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Ciencia

Científicos aseguran que beber una o dos cervezas después del trabajo es bueno para la salud

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Beber una o varias cervezas con los amigos es una de las costumbres que se tienen más arraigadas; disfrutar de la camaradería junto con esta helada bebida supone uno de los mejores placeres para muchas personas.

En una comida al aire libre, viendo un partido de tu deporte favorito o simplemente para una buena charla, la cerveza es una de las bebidas más consumidas; inclusive, después de la jornada laboral.

Y si estabas pensando que esto podría tener también un lado negativo, no podrías estar más equivocado. Estudios confirman que beber una o dos cervezas después del trabajo es muy bueno para la salud.

 

Según un estudio de la Sociedad Americana de Genética Humana, beber una o dos bebidas alcohólicas al día no es una cosa mala, de hecho es algo bueno.

Investigadores de la Universidad de Iowa profundizaron en algunos datos antiguos y encontraron que el ADN era mejor para averiguar la cantidad de gente que bebía. A partir de esta conclusión, utilizó el ADN para evaluar la edad biológica que tienen las personas (refleja el número de años de su cuerpo) en contraste a su edad cronológica.

 

Fue aquí donde se encontraron con que las personas que bebían una o dos por día estaban en mucho mejor forma… Así de simple, vas a envejecer mejor que si no bebieras en lo absoluto.

Claro, que si salen de fiesta cada noche tu cuerpo envejecerá a un ritmo más rápido, pero si deseas ser conservador en esta práctica, tu cuerpo va a cosechar los beneficios para la salud.

 

Así que agarra esa cerveza que te está esperando en el refrigerador, pues tu cuerpo se lo merece. Y si no estás satisfecho ve por más, todo sea por conservar una mejor salud.

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Ciencia

Se abre en Ginebra una nueva oportunidad para un tratado contra la contaminación plástica

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Del océano al cuerpo humano, ¿comenzará el planeta a «desplastificarse» a orillas del lago de Ginebra?

Representantes de unos 180 países se reúnen desde el martes en Suiza para una nueva y crucial ronda diplomática que ambiciona el primer tratado mundial para eliminar la contaminación plástica.

En un contexto de fuertes tensiones geopolíticas y comerciales, esta sesión adicional de diez días, denominada INC-5.2, fue convocada tras el fracaso en diciembre de la ronda celebrada en diciembre en Corea del Sur, presidida por el diplomático ecuatoriano Luis Vayas Valdivieso.

Un grupo de países productores de petróleo bloqueó entonces cualquier avance, y hay mucho en juego.

Si no se hace nada, el consumo mundial de plástico podría triplicarse de aquí a 2060, según las proyecciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Además, la cantidad de residuos plásticos en el suelo y en los cursos de agua, desde las cimas de las montañas hasta los océanos, se duplicará en 2040, de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que coordina las negociaciones de la ONU.

La situación es aun más dramática: el planeta produce actualmente 460 millones de toneladas de plástico al año, la mitad de las cuales son de un solo uso. Y recicla menos del 10% de los residuos plásticos.

Al descomponerse en micro y nanoplásticos que contaminan los ecosistemas, los polímeros penetran en la sangre y los órganos humanos, según estudios recientes.

Las consecuencias, aún desconocidas en gran medida para la salud de las generaciones actuales y futuras, son denunciadas por un grupo de unos 450 científicos de 65 países que siguen los debates.

«Bosquejo» de tratado

A pesar de la extrema complejidad de la negociación, que afecta a intereses antagónicos -productos químicos o desarrollo económico frente a medioambiente y salud-, «es muy posible salir de Ginebra con un tratado», declaró esta semana a la prensa la danesa Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA.

El ecuatoriano Valdivieso publicó tras el fracaso anterior en la ciudad surcoreana de Busan un proyecto de texto con más de 300 puntos de desacuerdo que deberán negociarse hasta el 14 de agosto, antes de llegar a un tratado.

Lo más difícil es incluir (o no) una limitación de la producción de plásticos nuevos, señala Saeed Hamid, miembro de una coalición que agrupa a 39 Estados insulares. Países petroleros como Arabia Saudí, Irán o Rusia no quieren ni oír hablar de esa posibilidad.

Otro punto espinoso es la elaboración de una lista de productos químicos considerados «problemáticos» para la salud o el medioambiente: los PFAS -conocidos como ‘contaminantes denominados eternos’-, los disruptores endocrinos, los ftalatos y los bisfenoles, entre otros.

«Nadie quiere ver un INC-5.3, nadie. (…) Así que la vía de escape más probable es un bosquejo al que se le llamará tratado, pero que necesitará financiación, agallas y alma para ser realmente eficaz», dijo a la AFP Bjorn Beeler, director de la Red Internacional de Eliminación de Contaminantes (IPEN), con sede en Suecia.

«El contexto es difícil», añadió una fuente diplomática bajo anonimato, «ya que no se puede descartar por completo lo que está sucediendo en otros ámbitos del multilateralismo, como el nuevo papel de Estados Unidos o los BRICS, que están trabajando para reorganizarse».

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Ciencia

Una niña se queja de dolor de oído y los médicos encuentran cientos de garrapatas dentro

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Una mujer de la ciudad malasia de Malaca llevó a su hija al hospital porque le dolía el oído y el médico encontró cientos de garrapatas dentro, informan medios locales citando una historia publicada por la propia madre de la niña en sus redes sociales.

 

La pequeña Hayfa se quejaba de dolor en el oído, pero su madre, Aqila Nasir, no encontró nada anormal al alumbrarle la cavidad auditiva con una linterna, por lo que no vio necesario llevarla al médico en ese momento. Al día siguiente, la niña estaba aletargada y se quejaba de dolor no ya solo en el oído, sino también en el cuello, por lo que Aqila de nuevo se lo examinó. En esa ocasión vio unos puntos negros, y entonces sí llevó la niña al doctor.

Cuando una especialista examinó a Hayfa, observó que dentro del oído había un centenar de garrapatas. La doctora utilizó una cámara para mostrarle a la paciente y a su madre multitud de pequeños puntos negros esparcidos por todo el canal auditivo. A la niña le limpiaron la oreja, eliminando poco a poco todas las garrapatas. Quitar insectos de dentro del oído es un proceso doloroso, pero la niña lo toleró con normalidad.

Según la madre, a Hayfa le dijeron que tomara analgésicos y la enviaron a casa. Tras el incidente, ocurrido la semana pasada, Aqila instó a las madres a escuchar siempre a sus hijos si dicen que no se encuentran bien. Sin embargo, señaló que sigue sin entender cómo pudieron entrarle garrapatas al oído, ya que la niña siempre lleva hiyab cuando juega al aire libre. Al mismo tiempo, indicó que la médica le preguntó si tenían gatos en casa, suponiendo al parecer que los insectos podían proceder de ellos.

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Ciencia

El lago Kivu en África esconde un gas mortal en sus profundidades y podría asfixiar a miles de personas si explota

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El lago Kivu, conocido por su belleza natural y tranquilidad superficial, esconde una amenaza potencialmente letal bajo sus aguas. Este cuerpo de agua, compartido entre Ruanda y la República Democrática del Congo (RDC), contiene enormes cantidades de dióxido de carbono y metano. Su configuración geológica única lo convierte en un candidato para una erupción límnica, fenómeno que podría liberar vastas nubes de gases tóxicos y asfixiar a millones de personas.
National Geographic informa que el fondo del lago Kivu contiene aproximadamente 300 km³ de dióxido de carbono disuelto y 58 km³ de metano. El ingeniero y fundador de Hydragas Energy, Philip Morkel, declaró a esta plataforma: “Cuando el lago alcance el 100% de saturación (y actualmente está en algún punto por encima del 60%) entrará en erupción espontáneamente”. Comparó este fenómeno con una olla de agua hirviendo, tranquilamente amenazante hasta que empieza a burbujear.

Proyecto KivuWatt: entre la explotación y la seguridad
Para mitigar este riesgo y al mismo tiempo aprovechar los recursos del lago, el gobierno de Ruanda ha autorizado a la empresa británica ContourGlobal implementar el proyecto KivuWatt. Básicamente, se extrae el agua de cierta profundidad por debajo del límite de gradiente de densidad, donde se encuentra el agua rica en gas, y en la superficie, se separa el agua del CO2 y el metano. Luego, el agua desgasificada se devuelve al lago. Esta iniciativa actualmente aporta 26 megavatios de energía a la red eléctrica de Ruanda.
Sin embargo, algunos investigadores advierten que este proceso podría desencadenar la misma erupción límnica que se pretende evitar. Surge un debate sobre los métodos más seguros para la extracción del gas. Sergei Katsev, limnólogo de la Universidad de Minnesota Duluth, mostró sus reservas señalando que “es un compromiso entre seguridad y explotación comercial a largo plazo”.

Un debate entre científicos
La revista Nature añade más al debate científico. Informaron que el lago Kivu podría liberar el equivalente a entre 2 y 6 gigatoneladas de carbono en un solo día, aumentando el riesgo de una crisis humanitaria sin precedentes. En una reciente erupción volcánica del Monte Nyiragongo en 2021, se evitó por poco una liberación masiva de gases del lago. Dario Tedesco, un vulcanólogo que trabaja en Ruanda, expresó su preocupación respecto a la seguridad en la región, mencionando que “la combinación de gases subterráneos y actividad volcánica crea un potencial significativo para múltiples desencadenantes”.
El peligro de la metanización
El proceso de extracción de metano no está exento de controversia. Mientras que algunos expertos creen que la extracción a pequeña escala es manejable, otros, como Finn Hirslund, advierten sobre “destruir el gradiente principal” del lago, lo que podría aumentar el riesgo de una erupción catastrófica. La metodología actual utilizada por KivuWatt ha provocado inquietudes sobre su impacto a largo plazo en la estructura del lago.
Martin Schmid, investigador del Instituto Suizo de Investigación sobre el Agua y el Medio Ambiente, explicó a National Geographic que “aunque sabemos que el proceso de desgasificación cambia la estratificación del lago, no creemos que esto sea realmente un problema, pero las predicciones nunca son del todo correctas”. Esta declaración subraya la incertidumbre científica en torno a los efectos del proyecto de KivuWatt.

 

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