Tecnología
Atención: al instalar el nuevo iOS puede dejar de funcionar la pantalla táctil de su iPhone
La actualización 11.3 afecta el funcionamiento de los iPhone 8 que fueron restaurados en sitios de terceros. El año pasado ocurrió algo similar con una versión del sistema operativo que afectaba al iPhone 7.
Si reparaste la pantalla de tu iPhone 8 en un servicio técnico no oficial, entonces será mejor que no descargues la versión más actualizada del sistema operativo de Apple, porque la pantalla táctil podría dejar de funcionar. Al menos esto fue lo que reportaron varios usuarios que instalaron el iOS 11.3.
Apple busca asegurarse que sus usuarios usen solamente sus tiendas y servicio técnico oficial. De ahí que no sorprenda que los iPhone 8 que hayan sido reparados en tiendas de terceros dejen de funcionar con normalidad.
Puntualmente, lo que ocurre al instalar el iOS 11.3 en esta clase de equipos reparados fuera del circuito del gigante de Cupertino es que las pantallas táctiles dejan de responder. Es decir, que el usuario ve la home y las aplicaciones pero no puede interactuar con el equipo.
«Me devolvieron más de 2.000 equipos», aseguró Aakshay Kripalani, CEO de Injured Gadgets, un retailer y centro de reparación ubicado en Georgia, Estados Unidos. «Los clientes están enojados y parece que Apple está haciendo esto para evitar que se hagan reparaciones en sitios de terceros», explicó, según se lee en el sitio Motherboard.
Al parecer, las pantallas del iPhone integran un pequeño microchip que estaría causando este tipo de daños. Para resolver este problema, habría que cambiar el chip, según descubrieron algunas tiendas.
Hace un año ocurrió un incidente similar con los iPhone 7 con la actualización 11.0.3 y, unos días después, Apple publicó una actualización de iOS que solucionaba este problema.
Habrá que ver si ocurre lo mismo en este caso. De todos modos, está claro que arreglar el iPhone en tiendas no oficiales no deja de ser un riesgo para el usuario. Justamente a raíz de esto, en los Estados Unidos se está debatiendo la aplicación de nuevas leyes que protejan los derechos del usuario a reparar sus equipos donde quieran.
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Bluesky, rival de la red social X gana un millón de nuevos usuarios en un día
Tras la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EE.UU., el número de usuarios, principalmente estadounidenses, de la red social X, propiedad de Elon Musk, que este año se convirtió en una de las personas más cercanas al futuro inquilino de la Casa Blanca, empezó a descender notablemente.
Mientras tanto, el competidor de X, la plataforma Bluesky, creada por el cofundador de Twitter, Jack Dorsey, registra un aumento significativo de nuevos usuarios.
Desde el 6 de noviembre, el número de cuentas en la red social crece a diario, superando ya los 17 millones. Solo este jueves, más de un millón de personas se unieron a la plataforma.
¿Qué es Bluesky?
Bluesky existe desde el 2019, pero hasta febrero de este año los usuarios solo podían registrarse en ella por invitación.
Se trata de una red social de microblogging descentralizada basada en un protocolo abierto llamado ‘Authenticated Transfer Protocol’ (AT Protocol). Es decir, los usuarios y desarrolladores tienen más opciones para personalizar y gestionar la red. Los usuarios pueden elegir algoritmos personalizados que determinan el tipo de publicaciones que aparecen en su pantalla.
Según su sitio web, la plataforma “fue diseñada para no estar controlada por una sola empresa”.
No obstante, muchas de las funciones de Bluesky son similares a las de X: permite a los usuarios crear mensajes de texto con un límite de 256 caracteres, que también pueden contener imágenes y videos, compartir y responder a las publicaciones de otros usuarios.
Al mismo tiempo, los usuarios de Bluesky pueden bloquearse entre sí, mientras que uno de los cambios de X permite a un usuario ver las publicaciones de alguien que le ha bloqueado.
Además, de momento la plataforma no tiene publicidad y no tiene intención de incluirla en un futuro.
Aunque X atrajo 46.5 millones de visitas en EE.UU. el 6 de noviembre, cuando se dio a conocer la victoria electoral de Trump, lo que supone un aumento del 38% respecto a un día normal de los últimos meses, más de 115 000 usuarios desactivaron sus cuentas, la cifra más alta desde que el magnate Elon Musk compró la plataforma.
Los usuarios explican que, tras la adquisición de Twitter por Musk y los cambios en el sistema de moderación de contenidos en favor de la libertad de expresión, X se ha convertido en una “plataforma mediática tóxica” con un alto nivel de bots, desinformación y un aumento de las publicaciones ofensivas.
Además, algunos denuncian que los algoritmos de la red promueven las publicaciones con narrativas de extrema derecha y la agenda de Donald Trump, a quien Musk apoya.
El investigador de medios sociales Axel Bruns dijo a The Guardian que Bluesky, por su parte, ofrece una alternativa a X con un sistema más eficaz para combatir las cuentas problemáticas y supervisar el comportamiento ofensivo.
“Se ha convertido en un refugio para la gente que quiere tener el tipo de experiencia en redes sociales que Twitter solía ofrecer, pero sin todo el activismo de extrema derecha, la desinformación, el discurso de odio, los bots y todo lo demás”, afirmó, añadiendo que la comunidad más liberal de X “ha escapado realmente de allí y parece haberse trasladado en masa a Bluesky”.
Al mismo tiempo, cabe recordar que el antiguo Twitter, liderado por Dorsey, con su estricta moderación, no era imparcial y promovía narrativas de los líderes del Partido Demócrata.
Por ejemplo, los documentos internos de la empresa, publicados por Musk tras su compra, revelaron que las agencias de inteligencia de EE.UU. habían exigido a la plataforma censurar temas que iban en contra de la narrativa impulsada por Washington, como la historia sobre la información presente en el portátil de Hunter Biden, hijo del actual presidente de EE.UU., en las semanas previas a las elecciones presidenciales del 2020.
Tecnología
Una nueva función de seguridad del iPhone «vuelve loca» a la Policía
Un documento policial obtenido por 404 Media reveló la existencia de una función de seguridad aparentemente nueva en iOS 18 que reinicia los iPhones que no se han desbloqueado en unos días, lo que «vuelve loca» a la Policía al dificultar el acceso a los celulares de personas sospechosas.
Según el reporte, el sistema iOS 18.1 incorporó el mecanismo de ‘reinicio por inactividad’ como una nueva herramienta de seguridad, que hace que después de algunos días sin ser abiertos, los teléfonos se reinician.
Al analizar la situación, Chris Wade, fundador de la compañía de análisis de dispositivos móviles Corellium, señaló que esta nueva herramienta se activa después de que los teléfonos hayan estado bloqueados durante cuatro días. Este reinicio devolvía al dispositivo al momento previo a que haya sido desbloqueado por primera vez.
Tanto los dispositivos con sistemas iOS como los de Android ya contaban con un sistema de bloqueo que requería que se escribiera la clave o se usara otro mecanismo para poder acceder al teléfono. Esto ya representaba una complicación en investigaciones policiales en las que es necesaria la apertura del celular para obtener información, pero la nueva herramienta de Apple podría hacer todavía más difícil ese procedimiento.
Principal
SpaceX logra atrapar por primera vez el propulsor del cohete más potente de la historia
SpaceX completó su quinta prueba del Starship, el mayor cohete espacial jamás construido, con éxito y en su primer intento consiguió recuperar la primera fase de la nave con una grúa en la misma plataforma de lanzamiento, un hito de la ingeniería espacial y un logro que puede ser un paso decisivo para la reutilización de este pesado lanzador.
Con casi 121 metros de altura, el Starship vacío despegó al amanecer desde el extremo sur de Texas, cerca de la frontera con México. Se elevó sobre el Golfo de México como las cuatro Starships anteriores que acabaron destruidas, ya fuera poco después del despegue o al caer al mar. La última, en junio, fue la más exitosa hasta la fecha, ya que completó su vuelo sin explotar.
Esta vez, el fundador y consejero delegado de SpaceX, Elon Musk, ha aumentado el reto y el riesgo. La empresa hizo aterrizar el cohete de la primera etapa en la plataforma desde la que había despegado siete minutos antes. La torre de lanzamiento lucía unos monstruosos brazos metálicos, conocidos como “palillos” (chopsticks), que atraparon el cohete descendente de 71 metros.
“¡La torre ha atrapado el cohete!” dijo Musk a través de X.
Los empleados de la empresa gritaron de alegría mientras el cohete descendía lentamente hacia los brazos de la torre de lanzamiento.
“Incluso en estos tiempos, lo que acabamos de ver es mágico”, observó Dan Huot, de SpaceX, desde cerca del lugar de lanzamiento. “Estoy temblando ahora mismo”.
“Amigos, este es un día para los libros de historia de la ingeniería”, añadió Kate Tice, de SpaceX, desde la sede de SpaceX en Hawthorne, California.
Correspondía al director de vuelo decidir, en tiempo real con un control manual, si se intentaba el aterrizaje. SpaceX dijo que tanto el propulsor como la torre de lanzamiento tenían que estar en buenas condiciones y estables. De lo contrario, iba a acabar en el golfo como los anteriores. Se consideró que todo estaba listo para la captura.
La nave espacial de acero inoxidable, de aspecto retro, siguió su camino alrededor del mundo una vez liberada del cohete propulsor, con destino a un amerizaje controlado en el Océano Índico, donde se hundiría hasta el fondo. Se esperaba que el vuelo durara poco más de una hora.
El vuelo de junio se quedó corto al final, después de que se desprendieran algunas piezas. SpaceX actualizó el software y retocó el escudo térmico, mejorando las baldosas térmicas.
Esta quinta prueba del Starship, que pesa unas 5.000 toneladas, SpaceX también consiguió probar un sistema para, por vez primera, mantener comunicación con el módulo orbital en la fase de reentrada, algo que hasta ahora ningún vuelo espacial ha conseguido.
SpaceX lleva nueve años recuperando los propulsores de la primera etapa de sus cohetes Falcon 9 más pequeños, después de poner en órbita satélites y tripulaciones desde Florida o California. Pero aterrizan en plataformas oceánicas flotantes o en losas de hormigón a varios kilómetros de sus plataformas de lanzamiento, no sobre ellas.
El reciclaje de los propulsores Falcon ha acelerado el ritmo de lanzamiento y ahorrado millones a SpaceX. Musk pretende hacer lo mismo con el Starship, el cohete más grande y potente jamás construido, con 33 motores de metano sólo en el propulsor. La NASA ha encargado dos Starship para llevar astronautas a la Luna a finales de esta década. SpaceX pretende utilizar Starship para enviar personas y suministros a la Luna y, con el tiempo, a Marte.