un mejor futuro para sus hijos y no lo logró».
En entrevista con el citado medio, Pinzón afirmó que hará lo posible para que le entreguen a su hijo Christian David, el único de su familia «que se salvó» de morir. El padre hizo un llamado a la Cancillería colombiana para que le ayuden a repatriar los cuerpos de su esposa y su hija.
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“Fue horrible”: sufre convulsiones porque le pusieron droga en su bebida
Essex, Inglaterra: Una mamá compartió un impactante video en el que su hija de 18 años, convulsiona como si estuviera poseída.
Según se dijo, después de beberse un trago que le ofreció un desconocido en una discoteca de Southend; la joven Millie “N”, quien ya se encuentra recuperada del terrible episodio, contó que se fue de fiesta con sus amigos.
Pero en el transcurso de la noche, un hombre de 20 años se le acercó y entablaron conversación; luego de varias horas, el sujeto le ofreció una bebida que supuestamente era vodka con limonada, se la tomó y su pesadilla comenzó.
“Había un tipo con un grupo de personas que conocía; no puedo estar segura de que fuera él, pero la bebida que me dio fue la única que tomé”, aseguró la joven.
“Todos nos llevábamos bastante bien, tomé un par de sorbos de la bebida y fui al área de fumadores; regresé, sentí que había tomado demasiado y luego salí a la calle para vomitar”, agregó.
La chica sintió que perdió rápidamente la capacidad para hablar o caminar, pero afortunadamente logró pedir ayuda a sus amigos; ellos se comunicaron con su hermana mayor, Sadie “N” de 28 años, quien fue a buscarla y la llevó de urgencia al hospital.
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Obligan a un hombre de 81 años a dejar la cabaña en la que vive desde hace casi 30 años en un remoto bosque de EE.UU.
David Lidstone, de 81 años, permanece arrestado desde el pasado 15 de julio, acusado de ocupar ilegalmente una cabaña durante 27 años en un bosque de Canterbury, en New Hampshire (EE.UU.), informa AP.
‘River Dave’, como lo conocen los navegantes y kayakistas del río Merrimack, vivía completamente solo en una cabaña cubierta con paneles solares y rodeada por un bosque. «Él es un hombre verdaderamente solidario y solo escogió vivir fuera del sistema», afirmó Jodie Gedeon, una kayakista amiga de Lidstone.
Los amigos y conocidos del anciano quieren que Lidstone se quede con la cabaña, por lo que han recogido firmas y han organizado una colecta para pagar los impuestos de la propiedad. «Se trata realmente de humanidad, se trata realmente de compasión, empatía… él no está lastimando a nadie», agrega Gedeon.
El juez de la Corte Superior del Condado de Merrimack, Andrew Schulman, admite que Lidstone no ha hecho daño a nadie, pero sostiene que la ley está de parte del propietario de la tierra. Además, el problema va más allá de permitir o no que Lidstone se quede con la cabaña, ya que la precaria edificación viola todas las regulaciones urbanísticas y ambientales locales y estatales.
Lidstone sostiene que hace unos años el dueño de la propiedad —en posesión de una sola familia desde 1963— le dio permiso para vivir en ella. Sin embargo, Leonard Giles, el actual propietario, inició un proceso legal en el 2016 para desalojarlo. Curiosamente, Lidstone dice que a Giles lo obligan a realizar todo este proceso y esgrime que su cabaña no es ninguna casa, sino un campamento de cacería.
Lidstone lleva casi un mes entre rejas, pero puede recuperar su libertad si acepta irse de la cabaña, si la cabaña es demolida por Giles o si pasa más de 30 días en la cárcel. Él asegura que prefiere pudrirse en la cárcel antes que abandonar su cabaña.