Un joven británico eligió poner fin a su vida en una clínica de eutanasia tras padecer durante 15 meses un sufrimiento físico y psicológico insoportable causado por quemaduras con ácido sulfúrico que le infligió su exnovia en medio de un ataque de celos.

De acuerdo con RT, el 23 de septiembre de 2015 Mark van Dongen (la víctima) estaba durmiendo en una cama cuando Berlinah Wallace (la que hizo el ataque) entró a la habitación para verter el corrosivo material sobre Van Dongen.

Asimismo, de acuerdo con el abogado querellante, Adam Vaitilingam, la mujer, al momento de realizar ese atroz acto, exclamó: «Si yo no puedo tenerte, nadie más podrá hacerlo».

A pesar que el ácido «cubrió su cara y la parte superior del cuerpo», este llegó a otras partes del cuerpo debido a que el joven se sacudía de dolor. «El líquido se dispersó hacia su parte inferior», relató Vaitilingam. Y agregó que el joven, «cubierto de ácido ardiente», corrió en ropa interior hacia la calle «pidiendo ayuda a gritos», hasta que fue socorrido por un vecino que lo metió bajo una ducha y llamó a los servicios de emergencia.

Tras el ataque, de acuerdo con dicho medio, el británico quedó con el 83 % de su cuerpo quemado y paralizado del cuello para abajo. Además, el joven perdió por completo la vista de un ojo y casi la totalidad de la visión del otro, aparte de sufrir la amputación de su pierna izquierda. «Su rostro y la mayor parte de su cuerpo quedaron con cicatrices grotescas», resumió Vaitilingam.

Por su parte, Berlinah Wallace, quien previamente había realizado búsquedas en internet sobre casos de ataque con ácido, aseguró haber pensado que el vaso que arrojó en la cara de Van Dongen contenía agua. La acusada sostiene que fue el propio fallecido el que puso ácido sulfúrico en el recipiente, con la idea de dárselo a beber junto con sus pastillas.