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México derrota a Panamá y gana la Copa Oro por novena vez
Santiago Giménez. Su estrella ya aguarda en el Paseo de la Fama. La suya y la de Jaime Lozano, artífices de la novena Copa de Oro, la duodécima de toda la historia si entran en la cuenta los antecedentes. Tras un partido descontrolado, surrealista y cuasi trágico, ‘El Tri’ cantó victoria, por fin. Recuperó el dominio, al menos simbólico, de la zona. El sabor de todo es dulce cuando las penurias son muchas. Quizá no sea para tanto, pero es algo. Es uno de sus amaneceres anaranjados angelinos.
Panamá no siguió el libreto de inicio: se arrimaron contra Ochoa sin esperar ningún protocolo. Una declaración de intenciones, esas cosas con las que empiezan a ganarse las finales. Un bombazo alto de Chávez activó al ‘Tri’, que jugó al tiro al blanco con Cummings y Escobar. El pisotón de Johan a Díaz desencadenó la primera aparición de Ochoa, una de rutina. Acto seguido, Díaz mismo hizo pasar a Sánchez con un muletazo; no cundió más pánico, pero sí algún desconcierto. Orbelín tomó oxígeno y citó, con un pase abierto y sobre la carrera, a Antuna con Mosquera, pero conocemos que una de las grandes habilidades del cruzazulino no es precisamente la culminación. Antuna tiene menos pólvora que un pacifista.
Mucha transpiración y alguna pizca de inspiración. Encontró un poco de ello Jorge Sánchez, cuyo embrujo ‘messianico’ ante Andrade sorprendió hasta a sí mismo. Luego, la teatralidad no convenció a Said Martínez. Que estamos en Hollywood. Tampoco gustó a Martínez la maravillosa procesión por Bervely Hills que armó la oncena de Lozano: el circuito Ochoa-Henry-Antuna-Orbelín-Romo-Henry finalizó con una estrella en el Paseo de la Fama en cemento verde. Hollywood también puede ser cruel. La doble intervención de Andrade lo confirmó: un penalti en movimiento de Orbelín y una puntilla fallida de Henry. Que Escobar haya impreso sus botines en el tobillo de Martín resultó inexplicablemente absurdo, dada la minuciosidad del VAR. Panamá se retiró al medio tiempo tan aliviada como Leonardo Di Caprio tras el asalto del clan Manson.
Christiansen afinó los violines. Sonó más armónico el tamborito con Quintero en la guitarra y Fajardo en el tambor repicador. El caso es que Panamá cambió el signo del partido. Entonces, Edson Álvarez taló a Cummings y las alertas rojas sonaron en el cuartel de Lozano. El VAR, ese artefacto que suele alterar las realidades, rompió toda convención lógica. Cuando Martínez consignó la patada al aire de Cummings a Orbelín, cuando Pienda ya marchaba tres metros por delante, el partido perdió todo orden racional. Si los jueces convocan a huelga en Hollywood, no pasaría nada. Mejor. Después, rectificó, y Godoy quedó apercibido, pero el daño a las academias arbitrales ya estaba hecho.
Díaz y Fajardo exigieron a Ochoa como en noche mundialista, las que más le gustan. Orbelín sacó los extintores, pero ‘El Tri’ había perdido flexibilidad y potestad en el SoFi, esta nave alienígena que algo de mágica tiene. La media tijera de Díaz, que se elevó al cielo angelino, desencadenó el tufillo maldito. El que se percibió tenuemente por Las Vegas. El de Lusail, Ekaterimburgo, Sochi, Santa Clara. Bárcenas, cuando el partido ennegrecía, orilló a Ochoa a despegar en vuelo de reconocimiento. Y de emergencia
Y entonces Giménez recogió la pelota en la bomba central, hechizó a Escobar; Cummings arribó al auxilio y ‘Santi’ también lo soportó. Una carrera endiablada, su estela de polvo sideral. Escobar y Cummings presenciaron en primera fila cómo Santi firmó con un zapateado terso contra el césped. Tocata y fuga de zurda. El gol de Giovani en 2011 ya tiene compañía en el museo de las conquistas del ‘Tri’. Santi súperstar. Crisis? What Crisis?, tituló alguna vez Supertramp. Jaime Lozano, el paladín de Tokio, secunda. Ahora, el curalotodo de Hollywood. Del Hollywood en el que cae un atardecer anaranjado. Como el que presenciaron Emma Stone y Ryan Gosling cuando creen que lo peor ha acabado.
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Javier Aguirre recibe golpe que le genera descalabro tras el Honduras vs. México
Honduras vs. México acabó ‘calientito’ después de la victoria por 2-0 en San Pedro Sula, pero esta vez no fue dentro del campo de juego por algún arrebato de un jugador, sino por la agresiva reacción de la afición contra Javier Aguirre.
Pese a la victoria catracha, la afición local lanzó varios objetos al entrenador de la Selección Mexicana, que recibió un golpe con una lata que le descalabró y le generó una herida significativa.
Tras el silbatazo final, ‘el Vasco’ Aguirre se dirigió hacia donde estaba Reinaldo Rueda, estratega de Honduras, para despedirse de mano de forma tranquila con todo y que mostraba una aparatosa herida que le generó sangrado.
“Nada, nada, es futbol, el partido fue limpio, fue aguerrido, merecieron ganar y no me queda más que felicitarlos. Lo otro me parece que no tiene importancia”, indicó Javier Aguirre en conferencia de prensa.
De acuerdo con Alex de la Rosa en Línea de 4 de TUDN, circularon varios videos en redes sociales donde incluso ‘el Vasco’ Aguirre respondió a las provocaciones de los seguidores locales con groserías, lo que pudo detonar la agresión.
Finalmente, Gibrán Araige reportó para TUDN que Javier Aguirre recibió cuatro puntadas y el mismo entrenador confirmó que se encuentra bien.
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Jake Paul asegura haberle perdonado la vida a Mike Tyson
«Sólo intenté herirlo un poco, pero tenía miedo de hacerle daño. Sí, bajé el ritmo en los últimos asaltos porque quería darle espectáculo a los espectadores y no quería hacerle daño a alguien que no necesitaba ser herido», explicó Jake Paul (27 años) quien se puede jactar de haber logrado una victoria más para su récord profesional, tras vencer a Mike Tyson (58 años) por decisión unánime en un combate que poco tuvo de real.
La leyenda viviente del boxeo, Mike Tyson se enfrentó a Jake Paul la noche del viernes en un espectáculo para NᥱtfIix.
«No le demostré nada a nadie, sólo a mí mismo», afirmó Mike.
La pelea recaudó USD 80 millones.
Estiman que Tyson recibiría 20 millones por su participación. Jake Paul insinuó su propio incentivo financiero al declarar: “Estoy aquí para ganar 40 millones de dólares y noquear a una leyenda”, dijo.
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La extraña razón por la que Mike Tyson se mordía el guante: «Tengo una fijación con las mordeduras»
Uno de los detalles que más llamó la atención durante la pelea entre Jake Paul y Mike Tyson fue la peculiar acción del excampeón de peso pesado al morderse el guante. Mientras protegía su rostro, se podía observar cómo cerraba su boca alrededor del pulgar de su mano izquierda.
Durante la transmisión en Netflix, el analista Roy Jones Jr. calificó esta acción como extraña, destacando que no era una táctica habitual asociada con Tyson en el ring. Sin embargo, el comentarista Mauro Ranallo aseguró estar convencido de haber visto al legendario boxeador realizar el mismo gesto en combates anteriores.
Al finalizar el combate, en la entrevista en el ring, fue preguntado acerca del motivo por el cual se estaba mordiendo el guante constantemente durante los ocho ‘rounds’. En tono humorístico, el campeón de peso pesado más joven de la historia contestó lo siguiente: «Tengo la costumbre de morderme los guantes, tengo una fijación con las mordeduras». Con esta declaración, entre risas, hacía referencia a cuando le mordió la oreja a Holyfield en 1997.