Un abuelo de 70 años, identificado como Galucci se trató de suicidar este jueves en junto a la tumba de su esposa y se propinó una puñalada a la altura del corazón. El hombre fue descubierto, con un puñal clavado en el pecho, por el sereno del cementerio privado Jardín del Sol de La Banda, en  Santiago del Estero, Argentina.

El anciano le confesó que él mismo se había autolesionado porque ya no quería vivir. Sorprendido y confuso, el empleado del cementerio se dirigió hacia la ruta para pedir ayuda. En ese momento, vio a una ambulancia que circulaba por la zona y comenzó hacerle señas para que frenara. 

La unidad se detuvo y de forma inmediata asistieron al herido y lo llevaron al Centro Integral de Salud Banda. El paciente, más tarde fue derivado al Hospital Regional.

Como a los efectivos les generó dudas el relato, le informaron el caso al fiscal de turno, Dr. José Alberto Piña. Este dispuso que se tome una declaración testimonial tanto al anciano como los paramédicos de la ambulancia, quienes fueron los primeros en asistirlo.

Asimismo, el fiscal ordenó que efectivos de la División Criminalística vayan a la escena del hecho y realizaran las pericias correspondientes. También pidió que secuestrara el cuchillo que extrajeron los médicos del Centro de Salud Integral de La Banda.

Las dudas se evacuaron cuando los policías entrevistaron a los paramédicos y estos les dijeron que escucharon al herido, quien les manifestó que él se había clavado el puñal. 

Las investigaciones dieron con familiares del abuelo, quienes informaron a la Policía que Galucci, domiciliado en la ciudad Capital, ya les había manifestado estar atravesando un estado depresivo desde hace aproximadamente cuatro años, cuando falleció su mujer.

Los médicos le diagnosticaron poco más de diez días de curaciones, ya que sólo debía cicatrizar la herida del pecho. Y además sostuvieron que el hombre no murió porque el puñal no le tocó ninguna arteria, ni el corazón.

Las fuentes indicaron que en uno de sus bolsillos, el herido tenía dos cartas escritas a mano, dirigidas a miembros de su círculo íntimo. Allí pedía perdón por su decisión, solicitaba que no lo velaran y que su entierro fuera lo más simple posible.

Aparentemente él sólo quería ir con su amada. El Dr. Piña, después de ver los informes médicos del estado de Galucci, dispuso que los familiares se encarguen de él y que le brinden asistencia psicológica.