ENTREGA ESPECIAL
Joven santaneca cambia la ropa de su negocio por alimentos y los dona a los pobres
Su nombre es Yaneth Soto, tiene 31 años, es madre de tres hijos y vive en Santa Ana. Su historia es una de cientos, o quizá miles que se contarán en El Salvador y en el mundo luego de la pandemia del Covid-19.
Ella es una salvadoreña más, pero con el deseo de ayudar al prójimo. Si bien no está trabajando en estos momentos, al igual que miles de salvadoreños, ha optado por dar un poco de lo que tiene para ayudar a otros que más lo necesitan.
Desde que comenzó la emergencia del Covid-19 en el país, Yaneth no salió más a vender en las calles de Santa Ana. Su familia le dijo que tuviera cuidado, que se podía contagiar con el virus, llevarlo a casa y enfermar a sus hijos. Ella hizo caso, y a pesar de saber que no iba a tener ingresos económicos como antes, optó por sacrificarse. Pero los días fueron pasando y la situación del Covid-19 fue empeorando, con los primeros decretos del Gobierno de permanecer en casa, la primera cuarentena, la segunda y luego el aumento de contagios y las primeras muertes, incluyendo a un médico.
Una noche, según Yaneth, Dios le habló. Le dijo que no se quedara quieta en la casa y que tratara de ayudar al prójimo, a las personas que en estos momentos más lo necesitaban. «Movete, movete, hacé algo (por la gente)», le dijo.
Fue así que con su hermana hizo una primera colecta de víveres y luego los entregaron. «Fui puerta por puerta en mi colonia, les expliqué mi proyecto creyeron en mí y me ayudaron», comentó. También comenzó a cambiar parte de la ropa usada de su negocio por productos de primera necesidad. No les pone precio, sino un mensaje: «Se cambia por harina para tortillas», «se cambia por dos coras de café». De esa forma va reuniendo más productos, los que complementa con donaciones de amigos y personas que quieren ayudar.
«Confiaron en mí, algunos me conocían, otros no. Fue así que hicimos la primera colecta con mi hermana y con un vecino al que le decimos ‘Chele’. Él es un niño, pero la mamá nos lo prestó para que nos ayudara llevando la carreta para recoger lo donado y luego entregarlo. Pero mi hermana está embarazada, ya dentro de poco va a tener al bebé, así es que ya no salió conmigo», agregó.
Entre donaciones de productos y el canje de la ropa de su negocio por productos de primera necesidad, la joven completó la primera entrega, la segunda y hoy prepara una tercera. El jueves 13 de mayo, Yaneth hizo la segunda entrega, siempre en sectores donde la gente más lo necesita. «Me entero por amigos, las noticias y redes sociales, donde la gente necesita ayuda. Es en colonias, comunidades, mesones, así me voy enterando y ayudando. La doy los productos a los ancianos, a los que están pidiendo ayuda, donde hay letreros pidiendo comida o hay banderas blancas», agregó
Arroz, frijoles, espaguetis, salsas, azúcar, harina de maíz, detergentes. jabones y papel higiénico son algunos de los productos que reúne, y luego entrega. «Con lo que me dan voy haciendo las bolsas y luego las voy a entregar. Hago un recorrido de las zonas necesitadas y las llevo. Así estoy haciendo, la gente me busca, viene a la casa y me entrega los productos», explicó.
Mientras hablaba con El Salvador Times, una persona le llegó a dejar algunas salsas, harina para tortillas y otros productos comestibles. Yaneth pide que sean no perecederos, ya que con lo que le van entregando va armando las bolsas poco a poco. Por medio de su cuenta de Facebook donde aparece como «Soto Soto», las personas la contactan y otros la felicitan Hay personas de Santa Tecla, que le preguntan dónde le pueden llevar donaciones, pero por la cuarentena y restricciones de circulación, se complica.
Pero en Santa Ana, las personas van a su casa, en la colonia Río Zarco, Pasaje Azacualpa #1, y otros acuerdan con ella dónde entregarle el producto. Por el momento no sabe cuándo regresará todo a la normalidad, pero mientras las personas de buen corazón le sigan ayudando, ella extenderá su mano para trasladar esa ayuda a sus semejantes.
Por ahora su negocio personal de ropa usada funciona en su casa, donde también está realizando el canje de indumentarias por alimentos y otros productos. «Cuelgo la ropa afuera de la casa y así vendo, también llevo pedidos al parque. Antes vendía afuera de escuelas y de colegios, pero ahora no se puede. Hoy me ayudo en las redes sociales, como Facebook y con amigos y conocidos», concluyó.
Nota de: El Salvador Times
ENTREGA ESPECIAL
FOTOS | 24 años después del terremoto de 2001: estos datos muestran la magnitud de la tragedia
Eran las 11:33 de una típica mañana en El Salvador, una de esas en las que «Variedades del 6» y Davis Rosales ponían música en los hogares de muchos salvadoreños a través de la televisión, una mañana de ir por las tortillas y preparar la sopa de patas o la de gallina, una mañana de alistar todo para el viaje a la playa o a «puebliar». Pero, también, una mañana demasiado oscura para miles de personas.
Justo a esa hora, un potente sismo de magnitud 7.7 sacudió a El Salvador durante 45 segundos, tiempo suficiente para dejar más de un millón de damnificados, casi mil fallecidos, más de 5,000 lesionados y una destrucción total, representada por el sector de Las Colinas, en Santa Tecla, departamento de La Libertad.
El poder destructivo de la naturaleza
Según el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), el sismo se produjo debido al movimiento entre las placas tectónicas de Cocos y Caribe. Sin embargo, ese detalle técnico no termina por explicar el poder destructivo de un fenómeno que, en menos de un minuto, acabó con la vida de casi mil personas.
La intensidad del sismo causó una destrucción total en muchas zonas de El Salvador, siendo una de ellas en la colonia Las Colinas. Ahí, «José» (seudónimo a petición del sobreviviente) perdió a dos hermanos, una cuñada, tres sobrinos y a sus padres en el derrumbe que se produjo en dicho sector, el cual soterró casi en su totalidad dicha colonia, siendo el punto del país que más fallecidos dejó en esa tragedia.
«Se sentía como si se moviera todo el piso. Yo había salido a comprar las tortillas a dos pasajes de mi casa. El terremoto lo pasé ahí, cuando la señora de la tienda me dijo que ahí me quedara. Pude ver varias casas dañarse. Lo que no me imaginé es que, a los pocos segundos, escuchamos un estruendo que nos asustó a todos. Nos cubrimos porque solo escuchamos como una explosión. Cuando regresé a mi casa fue que me di cuenta lo que había pasado, lo del derrumbe», dijo el sobreviviente.
La familia de José es una de las tantas que suman un total de 944 fallecidos, según los registros de Protección Civil y el informe de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal). El sector del país con más muertes a raíz del terremoto fue La Libertad, donde se sumaron 685, siendo Las Colinas el punto más trágico de la situación.
«Solo estaba a dos pasajes. ¿Se imagina? Escuchamos como que estuviera explotando algo y, al ratito, todo era polvo y tierra. Corrí a mi casa y lo único que encontré fue una montaña de tierra en todo ese pasaje y todos los demás. A mi alrededor veía a otras personas llegando a ver qué pasaba y nadie se lo creía. No solo era el derrumbe, sino también las otras casas, las que más o menos estaban bien, terminaron destruidas, casi cayéndose», recuerda.
La destrucción del terremoto de 2001 no solo quedó en vidas, sino también en un daño estructural casi total en sectores como Santa Tecla, Comasagua, Colón, entre otros. Los informes de Protección Civil y Cepal contabilizan108,261 viviendas destruidas y otras 169,962 dañadas, lo que dejó un total de 1,364,160 damnificados.
La zona con más damnificados fue Usulután, con 356,391 damnificados, mientras que La Libertad sumó 147,708, San Salvador totalizó 107,083; mientras que San Vicente, Santa Ana, y Sonsonate también superaron los 100,000 afectados. En cuanto a lesionados, el terremoto dejó 5.565 en todo el país, además de 193 soterrados.
En cuanto a daños estructurales, el terremoto también dejó un saldo de 688 viviendas soterradas, de las cuales 687 se registraron en La Libertad, principalmente en Las Colinas, Comasagua, Colón y otros sectores, dejando en claro que ese departamento fue el que más resintió el impacto del potente fenómeno telúrico.
Parte de la destrucción la vivió Ricardo Fernández, comerciante de electrodomésticos cuyo negocio se situaba en la 2° Avenida Sur, en Santa Tecla, uno de los sectores económicamente más activos de dicha localidad.
«El terremoto tiró todos los negocios. No quedó nada. Solo pudimos correr a la calle y, desde ahí, ver cómo se caía todo el trabajo de muchos años. Cuando pasó el terremoto solo quedaron los escombros. Esa calle, la 2° Avenida, y todo el centro de Santa Tecla quedó destruido porque eran construcciones de adobe. Parecía película todo eso», señala Fernández.
Para los expertos de Medio Ambiente, el poder y la energía liberada en ese terremoto fue equivalente a la de 360 bombas atómicas como las lanzadas en Hiroshima y Nagazaki, en Japón, en 1945, lo que retrata con mayor fidelidad la capacidad destructiva que la naturaleza liberó ese día en El Salvador.
Una lucha por reconstruir
El negocio de Fernández nunca pudo volver a levantarse. A partir de ese 2001 comenzó a dedicarse a ser comerciante independiente en diversos rubros hasta el día de hoy. «Era complicado resurgir. Pero lo hemos logrado, poco a poco. Ya no pude volver a poner el negocio, pero hemos logrado sobrevivir y volver a salir adelante. Así nos toca a los salvadoreños», asegura.
La 2°Avenida Sur, en la actualidad, ha recuperado su brillo económico y el centro de Santa Tecla sigue siendo una parte activa en las finanzas de dicha localidad. Toda Santa Tecla, ahora que han pasado 24 años, se ha logrado posicionar como uno de los municipios más activos económicamente en el país, dejando en claro que, pese a la destrucción de 2001, El Salvador encontró la forma de volver a resurgir.
«Uno nunca deja de recordar a sus familiares en estas fechas», explica José. «No deja de llorar, no deja de dar tristeza. Pero la vida ha continuado y he conocido a otras personas, sobrevivientes también, que han salido adelante, algunos han podido rehacer sus vidas, otros han sabido vivir con el recuerdo. De mi parte, eso me ha tocado, saber vivir con el recuerdo. Para bien o para mal seguimos vivos y es por algo, por algo Dios así quiso que pasaran las cosas», añade.
En la actualidad, José es uno de los muchos comerciantes que se ubican cada fin de semana en el sector conocido como «Paseo El Carmen», uno de los puntos turísticos más importantes de Santa Tecla. Además, también ha logrado expandir su pequeño comercio de comidas a otras zonas como el Parque El Principito y la zona de El Cafetalón, lugares que, para él, también muestran cómo Santa Tecla ha salido adelante casi un cuarto siglo después del desastre.
«Si usted ve, ahora Santa Tecla se ve bonito, parece otra ciudad. Nadie creería todo lo que pasó en ese año. Por eso le digo que, para bien o para mal, las cosas siempre suceden. A partir de ese terremoto logramos encontrar un camino nuevo y pudimos resurgir. Claro que daría todo por tener a mi familia conmigo, pero la oportunidad de vivir me hace pensar que lo mejor que puedo hacer es recordarlos y seguir luchando», detalla.
Fernández también destaca el cambio de Santa Tecla en los últimos años. «Dicen que así somos los salvadoreños, con la capacidad de salir triunfantes de cualquier situación. Nos ha costado. Pero acá estamos. Ahora vivimos en un mejor El Salvador y eso también incluye todas esas malas experiencias que hemos tenido que superar. Siempre encontramos la forma de salir adelante y Santa Tecla y El Salvador así lo demuestran», confiesa.
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FOTOS – VIDEOS | Fallece Tatiana Guevara, joven salvadoreña conocida como «la chica de la cama 29»
La joven salvadoreña, quien se convirtió en un símbolo de fortaleza y resiliencia por su lucha contra el cáncer, Tatiana Guevara, falleció ayer (miércoles), de acuerdo con un comunicado publicado por su familia.
Días anteriores, en redes sociales, se solicitó oración para ella, por encontrase en estado delicado, mientras combatía dicha enfermedad.
Por medio de la misma plataforma, el año pasado, la salvadoreña inició una campaña de recaudación de $150,000 para someterse a una cirugía de trasplante de medula ósea.
En un video hecho viral, Guevara solicitó ayuda al presidente Nayib Bukele, quien al enterarse no dudo en brindarle su total apoyo.
«Nosotros cubriremos lo que haga falta, ya no te preocupes por eso. Primero Dios pronto sanarás», le contestó el mandatario salvadoreño, el 24 de septiembre de 2024, desde sus historias de Instagram.
«Hoy, su espíritu descansa en paz, abrazada por el amor de Dios, dejando un legado de sanación, propósito y amor […] Descansa en paz, Tati. Te ganaste el corazón de muchos y serás recordada por siempre», posteó su familia este día.
A Tatiana le habrían detectado la enfermedad en plena juventud, el 8 de mayo de 2024.
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Hermanitos celebraron graduación en una poza de Huizúcar y perdieron la vida trágicamente
Hace unos días, la comunidad de Huizúcar, La Libertad, se vio sacudida por una trágica noticia. Los hermanos Jonathan Moisés Ortíz Cruz, de 17 años, y José Leonardo Ortíz Cruz, de 15 años, perdieron la vida ahogados en una poza. La fatalidad de este suceso ha dejado un profundo dolor en sus seres queridos y en todos aquellos que los conocieron.
Según reportes preliminares, los jóvenes se sumergieron en el agua para nadar, pero no lograron salir a la superficie. Los familiares indicaron que ambos estudiantes estaban celebrando sus graduaciones, uno de bachillerato y el otro de noveno grado, cuando ocurrió la fatalidad.
El padre de los hermanos compartió que uno de los anhelos de los jóvenes era disfrutar de un chapuzón y luego comer en la orilla del río. Cabe destacar que en la zona se encuentra un rótulo que advierte sobre la profundidad de la poza, que alcanza los 2.5 metros. Las autoridades continúan investigando el incidente.