El libro «The Cave» («La cueva»), del británico Liam Cochrane, relata cómo fue la operación de rescate sin precedentes que permitió sacar con vida a los 12 Jabalíes Salvajes y a su entrenador
Los niños atrapado en la cueva de Tailandia, antes de ser rescatados
Los 12 niños futbolistas de Tailandia nunca bucearon para salir de la cueva, reveló un libro que reconstruyó el dramático encierro de los Jabalíes Salvajes, una historia que mantuvo al mundo en vilo durante 17 días.
The Cave (La cueva), del británico Liam Cochrane, relata cómo fue la operación de rescate sin precedentes que permitió sacar con vida a los 12 jóvenes y a su entrenador.
Cuando los socorristas los encontraron, los niños llevaban diez días atrapados. Diez días en los que habían estado sin comida, en la oscuridad absoluta, cavando y durmiendo. Pero con la llegada del doctor Pak y de tres SEAL de las fuerzas especiales tailandesas, ya no estaban solos. Después de los largos días de aislamiento, la camaradería que trajeron los militares a la cueva fue una bendición.
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Pero darles comida y atención médica era solo el primer paso para salvarlos. Los rescatistas competían una carrera contra el tiempo: los niveles de oxígeno en la cueva disminuían rápidamente y para los días siguientes se pronosticaban más lluvias, que podían hacer que se inundara por completo la caverna.
Por eso, había una sola solución posible: sacar a los niños.
(Royal Thai Navy/ AFP)
«Si buceamos ahora, algunos podrían morir; pero si no buceamos, todos morirán y solo vamos a recoger 13 cuerpos», les dijo un experto a quienes dirigían el rescate.
El problema era cómo hacerlo. Los rescatistas que habían estado en la cueva inundada sabían que era imposible que un niño que nunca había buceado aprendiera a hacerlo y pudiera salir de ahí a través de los estrechos túneles llenos de barro y con visibilidad casi nula.
La única esperanza era sedarlos: poner máscaras de oxígeno en sus caras, sellarlas con silicona para que no se desprendieran y dejar que los buzos los cargaran hasta la salida.
(Tassanee Vejpongsa/ AP)
Para ello se necesitaban especialistas, y fueron llamados dos buceadores australianos de gran experiencia, el doctor Richard Harris, un anestesiólogo conocido como el Dr. Harry, y su amigo y compañero de buceo Craig Challen, un veterano retirado.
Aún contando con los mejores, todos sabían que el plan era arriesgado.
El Dr. Harry y su compañero pidieron al Gobierno tailandés inmunidad diplomática por si algo salía mal. no confiaban en que las drogas funcionaran. «Pensé que había cero posibilidades de éxito», admitió más tarde el Dr. Harry. Otros socorristas pensaban que en la operación podían morir hasta cinco niños.
Esos temores aumentaron cuando Saman Gunan, un ex SEAL tailandés de 37 años que se había ofrecido voluntariamente para ayudar, murió durante las operaciones de preparación del rescate.
Si había muerto un buzo tan experimentado, ¿qué posibilidades tenían unos niños?, era la pregunta que todos se hacían.
(Tassanee Vejpongsa/ AP)
Para tranquilizar a los padres, se les dijo que a los Jabalíes Salvajes se les iba a enseñar a bucear; por su parte, los medios informaron que cada uno de ellos estaría atado a una manguera de aire y nadaría con un buzo de rescate adelante y otro detrás.
Pero nada de eso era cierto.
Así, comenzó la parte final del operativo. Primero, los socorristas ensayaron el inédito rescate en una piscina cubierta con tres jóvenes de complexión física similar a la de los niños. La simulación fue un éxito y dio luz verde al comienzo del operativo.
Navy Seals tailandeses en la gruta inundada (Royal Thai Navy/ AFP)
El Dr. Harry decidió sedar a los niños con una combinación de tres drogas: Xanax,para aliviar el miedo; ketamina, para dormirlos, y atropina, para reducir la saliva en su boca, con la cual podrían ahogarse. Una segunda inyección de ketamina la harían después de una hora con una jeringa precargada, para que la sedación durara las tres horas necesarias para hacer el recorrido hasta la salida.
El día elegido fue el 8 de julio, un domingo.
Los niños escribieron un mensaje a los padres de parte de todos: «No se preocupen por nosotros. Cuando salgamos queremos llegar a casa de inmediato. No nos des demasiada tarea».
Luego, cada niño escribió sus propias palabras. Little Titan, el más joven, escribió: «Prepárese para llevarme a comer pollo frito».
Ek, el entrenador, decidió quiénes serían los primeros cuatro en salir. Ek seleccionó a Note, Tern, Nick y Night, porque sus casas era las más alejadas de la cueva. «Planificamos que, una vez afuera, se fueran en bici a sus casas y durante el camino les avisaran a las otras familias», explicó con ingenuidad. No podía imaginar lo que estaba pasando afuera de la cueva.
Note, de catorce años, fue el primero en salir. Se puso un traje de baño y se tragó la pastilla sedante que le dio el doctor Pak para relajarlo.
Bajó la pendiente hacia el Dr. Harry y se sentó en su regazo. El anestesista le inyectó el resto de las drogas y el niño quedó inconsciente. Luego le pusieron el equipo de buceo y un tanque de aire atado a su frente. Encendieron el aire y colocaron las máscara, que cubría todo el rostro. Después de 30 segundos, Note comenzó a respirar normalmente.
Luego, los buzos lo esposaron para asegurarse de que si se despertaba no intentara arrancarse la mascarilla, poniendo en peligro su vida y la de su socorrista.
Thanaporn Promthep, la madres de uno de los niños (Lillian Suwanrumpha/ AFP)
El buzo británico Jason Mallinson se sumergió junto con Note, en la misma posición de un paracaidista con su instructor.
Comenzó a nadar hasta la siguiente cámara, donde Craig Challen estaba esperando para hacerle un control médico en tierra firme.
Luego volvieron a sumergirse, abriéndose camino con cuidado: era fundamental no golpear al niño con estalactitas y rocas para que no se despertara o se le desprendiera la máscara.
(Royal Thai Navy / Handou/ AFP Photo)
Luego superó la brecha más estrecha y llegó a una parte del túnel que estaba en posición vertical. «Fue muy desalentador y muy lento», recordó. Estaba avanzando hacia la cámara 6, la mitad del recorrido.
Allí, otros dos buceadores lo esperaban. Mallinson emergió y el niño estaba respirando y vivo.
El plan estaba funcionando. Una vez más, Note fue arrastrado a una zona de tierra firme sin agua para un control médico. Todo se veía bien. El niño dormía.
Volvieron a sumergirse y llevó a Note por el resto de la cueva inundada hasta la cámara 3, el centro de comando.
Lo cargaron en una camilla de rescate especial para que pudiera deslizarse fácilmente sobre la roca hasta llegar a la salida. Estaba a salvo.
(Royal Thai Navy/ AFP)
Faltaban 12.
Los siguientes fueron Tern, de 14 años, Nick, de 15 años (quien ni siquiera era miembro de los Jabalíes Salvajes y se había unido al grupo para pasar tiempo con su mejor amigo, Biw).
El rescate iba bien. Pero siempre había un momento de inquietud al principio. Cada vez que un niño anestesiado entraba en el agua, dejaba de respirar durante unos 30 segundos.
«Básicamente era como arrastrar paquetes con un asa, como una bolsa de compras», recordó el buzo británico Rick Stanton.
Todo iba bien hasta que Night reaccionó mal a las drogas y tuvo que pasar una media hora antes de que se recuperara. Pero también logró salir. A las 9 de la noche, la operación del primer día había terminado, los cuatro niños habían salido.
Al día siguiente, otros cuatro niños fueron llevados a la superficie con éxito, aunque uno comenzó a despertarse cuando Jason Mallinson lo estaba llevando a través de un pasaje parcialmente inundado, y el buzo tuvo que inyectarle otra dosis de sedante mientras controlaba al niño en el agua.
(Lillian Suwanrumpha/ AFP/ Getty Images)
Faltaban cinco, mientras aumentaban el agua, la lluvia y la preocupación de los buzos. El entrenador Ek fue el primero en salir del último grupo. El siguiente fue Tee, que quedó enganchado con un cable en el túnel. John Volanthen recordó haber tenido que «estacionar» al niño en el fondo de la cueva inundada mientras cortaba el cable y liberaba sus piernas. Probablemente estar sedado fue decisivo para que se salvara. Titán, el niño más joven y el segundo más pequeño, fue el siguiente, seguido de Pong.
Finalmente fue el turno de Mark, el más pequeño y el último. Con Mark el problema era que no había máscaras lo suficientemente pequeñas para ajustarlas a su rostro. Una que podría funcionar había sido encontrada a último momento durante la noche y llevada a la cueva.
Fue sacado sin problemas.
«Hicieron todo lo correcto para que pudiéramos rescatarlos», comentó Chris Jewell, uno de los socorristas. «Nunca vi un gemido o una lágrima en sus ojos. Eran jóvenes muy tranquilos, fuertes y decididos».
Todos estaban sanos y salvos. El mundo celebraba.
En el hospital, los rescatados se enteraron de la única noticia triste: de la muerte de Saman Gunan, el valiente socorrista de 38 años que falleció en la misión. Conmovidos hasta las lágrimas, todos lededicaron su homenaje
Siete conductores fueron detenidos la madrugada de ayer por conducir bajo los efectos del alcohol, esto como parte de diferentes controles antidopaje que fueron instalados por el Viceministerio de Transporte (VMT) junto con la Policía Nacional Civil (PNC).
De acuerdo con las autoridades, dos de estos dispositivos se ubicaron en el distrito de Quezaltepeque, en el municipio de La Libertad Norte, y otro en la 7.ª calle oriente.
Otro control se instaló en el kilómetro 28 de la carretera de Quezaltepeque, en el desvío a San Juan Opico.
Se informó que dos de los detenidos, Hugo Danilo Zelaya y Ulises Hernández, al percatarse de la presencia de las autoridades, intentaron huir; sin embargo, fueron capturados.
También fueron arrestados Lucía Astrid Estrada González, quien conducía con 122 miligramos de alcohol; José Roberto Pérez Alvarado, con 87; Carlos de Jesús Bustamante Orellana, con 68; Katherine Tatiana Ávalos Godoy, con 62, y Nelson Alexánder Pleitez Morán, con 32.
De acuerdo con las modificaciones de la normativa de tránsito, a los infractores se les suspenderá la licencia de conducir por 12 meses.
Los días con sin asesinatos reportados por la Policía durante enero fueron: 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 26, 27, 28 y 29.
Mientras que los días con cero homicidios en El Salvador a lo largo de febrero 2025 han sido: 1, 2, 3, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21 y 22.
Dicho logro, también es parte del Plan Control Territorial, implementado desde 2019, y el régimen de excepción, aprobado en marzo de 2022 y vigente hasta el momento en el país.
Cabe mencionar que, de acuerdo con datos oficiales, en el 2024 hubo 33 por delincuencia, 34 por casos de intolerancia social y 47 por casos familiares. Esto se tradujo a que el 70 % de los asesinatos registrados en el país no fue atribuido a pandillas.
La presentación del informe final, respecto a las acciones implementadas por el Gabinete de Seguridad Ampliado en el 2024, las autoridades detallaron que gracias a la detención de los más de 84,260 pandilleros a quienes les han decomisado 4,548 armas de fuego, durante toda la ejecución del régimen de excepción, los homicidios cometidos con este tipo de arma registraron una baja considerable en todo el año.
El modelo Bukele redujo al mínimo la emigración de salvadoreños hacia otras naciones producto de la inseguridad y la violencia homicida de las pandillas. Así lo refleja el Censo de Población y Vivienda 2024 elaborado por el Banco Central de Reserva (BCR) de El Salvador, el cual fue presentado el pasado 31 de enero.
El estudio revela que en 2014 la inseguridad y la violencia eran la segunda causa por la cual los salvadoreños decidieron emigrar a otros países. El dato obtenido fue 20.5 % (es decir, 20 de cada 100 personas). En ese momento el país era gobernado por el partido FMLN bajo la gestión de Mauricio Funes (fallecido el 21 de enero), mismo que hundió al país con más de 20,000 homicidios, producto de la tregua entre pandillas.
El censo también detalla que en 2024 la inseguridad y la violencia cometidas por los grupos terroristas dejaron de ser una preocupación para la población. Apenas un 2.4 % (2 de cada 100) emigró.
En la última década, El Salvador tuvo dos registros elevados por emigración internacional, siendo 2016 el primero de ellos, con 24.3 %. Ese año el país totalizó 5,276 homicidios, y le sigue 2015, con 23.8 %; este año es considerado el más sangriento en la historia del país, tras concluir con 6,656 crímenes contra la vida y una tasa de 106.3 homicidios por cada 100,000 habitantes.
En los primeros meses de la actual gestión, el modelo Bukele acabó con el dominio que las maras tenían en colonias y comunidades. Esto generó una caída histórica de la emigración, la cual fue de 8.6 % en 2022, mientras que de 4.6 % fue en 2023, y de 2.4 % durante 2024.
«El 20.5 % dijo que [emigró en 2014] por la inseguridad o violencia en el país; en 2024 únicamente un 2.4 % dijo que fue por violencia e inseguridad», explicó el presidente del BCR, Douglas Rodríguez, durante la presentación del estudio.
El funcionario destacó que lo notable del estudio es «lo exitoso de las valientes medidas tomadas por el presidente Bukele en seguridad, que nos han convertido en referente mundial en seguridad».
Salvadoreños respaldan el modelo Bukele
En reiterados estudios, los salvadoreños han expresado su conformidad con la implementación de la actual estrategia de seguridad. Así lo reflejó la encuesta de opinión ciudadana elaborada en junio de 2024 por la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), cuyos resultados fueron presentados en enero de este año.
El régimen de excepción obtuvo un 99 % de aceptación entre los salvadoreños, legitimando así las decisiones del presidente Nayib Bukele para frenar la criminalidad de las maras en su primer año de Gobierno.
Este resultado superó significativamente la ponderación que los ciudadanos dieron a los fracasados planes de seguridad de los gobiernos de ARENA y el FMLN al cierre de su gestión.
Así, por ejemplo, el plan El Salvador Seguro, del prófugo Salvador Sánchez Cerén, obtuvo el 50 % de aprobación, mientras que la Tregua entre Pandillas, de Funes, alcanzó un bochornoso 38 %, en tanto que el 59 % fue para la Super Mano Dura, de Elías Antonio Saca, actualmente preso por corrupto.