Internacionales
Migrante deportado a su hijo de 9 años: “Si no nos volvemos a ver, recuerda que soy tu papá”

La historia de la familia Xol es también la de muchos centroamericanos que emprenden un camino al norte para escapar de la violencia que sufren en su lugar de origen.
David Xol (de 27 años) y su hijo Byron (de 9) llegaron a Estados Unidos hace 15 meses. A David lo deportaron poco después pero Byron no se fue con él. Este viernes un juez decidirá si el niño vuelve al peligro del pueblo en el que nació o si se puede reencontrar con su padre en Estados Unidos.
David es un pastor evangelista en el pueblo guatemalteco San Miguel el Limón, de unas 100 pequeñas casas. Allí, según contó el hombre a la agencia Associated Press una pandilla lo amenazó con matarlo a él y a Byron si no pasaba a ser uno de ellos. Xol renunció a la violencia y pagó 6,000 dólares a un coyote para que lo llevara junto a su hijo a Estados Unidos.
Llegaron a la tierra de las oportunidades dentro de una caja de madera y, en la misma frontera, la Patrulla Fronteriza los separó. Los agentes federales engañaron a David: lo hicieron firmar un documento en el que aceptaba ser deportado y separado de su hijo, que se quedaría en el país. Y así pasó. Al despedirse de su Byron, David le dijo (probablemente en q’eqchi, su lengua natal): “Si no nos volvemos a ver, recuerda que soy tu papá“.
El hombre regresó solo a San Miguel el Limón, ante la sorpresa y desesperación de su mujer Florencia. Al niño lo enviaron a una antigua escuela convertida en albergue para unos 160 menores. Ubicada a las afueras de Houston, la instalación ofrece a los menores comida, cama, clases y teléfono para llamar a la familia una vez a la semana.
Cuando el menor llevaba alrededor de un mes en dicho albergue, el juez Dana Sabraw ordenó al gobierno acabar con las separaciones de familia. Los menores de cinco años se deberían reencontrar con sus progenitores en 14 días y los mayores, en menos de 30. Los más de 400 padres a los que -como a David- ya habían deportado tuvieron que elegir entre dejar a sus hijos solos en EEUU o reencontrarse con ellos en sus lugares de origen.
La opción de que el niño regresera a Guatemala -con la amenaza que recae sobre él y la creciente deuda de su padre para pagar el préstamo de los coyotes- no parecía acertada. Pero los Xol no tienen familia en Estados Unidos para que cuidaran de Byron.
La esperanza para la familia llegó cuando el abogado Ricardo De Anda, de la Unión estadounidense de Libetades Civiles (ACLU), se puso en contacto con ellos. De Anda y Xol acordaron que lo mejor para todos era que Byron permaneciera en Estados Unidos. Mientras el niño estuviera en el país, David podría solicitar asilo argumentando persecución religiosa.
Desde entonces, el niño vivió en otros dos albergues hasta que el propio De Anda consiguió que la familia Sewell lo acogieran en su casa cercana a Austin, Texas. Después de conversaciones telefónicas con Holly y Matthew Sewell, Florencia y David aceptaron que Byron viviera con la familia estadounidense mientras se resolvía el caso.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) se opuso al acuerdo de las dos familias alegando que el niño y sus “patrocinadores” ni siquiera se conocían. Sin embargo, tras una denuncia de De Anda, un juez federal decidió en abril que el departamento debía aceptar lo que los Sewell y los Xol habían convenido.
Al poco tiempo, contó la familia de Texas a Associated Press, recibieron al pequeño guatemalteco en casa con un cartel en el que se leía en español: “Bienvenido Byron”. El niño llegó a la casa de los Sewell con una rotura en el muslo que el albergue le había diagnosticado erróneamente. La familia tuvo que asumir todos los costes médicos ya que el gobierno dijo que los patrocinadores tienen que hacerse cargo de las personas a las que reciben.
Tras recuperarse; Byron empezó a sacar su personalidad, a sonreír y a aprender inglés. Junto a los dos hijos de la familia de Austin, el menor celebró su cumpleaños hace poco y ahora espera a que el juez Sabraw -el mismo que puso fin a las separaciones el año pasado- decida mañana si David, Florinda y sus otros dos hijos se pueden reunir con Byron en los Estados Unidos.
Internacionales
VIDEO | Autoridades interceptan a un “gato narco” con droga en las cercanías de una cárcel en Costa Rica

Las autoridades de Seguridad Pública de Costa Rica confirmaron un insólito hallazgo: un gato doméstico fue interceptado mientras transportaba droga en las inmediaciones de la cárcel de Pococí, en la provincia de Limón. El felino llevaba adheridos a su cuerpo varios paquetes con sustancias ilícitas.
El curioso caso, que ha generado asombro en la opinión pública y ha sido ampliamente difundido por medios locales bajo el apodo de “el gato narco”, reveló que el animal portaba 235 gramos de marihuana, 67 gramos de crack, además de píldoras y papel utilizado para el consumo de estupefacientes.
Según el informe oficial, un agente del sistema penitenciario notó el comportamiento inusual del felino mientras se desplazaba por una zona verde cercana al penal. Al observar los paquetes sospechosos adheridos al cuerpo del animal, se dio la alerta a las autoridades correspondientes.
Hecho insólito: Así fue la ‘captura’ de un «gato narco», animal que fue usado para ingresar droga a una cárcel de Costa Rica. pic.twitter.com/qnbkzqFU5z
— El Diario – Manabita (@eldiarioec) May 13, 2025
El gato fue capturado y trasladado para una revisión veterinaria, quedando bajo resguardo del Servicio Nacional de Salud Animal (SENASA), donde permanece en observación.
De acuerdo con el diario La Nación, las autoridades no descartan que el felino haya sido entrenado para introducir droga en el perímetro carcelario sin levantar sospechas, una modalidad inusual pero no inédita en centros penales de la región. Las investigaciones continúan para determinar a los responsables del intento de tráfico.
Internacionales
Insólito robo en Paraguay: ladrón entra como contorsionista y se va sin dejar rastro

Un insólito robo ha causado revuelo en redes sociales tras la difusión de un video captado por una cámara de seguridad, en el que se observa a un hombre ingresar a una tienda en Paraguay de manera poco convencional y llevarse objetos de valor sin hacer el menor ruido.
Lo que más ha sorprendido a los internautas es la forma en que el sujeto accede al establecimiento: la puerta es de rejilla y cuenta con una pequeña apertura destinada a despachar productos, pero el hombre logró contorsionar su cuerpo con una habilidad digna de un acróbata para colarse por el estrecho espacio.
Ya dentro del local, el individuo revisa tranquilamente el lugar y toma algunos objetos antes de salir por el mismo sitio, sin forzar cerraduras ni hacer ruido, como si se tratara de una rutina ensayada. Sin embargo, no contó con que todo el acto quedaría grabado por la cámara de seguridad.
A pesar de la viralización del video, que ha generado todo tipo de comentarios y teorías en línea, las autoridades paraguayas aún no han logrado identificar al sospechoso, quien continúa prófugo. La policía ha pedido colaboración ciudadana para dar con el paradero del responsable.
Internacionales
El número 13: Un día de mala suerte según la superstición

El número 13 ha sido históricamente considerado de mala suerte, especialmente cuando coincide con un martes o un viernes. En esos días, los más supersticiosos rezan para que la jornada pase sin contratiempos, temiendo que algo negativo pueda ocurrir. En los países de habla hispana, es común escuchar el dicho: «En martes 13, ni te cases ni te embarques». Esta expresión refleja la creencia popular de que es mejor evitar cualquier actividad importante, como bodas o viajes, en una fecha tan señalada.
El origen de esta superstición se remonta a la antigüedad, con diversas referencias en la mitología, las religiones abrahámicas y algunos eventos históricos. Según National Geographic, el número 13 ha tenido connotaciones negativas en muchas culturas, sobre todo debido a su vinculación con la religión. En la Cábala judía, por ejemplo, se considera que existen 13 espíritus malignos, y el número está asociado a la figura del carnero, la víctima que Abraham debía sacrificar a Dios, lo que lo convierte en un número relacionado con la muerte.
En el cristianismo, el número 13 también tiene tres asociaciones con malos presagios. Se dice que trece fueron los comensales en la Última Cena, y se cree que Jesús fue crucificado un viernes 13. Además, en el Libro del Apocalipsis, el Anticristo aparece en el capítulo 13, lo que refuerza aún más la mala fama de este número.
Por su parte, la mitología vikinga vincula el número 13 con Loki, el dios de la traición y el caos. En este contexto, la cifra era vista como un presagio de calamidad. Incluso, se dice que la famosa confusión de lenguas de la Torre de Babel ocurrió un martes 13.
Así, el 13 continúa siendo un número temido y observado con cautela por quienes siguen estas antiguas creencias.