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Muere John Magufuli, presidente de Tanzania

John Magufuli, presidente de Tanzania, murió tras estar tres semanas de ausencia en el poder. En dicha nación hay rumores que falleció a causa de COVID-19, sin embargo el gobierno confirmó que fue a causa de un paro cardíaco.
El mandatario de Tanzania fue considerado polémico, al expulsar a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de su país y al examinar a animales y frutas, que supuestamente dieron positivos al coronavirus.
El presidente africano impidió los planes de vacunación internacional para su país, y pidió a la nación que orara para la eliminación de la pandemia.
«El virus satánico no puede vivir en el cuerpo de Jesucristo», señalaba el mandatario en varios de sus discursos.
En junio del 2020 dijo que el país había erradicado el virus, mientras los hospitales se saturaban de personas, el indicaba que «por gracia de Dios», ya no existía el virus en el país.
El gobierno de Tanzania se ha negado ha emitir reportes de casos por COVID-19, sin embargo la embajada de Estados Unidos en Tanzania, informó que los casos incrementaron en enero de este año.
La OMS le pidió endurecer las medidas para evitar los contagios por coronavirus, sin embargo prefirió expulsarlos del país.
Internacionales
Recapturan a pandillero “Black Demon” tras fuga del penal de Fraijanes II en Guatemala

Las autoridades de Guatemala recapturaron a Byron Eduardo Fajardo Revolorio, alias “Black Demon”, tras la fuga de 20 reos del Centro Penitenciario de Fraijanes II. El operativo de la Policía Nacional permitió su detención junto a dos miembros de la misma estructura criminal.
Durante la captura, se les incautó un arma de fuego con reporte de robo, municiones y drogas. Fajardo Revolorio lideraba la clica Latin Family y contaba con una condena de 180 años de prisión por asesinato, extorsión y otros delitos.
El caso ha llamado la atención debido a que el pandillero, quien solo posee una pierna, logró escapar del penal, aunque finalmente fue localizado gracias a la rápida intervención policial.
Economia
Precios de los combustibles se mantienen sin cambios del 14 al 27 de octubre, según DGEHM

La Dirección General de Energía, Hidrocarburos y Minas (DGEHM) informó que los precios de referencia de los combustibles en El Salvador se mantendrán sin cambios durante el período del 14 al 27 de octubre de 2025.
Según el reporte, el galón de gasolina especial se mantendrá en $3.85 en la zona central, $3.86 en la occidental y $3.89 en la oriental. La gasolina regular costará $3.56, $3.57 y $3.60, respectivamente, mientras que el diésel se ubicará en $3.36 en el centro, $3.37 en occidente y $3.41 en oriente.
La DGEHM atribuyó la estabilidad a los incrementos en las reservas de petróleo y derivados, así como a la proyección de la Agencia Internacional de Energía (AIE) sobre la producción récord de petróleo en Estados Unidos para 2025. Además, la firma de la primera fase del acuerdo entre Israel y Hamás contribuyó a reducir la prima de riesgo geopolítico sobre el suministro mundial de crudo.
Los precios incluyen impuestos de ley y contribuciones como Cotranss, FEFE e IEC. La DGEHM también reforzó las verificaciones en estaciones de servicio para garantizar la cantidad y calidad de los combustibles, asegurando que los consumidores reciban el volumen exacto por el que pagan.
“Los inspectores realizan un sondeo constante del mercado; los incumplimientos a la ley serán sancionados para proteger los derechos de los consumidores y garantizar un servicio eficiente”, indicó la institución en un comunicado.
Opinet
El país que volvió a mirarse en el espejo del mar

Por: Randa Hasfura Anastas
Durante mucho tiempo, El Salvador pareció vivir de espaldas a su propio esplendor. Sus montañas verdes, sus volcanes que parecían custodiar el horizonte y sus playas de fuego fueron, por décadas, un rumor que apenas cruzaba las fronteras. El mundo oía hablar del país, sí, pero por razones distintas a su belleza. Y sin embargo, bajo la piel de esa historia convulsa, latía una fuerza silenciosa, un deseo de reconciliación con la esperanza. Hoy, esa esperanza tiene nombre y rostro: el turismo.
En los últimos años, El Salvador ha empezado a redescubrirse. A mirarse en el espejo del mar y reconocerse no por sus heridas, sino por su vitalidad. El viajero que llega a sus costas siente esa transformación en el aire, una mezcla de sorpresa y asombro: el país pequeño y bravío del istmo centroamericano ha aprendido a recibir al mundo con los brazos abiertos, a mostrar con orgullo su geografía de contrastes y su alma hospitalaria.
Desde el amanecer en el volcán de Izalco hasta el ocaso que se derrama sobre las olas de El Tunco, El Salvador es hoy una invitación a contemplar lo esencial: la naturaleza, la historia y la calidez humana. En Suchitoto o en Ataco, las calles empedradas evocan una serenidad antigua; en los cafetales de las montañas, el tiempo parece detenerse; y en los pueblos costeros, el surf se ha convertido en una nueva “forma de identidad”. Todo esto forma parte de una narrativa reciente, de un relato de país que por fin ha decidido contarse a sí mismo con orgullo.
Nada de esto ha sido casualidad. Detrás del renacimiento turístico se esconde una estrategia bien pensada, una visión que ha sabido combinar la promoción internacional con la seguridad, la sostenibilidad y el respeto por la cultura local. La Ministra de Turismo ha desempeñado un papel decisivo en esta transformación: con liderazgo, determinación y un profundo amor por su tierra, ha conseguido que el mundo mire hacia El Salvador no con recelo, sino con admiración. Su gestión ha sido el hilo conductor de un proceso que ha devuelto al país la confianza en su propio potencial, abriendo las puertas a nuevas inversiones y generando oportunidades donde antes solo había incertidumbre.

Por: Randa Hasfura Anastas
El turismo, en este contexto, no es solo una industria: es una forma de reconstrucción espiritual. Las comunidades que antes vivían del olvido ahora viven del encuentro; los jóvenes que migraban buscan hoy quedarse para emprender; las pequeñas empresas florecen con la llegada de viajeros que descubren que, en un territorio diminuto, cabe toda la belleza de Centroamérica. Cada turista que pisa suelo salvadoreño se convierte, sin saberlo, en testigo de una historia de libertad colectiva.
Y, sin embargo, el desafío no ha terminado. Persisten sombras de desconfianza, prejuicios heredados de tiempos oscuros. Pero el país avanza, y cada paso es una victoria. El Salvador ha comprendido que el turismo puede ser también una expresión de diplomacia: una forma de tender puentes entre naciones, para demostrar que la convivencia y la alegría salvadoreñas son hoy un mensaje que resuena incluso en los más altos foros internacionales.
Esa metamorfosis encuentra su símbolo más luminoso en un acontecimiento que marcará la historia nacional: por primera vez, en septiembre de 2026, El Salvador será sede del “Día Internacional del Turismo”, proclamado por ONU Turismo. Será una cita con el destino, una celebración del esfuerzo y la fe de un pueblo que ha sabido reinventarse. En esa jornada, el país no solo mostrará sus paisajes y su cultura: mostrará al mundo su espíritu.
Porque El Salvador ha comprendido, finalmente, que el turismo no se trata solo de recibir visitantes, sino de abrir el alma. Y en esa apertura, luminosa y valiente, se resume toda su nueva historia: la de un país que, tras años de silencio, vuelve a hablarle al mundo porque volvió a mirarse en el espejo del mar…