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Ciencia

La venida del Señor se acerca según científicos atómicos

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Este año, la Junta de Ciencia y Seguridad del Boletín de los Científicos Atómicos adelanta las manecillas del Reloj del Juicio Final, en gran parte debido a los crecientes peligros de la guerra en Ucrania.

El reloj está ahora a minuto y medio de la medianoche, lo más cerca que ha estado de una catástrofe mundial. En los últimos años se había mantenido a 100 segundos.

El Boletín de los Científicos Atómicos es una publicación académica dirigida al público en general dedicada a temas relacionados con la supervivencia y el desarrollo de la humanidad, frente a las amenazas de las armas nucleares, armas de destrucción masiva, el cambio climático, las tecnologías emergentes y enfermedades.

De periodicidad bimensual, fue publicado por primera vez en 1945, como ‘Bulletin of the Atomic Scientists of Chicago’, al ser fundada por miembros del Proyecto Manhattan tras los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki.

El informe de 2023 señala que la guerra de Rusia contra Ucrania, la guerra en Gaza de Israel y el cambio climático han planteado “profundos interrogantes” sobre cómo interactúan los Estados, erosionando las normas de conducta internacional que sustentan respuestas exitosas a una variedad de riesgos globales.

La guerra ha llegado a los emplazamientos de los reactores nucleares de Chernóbil y Zaporizhzhia, violando los protocolos internacionales y arriesgándose a una liberación generalizada de materiales radiactivos. Hasta ahora, los esfuerzos del Organismo Internacional de Energía Atómica para proteger estas centrales han sido rechazados.

Mientras prosigue la guerra de Rusia contra Ucrania, peligra el último tratado sobre armas nucleares entre Rusia y Estados Unidos, el Nuevo START. A menos que las dos partes reanuden las negociaciones y encuentren una base para nuevas reducciones, el tratado expirará en febrero de 2026.

Esto eliminaría las inspecciones mutuas, profundizaría la desconfianza, espolearía una carrera armamentística nuclear y aumentaría la posibilidad de un intercambio nuclear, resalta el nuevo informe.

Los efectos de la guerra no se limitan a un aumento del peligro nuclear; también socavan los esfuerzos mundiales para combatir el cambio climático.

Los países que dependen del petróleo y el gas rusos han tratado de diversificar sus suministros y proveedores, lo que ha dado lugar a un aumento de la inversión en gas natural precisamente cuando dicha inversión debería haber disminuido.

En el contexto de una guerra caliente y con las amenazas nucleares como telón de fondo, el informe sostiene que “la continua corriente de desinformación sobre laboratorios de armas biológicas en Ucrania hace temer que la propia Rusia esté pensando en desplegar este tipo de armas, que muchos expertos creen que sigue desarrollando”.

La invasión rusa de Ucrania ha aumentado el riesgo de uso de armas nucleares, ha agravado el espectro del uso de armas biológicas y químicas, ha obstaculizado la respuesta mundial al cambio climático y ha entorpecido los esfuerzos internacionales para hacer frente a otros problemas mundiales.

La invasión y anexión de territorio ucraniano también han violado las normas internacionales de forma que pueden envalentonar a otros a emprender acciones que desafíen los acuerdos previos y amenacen la estabilidad.

Para superar este conflicto, el informe defiende que como mínimo, Estados Unidos debe mantener abierta la puerta a un compromiso de principios con Moscú que reduzca el peligroso aumento del riesgo nuclear que la guerra ha fomentado.

Un elemento de la reducción del riesgo podría consistir en contactos sostenidos y de alto nivel entre militares estadounidenses y rusos para reducir la probabilidad de un error de cálculo. El gobierno estadounidense, sus aliados de la OTAN y Ucrania disponen de multitud de canales de diálogo; todos ellos deberían explorarse

Encontrar un camino hacia unas negociaciones de paz serias podría contribuir en gran medida a reducir el riesgo de escalada. En esta época de peligro mundial sin precedentes, se requiere una acción concertada, y cada segundo cuenta”, subraya el informe.

“Y lo peor de todo, las amenazas poco veladas de Rusia de utilizar armas nucleares recuerdan al mundo que la escalada del conflicto -por accidente, intención o error de cálculo- es un riesgo terrible. La posibilidad de que el conflicto se descontrole sigue siendo alta”, concluye en un comunicado.

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Ciencia

Científicos logran curar la diabetes tipo1 en ratones

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Científicos de la Universidad de Stanford, liderados por Seung K. Kim, lograron curar la diabetes tipo 1 en ratones mediante un innovador trasplante combinado de células madre sanguíneas e islotes pancreáticos de donantes inmunológicamente incompatibles.

Con estos ensayos realizados en un tiempo de seis meses, lograron reiniciar el sistema inmunitario para detener el ataque autoinmune a las células productoras de insulina sin necesidad de fármacos inmunosupresores crónicos ni insulina exógena.

Este avance, publicado en el Journal of Clinical Investigation y basado en estudios previos del equipo, previene el rechazo de injertos y la destrucción de células beta en 19 de 19 ratones sanos y 9 de 9 con diabetes establecida.

Este resultado es un logro prometedor que abre la oportunidad de aplicarla en los humanos para eliminar riesgos de inmunosupresión y extenderse a otras enfermedades autoinmunes como artritis o lupus.

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Ciencia

Nueva revisión de la Biblioteca Cochrane concluye que los cigarrillos electrónicos ayudan a dejar de fumar

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Una nueva actualización de la prestigiosa Biblioteca Cochrane, considerada el estándar de oro en revisiones de evidencia médica, refuerza que los cigarrillos electrónicos con nicotina duplican prácticamente las probabilidades de abandonar el tabaco tradicional durante al menos seis meses en comparación con los métodos clásicos de reemplazo de nicotina (parches, chicles o inhaladores) y superan también a los vapes sin nicotina.La décima edición de esta revisión sistemática, publicada hoy, incorpora 104 estudios con datos de más de 30.000 fumadores adultos que intentaron dejar el cigarrillo convencional. Es la actualización más completa realizada hasta el momento y añade 14 nuevos ensayos clínicos respecto a la versión de enero de 2025.

Por cada 100 personas que usan cigarrillos electrónicos con nicotina:

entre 8 y 11 logran dejar de fumar durante al menos seis meses.
Con terapia de reemplazo de nicotina tradicional: solo 6 lo consiguen.
Con cigarrillos electrónicos sin nicotina: también 6.
Sin apoyo o solo con apoyo conductual: apenas 4.

Los autores califican como “evidencia de alta certeza” la superioridad de los vapes con nicotina frente a la terapia de reemplazo tradicional, y como “evidencia de certeza moderada” su ventaja sobre los vapes sin nicotina.

¿Por qué funcionan mejor?

Los investigadores explican que los cigarrillos electrónicos replican mejor el ritual y la entrega rápida de nicotina al cerebro, algo que los parches y chicles no logran con la misma eficacia. Además, destacan que los dispositivos más modernos (pods y sistemas de sales de nicotina) administran la nicotina de forma aún más eficiente que los modelos antiguos utilizados en muchos de los estudios ya incluidos.Precisamente por eso, Cochrane subraya la necesidad de nuevos ensayos con estos dispositivos de última generación: “Una mejor administración de nicotina podría traducirse en tasas de abandono todavía mayores”.

“Los cigarrillos electrónicos con nicotina aumentan las probabilidades de dejar de fumar en comparación con la terapia de reemplazo de nicotina o con los cigarrillos electrónicos sin nicotina. Los responsables de políticas públicas y los profesionales sanitarios deberían tener en cuenta estos datos a la hora de regular y recomendar herramientas para reducir el tabaquismo”, resume la revisión.

La Biblioteca Cochrane seguirá actualizando esta revisión a medida que aparezcan nuevos estudios, especialmente sobre los dispositivos de nueva generación que dominan actualmente el mercado.

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Ciencia

Se abre en Ginebra una nueva oportunidad para un tratado contra la contaminación plástica

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Del océano al cuerpo humano, ¿comenzará el planeta a «desplastificarse» a orillas del lago de Ginebra?

Representantes de unos 180 países se reúnen desde el martes en Suiza para una nueva y crucial ronda diplomática que ambiciona el primer tratado mundial para eliminar la contaminación plástica.

En un contexto de fuertes tensiones geopolíticas y comerciales, esta sesión adicional de diez días, denominada INC-5.2, fue convocada tras el fracaso en diciembre de la ronda celebrada en diciembre en Corea del Sur, presidida por el diplomático ecuatoriano Luis Vayas Valdivieso.

Un grupo de países productores de petróleo bloqueó entonces cualquier avance, y hay mucho en juego.

Si no se hace nada, el consumo mundial de plástico podría triplicarse de aquí a 2060, según las proyecciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Además, la cantidad de residuos plásticos en el suelo y en los cursos de agua, desde las cimas de las montañas hasta los océanos, se duplicará en 2040, de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que coordina las negociaciones de la ONU.

La situación es aun más dramática: el planeta produce actualmente 460 millones de toneladas de plástico al año, la mitad de las cuales son de un solo uso. Y recicla menos del 10% de los residuos plásticos.

Al descomponerse en micro y nanoplásticos que contaminan los ecosistemas, los polímeros penetran en la sangre y los órganos humanos, según estudios recientes.

Las consecuencias, aún desconocidas en gran medida para la salud de las generaciones actuales y futuras, son denunciadas por un grupo de unos 450 científicos de 65 países que siguen los debates.

«Bosquejo» de tratado

A pesar de la extrema complejidad de la negociación, que afecta a intereses antagónicos -productos químicos o desarrollo económico frente a medioambiente y salud-, «es muy posible salir de Ginebra con un tratado», declaró esta semana a la prensa la danesa Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA.

El ecuatoriano Valdivieso publicó tras el fracaso anterior en la ciudad surcoreana de Busan un proyecto de texto con más de 300 puntos de desacuerdo que deberán negociarse hasta el 14 de agosto, antes de llegar a un tratado.

Lo más difícil es incluir (o no) una limitación de la producción de plásticos nuevos, señala Saeed Hamid, miembro de una coalición que agrupa a 39 Estados insulares. Países petroleros como Arabia Saudí, Irán o Rusia no quieren ni oír hablar de esa posibilidad.

Otro punto espinoso es la elaboración de una lista de productos químicos considerados «problemáticos» para la salud o el medioambiente: los PFAS -conocidos como ‘contaminantes denominados eternos’-, los disruptores endocrinos, los ftalatos y los bisfenoles, entre otros.

«Nadie quiere ver un INC-5.3, nadie. (…) Así que la vía de escape más probable es un bosquejo al que se le llamará tratado, pero que necesitará financiación, agallas y alma para ser realmente eficaz», dijo a la AFP Bjorn Beeler, director de la Red Internacional de Eliminación de Contaminantes (IPEN), con sede en Suecia.

«El contexto es difícil», añadió una fuente diplomática bajo anonimato, «ya que no se puede descartar por completo lo que está sucediendo en otros ámbitos del multilateralismo, como el nuevo papel de Estados Unidos o los BRICS, que están trabajando para reorganizarse».

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