Internacionales
«Apaguen las cámaras»: salvadoreño deportado describe maltratos en centro de detención en EEUU

En la modesta casa de su madre en el sur de El Salvador, José describió su proceso de deportación de Estados Unidos al país centroamericano como una experiencia traumática, de la cual no lograba sobreponerse.
Como lo ha hecho con miles de migrantes latinoamericanos, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) deportó al salvadoreño en medio de la pandemia por COVID-19, pero además cuando convalecía de una cirugía de hernia umbilical.
«Me lastimaron mucho, porque hasta la fecha sufro un trauma mental al recordar todo el dolor», dijo a Xinhua el hombre de 47 años, quien pidió no dar su nombre real por motivos de seguridad, en su vivienda en el departamento de La Paz.
José contó que fue detenido por ser migrante irregular en junio de 2019 en Georgia (sureste) de Estados Unidos, y que desarrolló la hernia durante su encierro en dos centros de detención de ICE en ese mismo estado, hasta que médicos la repararon a finales de marzo cuando el nuevo coronavirus avanzaba en ese país.
A inicios de abril, alrededor de 10 días después de la cirugía, cuando el migrante se recuperaba en una celda del centro de detención de Stewart, Georgia, los guardias ordenaron que se alistara para su deportación, pero no podía ponerse de pie por el dolor de la herida.

Desesperados por hacer cumplir la orden, los guardias lo sujetaron de las piernas y del cuello para cargarlo hacia una silla de ruedas, pero como se resistía por el dolor terminaron por dejarlo caer hasta que enfermeras lo recogieron del piso unos 15 minutos más tarde, aseguró.
«Me agarraron de los pies, me forzaron, me llevaron casi elevado en las manos», relató José, y afirmó: «Uno de ellos dijo ‘apaguen las cámaras’, porque sabían la violación que estaban haciendo».
El maltrato despertó reclamos de algunos de los 80 migrantes que estaban en la misma área del centro, uno de los más grandes en Estados Unidos y el cual, según la prensa, enfrentó en abril protestas ante una insuficiencia de medidas sanitarias contra la COVID-19.
«Yo gritando decía ‘déjenme, que no puedo moverme, si me van a deportar depórtenme otro día, orita yo no puedo, me duele mucho'», recordó.
A José lo deportaron el pasado 7 de abril junto con otros salvadoreños en un vuelo hacia San Salvador, horas después de la caótica escena que formó parte de una cadena de sucesos dramáticos para el hombre, que comenzaron con una expulsión previa en 2018, según relató.
Explicó que vivió en Estados Unidos durante 17 años, pero al momento de su arresto el año pasado, por una infracción de tránsito, tenía pocos meses de que había reingresado irregularmente al país tras ser deportado a El Salvador.

En el país centroamericano, criminales que creyeron que era adinerado por haber trabajado en Estados Unidos lo secuestraron, y en un ataque posterior balearon su vehículo, provocando que chocara y sufriera lesiones que se convirtieron en la hernia que lo aquejó después.
José dijo que regresó a Estados Unidos porque quería reencontrarse con sus cuatro hijos pequeños, además de retomar su pequeña empresa de construcción en la que empleaba a 10 personas y pagaba impuestos.
Tras caer de nueva cuenta bajo custodia del ICE el año pasado, el salvadoreño pidió asilo político, exponiendo el asedio de los criminales en su país, pero un juez lo negó y aprobó su deportación, apuntó.
Además, el salvadoreño agregó que fue expuesto a la COVID-19 cuando lo internaron para la cirugía en un hospital en Albany, Georgia, por lo que lo examinaron y aislaron cinco días tras la operación hasta que, sin mostrarle los resultados, le dijeron que había dado negativo.
«Cuando vieron que el ´test´ (prueba) había salido negativo, me transfirieron de nuevo a celdas donde habíamos 80 o 90 personas, donde ya empezaban personas a tener síntomas de COVID-19, donde ellos estaban cubriendo que muchos migrantes se estaban enfermando», sostuvo.
El centro de detención de Stewart, donde José dijo que no se tomaban medidas sanitarias, acumulaba 31 migrantes contagiados y una muerte por COVID-19, la segunda ocurrida en las instalaciones de ICE a escala nacional, según datos de esa agencia actualizados al 15 de junio.
En mayo, el congresista demócrata Hank Johnson envió una carta a ICE preguntando por las medidas sanitarias en Stewart ante la pandemia, y advirtió que un brote sólo se sumaría a una «larga lista de abusos» reportados en esa instalación, que es operada por una empresa privada.
«Hacinamiento, poco personal médico, falta de atención a las necesidades médicas, abuso verbal y físico», enumeró Johnson, con base en el reporte de 100 organizaciones que en 2019 pidieron una investigación por las malas condiciones en ese centro.
ICE reportaba a la fecha un acumulado de 2.016 contagios de detenidos en numerosos centros, tras haber realizado pruebas a poco más de 5.000 migrantes de una población total que superaba las 24.700 personas, de acuerdo con sus datos.
Expertos y defensores han advertido desde abril que Estados Unidos arriesgaba a países de América Latina al mantener las deportaciones durante la pandemia, puesto que los migrantes procedían de centros de detención que han registrado contagios e inclusive brotes de decenas de infectados.
Según un investigador del Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR, por sus siglas en inglés), basado en Washington, ICE había realizado desde marzo 135 vuelos de deportaciones a 13 países de la región, reportándose repatriados positivos en Guatemala, Jamaica, México, Colombia y Haití.

«Las continuas deportaciones de la administración Trump representan un riesgo significativo para la salud pública de la región, y representan una carga para los sistemas de salud ya sobrecargados», apuntó el investigador del CEPR, Jake Johnston, en un foro sobre la problemática el 29 de mayo.
Después de su deportación, José permaneció 43 días más aislado junto con otros migrantes en un centro de contención que El Salvador habilitó para evitar que los repatriados propaguen el coronavirus en el país, que a la fecha sumaba más de 3.800 casos y 74 muertes.
En la casa de tres habitaciones de su madre, el hombre se levantó la camisa para mostrar la gruesa cicatriz de la cirugía en su abdomen, y aseguró que ha perdido todo por la deportación, aunque la peor parte era estar separado de sus cuatro hijos pequeños.
«Es como arrancarme la vida, es perder todo, y como padre solamente pido a Dios que me abra una puerta de cómo poder regresar (a Estados Unidos) por la vía legal», expresó José, y agregó: «No me queda más que sacrificar mi vida por estar cerca de ellos».
Internacionales
El papa Francisco recibió y agradeció al personal del hospital donde fue atendido

El papa Francisco recibió este miércoles al personal del hospital de Roma donde fue tratado durante 38 días por una doble neumonía que lo llevó al borde de la muerte, anunció el Vaticano.
«¡Gracias por sus servicios en el hospital, de muy buena calidad, sigan así!», expresó el papa de 88 años, cuya voz sigue debilitada y presenta dificultad para respirar, a pesar de sus sesiones diarias de rehabilitación.
El encuentro tuvo lugar en un anexo de la sala Pablo VI, donde normalmente se celebran las audiencias generales de los miércoles, suspendidas desde su hospitalización a finales de febrero.
El papa fue recibido a su llegada en silla de ruedas con aplausos por parte de los asistentes, unas 70 personas en total, precisó el Vaticano, que también publicó fotos y un breve video del encuentro.
La reunión, que duró unos veinte minutos, se llevó a cabo pocos días antes de la Pascua, la festividad más importante del año, en la que Francisco tendrá una participación limitada, ya que sigue convaleciente, a pesar de varias apariciones públicas que transmiten cierta tranquilidad sobre su estado de salud.
De regreso en el Vaticano desde el 23 de marzo, el jesuita argentino debería, en teoría, guardar reposo durante dos meses, sin actividades públicas ni contacto con grupos, para evitar el riesgo de una sobreinfección.
Sin embargo, en los últimos días, Jorge Bergoglio, conocido por su carácter decidido, encadenó varias apariciones sorpresivas e incluso se permitió dos baños de masas. El domingo, al finalizar la misa del Domingo de Ramos en la Plaza de San Pedro, estrechó manos y se detuvo a bendecir a niños.
El Vaticano informó el martes que su estado de salud sigue mejorando gracias a la rehabilitación respiratoria y motora, y que puede pasar cada vez más tiempo sin necesidad de asistencia de oxígeno.
Internacionales
Más de 400.000 niños podrían sufrir «desnutrición severa» en Siria, afirma ONG

Más de 400.000 niños en Siria pueden sufrir «malnutrición severa» tras la suspensión de la ayuda de Estados Unidos, alertó el miércoles la ONG Save the Children, que afirma redujo sus actividades en el país.
En un comunicado, Bujar Hoxha, director de Save the Children para Siria, pidió a la comunidad internacional cubrir urgentemente el déficit de financiamiento.
Subrayó además que las necesidades son «más elevadas que nunca» tras años de guerra y hundimiento económico.
«Más de 416.000 niños en Siria están expuestos en la actualidad a un importante riesgo de desnutrición severa luego de la súbita suspensión de la ayuda extranjera», según el comunicado, que explica se trata de ayuda estadounidense.
El presidente estadounidense, Donald Trump, desmanteló USAID, agencia que administraba un presupuesto anual de 42.800 millones de dólares, lo que representaba el 42% de la ayuda humanitaria mundial.
El congelamiento de esta ayuda obligó a Save the Children a interrumpir más de la tercera parte de sus programas de nutrición en Siria, afectando a más de 40.500 niños de menos de cinco años, según el comunicado.
Hoxha afirmó que esto ocurre «en el peor momento», pues «las necesidades en Siria son más grandes que nunca».
Según Save the Children, más de 650.000 niños de menos de cinco años en Siria sufren ahora de «desnutrición crónica» y más de 7,5 millones de niños en todo el país requieren ayuda humanitaria.
Internacionales
OMS anuncia acuerdo histórico sobre combate de pandemias futuras

Después de tres años de negociaciones, los países miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) aprobaron el miércoles un acuerdo histórico para enfrentar pandemias, anunció la entidad.
«Los Estados miembros de la OMS han dado un gran paso adelante en sus esfuerzos por conseguir un mundo más seguro frente a las pandemias, al elaborar un proyecto de acuerdo que se debatirá en la próxima Asamblea Mundial de la Salud, en mayo», indicó la OMS en un comunicado.
El acuerdo se alcanzó cerca de las 02H00 (00H00 GMT) del miércoles, dijo un delegado a la AFP. «Las naciones del mundo han hecho historia hoy en Ginebra», expresó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
«Al llegar a un consenso sobre el Acuerdo de Pandemia, no sólo han puesto en marcha un acuerdo generacional para hacer el mundo más seguro, sino que también han demostrado que el multilateralismo está vivo y bien, y que en nuestro mundo dividido, las naciones todavía pueden trabajar juntas para encontrar un terreno común y una respuesta compartida a las amenazas comunes», agregó Tedros.
Cinco años después de que el covid-19 comenzara matar a millones de personas y devastara economías, un sentido de urgencia creciente dominó las conversaciones, en medio del surgimiento de nuevas amenazas sanitarias como la gripe aviaria, el sarampión y el ébola.
El principal escollo en las discusiones fue el artículo 11, sobre la transferencia de tecnología para la fabricación de productos de salud ligados a las pandemias, sobre todo en beneficio de los países en desarrollo.
Ese tema fue motivo de numerosos reclamos de los países más pobres durante la pandemia del covid-19, cuando vieron cómo los ricos acaparaban dosis de vacunas y pruebas del coronavirus.
Varios países donde la industria farmacéutica representa parte importante de su economía se oponen a la transferencia obligatoria e insisten en su carácter voluntario.
Finalmente se alcanzó un consenso sobre el principio de la transferencia tecnológica «de mutuo acuerdo».