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ENTREGA ESPECIAL

De millonario a dormir en la calle: contrató a Maradona, prometió el Disney argentino y ahora pide limosna

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Duerme en la calle, al lado de una puerta, sobre una frazada y con un maletín con doble uso: es su almohada y ahí guarda la comida y la plata que le pide a la gente que pasa por el lugar.

Más de una vez lo vieron hablar solo, como si le estuviera contando su drama a alguien. Otras personas dicen que suele sacar un celular que no funciona y habla, en inglés o en un castellano rudimentario, sobre negocios. Hay días en que no pronuncia una sola palabra. Y otros en que grita como un predicador, trepado a un contenedor, mirando a las estrellas para avistar ovnis.

Ese hombre desamparado, extraviado del mundo, es Emile Maxim St. Patrick Higgins -más conocido como Max Higgins-, el jamaiquino que se proclamaba el Rey del entretenimiento hace más de una década.

“Si recupero mi dinero puedo volver a contratar a Maradona, pero antes necesito que el propio Maradona me ayude. Diego puede sacarme de la calle”, le dijo el hombre a Infobae el jueves al mediodía, en Alem y Corrientes.

Está parado en una esquina y al hablar mezcla su inglés con el castellano y a la vez mezcla temas. Dice que él puede salvar a la Argentina si liberan sus dos billones de dólares supuestamente embargados, jura que quedó solo, que todos lo abandonaron, y que con su dinero podrá cumplir sus promesas.

En 2007 anunció que construiría una versión de Disneyworld en San Pedro con una inversión de mil millones de dólares.

Todo, en la vida de Higgins, al parecer fue una farsa.

Andaba en autos de lujo, dormía en hoteles cinco estrellas y llegó a organizar un reality para descubrir a la nueva estrella del fútbol mundial.

Para eso contrató a Diego Maradona y a Sergio Goycochea como conductores y en las veladas cantó desde Gloria Gaynor a Durán Durán.

En algunas de las giras por el país se sumó Gabriel Batistuta.

El reality se llamaba World Football Idol y tuvo tres ediciones. Lo llamativo es que el estadio marplatense casi siempre estaba vacío. Los Nocheros, Miranda y Soledad fueron otras de las atracciones del evento.

Nunca trascendió cuánto le costó al falso empresario el contrato con esas figuras.Higgins se paseaba por el estadio José María Minella, de Mar del Plata, con una capa y una corona de Rey, abrazado a Maradona.Higgins se paseaba por el estadio José María Minella, de Mar del Plata, con una capa y una corona de Rey, abrazado a Maradona.

Higgins se paseaba por el estadio José María Minella, de Mar del Plata, con una capa y una corona de Rey, abrazado a Maradona. “El mundo necesita un ídolo de fútbol, pero el mejor”, decía el extravagante empresario en un video presentación. Como premio, nunca otorgado, ofrecía una Lamborghini Diablo (se descubrió que era prestada y no quería devolverla), 100 mil dólares y una prueba en el equipo del mundo que Higgins decidiera.

Recorría el campo de juego abrazado a Maradona, que llegó a declarar a la prensa. “Max es un loco lindo que se atreve a descubrir nuevos jugadores, y se asoció con nosotros para ir buscando talentos en Argentina. Ojalá lo siga haciendo, como se hizo acá se podrá hacer en otras provincias. Siempre que se haga algo para la Argentina y sume, nosotros vamos a estar de acuerdo, ya se lo dijimos”.

Maradona se refería a una sociedad de la empresa que estaba a cargo de su ex esposa Claudia Villafañe con las que decía tener Higgins.

El imperio que parecía tener (cuando llegaba a la Argentina alquilaba una limusina, un helicóptero y una oficina en Puerto Madero) se deshizo como su breve leyenda.

Su esposa, la argentina Sandra Zapata, con quien se casó en 2006, comenzó a desenmascararlo. Dijo que de un día para el otro pasaron de vivir en una pensión en San Telmo a un piso en Puerto Madero. De viajar en la línea D del subte a andar en autos de lujo. De vestir ropa sencilla a usar ropa de marca. En YouTube hay varios videos de las tres vidas que se conocen de Higgins, hasta ahora. El empresario que decía codearse con el poder mundial, el que fue acusado de estafa y el que aparece durmiendo en la calle.Max Higgins recorría el campo de juego abrazado a MaradonaMax Higgins recorría el campo de juego abrazado a Maradona

Pero un día todo se terminó. Zapata lo denunció por violencia machista. Y mostró una carpeta con información según la cual Higgins estuvo preso en los Estados Unidos y en Inglaterra por estafar con cheques sin fondo y fabulación. Era considerado un estafador profesional.

En uno de los videos caseros, aparece durmiendo en una puerta cerca de la esquina de las avenidas Alem y Corrientes, en Retiro. Un joven lo despierta de un grito. Higgins se destapa, viste una camiseta de fútbol. Lo saluda y le pide, en un castellano limitado:

-¿No tiene plata para comida? Todo el día hambre.

Pero el domingo 11, el youtuber Magnus Mefisto, que tiene más de un millón de suscriptores, lo entrevistó en el mismo lugar. Higgins estaba sentado sobre una frazada, vestía un pantalón y un saco gris y usaba un maletín como almohada.

-Soy JFK como el presidente Kennedy, pero yo soy negro -dijo en inglés.

A medida que hablaba, hacía gestos elocuentes, como si con ese énfasis buscara que creyeran en su relato.

-¿Dónde está el dinero? -le preguntó Mefisto.

-El dinero está embargado, pero necesitas entender algo. ¿Has visto a Argentina colapsando en el pasado? En 2001 y 1994. El Congreso argentino no logra superarlo. El dinero está embargado. Deben liberarlo para que siga con Disney.

En un confuso español, Higgins siguió:

-El peso está en caída libre, está muy bajo. El dinero que me embargaron no es poco. Dos billones de dólares no es poco, pero no puedo mantenerlos porque los impuestos son altos. No puedo mantener los campos o seguir construyendo Disney. Necesito acceso a mi dinero y a los departamentos. ¡Esto es ridículo! El dinero está en la Argentina. Yo tengo mucho, lo sabes. Quiero que pongas esto en las noticias internacionales. Hay mucha corrupción aquí. Escucha atentamente: mi fama es mala, pero nadie va alejarme de mi dinero, ¿entiendes?

-¿Por qué terminó en la calle?

-Desde 2007 es como una montaña rusa para mí. Espero que llegue esto a los argentinos que viven en Estados Unidos y ellos dirán, y hasta Donald Trump dirá, que la clave del rescate de la economía es Max Higgins, yo tengo la solución. Si mi dinero es liberado, el peso flotará y volverá el uno a uno. Puedo salvar al país. Pero no tengo acceso al dinero. Necesito dinero para pagar taxi, para pagar a abogados. Traeme dinero para el taxi.

-¿No le quedaron amigos?

-A nadie. Ni los que estuvieron en el poder en 2007. Kirchner murió. Y los top millonarios están en bancarrota -dice Higgins y muestra su barbijo todo sucio-. Esto es bancarrota. Cerraron subte, negocios, esto no funciona.

-¿Cómo se volvió un vagabundo?

-Si soy un vagabundo, tú eres un vagabundo. Tengo dinero. En Navidad el país va a colapsar. El dólar está 74 a 1. La Policía Federal me toma de chiste. ¿Cuánto está Mc Donalds? Necesito dinero, tenemos que lidiar con gente de negocios. Necesito negociar con un senador federal, un abogado, un escribano. Las personas promedio no entienden de política.

Después de despedirlo, la cámara se quedó con la última imagen de Higgins: abrió el paquete de empanadas, que le dejó Mefisto, y las pasó, una por una, a una pequeña bolsa de plástico. Miraba como si lo que estuviera ante él fuera un tesoro, como los que soñaba cuando decía ser millonario. Luego las acomodó en su maletín, con una lata de gaseosa. Adentro tenía un peine, un poco de ropa, algo más de comida y una caja de cigarrillos.

El video, hasta el martes al mediodía, tenía más de 90 mil vistas y 1500 comentarios. Entre ellos, personas que lo vieron mendigar en la calle o en su mejor época. “Era uno de los custodios de un boliche vip donde este hombre venía y gastaba fortunas. En toda la disco adornaba a todo el mundo, la verdad un tipo copado pero raro, muy raro, muy volado. Conozco a su ex secretaria, es una chica ‘famosa’ y todo su entorno fue así, muy extraño”.

Otro comentario dice: “Lo veía durmiendo en la puerta del Patio Bullrich. Le llevaba comida y una vez le conseguí un colchón. Lo raro es que a veces desaparecía y volvía con un traje, como los que usaba en su etapa dorada”. “Yo lo vi rancheando en el Luna Park, con pibes que fumaban paco. Los pibes se reían porque él no paraba de hablar, se levantaba, hacía gestos, gritaba, parecía un actor en el escenario. Un loco”.

“A diferencia de otra gente que vive en la calle no se lo ve sucio ni maloliente. Lo vi en el Bajo. Habla solo. O usa un celular sin batería. No se lo ve con otros linyeras. A veces le preguntas algo y no responde, se queda mudo”, dice otro cibernauta.Distintas personas proponen ayudarlo, llevarle comida o dineroDistintas personas proponen ayudarlo, llevarle comida o dinero

Una joven da su aporte: “Literalmente no sabía quién es, trabajé durante el 2018-2019 en un local de cosméticos en Bullrich, él estaba todas las noches ahí afuera, en la vereda del shopping. Nunca se animó a entrar. Recuerdo que me llamó mucho la atención escucharlo hablar en inglés y gesticulando como si estuviera teniendo una charla con alguien más. Lo único que llevaba encima era una campera negra y una manta con la que se tapaba. Me acaba de volar la cabeza este video”.

Otro dato de un suscriptor de Mefisto: “En 2019 lo vi por Alem en traje y un bolso deportivo, solía estar sentado y otras veces se quedaba dormido. La primera vez que lo vi me dio la sensación de que le habían robado. Pero le pasó algo o le hicieron algo”.

Otras personas proponen ayudarlo, llevarle comida o dinero. O conseguirle un abogado. Hay opiniones de todo tipo que van de un extremo a otro: que delira, que está loco, que le lavaron la cabeza, que es un estafador que terminó como debía terminar, que los políticos se quedaron con su dinero, que calla algo que le hicieron.

Antes de su caída, Higgins seguía yendo a San Pedro con su séquito, hombres vestidos de negro, especie de guardaespaldas y otros con turbante, que al parecer eran enviados del príncipe de Dubai. Higgins mostraba planos, señalaba un gran descampado de 132 hectáreas donde, decía, iba a funcionar el Disney argentino. Pero The Walt Disney Company lo desmintió y amenazó con iniciarle acciones legales.

Lo mismo que Warner Bros, porque Higgins decía ser dueño de una empresa llamada Higgins Warner Corporation.

En sus eventos deportivos anunciaba el apoyo de marcas famosas que nunca estuvieron.

Si era un impostor, ¿de dónde salió su dinero?

Se sospecha que el tipo de estafa que cometía era la denominada “Esquema Ponzi”, por el estafador italiano Carlo Ponzi, una operación fraudulenta y piramidal que consiste en pagar a los inversores actuales los intereses obtenidos de nuevos inversores y no de ganancias genuinas.

Lo cierto es que Higgins, que vestía trajes de todo tipo, con tiradores, zapatos valuados en mil dólares, y se paseaba de un lado a otro con un helicóptero, desapareció del mapa.Higgins vestía trajes de todo tipo, con tiradores, zapatos valuados en mil dólaresHiggins vestía trajes de todo tipo, con tiradores, zapatos valuados en mil dólares

En 2013, el noticiero de América recordó la historia de Higgins en un informe. En una de las imágenes se lo veía bajar de un helicóptero encabezando una comitiva con hombres que vestían túnicas y turbantes. Un televidente, Fabián Lescano, que vendía choripanes frente al Aeroparque, descubrió que ese empresario que resultó un fraude no era otro que el linyera que iba a su puesto a pedirle comida, agua o cigarrillos.

Al vendedor, a cargo de Choripán Don Mario, se le ocurrió grabarlo con su celular. En el video casero, Higgins come sentado a una mesa de plástico con rapidez, como si llevara varios días sin probar bocado.

A partir de esta revelación, en el noticiero fueron a buscar a Higgins. Lo encontraron viviendo en una guarida subterránea.

Lo llamaron por su nombre y emergió como si interrumpieran su trance. Miró serio al periodista y comenzó a declamar:

-¡Ven eso en el cielo de noche! Son ovnis, ¿qué creen que nos van a hacer los ovnis? ¿Creen que el mundo es el mismo? ¿Crees que son estrellas? ¿Qué es eso que ven ahí? ¡Ovnis!

Higgins hablaba a los gritos. Luego señaló a unas palomas muertas, casi aplastadas, y dijo que le habían hecho una maldición.

Cuando le preguntaban sobre Maradona, San Pedro o su proyecto para el Disney argentino, no respondía. Seguía con su discurso delirante:

-¿Realmente creen que los argentinos son estúpidos? Disney es veneno para la gente. Son aliens, como gente muerta. ¿Y saben lo que hace la gente muerta? Se recicla. Las letras toman espacio en el tiempo.

Ante la insistencia del periodista, Higgins, abrió los ojos lo más que pudo y dijo:

-Todos los derechos de Disney son míos. Disney es de la Argentina. Los vampiros y los hombres lobos son reales. Lo que necesito es un lugar para que las naves bajen y ayuden a los dueños de la Argentina.

Enseguida, Higgins le dio la espalda al periodista, se subió a un paredón, miró al cielo y comenzó a gritar.

-¡Estoy avistando ovnis!

-Se va a matar -dijo el periodista.

Pero Higgins no lo registró.

Seguía hipnotizado, como si su imagen se hubiese congelado, mirando al cielo.

Higgins lleva casi diez años en la calle, desamparado. Su relato no tiene un hilo, es como si sus palabras se mezclaran. Cuando alguien le habla su tema pasa a ser el dinero que dice tener embargado.

Vive de limosnas y a veces los comerciantes le llevan empanadas o cigarrillos.

Su mirada es triste. No coincide con lo que dice. Con esa esperanza con la que habla.

La calle quizá es una peor condena que la cárcel. Sobre todo para un hombre que se movía como si el mundo le perteneciera.

Y ahora su mundo quedó reducido a las pocas baldosas que ocupa para dormir sobre una frazada sucia.

Solo y olvidado.

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Conmemoran décimo aniversario del fallecimiento del Dr. Armando Bukele

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Este 30 de noviembre se cumplen diez años del fallecimiento del Dr. Armando Bukele, padre del presidente Nayib Bukele. Su partida causo tristeza en la población salvadoreña, que continúa recordando su legado.

Durante su vida, el Dr. Armando Bukele destacó en los ámbitos médico, social y político, ganándose el respeto de quienes lo conocieron. Su labor por el bienestar del país y su compromiso con la ciudadanía siguen siendo motivo de reconocimiento.

Igualmente, se le reconoce por las enseñanzas que dejó al pueblo salvadoreño a través de sus distintas profesiones: maestro, empresario y filántropo, así como por su papel como padre. Realizó un destacado trabajo en la crianza de sus hijos, especialmente con Nayib Bukele, quien, gracias a sus consejos y la educación recibida, formó la visión con la que sueña con un mejor El Salvador.

Entre sus mensajes, se cita la frase: “Lucha, gana y goza en esta vida y hazlo también para la otra. Busca el Reino de Dios y su justicia y lo demás te vendrá por añadidura”.

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Jovencita de la UES destaca con segundo lugar en concurso de la NASA

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La NASA desarrolló recientemente un concurso que reunió a universitarios de diversas regiones, entre ellos Ángela Pineda, estudiante de tercer año de Ingeniería en Sistemas Informáticos de la Universidad de El Salvador (UES).

El proyecto de Ángela consistió en un sistema autónomo de drones con mini propulsores, con el que participó en el Programa Aeroespacial Internacional, obteniendo el segundo lugar en la base central de la NASA en Houston, Texas.

El evento se realizó entre el 8 y el 16 de noviembre, periodo en el que también recibió entrenamiento similar al de los astronautas, incluyendo simuladores de gravedad cero, vuelo de aeronaves Piper Archer y actividades de robótica bajo el agua.

El proyecto presentado por Ángela y otros estudiantes mexicanos fue nombrado «Hope» y consistió en un concepto de traje espacial con sensores incorporados en la tela.

“¡Segundo lugar! Un logro que destaca su talento, disciplina y el alto nivel académico de nuestra comunidad estudiantil. Felicitamos a Ángela por dejar en alto el nombre de la UES”, expresó la institución en sus cuentas oficiales.

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Su esposo murió de cáncer a los 72 y ella que tiene 27 tomó la peor decisión con sus dos hijos

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La historia de Vanessa Collias, una mujer de 27 años radicada en Ontario, Canadá, quedó grabada en los registros judiciales y en la memoria social como uno de esos casos en los que el dolor personal, la tragedia familiar y una cadena de sucesos desafortunados convergen en un final devastador. El 10 de diciembre de 2023, apenas nueve días después de la muerte de su esposo, la joven madre asfixió a sus dos hijos pequeños: Yiannis, de cinco años, y Dimitri, de cuatro. Luego intentó quitarse la vida, pero sobrevivió, aunque con consecuencias permanentes. El caso conmocionó a la comunidad canadiense no solo por la crudeza de los hechos, sino también por las circunstancias emocionales y psicológicas que rodearon a la acusada y que finalmente influyeron en la condena dictada por la justicia.

Las horas previas al crimen se reconstruyeron con precisión durante el proceso. Según la investigación policial, cuando los agentes ingresaron al departamento donde vivía la familia, encontraron a los niños tendidos uno junto al otro, en una escena silenciosa y perturbadora. La televisión seguía encendida y, cerca de los cuerpos, se hallaron prendas de ceremonia, como si la madre hubiese querido preparar algún tipo de ritual íntimo. En ese mismo espacio también se encontró una nota colocada detrás del televisor, un mensaje que los investigadores incorporaron al expediente y que sería analizado en el contexto del estado emocional de Collias.

Para los efectivos policiales que participaron del operativo, el shock fue inmediato. No había signos de violencia más allá de la asfixia. Los cuerpos de los pequeños no presentaban golpes, cortes ni ningún otro indicio de abuso previo. Más tarde, los exámenes post-mortem confirmarían que los dos niños estaban “sanos y nutridos”, un detalle que la fiscalía subrayó para remarcar que, pese al desenlace fatal, la madre había cumplido con los cuidados básicos hacia ellos. Ese dato se convirtió en un elemento clave para comprender la dinámica familiar previa al crimen.

En su confesión ante la corte, Vanessa Collias narró con lágrimas y voz quebrada el momento en el que decidió poner fin a la vida de sus hijos. Relató que había tapado sus narices y bocas con su mano mientras les cantaba “You Are My Sunshine”, una canción que solía entonarles desde que eran bebés. La imagen de una madre acunando a sus hijos con una canción dulce mientras ejecuta un acto irreversible estremeció a todos los presentes. La misma mujer aseguró que intentó quitarse la vida inmediatamente después, lanzándose desde el balcón del departamento. La caída no le provocó la muerte, pero sí una serie de lesiones que la dejaron parapléjica.

La confesión fue tan detallada como desgarradora. Collias explicó que, desde la muerte súbita de su esposo, Costa Collias, ocurrida el 1 de diciembre debido a una leucemia agresiva combinada con un cuadro de sepsis, su mundo entero se había desmoronado. Según sus propias palabras, la pérdida la había dejado “rota, completamente sola e incapaz de concebir una vida sin él”. En el expediente, agregó que en ese estado de desesperación había llegado a la conclusión de que la única manera de reunirse como familia era morir junto a sus hijos. Esa frase sería citada una y otra vez durante el juicio para intentar explicar la raíz psicológica del crimen.

La fiscalía, luego de recibir un extenso informe psiquiátrico, decidió reducir los cargos originales y aceptar que Collias se declarara culpable de dos asesinatos en segundo grado, lo que de todos modos implica una sentencia de cadena perpetua bajo la legislación canadiense. La rebaja se sustentó en el diagnóstico de un psiquiatra del Centro de Adicción y Salud Mental, quien concluyó que la mujer había sufrido un trastorno de adaptación grave tras la muerte de su esposo. No se trataba de una psicosis prolongada ni de un desorden estable, sino de un episodio agudo que alteró completamente su capacidad de juicio.

Durante la audiencia, el equipo de defensa aportó contexto sobre la relación entre Vanessa, su esposo y los niños. Describieron una dinámica familiar estable, amorosa y sin antecedentes de maltrato. “Lo que la señorita Collias más quiere, su señoría, es que entiendan que lo que ocurrió no fue de ninguna forma motivado por malicia. No fue por una falta de amor hacia sus hijos”, señaló uno de los abogados. Luego añadió: “Fue completamente lo opuesto”. Según la defensa, en la mente de Collias, distorsionada por el duelo extremo, la idea de morir con ellos era una forma de protegerlos del sufrimiento que ella misma creía inevitable.

Ese planteo generó un debate profundo en la sala. Por un lado, los fiscales insistieron en que la muerte de los niños había sido deliberada y que ninguna circunstancia emocional podía borrar ese hecho. Por el otro, la defensa pedía comprensión contextual, no para justificar el acto, sino para explicar cómo una madre sin antecedentes criminales había llegado a cometerlo. La jueza reconoció la complejidad emocional del caso, pero fue categórica en su sentencia: dos niños pequeños habían perdido la vida a manos de quien debía cuidarlos y protegerlos, y ese acto exigía la condena más alta contemplada para este tipo de delitos.

En paralelo, se conocieron detalles de los días posteriores a la muerte de Costa Collias. La joven madre había creado una página en GoFundMe solicitando ayuda económica para afrontar los gastos funerarios y sostener a sus hijos. Ese gesto, en apariencia racional y propio de un duelo reciente, contrastaba con la espiral emocional que se desencadenó poco después. Según el informe forense mental, la mujer alternaba momentos de aparente lucidez con episodios de angustia profunda, en los que expresaba que ya no encontraba sentido en la vida.

En el juicio, cada una de estas piezas fue encajando para reconstruir el derrumbe emocional que atravesó Vanessa. Su entorno más cercano también declaró que, tras la muerte de Costa, había perdido peso rápidamente, casi no dormía y pasaba horas mirando fotografías de su esposo. Los vecinos relataron que la escuchaban llorar durante la madrugada y que, en varias oportunidades, ella misma confesó sentirse desbordada. Pese a esos signos, nadie imaginó que la situación derivaría en un doble filicidio, uno de los crímenes más difíciles de asimilar socialmente.

El momento final de la audiencia estuvo marcado por un silencio absoluto. Vanessa pidió permiso para dirigirse a sus hijos, miró hacia el vacío y, entre sollozos, pronunció las palabras que quedaron registradas en las actas judiciales. “Dicen que Dios le da sus batallas más duras a sus soldados más fuertes”, comenzó diciendo. Luego agregó: “Bueno, este soldado perdió su lucha y por eso, mis bebés, me disculpo”. Aquella frase, cargada de un dolor irreparable, selló el cierre emocional del proceso.

No hubo aplausos, ni gritos, ni reacciones públicas explosivas. Solo un clima de consternación. Las crónicas locales señalaron que, incluso entre los agentes judiciales, la sensación predominante era la de una tragedia en la que no había ganadores ni perdedores, sino un entramado de duelo y desesperación que culminó en la fractura total de una familia. La condena de cadena perpetua, más allá de su dimensión penal, tiene para Vanessa un peso particular: debido a las lesiones sufridas en su intento de suicidio, pasará el resto de su vida cumpliendo la sentencia desde una silla de ruedas, en condiciones de movilidad reducida y con una dependencia casi absoluta de terceros.

El caso generó discusiones más amplias sobre la importancia del acompañamiento psicológico tras pérdidas repentinas y traumáticas. Organizaciones de salud mental subrayaron que el duelo no solo puede desencadenar tristeza, sino también cuadros severos que alteran la percepción de la realidad. “Las tragedias extremas son posibles cuando una persona queda emocionalmente aislada”, afirmaron expertos consultados por los medios. La historia de Collias se convirtió, para muchos profesionales, en un ejemplo doloroso de lo que puede ocurrir cuando el dolor se vuelve insoportable y no encuentra contención.

A medida que se conocieron más detalles, la sociedad canadiense continuó debatiendo el equilibrio entre la responsabilidad penal y la comprensión psicológica. Algunos sectores sostienen que la sentencia debía ser aún más dura; otros consideran que el sistema judicial debería contemplar de manera más profunda los contextos de colapso emocional extremo. Sin embargo, para todos quedó claro que lo ocurrido no encaja en los moldes tradicionales de violencia intrafamiliar, sino en el marco de una mente devastada por un duelo que avanzó más rápido y más fuerte de lo que su entorno pudo advertir.

Así, la historia de Vanessa Collias quedó sellada como una tragedia múltiple: la muerte de un padre, la pérdida de dos niños pequeños y la destrucción emocional definitiva de una mujer que, según todas las evaluaciones, amaba profundamente a su familia, pero no logró soportar una realidad que la desbordaba por completo. Un caso que para la crónica policial es un hecho consumado, pero que para la sociedad y para los expertos en salud mental sigue siendo una dolorosa señal de alerta.

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