Un nuevo frente azota el noreste de Estados Unidos, con una intensa nevada que forzó a dejar en tierra cerca de 3.000 vuelos en los aeropuertos de Nueva York, Nueva Jersey y de Boston.

Es la segunda tormenta invernal que recibe la región en una semana. En esta ocasión el viento no fue un problema. Lo realmente inusual es que la inestabilidad meteorológica provocó que se escucharan truenos mientras caían los copos, por la elevada humedad.

La nieve empezó a caer por la mañana, mezclada con agua. El frente fue ganando intensidad por la tarde y las cancelaciones de vuelos se sucedieron. El aeropuerto de Newark suspendió las operaciones durante unas horas para poder limpiar las pistas. Los de JFK y LaGuardia rendían a menos de la mitad de la capacidad, con el 60% de los vuelos cancelados en los dos aeropuertos neoyorquinos.

Boston y Filadelfia también tuvieron que dejar buena parte de los vuelos en tierra. Las aerolíneas explicaron que las cancelaciones fueron preventivas, porque eso facilitará la vuelta a la normalidad una vez pase la tormenta.

La alerta meteorológica se levantará de madrugada. Pero los efectos de la tormenta se sentirán durante la mañana del este jueves, con la suspensión prevista de 350 vuelos más.

Los colegios abrieron con normalidad en la ciudad de Nueva York, donde la nieve no llegó cuajar. Si sufrieron modificaciones los servicios de trenes de cercanías y de autobús, justo a la hora punta de vuelta a casa tras la jornada laboral.

La formación de hielo forzó a extremar la precaución en puentes y carreteras. Pero el termómetro no bajó mucho de los cero grados, lo que está facilitando las labores de limpieza.