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¡Intenta no llorar! La emotiva historia de Vaguito, el perro que va cada día a la playa a buscar a su dueño muerto (FOTOS)

Se llama Vaguito, pero enseguida las redes se han acordado de Hachiko, aquel perro de origen japonés y raza Akita que nos hizo llorar a todos (incluido al mismísimo Richard Gere). La historia de Vaguito, sin embargo, es más triste si cabe: «Me rompe el corazón», dice Jolie Mejía, la mujer que lo encontró, al diario La Nación. Y es que este perro es conocido en la zona porque no pierde la esperanza de volver a reunirse con su dueño a pesar de que este falleció hace tiempo.
Todo ha ocurrido en Punta Negra, un distrito de la provincia de Lima (Perú). Jolie Mejía paseaba junto a su familia por una de las playas rocosas características de la zona cuando se encontró a este perro. Estaba tranquilo, mirando al frente, muy serio y calmado. La brisa acariciaba su pelo negro y canela mientras la luz el cielo tornaba encarnado, pero el perro seguía allí, impertérrito.
Jolie le hizo entonces la fotografía que ha dado la vuelta al mundo vía redes sociales. Al principio pensó que sería un perro abandonado, pero al acercarse y comprobar que estaba limpio, con collar, sin herida alguna y bien alimentado, descartó la opción. ¿Qué hacía allí, entonces, ese perro solitario?.
«Un vecino que pasaba por la playa nos explicó que casi todos en la zona conocen al perro y lo quieren mucho. Nos dijo que el animal vivía con un pescador que murió hace mucho tiempo. Y que desde entonces el perro viene aquí todos los días y mira el mar», explica Mejía. Por tanto, Vaguito acude allí cada día porque aún alberga la esperanza de reencontrarse con su dueño.
El cariño de Vaguito por su dueño explicaría el interés que mostró el perro al notar el afecto con que se trataban Mejía y su familia, y su receptividad a las caricias. Al fin y al cabo, es algo bien conocido por la sabiduría popular: que no hay animal más fiel al hombre que el perro.
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Con 90 años, Don Gabriel se mantiene activo y vendiendo plátanos para ganarse la vida

A sus 90 años, Don Gabriel Aguilar mantiene su espíritu trabajador y cada día se ubica a la orilla de la carretera Panamericana, en San Vicente, para vender plátanos y así obtener el sustento para su alimentación.
“Hay días que se vende y días que no, pero nunca vivo desanimado. Mantengo la fe de que siempre logramos vender un poco para ir pasándola”, comentó con optimismo.
Quienes lo conocen lo describen como un hombre amable y alegre. Si desea apoyarlo, puede encontrarlo en su punto de venta a la orilla de la carretera Panamericana, en San Vicente.
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Se cumplen 24 años del ataque a las Torres Gemelas

Este jueves, la ciudad de Nueva York conmemora el 24° aniversario del ataque a las Torres Gemelas, ocurrido el 11 de septiembre de 2001, que dejó casi 3.000 personas fallecidas y marcó un antes y un después en la historia de Estados Unidos.
Durante la ceremonia anual, se rinde homenaje a las víctimas de los atentados en las Torres Gemelas, el Pentágono y Pensilvania, así como a quienes han muerto en los últimos años a causa de enfermedades respiratorias y cáncer derivadas de la inhalación de polvo en las zonas afectadas.
Elizabeth Hillman, directora y presidenta ejecutiva del Museo Memorial del 11S, señaló que “desde el 11S han fallecido muchas más personas por los efectos sobre su salud que las que murieron ese mismo día”. Entre ellas, más de 400 bomberos que participaron en labores de rescate han perdido la vida, superando a los 343 fallecidos durante los ataques.
El Programa de Salud del World Trade Center estima que unas 400.000 personas estuvieron expuestas al polvo aquel día, dejando un legado de consecuencias para la salud que perdura hasta hoy.
La conmemoración incluye la lectura de los nombres de cada víctima y homenajes especiales a los trabajadores de rescate y a los supervivientes, reforzando el recuerdo de un evento que transformó para siempre la ciudad y el mundo.
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¿Quién es el Viejo Lin?

Carlos Ernesto Mojica Lechuga, alias “El Viejo Lin”, nació en El Salvador y pasó gran parte de su juventud en Estados Unidos, hasta ser deportado en la década de los 90.
A su regreso, se convirtió en figura clave de la pandilla Barrio 18, importando desde Los Ángeles las estrategias y la cultura marera.
A inicios del siglo XXI, se posicionó como uno de los líderes más temidos, con un historial marcado por crímenes atroces, como torturas y desmembramientos, incluyendo el asesinato de una joven de 16 años, que evidenció su control brutal sobre la estructura criminal.
Desde prisión, ascendió a palabrero de los Sureños, una de las facciones más poderosas de Barrio 18, y mantuvo el mando coordinando finanzas, homicidios y extorsiones.
Incluso llegó a compartir escenario con líderes de la MS-13 al anunciar una reducción de homicidios durante la tregua entre pandillas
En ese periodo, su discurso dejó entrever una ambición inusual: el deseo de incursionar en la política.
Se presentó ante medios y mediadores como un actor dispuesto a “redimirse”, expresando su sueño de convertirse en político y representar un cambio, aunque esa aspiración nunca se concretó.