Dos pilotos de la Fuerza Aérea de Israel tuvieron que realizar un aterrizaje de emergencia luego que la cubierta de la cabina de su avión de combate F-15 se desprendiera a 30.000 pies (unos 9100 metros) de altura durante un vuelo de entrenamiento por razones aún desconocidas.

Los pilotos, un capitán y un teniente, despegaron de la base aérea de Tel Nof, en el centro del país, el miércoles por la noche, en dirección sur.

Durante el vuelo, la cubierta de la cabina se desprendió, dejando a los dos pilotos expuestos a fríos intensos, fuertes vientos y un ruido ensordecedor.

A pesar de las dificultades, decidieron no eyectarse de la aeronave a 30.000 pies. Informaron del incidente a la torre de control en la base aérea de Nevatim, que se puso en alerta y se preparó para un aterrizaje de emergencia.

Los primeros segundos fueron acompañados de confusión y estrés, pero los pilotos recuperaron rápidamente la compostura. Se les instruyó reducir la velocidad del avión y descender lo más posible, y al mismo tiempo aterrizar lo más pronto. Lo hicieron mientras enfrentaban vientos inmensamente fuertes y dificultades para comunicarse entre sí.

Un alto oficial de la Fuerza Aérea dijo que en tales condiciones, la decisión de eyectarse también habría sido legítima, pero los dos pilotos estimaron que podían aterrizar el avión sin arriesgar sus propias vidas.

La Oficina del Portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel manifestó que «durante un vuelo de entrenamiento de rutina, un avión de combate F-15 (‘Falcon’) tuvo que aterrizar luego que se soltara la cubierta de la cabina. La tripulación del avión mantuvo el control total de la aeronave durante todo el incidente, actuó con sensatez, profesionalismo y la gran habilidad para manejar el raro desperfecto; y aterrizaron el avión a salvo en la Base Aérea de Nevatim».

El comandante de la Fuerza Aérea, general Amikam Norkin, ordenó detener todos los vuelos de entrenamiento para los aviones de combate F-15I Falcon hasta que se complete una investigación sobre el incidente.