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RELATO Y FOTOS: Así fue la vida de Ronald López antes de ser bautizado como el «Decapitador del centro»

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Fotos cortesía medios de El Salvador

La vida de Ronald comenzó como la de cualquier otra persona, pero un punto de inflexión durante su desarrollo lo llevó a cometer uno de los crímenes más atroces de los últimos meses.

Así fue la vida de Ronald López antes de ser bautizado como el «Decapitador del centro»

A casi un año de que se cumpla el aniversario del crimen, Ronald espera la llegada de su juicio en el Tribunal Tercero de Sentencia de San Salvador donde se le realizara un juicio para la aplicación exclusiva para las medidas de seguridad.
A casi un año de que se cumpla el aniversario del crimen, Ronald espera la llegada de su juicio en el Tribunal Tercero de Sentencia de San Salvador donde se le realizara un juicio para la aplicación exclusiva para las medidas de seguridad.

Desde una habitación en el hospital siquiátrico, Ronald Alexander López Hernández, de 23 años de edad, espera una audiencia que lo deje de por vida en ese lugar. Su vida cambió en pocos segundos. Antes de que el reloj marcara la 1:00 de la madrugada del 8 de abril, era conocido por pocas personas, pero luego de quitarle la cabeza y arrancarle los genitales a un hombre su identidad cobró notoriedad a través de los medios de comunicación denominándolo como el “decapitador del centro”.

Muchos años antes de que este título lo perpetuara en la historia del crimen salvadoreño, Ronald era un niño como cualquier otro. Nació el seno de una familia humilde de San Martín el 12 de marzo de 1995 y era el más pequeño de cinco hermanos. Durante su infancia se crió con su padre, quien le enseñó las labores agrícolas mientras que su madre le heredó la habilidad para vender desde frutas hasta ropa.

“Me enseñaron a trabajar, uno en la tierra, la otra en el mercado”, dijo con un semblante sereno en un consultorio psiquiátrico del Instituto de Medicina Legal (IML) el 17 de agosto del 2018. Ahí le explicó al médico que tuvo una buena infancia, ya que sus progenitores siempre “lo trataron bien”.

El evento más traumático que tiene grabado en su mente es un golpe en la cabeza que se dio a cuando tenía apenas siete años. No recuerda con exactitud qué lo produjo, pero que esto lo llevó a estar ingresado en el hospital. A pesar de esto, no tuvo alguna enfermedad grave durante el desarrollo de su vida.

El miedo de ser perseguido

Pero las cosas comenzaron complicarse cuando comenzó a ir a la escuela. En esa misma consulta, Ronald le confesó al médico que en sus estudios de básica solía ser bueno ya que ninguna de las asignaturas le parecía compleja, pero que tuvo un declive lo que provocó que repitiera quinto y octavo grado. Con todas las posibilidades a su favor, logró culminar la escuela hasta noveno grado.

No hay un documento que exprese cuándo fue que Ronald comenzó a tener un comportamiento extraño al resto de las personas, pero en ciertos lapsos de su vida tuvo que lidiar con un síndrome que estuvo dormido dentro de su cabeza por muchos años sin que nadie supiera.

Él señaló estar consciente que sus “problemas mentales” le impidieron terminar su bachillerato. 

Fue hasta que galenos del hospital psiquiátrico le diagnosticaron con esquizofrenia. Esto significo el comienzo de internamientos por al menos cuatro veces y medicamentos constantes para calmar sus delirios. “No sabía por qué me perseguían, pero me daban un gran miedo”, le dijo en aquella sala médica.

Aun así continuó su vida de manera estable y luego de que su papá muriera se fue a vivir con su madre, con quien había montado un negocio de ropa y en ocasiones era cambiado por un puesto de frutas. Había días en los que aprovechaba para ir a tomar cervezas con algunos dólares que recogía durante su labor.

Ronald se convirtió en el “decapitador del centro”

La madrugada del 8 de abril fue el punto de quiebre. Él se convirtió en un asesino que llenó varios espacios en los diferentes medios de comunicación provocando la indignación de todo aquel se enterara de lo que había pasado en una cantina ubicado sobre la 17a avenida Norte y la 3a calle Poniente, a unas pocas cuadras del centro de Gobierno en el centro de San Salvador.

Su víctima: Rogelio Cabrera Gómez, un contador independiente, que fue encontrado muerto con la cabeza y sus genitales cercenados a unos cuantos centímetros de la entrada del bar donde había estado departiendo con otras personas antes de que tuviera una extraña y, no tan esclarecida, discusión con su verdugo.

Luego de atacar al contador, él comenzó a quitarle la ropa hasta dejarlo con una camisa blanca que llevaba de centro. En su delirio, y aprovechándose de la soledad y lo oscuro del lugar, procedió a desvestirse y a colocarse la ropa ensangrentada de su víctima.

La escena era perturbadora y nadie había sido testigo de lo que había ocurrido antes de que las personas y los policías llegaran al lugar. Según la declaración de los agentes, Ronald aún mantenía pedazos de carne humana pegadas al rosto cuando fue detenido.

Según el expediente judicial, Cabrera era un hombre que se dedicaba a hacer declaraciones de IVA a la cadena de bares del centro. Era usual que llegara al establecimiento a las 5:00 de la tarde y se retiraba al filo de las 8:30. Sin embargo, esa noche se quedó hasta la madrugada bebiendo cervezas sin saber lo que estaría a punto de pasar horas más tarde.

Los rumores no tan claros de homicidio

Muchas cosas se dijeron horas después del hecho. Fuentes policiales aseguraron en su momento que Ronald era un “peligroso criminal” de la Mara Salvatrucha (MS-13) que opera en la zona y que era el responsable del asesinato de un agricultor y que intentó matar a otro sobre la 1a calle Poniente de San Salvador. Pero según el expediente judicial, él no tiene ningún antecedente penal. Tampoco las investigaciones han demostrado lo contrario durante el proceso judicial.

Otras de las cosas de las que se rumoró fueron que él había mantenido relaciones sexuales con el cadáver, ya que cuando encontraron el cuerpo estaba con la ropa interior debajo de sus genitales, pero según el informe médico forense el cuerpo no presentaba mayor alteración más que las causadas por el arma blanca.

A pocas horas del estallido en los medios de comunicación, vecinos y otros conocidos señalaron a estos que Ronald tenía un comportamiento extraño, que había estado interno por mucho tiempo en un hospital psiquiátrico y que, además, consumía marihuana. Una versión que fue desmentida por el mismo procesado.

El 10 de abril de 2018 fue presentado ante un juzgado de Paz de San Salvador donde, frente a varios periodistas, confesó haber cometido el crimen. «Yo solo sé andar con shorts, y en el momento que vine a reaccionar andaba con pantalón azul y una camisa blanca y me puse a pensar por qué andaba con esa ropa (…) y ya no pude correr porque andaba manchado de sangre. Fue en el momento cuando reaccioné», confesó.

El inicio de las investigaciones siguieron su curso mientras él fue enviado a centro de penal «La Esperanza» donde permaneció algunas semanas para luego ser traslado al hospital psiquiátrico. Estuvo en observación por dos psicólogos del la Procuraduría General de la República (PGR) y de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos de El Salvador (PDDH). 

En las primeras audiencias, la defensa pública dijo que «no había certeza de la participación (en el crimen) del imputado» ya que no había ningún testigo directo, pero la FGR refutó lo dicho señalando que la sangre que andaba en su cuerpo y en su ropa pertenecían a su víctima. Esto fue demostrado meses después a través de un examen de ADN. 

El Juzgado Séptimo de Instrucción de San Salvador ordenó practicar un examen psiquiátrico para determinar el tipo de padecimiento psicológico que tenía y sobre todo para saber si estaba capacitado para el desarrollo de las audiencias que se vendrían en la etapa de sentencia. 

A casi un año del crimen, Ronald espera la llegada de su juicio en el Tribunal Tercero de Sentencia de San Salvador, donde se le realizará una audiencia para la aplicación exclusiva para las medidas de seguridad. 

Es decir, que la Fiscalía General de la República (FGR) está buscando mantenerlo aislado de la sociedad dentro de un centro psiquiátrico y no en una cárcel convencional. Las conclusiones del análisis psiquiátrico que se le hicieron a Ronald señalaron que él “implica un riesgo tanto para los demás como para sí mismo”.

Nota de El Salvador.com

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Arranca juicio por asesinato de periodistas holandeses

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Este martes se instaló en el Juzgado de Primera Instancia de Dulce Nombre de María el juicio contra tres ex altos mandos militares salvadoreños, acusados del asesinato de cuatro periodistas holandeses durante una emboscada ocurrida el 17 de marzo de 1982, en plena guerra civil.

Se trata del primer juicio con jurado en el país por crímenes de guerra, y marca un hito en los esfuerzos de justicia transicional en El Salvador.

Los imputados son José Guillermo García, exministro de la Defensa (91 años); Francisco Morán, exdirector de la extinta Policía de Hacienda (93); y Mario Adalberto Reyes Mena, excomandante de la Cuarta Brigada de Infantería en Chalatenango (85). Según las investigaciones, los tres habrían tenido participación directa o conocimiento previo del ataque perpetrado en el caserío La Lomona, jurisdicción de Santa Rita.

Las víctimas —Koos Jacobus Andries Koster, Jan Cornelius Kuiper Joop, Hans Lodewijk Ter Laag y Hohannes Jan Wilemsen— trabajaban para la televisora holandesa Ikon TV. El día de su asesinato se dirigían hacia un campamento guerrillero del FMLN, con el propósito de realizar un reportaje sobre el conflicto armado salvadoreño. Fueron emboscados y ejecutados mientras eran guiados por miembros del movimiento insurgente.

El caso fue reabierto en 2018, luego de que la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia declarara inconstitucional la Ley de Amnistía de 1993, que había protegido durante décadas a responsables de graves violaciones a los derechos humanos cometidas durante el conflicto armado.

La Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas, en su informe de 1993, concluyó que el crimen fue resultado de «una emboscada planificada» por el coronel Reyes Mena, con el conocimiento de otros mandos militares.

Durante la apertura del juicio, se leyeron declaraciones de familiares de las víctimas. Saskia ter Laag, hermana de Hans Lodewijk, expresó su esperanza de que, más de cuatro décadas después, finalmente se conozca la verdad:

“Para mí y para mis seres queridos, lo más importante es obtener la respuesta a la pregunta: ¿Por qué motivo tuvieron que ser ejecutados?”, dijo.

El juicio es observado de cerca tanto por organizaciones nacionales como internacionales, que consideran este proceso un paso decisivo para romper la impunidad que ha rodeado los crímenes de la guerra civil salvadoreña.

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Mujer fue asesinada y calcinada por su pareja en Usulután

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Luis René Rivera González enfrenta cargos por feminicidio agravado, acusado de haber asesinado a su compañera de vida a golpes en la cabeza y posteriormente incinerar el cuerpo para intentar ocultar el crimen, según informó la Fiscalía General de la República (FGR).

El hecho ocurrió el pasado 13 de marzo en un terreno baldío ubicado sobre la carretera a Punta Mango, en el caserío La Vaca, cantón El Zope, distrito de Jucuarán, Usulután.

De acuerdo con las investigaciones fiscales, tras cometer el homicidio, Rivera González regresó a su vivienda en Chirilagua, San Miguel, y minutos más tarde volvió a la escena del crimen para prender fuego al cadáver.

La desaparición de la víctima fue reportada por familiares el 21 de abril. Gracias a las diligencias realizadas por la FGR, el cuerpo fue localizado el 30 de abril. La institución también señaló que la mujer había sido víctima de un ciclo de violencia por parte del acusado.

Rivera González fue capturado mediante orden administrativa el 15 de mayo. La FGR ha solicitado al Juzgado de Paz de Chirilagua que el proceso avance a la etapa de instrucción con régimen de detención provisional mientras continúan las investigaciones.

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Mujer es acusada de homicidio agravado por la muerte de su pareja y otro hombre en San Miguel

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La Fiscalía General de la República (FGR) presentó un requerimiento ante el Juzgado Tercero de Paz de San Miguel en contra de Dilcia Alejandra Navarro Umaña, acusada del delito de homicidio agravado en perjuicio de dos hombres, entre ellos su compañero de vida.

Según el informe fiscal, los hechos ocurrieron luego de una reunión en la que Navarro Umaña, su pareja sentimental, de 39 años, y un amigo de ambos, compartían bebidas alcohólicas. Durante el encuentro surgió una discusión que continuó cuando los tres se trasladaron a la vivienda de la pareja.

“Al llegar a la casa, los dos hombres comenzaron a pelear. En ese momento, la mujer tomó un cuchillo e hirió de gravedad a ambos. Una tercera persona que intentó intervenir resultó con lesiones leves”, detalló la FGR en su comunicado oficial.

La pareja de Navarro Umaña falleció en el lugar a causa de dos heridas en el tórax y una en el cuello, mientras que el otro hombre fue trasladado al Hospital San Juan de Dios, donde murió la mañana del 19 de mayo mientras recibía atención médica.

El Ministerio Público ha solicitado al juzgado que se decrete detención provisional contra la acusada y que el caso pase a la fase de instrucción, mientras se desarrollan las investigaciones correspondientes.

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