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Realizan limpieza de ninfas y otros desechos en el lago de Suchitlán

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El Ministerio de Obras Públicas (MOP), en coordinación con Recolectores de El Salvador, ejecutó una jornada de limpieza en el lago de Suchitlán, ubicado en el municipio de Suchitoto, departamento de Cuscatlán, con el objetivo de retirar grandes cantidades de ninfa y desechos flotantes acumulados a raíz de las recientes lluvias.

Según las autoridades, la presencia de esta planta acuática representa un serio problema para el ecosistema, ya que su expansión sobre la superficie del agua limita el paso de la luz solar, lo que provoca una disminución en el oxígeno disponible y afecta directamente la vida acuática.

Además, su proliferación descontrolada genera condiciones para la acumulación de desechos, empeorando la contaminación.

Las cuadrillas del MOP y del equipo de recolección trabajaron con maquinaria especializada y lanchas adaptadas para el corte y extracción de la ninfa, además de redes para la recolección de basura, incluyendo plásticos, botellas y otros desechos que flotaban en la zona.

 

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Opinet

Analizando las consecuencias de la sumisión europea

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Por: Lisandro Prieto Femenía

“El individuo, el ser humano, siempre se somete, pero no siempre a Dios”: Michel Houellebecq, Sumisión.

Hoy quiero invitarlos a reflexionar en torno a una obra fantástica de Michel Houellebeq que ha causado un impacto significativo desde su publicación en el año 2015. Se trata de “Sumisión”, una obra que se sitúa en una Francia del futuro cercano, donde un partido islámico moderado gana las elecciones presidenciales y transforma progresivamente la sociedad francesa bajos los principios del islam. Esta ficción provoca una profunda crítica sobre la identidad cultural y el concepto de sumisión, tanto en el sentido religioso como sociopolítico. Pues bien, queridos lectores, intentaremos establecer un paralelismo entre la narrativa de Houellebecq y la situación contemporánea en Europa, subrayando cómo los eventos actuales reflejan una clara confusión entre pluralismo y sometimiento cultural innecesario.

El concepto de sumisión en la precitada novela no se limita a la obediencia religiosa, sino que se extiende a un acatamiento más amplio de normas y valores impuestos por una autoridad superior, lo cual es relevante al momento de considerar la dinámica sociocultural de Europa. Nuestro autor describe un estado donde la población, cansada del vacío posmoderno y la decadencia espiritual, encuentra consuelo en una estructura autoritaria “nueva y diferente”.

En “Sumisión”, la aceptación de este nuevo orden es en parte voluntaria, derivada del deseo humano de pertenecer a algo y/o encontrar un propósito tras la “Muerte de Dios”, ideada y ejecutada por pseudo-intelectuales progres durante más de un siglo. No es casual que nuestro autor indique que “la gente es mucho mejor cuando no tiene elección”, evocando con ello la idea de que la falta de opciones nos puede llevar a una forma de paz y estabilidad que contrasta con la anarquía y su fantasioso “exceso de libertad”.

Como lo habrán podido notar con claridad, en la actualidad Europa enfrenta una serie de desafíos que ponen a prueba sus principios de pluralismo, bastión de la democracia liberal posmoderna. Las recientes protestas en Gran Bretaña, caracterizadas por una mezcla de símbolos nacionalistas y populistas, reflejan una tensión creciente entre la identidad nacional y la integración multicultural.

Según la narrativa de varios medios políticamente correctos, la manifestación fue una amalgama de diferentes grupos, desde seguidores de Elon Musk hasta miembros de movimientos nacionalistas tradicionales. Esto indica un fenómeno complejo en el que diversas corrientes ideológicas convergen para expresar un descontento generalizado. Una manifestación de la clara lectura sesgada del asunto es la afirmación de la periodista Ana Baron, quien sostiene que “la fragmentación social y el auge del populismo son síntomas de una crisis de identidad en Europa”. Pues no. Ojalá fuera así de simple. Lo cierto es que, durante décadas, el viejo continente ha abandonado progresiva y voluntariamente sus raíces, su cultura, su religión, su historia, sus tradiciones e incluso su moral y eso, amigos míos, tiene su costo y hay que asumirlo.

Diversos académicos y pensadores han analizado esta situación desde múltiples perspectivas. Por ejemplo, el filósofo Slavoj Žižek sostiene que “el multiculturalismo en sí mismo puede convertirse en una forma de racismo invertido, donde la cultura dominante adopta un tono paternalista hacia las culturas ‘protegidas’” (Žižek, 2017). Esta aguda observación resuena directamente con la narrativa de Houellebecq en tanto que la identidad nacional se diluye en un mar de concesiones y compromisos desarrollados, promovidos, financiados y ejecutados por una élite de políticos corruptos que han adherido a agendas culturales que atentan directamente contra la forma de vida de sus propios países.

Por su parte, la socióloga francesa Nathalie Heinich también realiza su aporte en este debate señalando que “la obsesión con la corrección política puede llevar a una autocensura que es, en última instancia, una forma de sumisión” (Heinich, 2019). Desde esta perspectiva, también, se subraya cómo el afán de evitar el conflicto social puede traducirse en una pérdida de autonomía cultural y personal.

En este punto de la reflexión es preciso indicar que la idea de que Occidente ha confundido el pluralismo con el sometimiento no es nueva. El politólogo Samuel Huntington nos advirtió, en su obra “El choque de civilizaciones”, sobre los peligros que se acarrean al ignorar las profundas diferencias culturales en nombre de un universalismo mal entendido (Huntington, 1996). En este enfoque particular, se argumenta que la integridad de cualquier cultura depende de su capacidad de mantenerse fiel a sus valores fundamentales sin sucumbir a presiones externas. Evidentemente, estamos hablando de un marco teórico que hoy es tabú: apelar a que los inmigrantes se integren a nuestra cultura, pero respetando las costumbres del lugar que los acoge, hoy, es una sentencia de extrema derecha para el posmo progresismo reinante. Ante ello, yo siempre propongo esta máxima: “compórtate en mi país como si fueras nacido en mí país, porque si yo voy a tú país y no hago lo mismo, me jugaría la vida”.

En la novela “Sumisión”, la cultura francesa se somete no sólo por miedo y cobardía, sino también por el vacío existencial que busca llenarse a través de una “nueva” estructura social. Este proceso de sumisión es gradual y casi imperceptible, similar a lo que algunos críticos ven en las políticas multiculturales actuales de Europa. Tal es el caso del filósofo francés Alain Finkielkraut, que llegó a señalar que “nos arriesgamos a perder nuestra identidad en el intento de incluir todas las demás identidades” (Finkielkraut, 2015).

La Europa contemporánea, como casi todo Occidente, ha convertido el “pluralismo” en un campo de batalla ideológica. Mientras que las políticas multiculturales pretenden fomentar la coexistencia pacífica, también enfrentan críticas por promover una forma de sumisión cultural. Esto es especialmente visible en las tensiones que surgen cuando los valores occidentales chocan con prácticas culturales tradicionales de comunidades inmigrantes, y no se trata de un asunto estrictamente teórico o de posicionamiento político sino que se traduce en una creciente tasa de criminalidad, violencia, hostigamiento y acoso por parte de quienes han sido acogidos.

Repasemos en detalle ejemplos de esta fricción cultural, que son cada vez más frecuentes y se manifiestan en distintos ámbitos. En la esfera social, se han documentado tensiones en comunidades donde en algunos barrios se ha intentado instaurar códigos de vestimenta y separación de géneros en espacios públicos como piscinas y gimnasios, en contraposición a las normas de igualdad y laicismo. El debate en torno al uso del burkini en las playas francesas o la exigencia de tribunales islámicos paralelos en el Reino Unido son manifestaciones concretas de esta tensión, donde ciertas costumbres atentan contra las normas jurídicas y culturales del país anfitrión.

En lo que respecta a la esfera de la seguridad, podemos ver los incidentes como los disturbios en los suburbios de París o los crímenes con motivaciones religiosas documentados en Suecia o Alemania, que ilustran cómo la falta de integración y la radicalización de ciertos grupos de lúmpenes pueden traducirse en un aumento de la criminalidad y la violencia, exacerbando el conflicto entre las poblaciones locales y las comunidades de inmigrantes.

Sobre este asunto en particular, el académico holandés Paul Scheffer reflexiona sobre lo que él llama “la paradoja del pluralismo”, señalando que “la integración exitosa requiere de un grado de asimilación que pueda ser visto como opresivo por quienes están sujetos a él” (Scheffer, 2007). Esta paradoja nos está revelando la dualidad reflejada en la obra “Sumisión”, donde la aceptación de una nueva identidad lleva consigo la renuncia a una “antigua”.

La reflexión sobre esta paradoja se profundiza aún más al considerar la disparidad entre las expectativas de los inmigrantes y las realidades de la reciprocidad cultural. La premisa del estilo de vida occidental se basa en la tolerancia y la inclusión, pero surge la pregunta de si estos valores son correspondidos. En las naciones de Medio Oriente, por ejemplo, los occidentales a menudo enfrentamos restricciones severas a nuestras libertades personales y no se nos garantiza la igualdad, el respeto o la justicia de manera recíproca. Esta falta de reciprocidad pone de manifiesto una contradicción aún más evidente en la esfera política, como lo demuestra el hecho de que en la totalidad de las marchas por los derechos de la comunidad LGBT en Occidente se ondean banderas palestinas, a pesar de que en la mayoría de los territorios árabes la homosexualidad es duramente condenada y castigada con severidad.

Evidentemente, el equilibrio entre proteger algunas “minorías” y preservar la identidad es delicado. Cuando Niall Ferguson describe esta situación como una “tensión inevitable en el crisol europeo”, donde “la capacidad de adaptación y transformación choca con la resistencia a perder lo que se considera esencial” (Ferguson, 2018). Demasiado tarde, amigos míos, puesto que las respuestas europeas a la inmigración y al multiculturalismo han sido ambivalentes, contradictorias y ridículas: pasaron de ametrallar barcazas repletas de niños a tener carteles de tránsito y señalización urbana en árabe.

Mientras algunos países adoptan políticas inclusivas, otros implementan medidas restrictivas, reflejando un miedo subyacente a la pérdida de identidad. Esta diversidad de enfoques es sintomática de la lucha por encontrar un equilibrio entre la apertura y la preservación cultural. En “Sumisión”, Francia opta por una integración radical que transforma profundamente su estructura social y política, una decisión que no está exenta de controversia y resistencia. Establecer un paralelismo entre la obra de Houellebecq y la realidad actual de Europa nos permite entender mejor las complejas dinámicas socioculturales y políticas que conforman el continente. La novela actúa como un espejo distorsionado que, aunque exagera en pocos aspectos, captura verdades esenciales sobre la naturaleza humana y la sociedad.

Las recientes protestas en Francia y Gran Bretaña, junto con el ascenso del populismo fruto del hartazgo producido por el avasallamiento de ciertas minorías sobre la forma de vida de países completos, los ha llevado directamente a un lógico cuestionamiento del multiculturalismo posmo progre que se ha encargado de aniquilar cualquier signo de identidad y estabilidad en un mundo cada vez más globalizado e interconectado. La sumisión, ya sea voluntaria o impuesta, plantea interrogantes profundos sobre lo que significa, todavía, ser europeo en pleno siglo XXI.

Por último, retomo la cita de Houellebecq: “La gente es mucho mejor cuando no tiene elección”. En la medida en que Europa siga naufragando en sus propios y auto infligidos “desafíos” de identidad y pertenencia, queda por ver si la búsqueda de unidad llevará a una sumisión cultural total o a una nueva forma de pluralismo genuino y sostenible, es decir, donde reine el respeto por la ley y de las diferencias sin que absolutamente nadie atente contra una tradición milenaria tristemente abandonada a cambio de una agenda ya agotada.

Lisandro Prieto Femenía
Docente. Escritor. Filósofo
San Juan – Argentina

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Internacionales -deportes

PSG derrota 2-1 al Barcelona con goles de Mayulu y Ramos en la Champions League

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El París Saint-Germain se impuso este miércoles in extremis por 2-1 al Barcelona en Montjuic, en el duelo estelar de la segunda jornada de la Liga de Campeones.

El Barça, más incisivo al comienzo del partido, abrió el marcador con un tanto de Ferran Torres (19′), pero Senny Mayulu empató antes del descanso (38′). El portugués Gonçalo Ramos (90′) logró el triunfo de los franceses en los últimos instantes.

Con esta victoria, el PSG, vigente campeón, se suma al grupo que encabeza la clasificación con un pleno de seis puntos, mientras que el conjunto catalán cae a la decimosexta posición, con 3 unidades.

Fieles a sus estilos de juego, ambos equipos mantuvieron una feroz lucha por el control del balón, que se decantó al principio del lado del conjunto catalán.

Antes de marcar, Torres (14′) avisó primero tras un pase al milímetro de Lamine Yamal con el exterior. El valenciano superó al guardameta Lucas Chevalier en un mano a mano, pero su disparó forzado y sin ángulo fue despejado por el ucraniano Illya Zabarnyi en la línea de gol.

Cinco minutos después, Torres (19′) materializó el dominio azulgrana en un momento en el que el equipo parisino parecía sin ideas en ataque.

El portugués Vitinha erró un pase que acabó en el pie de Yamal. El internacional español cedió el esférico a Pedri, quien habilitó a Marcus Rashford. Sin pensarlo dos veces, el inglés asistió al primer toque a Torres para batir a Chevalier.

A partir de ese momento, el Barça se diluyó y empezó a sufrir hasta que Mayulu se plantó ante el cancerbero polaco Wojciech Szczesny para engañarle en su disparo y anotar el tanto del empate en el 38.

La mitad del tanto tuvo la firma de Nuno Mendes, encargado de frenar a Yamal. El portugués arrancó desde su campo y se deshizo de varios rivales antes de pasar a su compañero.

Pese al empeño de Yamal por la banda derecha y Pedri distribuyendo el juego, el Barça no logró traducir esos destellos en tantos.

«Aún queda mucha Champions»

Tras la reanudación, ambos equipos alternaron las oportunidades, pero la más clara estuvo al comienzo en los pies de Dani Olmo, que remató sin portero, aunque apareció Achraf Hakimi para desviar un balón que se colaba dentro de la portería.

En el último tramo, un fallo de los culés en la salida de balón casi les cuesta un susto. La pelota acabó en las botas del surcoreano Lee Kang-in, que golpeó el poste con un potente zurdazo.

Pero Hakimi dinamitó el choque tras zafarse de su marca rival y mandar un centro que cruzó la zaga blaugrana para encontrar a Ramos (90′) sin oposición y sin que Wojciech Szczesny pudiera evitar el tanto del triunfo francés.

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Nacionales

Encuentran sin vida a joven desaparecido tras volcar lancha en Ahuachapán

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Este mediodía, Cruz Verde Salvadoreña confirmó el hallazgo del cuerpo de un joven de 24 años en las costas de Garita Palmera, Ahuachapán.

La víctima había desaparecido el pasado 29 de septiembre luego de que la lancha en la que se transportaba volcó en alta mar. Desde entonces, familiares y pescadores locales habían iniciado una intensa búsqueda en la zona.

El cuerpo fue localizado por los propios familiares y pescadores en la franja limítrofe entre El Salvador y Guatemala. Las autoridades se encuentran en el lugar realizando los procedimientos legales para confirmar la identidad de la víctima. Se espera que en las próximas horas se brinden más detalles sobre el caso.

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