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HISTORIA: «Me subiría a la silla, colocaría la soga en el cuello y la ajustaría», relata víctima de abuso sexual a manos de sus tres tíos

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La noche estaba muy triste y en mi alrededor solo había oscuridad y soledad. Desde mi cuarto apenas escuchaba los grillos y los perros. Así como yo, que me sentía vacía por dentro, mi casa estaba desértica: mi mamá y mis dos hermanas estaban en la iglesia pidiéndole a Dios por el bien de toda la familia.

Mientras ellas se encontraban en el culto, yo preparaba las condiciones para matarme. Tomé una soga y decididamente armé el nudo. Lo lancé sobre una viga y me aseguré de que quedara amarrado firmemente con la gaza colgando. “Estoy a pocos minutos de mi muerte y de lograr la libertad”, pensé.

Los dos tíos menores (Manuel y Alexander) viven en la aldea. Porque Karla no quiere, la familia no presentó denuncia contra ellos.

Coloqué una silla bajo el nudo y repasé mentalmente el plan que tenía previsto: me subiría a la silla, colocaría la soga en el cuello, la ajustaría, y concluiría empujando la silla para quedar colgada.

Eran entre las siete y ocho de la noche. Ya no había más tiempo que perder y nada más que hacer. Me subí a la silla y me puse la soga al cuello. Cerré mis ojos y en ese momento, cuando sentía una pesadez en mi corazón, llegaron a mi cabeza otras ideas. “No puedo hacer esto”, pensé. “Mi mamá va a sufrir y ella no tiene la culpa”.

Gracias a Dios me salvé otra vez de la muerte. Dios me iluminó en ese momento de tristeza y me dio otra oportunidad para seguir viviendo. Retiré la soga de mi cuello y renuncié al suicidio. Bajé el lazo y quité la silla. A los minutos llegaron de la iglesia mi mamá y mis hermanas. Estaban muy alegres.

Lo que hice la semana pasada con la soga es una de las tantas veces que he intentado matarme: anteriormente me tomé ocho pastillas antidepresivas y mucho antes me corté las venas de los brazos.

En noviembre cumpliré 15 años. Desde que tengo 10 años lloro casi todas las noches, tengo pesadillas horribles, siempre me siento sucia y culpable por no haber evitado todas esas cosas que mis tres tíos me hicieron y que ahora me tienen sufriendo.

Ellos son hermanos de mi papá: José, Manuel y Alexander, el primer tiene 23 años, el segundo 20 y el tercero 17. Cuando yo era una niña pensaba que ellos me querían, pero los tres arruinaron mi niñez y mi vida.


Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en Honduras hay 1,633,811 niñas menores de 17 años.
Los hechos. Nosotros vivimos en una aldea. Mi mamá trabaja en una pastelería todo el día y mis hermanas van temprano a la escuela pública. Durante la mañana yo siempre estaba sola porque me tocaba ir a clases después de mediodía.

Un día, cuando yo tenía 10 años, decidí visitar la casa de mi abuelo, que está cerca de la mía, y cuando entré estaba solo mi tío José. Hasta ese momento, yo lo quería. Él siempre había sido buena persona conmigo. Me trataba con cariño y muchas veces me daba dinero para que yo llevara a la escuela. Pero ese día, mi tío José actuó de manera diferente. No había pasado mucho tiempo desde que entré a la casa cuando él había cerrado las puertas.

Eso me pareció un poco raro. Después llegó hasta donde mí y me rompió el vestido y me agarró violentamente. Yo no me pude defender. No tenía fuerzas. Cuando terminó de hacer todo, él me dijo que saliera inmediatamente de la casa y que no dijera nada a nadie porque si hablaba, yo iba a sufrir una gran vergüenza.

En ese momento estaba nerviosa, estaba temblando. Me toqué y sentí sangre. Salí corriendo del lugar y cuando llegué a mi casa me bañé porque me sentía sucia.
Me quedé callada, pues tuve miedo a que no me creyeran. Tampoco quería sufrir una vergüenza.

Desde ese día y durante casi un año, mi tío José me agarró unas siete veces. Siempre hizo lo que quiso conmigo porque yo tenía mucho miedo. Lo único que me quedaba era llorar y sufrir en silencio para evitar que mi mamá se diera cuenta.

No sé si mi tío José le dijo a mi tío Manuel que él me había violado, pero un día, sin decirme una palabra, él aprovechó que yo estaba sola en la casa para abusar de mí. Yo tenía 11 años y ese día tenía puesto un short.

Él me lo quitó, me desvistió

Yo forcejeé y grité, pero nadie me escuchó. El hermano menor de mi tío, cuando tenía unos 15 años, también me agarró a la fuerza. Ese día yo tenía un vestido y él ordenó que me lo quitara. Después, los tres llegaban a la casa como si no habían hecho nada. Siempre me pedían café y cuando yo no les prestaba atención siempre me violaban.

Yo mantuve el silencio durante unos tres años. Me sentí obligada a hablar porque comencé a sufrir depresión y a tener ideas suicidas. El director de la escuela llamó a mi mamá para que me llevara donde un psicólogo. Los profesores vieron que yo había bajado mi promedio de 94% a 75% y notaron que siempre estaba sola. No me gustaba tener compañeros a mi lado.

En diciembre de 2018, mi mamá me llevó donde la psicóloga y a ella le conté la verdad. Después a mi tía y ella le dijo a mi mamá.

Todas las noches sueño que los tres me vuelven a violar. Me sigo sintiendo sucia, me dan ganas de llorar y pienso en matarme. Por esta razón, la psiquiatra me envía al Hospital Santa Rosita. Espero estar en ese lugar hasta que me recupere de la depresión. Después volveré a las clases. Ahorita estoy en octavo grado… Deseo ser policía para proteger a las mujeres.

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Internacionales

Honduras implementa teletrabajo para empleados públicos por brote de COVID-19

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El gobierno de Honduras ordenó que los empleados públicos realicen teletrabajo por un brote de Covid-19 y otras enfermedades respiratorias que ya dejaron más de 200 muertos este año.

«Se ha dispuesto que todas las dependencias del gobierno central, [y] las instituciones descentralizadas (…) pasen a la modalidad de teletrabajo los días jueves y viernes», dijo el ministerio en un comunicado.

 

Argumentó que son «recomendaciones de la Secretaría de Salud», porque hay «un acelerado y sostenido incremento de enfermedades respiratorias altamente contagiosas» como «el Sar-Covid-19, el virus sincitial respiratorio, la influenza o el resfriado común».

El jefe de Vigilancia Epidemiológica del Ministerio de Salud, Lorenzo Pavón, aseguró a medios locales que 216 personas han fallecido en lo que va del año a causa de infecciones respiratorias, cinco por Covid-19, en «una letalidad realmente bien considerable».

El gobierno había recomendado a la población «retomar el uso de la mascarilla, lavado frecuente de manos o uso de desinfectantes», así como «evitar concentraciones masivas en espacios reducidos», igual que en 2020 y 2021 durante la pandemia de coronavirus.

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Embarazada resulta lesionada en intento de asalto en Ciudad de Guatemala

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Una mujer embarazada de seis meses resultó herida de bala tras un intento de asalto registrado en la zona 9 de la Ciudad de Guatemala, según informó la Policía Nacional Civil (PNC).

El hecho ocurrió en la intersección de la 6ª avenida y 8ª calle, donde sujetos armados habrían interceptado a la víctima con intenciones de robo. La mujer fue identificada como Jimena Vickers, de 31 años, quien se desempeña como visitadora médica.

De acuerdo con versiones preliminares, los atacantes abrieron fuego luego de que Vickers se opusiera al asalto. En el parabrisas del vehículo, del lado del conductor, se observaron al menos tres impactos de bala.

La víctima fue auxiliada por cuerpos de socorro y trasladada a un centro asistencial. Su estado de salud, así como el del bebé que espera, no ha sido detallado por las autoridades.

La PNC inició un operativo en el sector para dar con los responsables, aunque hasta el momento no se reportan capturas.

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Internacionales

Crisis humanitaria en Gaza deja a niños y madres gravemente afectados por la desnutrición en medio del conflicto

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La organización Médicos Sin Fronteras (MSF) alertó este viernes que uno de cada cuatro niños entre seis meses y cinco años, así como mujeres embarazadas y lactantes atendidos en sus clínicas en Gaza, presenta signos de desnutrición, en lo que califican como una emergencia sanitaria y humanitaria de alto nivel.

En un comunicado, MSF acusó a las autoridades israelíes de usar deliberadamente el hambre como un arma de guerra. “Los propios pacientes y profesionales de la salud sufren de hambre”, señaló la ONG, que mantiene presencia médica en Ciudad de Gaza.

Caroline Willemen, coordinadora del proyecto de MSF en esa ciudad, aseguró que están recibiendo alrededor de 25 nuevos casos de desnutrición diariamente. Desde el 18 de mayo, los registros se han cuadruplicado y la desnutrición severa en menores de cinco años se ha triplicado.

MSF afirma que esta situación se debe a una “hambruna deliberada”, consecuencia directa del bloqueo impuesto por Israel sobre el enclave palestino. Aunque a finales de mayo se flexibilizó el cerco, las carencias de alimentos, medicinas y productos básicos persisten.

Israel, por su parte, responsabiliza a Hamas de manipular la ayuda humanitaria, acusándolo de apropiarse de suministros para revenderlos a precios desorbitados o de atacar a las personas que esperan recibir alimentos.

La ONG también denunció ataques en los centros de distribución de alimentos gestionados por la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), respaldada por Israel y Estados Unidos. “Estas distribuciones no son ayuda humanitaria, son crímenes de guerra cometidos a plena luz del día bajo el disfraz de compasión”, afirmó Mohammed Abu Mughaisib, coordinador médico adjunto de MSF en Gaza.

La ONU ha documentado más de 1.000 muertes desde finales de mayo en puntos de ayuda humanitaria, la mayoría cerca de los centros operados por la GHF.

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