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Desentrañando el imperio de la banalidad y la trivialidad- Lisandro Prieto Femenía

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“Todos vamos a morir, todos, ¡que espectáculo! Eso solo, nos debería motivar a amarnos unos a otros, pero no sucede así. Somos aterrorizados y aplastados por trivialidades, somos engullidos por nada.”

Charles Bukowski

Es sabido por muchos, aunque al parecer le importa a pocos, que en nuestro tiempo los conceptos de banalidad y trivialidad han adquirido una relevancia singular, reflejando un cambio profundo en la manera en que se experimenta la vida cotidiana y se construyen los valores culturales. Nuestro era, con su énfasis puesto siempre en la fragmentación, el relativismo, la virtualidad y su correspondiente ilusión de hiperrealidad, han permitido que lo banal y lo trivial se conviertan en características definitorias del modo de existir contemporáneo. Intentaremos reflexionar sobre cómo estos patéticos pero tan rentables fenómenos se manifiestan y las implicaciones filosóficas que conlleva de cara a un futuro bastante incierto, por no decir, totalmente deshumanizado.

Entendemos por “banalidad” a la falta de profundidad o importancia en las actividades y contenidos culturales que afectan directamente el modo en que vivimos. Hannah Arendt le dedicó una porción significativa de su carrera académica y casi toda su vida al análisis de la banalidad, aunque particularmente lo expresó con excelencia en su obra “Eichmann en Jerusalén”, en la cual introduce el concepto de “banalidad del mal” para describir cómo la maldad puede manifestarse en formas comunes y ordinarias. Aunque Arendt se refiere particularmente al contexto de la burocracia propia del aparato asesino de los nazis, su concepto puede extenderse a la banalización de las experiencias y valores en la era posmoderna.

Según sostuvimos en la introducción, la banalidad se manifiesta en la cultura popular y en el consumo masivo de contenidos proporcionados por los gigantes mediáticos que instalan las industrias culturales y sus correspondientes agendas. En este sentido, el filósofo Jean Baudrillard, en su obra “Simulacros y Simulación” (1994), argumenta que la hiperrealidad y la proliferación de imágenes y símbolos han llevado a una saturación que reduce la capacidad de las personas para experimentar auténticamente la vida. La realidad, desde este punto de vista, se convierte en una simulación de sí misma, en la que lo banal prevalece sobre lo significativo. En este contexto, la banalidad se convierte en una característica inevitable de una cultura saturada de imágenes y simulacros, donde el valor se ha vuelto efímero y el significado de las cosas parece claramente diluido.

Ahora bien, usted se preguntará, querido lector, ¿qué tiene que ver la banalidad con la trivialidad? Pues, si consideramos que la trivialidad es la preocupación por asuntos de escasa importancia, podrá comprender a qué me refiero. Marshall McLuhan, en Comprender los medios de comunicación (1964), realizó un análisis meticuloso acerca de cómo los medios de comunicación afectan la percepción de la realidad, sugiriendo que los “informativos”, en ese momento, radio y televisión, hoy en todos los dispositivos digitales con acceso a internet, promueven una forma de conocimiento tremendamente superficial y trivial. Cuando McLuhan afirmó que “el medio es el mensaje”, nos estaba indicando que la forma en que se transmite la información (a través de medios que trivializan todos los mensajes) afecta la forma en que se recibe y se valora. En otras palabras, está claro que la sobreabundancia de información trivial contribuye significativamente a la fragmentación del conocimiento y a la pérdida de un sentido profundo de las experiencias vitales y valores, a la vez que trastoca seriamente el principio de realidad de aquellos seres humanos que han abandonado la posibilidad de pensar por su cuenta al punto tal que en vez de decir “yo pienso que” dicen “yo vi que en la televisión dicen que”. Patético.

No sólo afecta cognitivamente nuestro pensar, sino que el reinado de la banalidad y la trivialidad trasciende el fenómeno cultural del consumo de bienes y servicios masivos y se instala en los modos de vida propiamente. En este sentido, un gran servidor de la posmo-ética, a saber, Zygmunt Bauman, en su obra “Modernidad Líquida” (2000) señaló cómo la fluidez, la superficialidad y la falta total de solidez en la vida moderna nos han llevado a una existencia marcada por lo trivial e innecesario, argumentando que la incertidumbre y la falta de compromiso profundo en las relaciones humanas reflejan una cultura que adora lo efímero y lo banal Cuando Bauman escribe que “en esta modernidad líquida, la durabilidad y el compromiso profundo han sido reemplazados por la flexibilidad y la capacidad de adaptación a lo fugaz” está subrayando que “ser triviales” se ha convertido en un modo de vida esencial, donde las conexiones con otros seres humanos, sean de nuestra familia o no, pasan a ser totalmente pasajeras mientras que lo que realmente prevalece en el tiempo es el deseo de consumo constante.

Bastantes años previos a Bauman y su descripción tardía de lo obvio, Martin Heidegger había señalado una serie de peligros propios de una vida que se abrace a la “avidez de novedades”. Consideramos mucho más atinado y profundo el planteo de Heidegger justamente porque es un pensar previo a la catástrofe moral, cultural y económica en la que nos ha sumergido el imperio de la técnica en servicio de la estupidización masiva de los seres humanos como negocio rentable para cuatro o cinco vivos en detrimento de ocho mil millones de consumidores cautivos. En la filosofía de Heidegger, la “avidez de novedades” es un aspecto crucial para que podamos comprender la superficialidad y la trivialidad de una vida inauténtica. En su obra “Ser y tiempo” (1927/2014) examinó cómo la vida cotidiana de los individuos se ve dominada por una constante búsqueda de nuevas experiencias y estímulos, un fenómeno que él denomina “tendencia a la novedad”, comparable con la ridícula adicción actual a las reacciones de otros usuarios a nuestras publicaciones en redes sociales, o el modo de vida mimético traslúcido en personas que no se avergüenzan en absoluto por adoptar una forma de vida copiada de la manera más fiel posible de algún referente del pensamiento intrascendente de moda.

Este impulso compulsivo, en lugar de llevarnos a una comprensión más profunda de nuestro ser, se convierte en una forma de evasión de la realidad mediante un escudo robusto de superficialidad seductora. Heidegger critica esta actitud como una manifestación de existencia sin autenticidad, donde el individuo se distrae con lo efímero y lo trivial para evitar enfrentar la verdadera esencia de su ser. Este impulso, en lugar de llevar a una comprensión más profunda del ser, se convierte en una forma de evasión y superficialidad. Heidegger critica esta actitud como una manifestación de la existencia inauténtica, donde el individuo se distrae con lo efímero y lo trivial para evitar enfrentar la verdadera esencia de su ser. En este contexto, la “avidez” de novedades refleja una forma de vida que prioriza lo superficial, la forma y nunca el fondo, contribuyendo a una experiencia de vida muy vacía, casi carente de sentido.

 «La existencia inauténtica se caracteriza por la obsesión con las novedades, en una constante búsqueda de distracciones que desvían a los individuos de la confrontación con la finitud y el sentido auténtico de su existencia».

A pesar del lúgubre panorama planteado precedentemente, a saber, el predominio de la banalidad y la trivialidad en nuestro mundo post-verdad, la filosofía y la educación nos pueden abrir la puerta a posibilidades y caminos valiosos para enfrentar y superar semejante decadencia intelectual, ética y moral. Sí, es cierto, la progresía nos ha llevado a una cultura de estímulos efímeros, contenidos triviales y vínculos personales descartables, pero esto no debe ser un obstáculo insuperable. Bien sabemos que la filosofía, con su capacidad para profundizar en la comprensión del ser, del mundo y de nosotros mismos, nos invita a cuestionar y a redescubrir lo que realmente es esencial, necesario y valedero.

Una educación integral que contemple una buena formación en asuntos esenciales como la capacidad de lecto-comprensión, la resolución de problemas y el pensamiento crítico jugaría un papel crucial en la preparación de individuos reflexivos que participen activamente en sus comunidades. Promover este tipo de educación, que valore no sólo la adquisición de conocimientos técnicos, sino también la capacidad de pensar críticamente (tener criterio propio, o sea, no repetir como loros) y de buscar significado y sentido a la vida, puede contrarrestar significativamente la superficialidad imperante que tanto daño nos está haciendo. Este enfoque educativo que aquí proponemos no es imposible, puesto que contamos con todos los recursos para fomentar la reflexión filosófica, la apreciación de la belleza y la comprensión profunda de la condición humana para cultivar una vida individual más rica y significativa y una vida colectiva menos egoísta y ensimismada.

En fin, como podrán apreciar, la búsqueda de sentido no es una tarea simple, tampoco es una receta que nos pueden dar los diletantes gurúes del coach ontológico, pero sí es una forma de vida que vale la pena vivir, porque vivir con propósito implica enfrentar la banalidad con una actitud de profundidad y autenticidad que nos protege de caer en las garras patéticas de la existencia vacía al servicio de unos pocos que lucran con nuestro desinterés. El comprometernos con la filosofía, abrazar el aprendizaje constante y el buscar significado en nuestras experiencias vitales cotidianas sirve, sin duda, para transformar nuestra existencia y encontrar una vida que no sólo sea vivida, sino también experimentada con plenitud y dignidad. En este sentido, la superficialidad y la trivialidad pueden ser desafíos formidables, pero con la guía de una educación y un compromiso cívico que apunte a la formación significativa de sujetos libres para poder construir, todos juntos, un modo de vida más consciente y enriquecedora.

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Cuentos de camino real de la oposición política

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Por: Mauricio Rodríguez

Hablar de cuentos de camino real, para quienes pasamos de los 50 o 60 años, nos evoca a una época de infancia, en la que nuestros abuelos nos entretenían por las noches con narrativas inventadas, muchas veces de forma espontánea. Eran los llamados «cuentos de camino real», que de realidad solo tenían el nombre, más bien eran formas de hacernos creer en un mundo que solo existía en sus mentes.

En nuestro país hay un grupo de personas que —por ponerle nombre, llamaré «oposición política», en alusión a una sociedad democrática donde debe existir— difiere con la forma de pensar de quien gobierna. No son propositivas e inteligentes, lo cual se nota hasta en sus discursos públicos. Esos conceptos están muy, pero muy lejos de que lo que ahora existe en nuestro país. Más bien son grupos dispersos de opositores políticos que evocan a un pasado que a la mayoría de la población salvadoreña duele recordar, pues es un período histórico agudizado por los gobiernos de ARENA y FMLN que se escribió con sangre, luto y dolor de quienes fueron víctimas de estos partidos que se desarrollaron pactando con pandillas, cuyos miembros utilizaron los polígonos de tiros de las fuerzas del orden para entrenar y luego asesinar a nuestra gente, quienes violaron a nuestras niñas, jóvenes y adolescentes, extorsionaron, cortaron cabezas, rentearon y humillaron a nuestra gente.

Esos no son cuentos de camino real; es tan verídico como la paz que ahora experimentamos en nuestro país, lo cual es innegable, pues ya se cuenta con más de 900 días sin homicidios, y eso de verdad les cala profundo a los opositores salvadoreños, pues solo se han quedado a publicar cuentos de camino real, cosas que existen en su imaginario, que les hace creer que pueden volver a acceder al poder político. Imaginan que la gente les cree. Solo el hecho de recordar que tanto ARENA como el FMLN junto con las pandillas generaron caos y terror, hasta llegar a ser reconocidos como el país más violento del mundo.

En pocos años, el presidente Bukele nos convierte en el país más seguro del hemisferio occidental, eso les duele, y en actos desesperados recurren a publicar cuentos de camino real; y detallo algunos: presos en Cecot del Tren de Aragua, minería, bitcóin, derechos humanos, salario mínimo, cierre de escuelas, declaraciones de un sociópata (el Charly), la construcción en Los Chorros, etcétera, y podría seguir presentando la larga lista de cuentos de camino real que solo existe en el mundo y en las mentes de quienes fanáticamente siguen creyendo que pueden detentar el poder político por medio del chantaje, la mentira, la difamación y la injuria.

Se puede uno encontrar con una jauría de personajes que en el pasado no dejaron un buen legado para el país; sin embargo, ahora los vemos rasgarse las vestiduras y llenándose la boca de buenas intenciones; más bien, dándose baños de pureza, sobre la base de la difamación. Es importante dejar claro que existen medios digitales con este tipo de agendas, que no son ocultas, más bien pretenden provocar a un gobierno que se mantiene incólume ante los embates de sus cuentos de camino real y pretendiendo victimizarse de ser perseguidos políticos. Nada más ridículo que eso es imposible.

Los sueños húmedos de la oposición política solo llegan a eso, y estos grupúsculos los narran como cuentos de camino real, esperando que alguien les crea, pero este pueblo, nuestra gente, las víctimas de las pandillas, saben que no podemos volver al pasado, pues pasaría lo de la estatua de sal. Estamos frente a una bestia herida que respira por esa herida.

Opinión | Mauricio Rodríguez
Sociólogo y analista

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«El proyecto Sitramss del FMLN fue emblemático, pero en materia de corrupción»: sociólogo Mauricio Rodríguez

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Hace 10 años, el Gobierno de Salvador Sánchez Cerén, el segundo del FMLN, anunciaba el inicio de operaciones del Sistema Integrado de Transporte del Área Metropolitana de San Salvador (Sitramss), un proyecto que para los sociólogos Mauricio Rodríguez y René Martínez y el politólogo Óscar Peñate no modernizó el transporte masivo de pasajeros, sino que, por el contrario, representó «corrupción, mala administración pública y botar» sobre el pavimento $45 millones adquiridos mediante un crédito internacional.

El Sitramss inició operaciones con pasajeros formalmente el 12 de mayo de 2015, con una tarifa de $0.33 por un recorrido de casi seis kilómetros en carriles segregados construidos sobre el bulevar del Ejército y la alameda Juan Pablo II, que partían desde la terminal en Soyapango y llegaban hasta el hospital Médico Quirúrgico del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), en San Salvador.

Mauricio Rodríguez, sociólogo que fungió como diputado en la Asamblea Legislativa cuando se debatía el proyecto, recuerda que previo a aprobarse el préstamo de $45 millones para el Sitramss hubo una oferta en México hacia el Gobierno de El Salvador para impulsar otro modelo de transporte de pasajeros en el Área Metropolitana de San Salvador (AMSS), que fue rechazada por el Gobierno de Mauricio Funes.

«Casualmente yo tuve acceso, en un viaje que se hizo a Cancún, de un proyecto que fue ofrecido en México a El Salvador. Se llamaba Convenio de Yucatán», afirma Rodríguez, quien siendo legislador integró la comisión de obras públicas, transporte y vivienda de la Asamblea, mesa que siguió antes, durante y después el proyecto de transporte insigne de los gobiernos farabundistas.

El exdiputado recuerda que por medio del convenio se ofreció un préstamo por $40 millones, que al suscribirse se condonaba el 50 %, es decir, que «solo se pagarían $20 millones del monto con la única condición de que la flota de autobuses se comprara en México y se les diera a los transportistas».

El convenio, financiado por medio del Fondo de Yucatán, nació para mejorar la conectividad, el comercio y la competitividad de la región; sin embargo, Rodríguez asegura que «el FMLN ya tenía en su haber el negocio con Brasil […] y lo que hicieron fue endeudar al país con $45 millones y ofrecer muchas cosas. El negocio ya lo tenían hecho. No quisieron escuchar otras voces. Ya tenían los votos».

Fue en noviembre de 2011 cuando el congreso salvadoreño autorizó al Gobierno de Funes suscribir con el Banco Internacional de Desarrollo (BID) un contrato de préstamo por los $45 millones para financiar el Programa de Transporte del Área Metropolitana de San Salvador, crédito que fue ratificado en enero de 2012.

«Ese sistema fracasó aparatosamente porque, desde el principio, fue visto por la dirigencia del FMLN como otra forma de corrupción y favoritismo político con sus allegados, dentro de los cuales estaban los empresarios más voraces del transporte público», recuerda, por su parte, el sociólogo René Martínez.

El proyecto inició su construcción durante la administración Funes, y previo a su operación oficial tuvo dos etapas: sin pasajeros, del 11 al 20 de enero de 2015, y con usuarios y pasaje gratis del 21 de enero al 21 de febrero de 2015. Más tarde el Sitramss amplió su recorrido hasta la Plaza Salvador del Mundo, al poniente de San Salvador, usando la red vial ya existente.

Según lo planteado en el programa del proyecto de movilidad masiva, se buscaba «mejorar las condiciones del transporte público de pasajeros y el tránsito en general en el Área Metropolitana de San Salvador».

Para Martínez, aquello que se pudo considerar como «buena idea» para mejorar la movilidad «terminó siendo un botín de $45 millones para los corruptos, razón por la que el proyecto del FMLN terminó siendo emblemático, pero en materia de corrupción».

Los gobiernos farabundistas buscaban con el Sitramss «estructurar una ciudad competitiva, eficiente y equitativa, que ofreciera oportunidades de movilidad sostenible a la población de menores recursos y facilitar el transporte hacia las oportunidades de trabajo y desarrollo económico y social», según la teoría sobre el proyecto.

El politólogo Óscar Peñate recuerda que al «proyecto Sipago-Sitramss se le considera, después de la represa El Chaparral, el segundo gran monumento a la corrupción cometida por altos funcionarios del Ministerio de Obras Públicas y del Viceministerio de Transporte de los gobiernos de FMLN».

La Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia emitió fallos sobre el Sitramss, que iban desde abrir el carril segregado a vehículos particulares, declarar inconstitucional el uso del carril segregado y dar un plazo de un año a la Asamblea Legislativa para que regulara la licitación y explotación de la obra, lo que no se cumplió.

Hoy, luego de 10 años del primer recorrido, el Sitramss tiene con juicios a varios exfuncionarios y empresarios relacionados con el proyecto, así como a su flota de autobuses articulados y «padrones», y sus estaciones de servicio (paradas) en completo abandono y deterioro por el correr del tiempo.

Opinión | Mauricio Rodríguez, Sociólogo y analista
Este artículo fue publicado originalmente por Diario El Salvador.

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Expertos destacan impacto internacional del modelo de seguridad de Nayib Bukele

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Analistas nacionales coinciden en que la política de seguridad implementada por el presidente Nayib Bukele no solo ha logrado una histórica reducción de homicidios y extorsiones en El Salvador, sino que también se ha convertido en un referente internacional para otros gobiernos que enfrentan altos niveles de criminalidad.

El analista Francisco Góchez aseguró que la estrategia salvadoreña, encabezada por el Plan Control Territorial (PCT), ha captado la atención mundial por su efectividad. “Ha logrado desarticular a las pandillas que, durante décadas, causaron sufrimiento a la población”, señaló. Góchez destacó que la baja sostenida en delitos como homicidios y extorsiones es “un logro objetivo e innegable” que podría ser adaptado por otras naciones.

Como parte del interés internacional, recientemente una delegación de funcionarios de Ecuador visitó El Salvador para conocer de cerca el modelo de seguridad salvadoreño. Además, países como Honduras, Chile y el mismo Ecuador han optado por implementar estados de excepción como medida para enfrentar el crimen organizado, inspirados en parte en la experiencia salvadoreña.

Desde marzo de 2022, el Gobierno salvadoreño ha mantenido vigente el régimen de excepción como complemento al PCT, con el respaldo mayoritario de los partidos Nuevas Ideas, PCN y PDC en la Asamblea Legislativa. Según cifras oficiales, la medida ha permitido la captura de más de 85,900 presuntos pandilleros. Sin embargo, diputadas y diputados de ARENA y VAMOS han votado sistemáticamente en contra de su aprobación y prórrogas.

Para el sociólogo René Martínez, el modelo de seguridad de Bukele es ya un punto obligado en cualquier debate global sobre seguridad pública. “No se puede obviar el impacto de esta estrategia en foros internacionales”, expresó. Martínez también afirmó que Bukele es visto por muchos como un modelo de liderazgo político efectivo. “Es el tipo de mandatario que otros pueblos quisieran tener para resolver los problemas que los aquejan”, opinó.

Ambos expertos coinciden en que el enfoque del Gobierno salvadoreño prioriza los derechos de las víctimas por encima de los de los victimarios, un enfoque que ha marcado una diferencia sustancial respecto a políticas de seguridad anteriores en la región.

Retomado de Diario El Salvador

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