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“Cuando lea esta nota, por favor mande a la policía a mi casa”: Mujer pide auxilio en el cuaderno de la escuela de su hijo

“Seño, sé que puedo contar con usted, necesito que me ayude y cuando lea esta nota por favor mande a la Policía a mi casa, mi pareja me pega y no tengo celular”, fue el pedido de auxilio que escribió una mujer en el cuaderno de su hijo y que resultó en la detención del agresor, acusado por violencia de género.
El hecho ocurrió en la localidad de Godoy Cruz, en Argentina. El hijo de la mujer, al asistir al colegio, le mostró la nota a su maestra y entonces la docente acudió a la directora del establecimiento, quien llamó al 911 para asistir a la madre del niño.
Luego de la denuncia, la policía fue hasta el domicilio de la familia y detuvo al hombre, que fue trasladado a una dependencia judicial.
Por su parte la madre del menor explicó que su pareja abusaba físicamente de ella desde hacía 4 meses y que la mantenía encerrada en el baño sin que pudiera comunicarse con nadie por teléfono.
“Cuando el protocolo se aplica podemos salvar vidas. La maestra capta la novedad y ve una vulneración de derechos y no dudó. La docente conocía lo que tenía que hacer, es un deber conocer, y tratarlo en todas las escuelas”, dijo María Juana Canillas inspectora regional de la Dirección General de Escuelas (DGE) al medio Cadena 3.
Canillas, explicó que “La DGE tiene un protocolo que va guiando, va acompañando a los directivos y a los docentes para ayudar en situaciones emergentes, este es una caso de situación emergente de alta gravedad”.
Por su parte, la directora de Género y Diversidad de Mendoza, Belén Bobba, según informó la agencia Télam, explicó: “Hay veces que buscamos estrategias para pedir ayuda y hay sectores del Estado, como salud o educación, que lo tienen en territorio, y muchas veces es la llegada para poder abrirnos a situaciones, por ejemplo, de violencia de género y comunicar ciertas situaciones que están pasando”.
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Decenas de muertos en los peores enfrentamientos entre India y Pakistán en dos décadas

Las hostilidades estallaron tras un atentado el 22 de abril en Pahalgam, en la parte india de Cachemira que causó 26 muertos. Nueva Delhi responsabiliza de la acción a Islamabad, que lo niega.
Cachemira es una región de mayoría musulmana dividida entre ambos países desde que se independizaron de Reino Unido en 1947.
El atentado estuvo seguido por días de disparos con armas ligeras en la frontera de facto entre ambos territorios, y amenazas de una acción militar india como represalia.
En la noche del martes al miércoles, el gobierno indio anunció «ataques aéreos de precisión» en la Cachemira pakistaní y el estado fronterizo de Punyab. La acción destruyó «nueve campamentos terroristas», según India.
«La represalia ya ha empezado», dijo el ministro de Defensa de Pakistán, Khawaja Asif, a AFP. «No tardaremos en igualar el marcador», advirtió.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pidió frenar las hostilidades. «Quiero que se detengan», declaró en la Casa Blanca.
Los misiles indios, que cayeron en seis ciudades de la Cachemira pakistaní y el Punyab, y los tiros de artillería dejaron 31 muertos y 57 heridos, indicó el último balance del ejército de Islamabad. El anterior balance daba cuenta de 26 civiles fallecidos.
Un portavoz del ejército pakistaní explicó que el aumento del número de muertos se debía a los disparos no provocados de India en la línea de demarcación y a las violaciones del alto el fuego.
«Vi que llovían proyectiles»
El ministro indio de Defensa, Rajnath Singh, insistió en que los «objetivos» fueron «destruidos con gran precisión» y aseguró que «la población civil […] no se veía afectada».
Su homólogo pakistaní, Khawaja Asif, acusó sin embargo al primer ministro indio, el nacionalista hindú Narendra Modi, de lanzar estos ataques para «impulsar» su popularidad en su propio país, y aseveró que Pakistán ya respondió a los ataques.
El portavoz militar, Ahmed Chaudhry, aseguró que sus fuerzas habían abatido cinco aviones de combate indios y un dron en el espacio aéreo de India.
Según Nueva Delhi, al menos 12 personas murieron y 38 resultaron heridas en la localidad india de Poonch por fuego de artillería pakistaní.
«Nos despertamos cuando escuchamos el ruido de los disparos», dijo Farooq, vecino de esta ciudad fronteriza, a la agencia de noticias Press Trust of India.
«Vi que llovían proyectiles», aseguró desde su cama de hospital.
Hacía días que se esperaba una respuesta militar de India al ataque del 22 de abril, que no fue reivindicado pero que Nueva Delhi vincula al grupo yihadista Lashkar-e-Taiba (LeT), radicado en Pakistán.
La organización, designada como terrorista por la ONU, es sospechosa de unos atentados en 2008 en Bombay que dejaron 166 muertos.
Poco después de los bombardeos, el ejército indio acusó a las fuerzas rivales de lanzar fuego «indiscriminado» de artillería a lo largo de la Línea de Control, la frontera de facto que divide Cachemira.
El primer ministro pakistaní, Shehbaz Sharif, afirmó que el ataque indio fue «cobarde» y «no provocado».
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Segunda fumata negra, el sucesor del papa Francisco se hace esperar

Un espeso humo negro surgió este jueves de la chimenea instalada en el tejado de la Capilla Sixtina, señal de que los 133 cardenales encerrados en su interior fracasaron de nuevo en su misión de escoger a un nuevo papa.
Miles de personas congregadas a mediodía en la plaza vaticana de San Pedro acogieron entre aplausos y decepción la segunda fumata negra, después de la que se elevó la víspera sobre el cielo de la Ciudad Eterna.
«Esto es muy emocionante», aseguró Marcela Tapia, una mexicana de 46 años, quien espera que los cardenales puedan llegar a un acuerdo en las votaciones previstas en la tarde o como «máximo mañana en la mañana».
Hasta la elección del sucesor de Francisco, fallecido el 21 de abril a los 88 años, los «príncipes de la Iglesia» celebrarán dos rondas de votación por la mañana y dos por la tarde.
Incierto cónclave
Los dos últimos cónclaves, que llevaron a la elección de Benedicto XVI en 2005 y al primer papa latinoamericano en 2013, se resolvieron en sólo dos días, con 4 y 5 rondas de votación respectivamente.
Pero la decisión de los purpurados, guiados según la tradición por el Espíritu Santo, parece más complicada. El pontificado reformista de Jorge Mario Bergoglio generó fuertes divisiones en el seno de la Iglesia.
Aunque el argentino creó alrededor del 80% de los cardenales electores, los «bergoglistas», que defienden una visión de la Iglesia más abierta, y los conservadores deben llegar a un acuerdo sobre el 267º pontífice.
La mayoría está en 89 votos, correspondientes a los dos tercios de los sufragios. «La hora de escoger», tituló el diario italiano La Stampa.
Salvo que haya consenso sobre el papa, las papeletas se queman en una estufa al final de las dos votaciones. Con ayuda de químicos, se da el color al humo.
«Acontecimiento único»
Unas 50,000 personas presenciaron la primera fumata negra el miércoles por la noche desde la plaza de San Pedro y sus alrededores, y otras miles más regresaron este jueves, en un soleado día de primavera.
«Es un acontecimiento único en la vida, no creo que tenga la oportunidad de volver a vivirlo», aseguró a la AFP Paul O’Flynn, un irlandés de 72 años, mientras intentaba localizar la chimenea.
Paolo Cabrera está dispuesto a pasar toda la jornada en la plaza hasta «ver la fumata blanca», que anuncia la elección de un pontífice, pese a estar en plena luna de miel junto a su esposa Cynthia.
«Como filipinos, nos gustaría que fuera el cardenal [Luis Antonio] Tagle, pero si Dios nombra a cualquier otro, ¡seremos felices!», aseguró el hombre de 40 años, en referencia a uno de los purpurados con más posibilidades.
Elizabeth Ramos vino expresamente desde Brasil para vivir la elección y espera que se elija a un papa como el difunto Francisco.
«Él fue el que unió a los jóvenes, tenía esa forma humilde de transmitir su fe, su forma de ser», agregó la mujer de 45 años
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India lanza bombardeos en Pakistán y este promete una respuesta contundente

La región de Cachemira vuelve a ser escenario de un preocupante repunte de tensiones entre India y Pakistán, tras un atentado que dejó 26 muertos.
Desde que un ataque armado acabó con la vida de 26 hombres en la parte india de Cachemira, la comunidad internacional temía una nueva escalada entre las dos potencias nucleares. Esa preocupación se materializó este miércoles con bombardeos cruzados a lo largo de la Línea de Control, la frontera de facto que divide la región en disputa.
La India anunció haber lanzado la Operación Sindoor, una ofensiva dirigida contra lo que describió como «infraestructuras terroristas en Pakistán», desde donde —según Nueva Delhi— se planearon ataques contra su territorio. En respuesta, el ejército pakistaní denunció bombardeos en al menos tres zonas de su país, incluyendo la ciudad de Muzaffarabad, en la Cachemira administrada por Pakistán, y Bahawalpur, en la región fronteriza de Punyab.
De acuerdo con el ministro de Defensa pakistaní, Khawaja Asif, los ataques causaron al menos tres muertes civiles, entre ellas la de un niño. Corresponsales de la AFP en Cachemira y Punyab reportaron fuertes explosiones en las áreas afectadas, mientras que periodistas del lado indio también escucharon múltiples detonaciones cada vez más cercanas.
El portavoz del ejército pakistaní, teniente general Ahmed Chaudhry, advirtió que su país “responderá en el momento que elija”, mientras que Nueva Delhi acusó a Islamabad de violar el alto al fuego con disparos de artillería en sectores como Bhimber Gali y Poonch-Rajauri.
En medio del incremento de tensiones, las fuerzas armadas indias aseguraron haber respondido de manera “apropiada y calibrada”, destacando que su ofensiva evitó objetivos militares paquistaníes y se centró en grupos vinculados a Lashkar-e-Taiba (LeT), una organización yihadista con base en Pakistán y relacionada con el atentado de Bombay de 2008.
Uno de los blancos del ataque indio fue la mezquita Subhan en Bahawalpur, señalada por inteligencia india como punto de actividad de LeT. “Nuestra acción es específica y busca evitar una escalada. Hemos ejercido considerable moderación”, declaró el gobierno indio, insistiendo en que su objetivo es hacer rendir cuentas a los responsables del atentado del pasado 22 de abril.
La escalada armada coincide con un nuevo frente de confrontación: el recurso hídrico. India amenazó con cortar el suministro de agua de varios ríos que nacen en su territorio y fluyen hacia Pakistán. Incluso anunció la suspensión de su participación en el tratado bilateral de 1960 que regula el uso del agua en la cuenca del río Indo. El primer ministro Narendra Modi afirmó que el flujo de agua “se detendrá” si beneficia a enemigos externos.
Pakistán, por su parte, ha detectado una disminución inusual en el caudal del río Chenab. “Estamos observando cambios que no son naturales”, dijo el ministro de Riego de Punyab, Kazim Pirzada.
La creciente tensión ha generado alarma entre analistas internacionales, que temen una confrontación abierta entre dos naciones con armamento nuclear. En los últimos días, se han registrado intercambios de fuego con armas ligeras entre soldados en la frontera, aunque sin víctimas confirmadas hasta el momento.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, expresó su esperanza de que las hostilidades “terminen muy pronto”, mientras Pakistán convocó a su Comité de Seguridad Nacional para analizar la situación.