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ENTREGA ESPECIAL

LAMENTABLE: La desgarradora muerte de Gabriel Fernández, niño de 8 años torturado y asesinado por su madre y su padrastro

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El asesinato del pequeño Gabriel Fernández conmocionó al mundo entero, tal es así, que la casa productos Netflix hace unos días estrenó el documental sobre este aterrador hecho donde relata lo que sucedió con este menor de origen latino, torturado y asesinado a penas a sus 8 años por su propia madre y padrastro.

La producción desentraña en seis episodios la historia detrás de este caso que impactó a la comunidad de Los Ángeles en Estados Unidos.

“Gabrielito” murió durante un arrebato de furia de su padrastro, Isauro Aguirre, luego de soportar meses de maltratos inhumanos: le apagaban cigarrillos en el cuerpo, le disparaban en la cara con balas de goma, le obligaban a comer excrementos de gato y a menudo estaba amordazado y atado.

Aunque los dos adultos fueron violentos con el menor, los jueces dictaminaron que Isauro fue el que lo golpeó fatalmente el 22 de mayo de 2013.

Isauro Aguirre fue sentenciado a muerte y espera ejecución en el penal de San Quintín, en California. Tras conocer ese veredicto, Pearl Fernández, su madre, decidió declararse culpable, con lo que evitó la celebración de un juicio y la pena de muerte. Fue sentenciada a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.

El originario de Palmdale, de 39 años, fue admitido en la prisión estatal de San Quintín el mismo día. Sin embargo, hasta el momento no se ha anunciado cuándo será la fecha de su ejecución.

La prisión donde se encuentra alberga a 700 reclusos condenados a muerte. Y según ABC7, podrían pasar décadas para que hagan efectiva la condena de muerte.

El número de ejecuciones que tiene por año la prisión estatal de San Quintín disminuyó considerablemente desde que en 1983 el asesino convictoMichael Angelo Moralesapeló a las autoridades su sentencia, argumentando que el procedimiento era inhumano.

El último criminal en ser ejecutado fueClarence Ray Allen, a quien se le administró una inyección letal el 17 de enero de 2006, según ABC7.

Mientras tanto, el Departamento de Correcciones y Rehabilitación de California no permite que se realicen ejecuciones hasta llegar a una nueva decisión sobre la naturaleza de estos ordenamientos.

Isauro Aguirre es un ex guardia de seguridad que comenzó a trabajar para AVL Private Security, una empresa de seguridad cibernética, en octubre de 2012.

Antes de trabajar como guardia de seguridad, Aguirre trabajó en Woodland Park Retirement Hotel como cuidador y conductor. Susan Weisbarth, su ex jefa en la compañía, testificó para la defensa en el juicio de Isauro Aguirre en 2018: “Era callado, era una persona amable con los pies en la tierra, siempre dispuesto a ayudar». Sus antiguos compañeros de trabajo de Weisbarth lo llamaban ‘Shaggy’.

Por otro lado,Sherline Miller, una ex compañera de trabajo del Woodland Park Retirement Hotel, testificó que cuando Aguirre transportaba a los residentes, a menudo sugería llevarlos por una ruta panorámica para que pudieran disfrutar de vistas que eran más pintorescas que solo una autopista. “Fue extremadamente amable, sensible y cuidadoso”, llegó a decir Miller al jurado.

El fiscal adjunto de distrito de Los Ángeles, Jon Hatami, argumentó que Aguirre torturó y humilló al niño porque sospechaba que era homosexual.

El forense que realizó la autopsia relató que Gabriel tenía en el estómago arenilla mezclada con heces de gato. Los propios hermanos de Gabriel, que testificaron a puerta cerrada por ser menores, confirmaron que el niño era forzado a comer excrementos de gato si no limpiaba bien la batea.

También explicaron que padrastro a menudo lo encerraban en un mueble que tenían en su habitación, sin darle comida ni dejarle ir al baño, y que el padrastro lo golpeaba con especial dureza llamándole gay. Foto Univision.

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Ella es Rute Cardoso, la esposa del futbolista Diogo Jota y madre de sus tres hijos: así fue su historia de amor

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Rute Cardoso, esposa del futbolista portugués Diogo Jota y madre de sus tres hijos, ha sido una figura clave en la vida del jugador del Liverpool, con quien compartió más de una década de relación. La pareja comenzó su historia de amor en 2013, cuando ambos eran estudiantes en Portugal, y desde entonces construyeron una sólida relación basada en el apoyo mutuo.

En 2017, Rute se trasladó con Jota a Inglaterra tras su fichaje por el Wolverhampton Wanderers, acompañándolo en su carrera profesional. Tras nueve años de relación, el futbolista le propuso matrimonio en 2022 y, finalmente, se casaron en junio de 2025, apenas unas semanas antes de la tragedia que acabó con su vida.

La pareja ya había formado una familia: su primer hijo nació en 2021, el segundo en 2023 y una hija en noviembre de 2024. A pesar de sus compromisos deportivos, Diogo Jota se destacó por su dedicación como padre y esposo. En una de sus últimas publicaciones, compartió un video con imágenes de su boda, acompañado por el mensaje: “Un día que nunca olvidaremos”.

El futbolista falleció este jueves 3 de julio, a los 28 años, en un accidente de tránsito ocurrido en la provincia de Zamora, España, donde también perdió la vida su hermano menor, André Silva. La noticia ha conmocionado al mundo del deporte y ha dejado un vacío profundo en su familia y seguidores.

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FOTOS | Se cumplen 17 años de la tragedia de la Málaga que cobró la vida de 32 personas de la iglesia Elim

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Este 3 de julio se conmemoran 17 años de una de las tragedias más dolorosas provocadas por la naturaleza en la historia reciente de El Salvador: el arrastre de un autobús por la repunta del río Arenal de Monserrat, en las cercanías de la colonia La Málaga, que dejó 32 víctimas mortales.

El suceso ocurrió la noche del jueves 3 de julio de 2008, cuando un autobús con 33 miembros de la Iglesia Misión Cristiana Elim retornaba a sus hogares tras una actividad religiosa. Cerca de las 8:00 p. m., la repentina crecida del río alcanzó al vehículo, provocando que el motor se apagara y quedara a merced de la corriente.

En el bus viajaban niños, mujeres y adultos mayores. En medio del caos, dos jóvenes intentaron escapar trepando al techo del autobús, pero solo uno de ellos, Fabricio Montoya, logró sobrevivir gracias a un lazo que un vecino le lanzó desde un punto seguro.

El resto de los ocupantes fueron arrastrados por la fuerte corriente. El primer día solo se recuperaron la mitad de los cuerpos, mientras que las demás víctimas fueron encontradas en los días siguientes, en distintos puntos a lo largo del cauce del río y sus afluentes.

La tragedia de La Málaga se convirtió en un símbolo del riesgo que representan las lluvias intensas para comunidades asentadas cerca de ríos y quebradas. Años después, sigue siendo un recordatorio de la importancia de la prevención y la respuesta rápida ante emergencias de origen natural.

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15 años del horror en Mejicanos: la masacre del microbús que marcó a El Salvador

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Foto: Cortesía

Este 20 de junio se cumplen 15 años de la masacre del microbús en Mejicanos, uno de los ataques más atroces perpetrados por las pandillas en la historia moderna de El Salvador. En la tarde de 2010, miembros de la Mara 18 secuestraron la ruta 47, la desviaron hacia la colonia Jardín, dispararon contra los pasajeros y luego incendiaron el vehículo con gasolina, dejando a decenas atrapados.

Carlos Oswaldo Alvarado, uno de los pandilleros que incendió el microbús de la ruta 47 para vengar el asesinato de uno de sus hermanos, fue condenado a 410 años de prisión, en marzo de 2016. Foto EDH/ Archivo

La tarde se tiñó de horror: al menos 17 personas murieron calcinadas, 15 quedaron heridas —muchas con quemaduras severas de tercer grado— y otras huyeron baleadas mientras intentaban escapar. Testimonios desgarradores narran el sacrificio de madres intentando salvar a sus hijos, solo para que los agresores les dispararan impunemente .

En septiembre de 2013, el pandillero Gustavo Ernesto López Huezo fue condenado a 66 años por ser el autor intelectual de la quema del microbús con 17 personas adentro. Foto EDH/ Archivo

Foto: Cortesía

El presidente de entonces, Mauricio Funes, calificó los hechos como “terrorismo puro” y subrayó la necesidad de reforzar la seguridad nacional. Las autoridades apresaron a ocho pandilleros, incluido el autor intelectual, y tras largos juicios fueron condenados a penas mayores de 66 a 400 años de cárcel.

Foto: Cortesía

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Este ataque no ocurrió en el vacío, sino dentro de un ciclo de violencia entre pandillas —Mara 18 y MS‑13— que marcó a El Salvador desde los años 90, cuando esos grupos se afianzaron tras la guerra civil y las deportaciones desde Estados Unidos.

Foto: Cortesía

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En los últimos 30 años, las pandillas han dejado una enorme huella de dolor: se estima que entre 1992 y 2022, El Salvador sufrió cientos de miles de asesinatos violentos, muchos directamente relacionados con estas estructuras criminales. La tasa de homicidios alcanzó un pico de más de 140 por cada 100 000 habitantes en 1995 y luego un segundo pico en 2015 con 105 por cada 100 000, sumando alrededor de 7 977 y 6 656 homicidios en esos años, respectivamente.

Foto: Cortesía

Desde 2019, bajo la gestión de Nayib Bukele con el Plan de Control Territorial y regímenes de excepción, las cifras de homicidios se desplomaron: de 52 por 100 000 en 2018 a menos de 8 en 2022, y un récord histórico de 114 homicidios totales en 2024 (1.9 por 100 000), el menor nivel desde los Acuerdos de Paz.

Sin embargo, el contraste entre la actualidad y aquel pasado atroz no debe ocultar que la violencia estructural persiste. La imposición de Estados de excepción ha implicado arrestos masivos (más de 78 000 sospechosos detenidos entre 2022 y 2024), y ha habido denuncias por derechos humanos . La derrota visible de las pandillas plantea ahora el desafío de una seguridad sostenible y respetuosa del Estado de Derecho.

Hoy, la conciencia social exige recordar el horror de Mejicanos no como un capítulo aislado, sino como una advertencia: sin inversión en educación, reconciliación comunitaria y oportunidades, la estructura delincuencial podría resurgir. El dolor de aquellas familias –en algunos casos apelando al perdón, en otros pidiendo justicia– vive en nuestra memoria colectiva .

A 15 años, las heridas siguen abiertas. Los rostros de los 17 muertos y de sus seres cercanos piden nuevas generaciones de salvadoreños que no se acostumbren a un ambiente de miedo. La esperanza radica en un país que vea la seguridad no solo como la ausencia de violencia, sino como la presencia de oportunidades para todos.

Que este aniversario renueve el compromiso: no solo con la memoria, sino con una sociedad que impida que hechos iguales o peores vuelvan a repetirse.

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