ENTREGA ESPECIAL
“Gatita linda, te voy a raptar y vas a ser mi esclava”: el calvario de la influencer acosada por un seguidor de Instagram


Varios bloqueos no fueron suficientes: el cambio de celular del acosador era una constante. Lo mismo los mensajes en su cuenta de Instagram de distintos perfiles creados pura y exclusivamente para hostigarla. Existieron algunos mensajes que la perturbaron particularmente.
Una foto de una jeringa, un polvo blanco y unas pastillas acompañaban el siguiente texto: “Te prepare este coctel para vos”. “Yo sé dónde paras, tengo tu ubicación, todo tengo. No te mudes, no te vayas del país porque te voy a encontrar. Vos te vas a venir conmigo”, continuó. Estos últimos mensajes llegaron una madrugada, acompañado de decenas de llamados entre las 3 y las 6 AM.
El 14 de febrero, Noelia llegó a la Comisaría 3° de Quilmes para realizar la denuncia contra su acosador. En la seccional relató lo que sufría y mostró mensajes que recibía a su celular de distintos números y a sus redes sociales provenientes de distintas cuentas pero que siempre tenían a la misma persona del otro lado del teclado. El acoso permanente y sistemático paralizó su vida. “No paro de recibir mensajes y amenazas, vivo atormentada y desolada”, le dijo a los efectivos que le tomaron la denuncia.
Ya con un botón antipánico en su poder y luego de algunos días sin recibir mensajes pensó que todo había terminado. Se equivocaba. De un nuevo teléfono llegó un mensaje que la aterró. Dos palabras alcanzaron.
“Estoy afuera”, decía el texto.
Veinte minutos después de accionado el dispositivo para pedir auxilio llegaron dos patrulleros que revisaron la zona y no encontraron a nadie. A las pocas horas el acoso por distintos medios volvió.
Al ver la lentitud de la Justicia para conseguir los datos personales del acosador y accionar alguna otra medida además del botón antipánico, una lentitud que le costó la muerte a una víctima como Ursula Bahillo en Rojas, dos amigas de Noelia decidieron intervenir e iniciaron su propia investigación. Le escribieron al celular de Víctor F. para increparlo y rogarle que pare. Le explicaron que de a poco estaba erosionando la vida de su amiga. Sólo recibieron amenazas.
“Me encantó esa gatita (por Noelia). Ya sé dónde está. La tengo vigilada. Ahora me la voy a llevar lejos y nadie más la verá. Será mi esclava por unos meses y cuando la interrogue también voy a dar con vos. Las voy a partir al medio. Cuando la interrogue vos vas a aparecer flotando en el rio, te lo juro”, lanzó. El mensaje venía acompañado de una foto en la que se veía un arma reglamentaria con sus municiones y una especie de placa de policía aunque no se llega a determinar de qué fuerza es.
Una de las amigas de Noelia consiguió la dirección del hombre y fue a buscarlo para hablarle personalmente. Según el registro público al que pudo acceder, el acosador vivía en un PH en el partido de Villa Adelina, curiosamente frente a una comisaría.
La chica tocó el timbre pero nadie contestó a pesar de que había luces encendidas en el interior. Estuvo varios minutos en la puerta hasta que escuchó pasos, giro su cabeza y se encontró de frente con Víctor F. Ella se asustó pero el más aún, tanto que salió corriendo. El hombre desesperó e intentó trapear los muros de la casa vecina hasta que finalmente logró escapar, a metros de una estación policial.

Cuando la mujer quiso dejar asentado en la comisaría de la zona lo que había sucedido se encontró con una respuesta difícil de absorber. “Un uniformado me atendió en la puerta, ni siquiera me dejó entrar a contarle lo que había pasado. Le explique y me dijo que ahí no podía hacer nada. Que no era la jurisdicción. Que me vaya a hacer la denuncia a Quilmes. Le pedí por favor pero me dijo que no molestara. Entonces de ahí la pase a buscar a mi amiga y nos fuimos a Quilmes a hacer la denuncia. Esperamos 5 horas para que nos atiendan”, afirmó.
Hoy, la fiscal Eugenia Aparicio investiga el caso, bajo una calificación de amenazas agravadas. Se le tomó declaración a Noelia y se realizaron dos allanamientos. Además se le dio una orden de restricción a la víctima.
Sin embargo, en los últimos días aparecieron nuevas amenazas e insultos, esta vez desde la cuenta de una mujer que se identificó como la hermana del acusado, molesta por los operativos de la policía en sus domicilios. Mediante mensajes directos de Instagram escribió: “Él no tiene armas ni cuchillos. ¿Alguna vez lo viste con algo de eso?. Tuviste relaciones con él y después te haces la víctima. Decí que tuviste sexo con él, no te hagas. Puta. Las vas a pagar. Chau”.
A casi un mes del primer mensaje Noelia vive angustiada, por momentos deprimida y con miedo de salir a la calle. Perdió su trabajo por estar ahogada casi todo el día en el sufrimiento que le provoca el acoso y por las largas esperas en las comisarías donde intentó dar aviso de su situación. Las denuncias se realizaron, los mensajes son reales y las amenazas concretas. La justicia, por lo pronto, tiene todos los elementos para evitar que se debe escribir una nueve historia sobre el caso.
ENTREGA ESPECIAL
¿Quién es el Viejo Lin?

Carlos Ernesto Mojica Lechuga, alias “El Viejo Lin”, nació en El Salvador y pasó gran parte de su juventud en Estados Unidos, hasta ser deportado en la década de los 90.
A su regreso, se convirtió en figura clave de la pandilla Barrio 18, importando desde Los Ángeles las estrategias y la cultura marera.
A inicios del siglo XXI, se posicionó como uno de los líderes más temidos, con un historial marcado por crímenes atroces, como torturas y desmembramientos, incluyendo el asesinato de una joven de 16 años, que evidenció su control brutal sobre la estructura criminal.
Desde prisión, ascendió a palabrero de los Sureños, una de las facciones más poderosas de Barrio 18, y mantuvo el mando coordinando finanzas, homicidios y extorsiones.
Incluso llegó a compartir escenario con líderes de la MS-13 al anunciar una reducción de homicidios durante la tregua entre pandillas
En ese periodo, su discurso dejó entrever una ambición inusual: el deseo de incursionar en la política.
Se presentó ante medios y mediadores como un actor dispuesto a “redimirse”, expresando su sueño de convertirse en político y representar un cambio, aunque esa aspiración nunca se concretó.
ENTREGA ESPECIAL
Ella es Rute Cardoso, la esposa del futbolista Diogo Jota y madre de sus tres hijos: así fue su historia de amor

Rute Cardoso, esposa del futbolista portugués Diogo Jota y madre de sus tres hijos, ha sido una figura clave en la vida del jugador del Liverpool, con quien compartió más de una década de relación. La pareja comenzó su historia de amor en 2013, cuando ambos eran estudiantes en Portugal, y desde entonces construyeron una sólida relación basada en el apoyo mutuo.
En 2017, Rute se trasladó con Jota a Inglaterra tras su fichaje por el Wolverhampton Wanderers, acompañándolo en su carrera profesional. Tras nueve años de relación, el futbolista le propuso matrimonio en 2022 y, finalmente, se casaron en junio de 2025, apenas unas semanas antes de la tragedia que acabó con su vida.
La pareja ya había formado una familia: su primer hijo nació en 2021, el segundo en 2023 y una hija en noviembre de 2024. A pesar de sus compromisos deportivos, Diogo Jota se destacó por su dedicación como padre y esposo. En una de sus últimas publicaciones, compartió un video con imágenes de su boda, acompañado por el mensaje: “Un día que nunca olvidaremos”.
El futbolista falleció este jueves 3 de julio, a los 28 años, en un accidente de tránsito ocurrido en la provincia de Zamora, España, donde también perdió la vida su hermano menor, André Silva. La noticia ha conmocionado al mundo del deporte y ha dejado un vacío profundo en su familia y seguidores.
ENTREGA ESPECIAL
FOTOS | Se cumplen 17 años de la tragedia de la Málaga que cobró la vida de 32 personas de la iglesia Elim

Este 3 de julio se conmemoran 17 años de una de las tragedias más dolorosas provocadas por la naturaleza en la historia reciente de El Salvador: el arrastre de un autobús por la repunta del río Arenal de Monserrat, en las cercanías de la colonia La Málaga, que dejó 32 víctimas mortales.
El suceso ocurrió la noche del jueves 3 de julio de 2008, cuando un autobús con 33 miembros de la Iglesia Misión Cristiana Elim retornaba a sus hogares tras una actividad religiosa. Cerca de las 8:00 p. m., la repentina crecida del río alcanzó al vehículo, provocando que el motor se apagara y quedara a merced de la corriente.
En el bus viajaban niños, mujeres y adultos mayores. En medio del caos, dos jóvenes intentaron escapar trepando al techo del autobús, pero solo uno de ellos, Fabricio Montoya, logró sobrevivir gracias a un lazo que un vecino le lanzó desde un punto seguro.
El resto de los ocupantes fueron arrastrados por la fuerte corriente. El primer día solo se recuperaron la mitad de los cuerpos, mientras que las demás víctimas fueron encontradas en los días siguientes, en distintos puntos a lo largo del cauce del río y sus afluentes.
La tragedia de La Málaga se convirtió en un símbolo del riesgo que representan las lluvias intensas para comunidades asentadas cerca de ríos y quebradas. Años después, sigue siendo un recordatorio de la importancia de la prevención y la respuesta rápida ante emergencias de origen natural.