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ENTREGA ESPECIAL

Juzgado de Sentencia falla en contra de Mario Huezo como el asesino de Karla Turcios (Crónica)

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Por: Alessia Genovés

La Juez del Tribunal Especializado de Sentencia para una Vida Libre de Violencia contra la Mujer de San Salvador declaró culpable al ex esposo de la periodista Karla Turcios, Mario Huezo, por el delito de feminicidio agravado, condenándole a 50 años de cárcel.

La juez de sentencia, Glenda Yamileth Baires Escobar, reconoce las pruebas documentales, periciales y testimoniales de la Fiscalía General de la República, que responsabilizan Mario Alberto Huezo Portillo de golpear, estrangular y provocar el fallecimiento a su expareja, el pasado 14 de abril de 2018.

«Es la oficina central de Santa Ana la que ha llevado este proceso, en acompañamiento con la Dirección Nacional de la Mujer… Es la combinación de dos años de trabajo, y de investigación, en el cuál, más allá de dos años se ha dado una condena máxima de 50 años…», informa la fiscal Ana Graciela Sagastume.

Sala 4b de Sentencia, para el fallo de Karla Turcios

El fallo además exige a Huezo una indemnización de $40 mil dólares, en concepto de «Responsabilidad Civil», para el resarcimiento de las víctimas y la manutención y cuidados especiales de su hijo, el posible testigo de los acontecimientos.

«Yo creo que el trabajo más que excelente no puede ser… El empeño de parte de la representación fiscal; digamos, las cuatro señoras licenciadas fiscales han hecho un trabajo muy ponderado a una realidad de un feminicidio agravado, que está dañando a la sociedad salvadoreña», comenta el abogado Demetrio Turcios, padre de Karla Turcios y víctima de los acontecimientos.

Un cuerpo de cuatro fiscales presidió la representación formal de la Fiscalía General de la República en el abordaje del paradero del asesinato de Karla Lisseth Turcios, pertinentes al expediente 38-05-2019, que aún sigue bajo reserva.

El juicio parte del reporte policial de la Delegación de Santa Ana, tras encontrar el cadáver golpeado y estrangulado de la periodista en Santa Rosa de Guachipilín, en el kilómetro 92 de la Longitudinal del Norte, Santa Ana, el pasado 15 de abril de 2018.

El juzgado admite que el recorrido del secuestro se dio desde la capital hasta el occidente de Santa Ana.

Recorrido Colonia Costa Rica San Salvador, a Santa Rosa de Guachilin, Santa Ana, dónde se trasladó el cadaver de Turcios

Se reconoce que Karla Turcios, fue vista por última vez con vida, en su domicilio ubicado en la Colonia Costa Rica de San Salvador, dónde la Fiscalía General de la República ordena inspección desde el pasado 15 de abril de 2018.

Tras la determinación de supuestas agresiones en perjuicio del género de la fallecida, la Fiscalía ordenó el traslado del entonces imputado al Juzgado Especializado de Instrucción para una Vida Libre de Violencia contra la Mujer, dónde, el pasado 17 de octubre de 2019, se demandó una condena de 50 años de cárcel contra Huezo, conforme al artículo 46 del Código Penal; y cuya audiencia preliminar se dio el 17 de enero de éste año.

En la investigación se acreditó la Prueba de Luninol, que confirmó la existencia de rastros de sangre en el vehículo de la víctima, que presuntamente habrían pertenecido a la periodista, tras la Vista Pública, el pasado 20 de enero.

Las pruebas documentales se consolidaron con las declaraciones de 25 testigos testimoniales y periciales en contra de las declaraciones y de la defensa de Mario Huezo, y sólo dos a favor del acusado, los días 22, 23 y 24 de enero de 2020.

Pruebas de Videovigilacia de la PNC

«… Lo que ha desfilado, es toda la prueba testimonial. Vamos en la tercera jornada con prueba testimonial de cargo, y desde la pretensión y la estructura del caso, como lo investigamos, consideramos que hemos aportado los elementos que hasta este momento tienen que estar», dijo la fiscal Graciela Sagastume, durante el proceso.

Fiscal Graciaela Sagastume

Mario Huezo denuncia la falta de Pruebas en el Proceso

«Yo soy inocente. Realmente, si yo lo supiera dijera quién es la persona para que lo llamen. Para la juez, yo soy el peor monstruo que pudo haber existido. Y, realmente, a mí me daría miedo ser esa persona que ella dice… pero, mi prioridad de toda la vida, desde que nació, ha sido mi hijo, y así era para Karla también.», declara Mario Huezo.

Las pruebas referidas a la culpabilidad de Mario Alberto Huezo Portillo se sostienen de un análisis basto, basado en la robustez de pruebas testimoniales, documentales, tecnológicas y periciales.

Mario Huezo, acusado de asesinar a Karla Turcios, durante el fallo del 31 de enero

Sin embargo, Huezo sostiene que el proceso judicial no determina su culpabilidad, declarándose inocente.

«Se tiene una prueba de ADN, que no se puede revelar todavía, por efecto de la Defensa, pero que establecería la inocencia del Señor Mario Huezo, más varias inconsistencias en los testigos de Fiscalía, varias inconsistencias en la prueba documental y pericial que se da por Fiscalía, que establecen que existe una duda lo suficientemente razonable, que impide que se pueda condenar al señor Mario Huezo, por el delito de feminicidio» sostuvo el abogado defensor de Mario Huezo, durante la presentación del alegato.

Tanto la defensa como Huezo no están satisfechos. Alegan que las pruebas documentales recolectadas no son exactas, y que no se tomaron en cuenta las pruebas de ADN en las uñas de la periodista con las que pudo haberse defendido de su agresor.

«Karla se defendió para no ser estrangulada, como todo ser humano lo hace. Ella aruñó a su agresor. Sin embargo, la prueba de este aruñón está en sus uñas. Medicina legal le hizo el examen. Se comprobó que no era mi ADN. No estuve yo en el momento de eso. Y la prueba nunca se mencionó en la evaluación que hizo la jueza», dijo Mario Huezo tras la culminación del fallo del Tribunal de Sentencia.

Mario Huezo, acusado de asesinar a Karla Turcios, durante el fallo del 31 de enero

El declarado culpable por el Tribunal Especializado de Sentencia para una Vida Libre de Violencia contra la Mujer podría girar recursos legales en contra de las resoluciones del fallo.

«Aceptamos totalmente la sentencia emitida por la señora juez, y la valoración que haya hecho de cada medio probatorio. Obviamente, como defensa, no compartimos los resultados. Pero vamos a esperar, formalmente, a que se aplique la sentencia. Y la ampliación del fundamento, en dónde se hace una mejor explicación de por qué se valoró esos hechos, por qué se valoró esas pruebas; por qué no se valoró cómo la defensa consideraba ciertos elementos probatorios. Y, después de hacer ese análisis jurídico, se va a determinar si se emplearán los recursos pertinentes, ante el Tribunal competente» declaró el abogado defensor de Huezo, durante el cierre del fallo.

Por otra parte, las víctimas del asesinato de la periodista sostienen legítimos los argumentos del fallo, y no discuten la culpabilidad de Huezo.

«Esa es una parte material de uno, y que uno lo lleva en el alma. Pero nunca va a creer uno que haya un resarcimiento espiritual… Pero nunca podía creer ni que se dañara tanto la dignidad de toda la familia, o del pueblo salvadoreño… porque la conmutación del Feminicidio Agravado que hubo, conmovió al mundo», comenta Demetrio Turcios.

Demetrio Turcios, padre de Karla Turcios

La licenciada Glenda Baires, la juez del Tribunal de Sentencia dio a conocer que Mario Huezo presenta un diagnóstico de «Agresividad por Compulsividad». La familia confirma que Karla Turcios tuvo episodios de violencia por parte del Huezo.

«El hombre era de mal vivir, holgazán, atenido, vago y agresivo… La administración de justicia ha hecho lo pertinente en los que se refiere a una aplicación material. Son 50 años de cárcel. Yo pido, también en lo pertinente, de que dicha pena la cumpla en un penal de máxima seguridad, como lo es Zacatraz, por ejemplo…», concluyó Demetrio Turcios.

Marito podría recibir la custodia de sus abuelos

«Me parece que lo que hizo la honorable juez que lo precedió (el caso) es hacer un llamado a las diferentes instituciones del Estado, para los niños de todas las familias. En este caso, él tiene esa parte especial que se llama autismo. Que, la verdad es que aquí en El Salvador, la Escuela Pública no tienen mucho conocimiento. La base académica de ellos (las personas con autismo) es muy especial… su alimentación es especial… su parte médica es especial, su cuido es especial. Y todiditito el aspecto. Ahí se ve el reconocimiento de daños, que la señora juez va a librar lo pertinente para que la comunidad autista no se olvide en El Salvador», declaró Demetrio Turcios.

Aún no se ha determinado la custodia ni la representación legal del hijo de Karla Turcios. Sin embargo, los padres de la fallecida periodista declaran favorables sus intenciones en el cuidado del niño.

«Nosotros estamos esperando la sentencia ya sea aplicada, ya sea aprobada por la parte fiscal, como para llevarla al Juez Segundo de Familia de aquí de San Salvador -que es muy gentil con nosotros en el trabajo de campo con Marito, el niño-; y, entonces, esperamos que nos den a la tutela. Ya, completamente, nosotros seríamos los padres de él (el nieto) …», dijo el padre de Karla Turcios.

Karla Turcios, Periodísta de LPG, Revista Economista

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Conmemoran décimo aniversario del fallecimiento del Dr. Armando Bukele

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Este 30 de noviembre se cumplen diez años del fallecimiento del Dr. Armando Bukele, padre del presidente Nayib Bukele. Su partida causo tristeza en la población salvadoreña, que continúa recordando su legado.

Durante su vida, el Dr. Armando Bukele destacó en los ámbitos médico, social y político, ganándose el respeto de quienes lo conocieron. Su labor por el bienestar del país y su compromiso con la ciudadanía siguen siendo motivo de reconocimiento.

Igualmente, se le reconoce por las enseñanzas que dejó al pueblo salvadoreño a través de sus distintas profesiones: maestro, empresario y filántropo, así como por su papel como padre. Realizó un destacado trabajo en la crianza de sus hijos, especialmente con Nayib Bukele, quien, gracias a sus consejos y la educación recibida, formó la visión con la que sueña con un mejor El Salvador.

Entre sus mensajes, se cita la frase: “Lucha, gana y goza en esta vida y hazlo también para la otra. Busca el Reino de Dios y su justicia y lo demás te vendrá por añadidura”.

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Jovencita de la UES destaca con segundo lugar en concurso de la NASA

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La NASA desarrolló recientemente un concurso que reunió a universitarios de diversas regiones, entre ellos Ángela Pineda, estudiante de tercer año de Ingeniería en Sistemas Informáticos de la Universidad de El Salvador (UES).

El proyecto de Ángela consistió en un sistema autónomo de drones con mini propulsores, con el que participó en el Programa Aeroespacial Internacional, obteniendo el segundo lugar en la base central de la NASA en Houston, Texas.

El evento se realizó entre el 8 y el 16 de noviembre, periodo en el que también recibió entrenamiento similar al de los astronautas, incluyendo simuladores de gravedad cero, vuelo de aeronaves Piper Archer y actividades de robótica bajo el agua.

El proyecto presentado por Ángela y otros estudiantes mexicanos fue nombrado «Hope» y consistió en un concepto de traje espacial con sensores incorporados en la tela.

“¡Segundo lugar! Un logro que destaca su talento, disciplina y el alto nivel académico de nuestra comunidad estudiantil. Felicitamos a Ángela por dejar en alto el nombre de la UES”, expresó la institución en sus cuentas oficiales.

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Su esposo murió de cáncer a los 72 y ella que tiene 27 tomó la peor decisión con sus dos hijos

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La historia de Vanessa Collias, una mujer de 27 años radicada en Ontario, Canadá, quedó grabada en los registros judiciales y en la memoria social como uno de esos casos en los que el dolor personal, la tragedia familiar y una cadena de sucesos desafortunados convergen en un final devastador. El 10 de diciembre de 2023, apenas nueve días después de la muerte de su esposo, la joven madre asfixió a sus dos hijos pequeños: Yiannis, de cinco años, y Dimitri, de cuatro. Luego intentó quitarse la vida, pero sobrevivió, aunque con consecuencias permanentes. El caso conmocionó a la comunidad canadiense no solo por la crudeza de los hechos, sino también por las circunstancias emocionales y psicológicas que rodearon a la acusada y que finalmente influyeron en la condena dictada por la justicia.

Las horas previas al crimen se reconstruyeron con precisión durante el proceso. Según la investigación policial, cuando los agentes ingresaron al departamento donde vivía la familia, encontraron a los niños tendidos uno junto al otro, en una escena silenciosa y perturbadora. La televisión seguía encendida y, cerca de los cuerpos, se hallaron prendas de ceremonia, como si la madre hubiese querido preparar algún tipo de ritual íntimo. En ese mismo espacio también se encontró una nota colocada detrás del televisor, un mensaje que los investigadores incorporaron al expediente y que sería analizado en el contexto del estado emocional de Collias.

Para los efectivos policiales que participaron del operativo, el shock fue inmediato. No había signos de violencia más allá de la asfixia. Los cuerpos de los pequeños no presentaban golpes, cortes ni ningún otro indicio de abuso previo. Más tarde, los exámenes post-mortem confirmarían que los dos niños estaban “sanos y nutridos”, un detalle que la fiscalía subrayó para remarcar que, pese al desenlace fatal, la madre había cumplido con los cuidados básicos hacia ellos. Ese dato se convirtió en un elemento clave para comprender la dinámica familiar previa al crimen.

En su confesión ante la corte, Vanessa Collias narró con lágrimas y voz quebrada el momento en el que decidió poner fin a la vida de sus hijos. Relató que había tapado sus narices y bocas con su mano mientras les cantaba “You Are My Sunshine”, una canción que solía entonarles desde que eran bebés. La imagen de una madre acunando a sus hijos con una canción dulce mientras ejecuta un acto irreversible estremeció a todos los presentes. La misma mujer aseguró que intentó quitarse la vida inmediatamente después, lanzándose desde el balcón del departamento. La caída no le provocó la muerte, pero sí una serie de lesiones que la dejaron parapléjica.

La confesión fue tan detallada como desgarradora. Collias explicó que, desde la muerte súbita de su esposo, Costa Collias, ocurrida el 1 de diciembre debido a una leucemia agresiva combinada con un cuadro de sepsis, su mundo entero se había desmoronado. Según sus propias palabras, la pérdida la había dejado “rota, completamente sola e incapaz de concebir una vida sin él”. En el expediente, agregó que en ese estado de desesperación había llegado a la conclusión de que la única manera de reunirse como familia era morir junto a sus hijos. Esa frase sería citada una y otra vez durante el juicio para intentar explicar la raíz psicológica del crimen.

La fiscalía, luego de recibir un extenso informe psiquiátrico, decidió reducir los cargos originales y aceptar que Collias se declarara culpable de dos asesinatos en segundo grado, lo que de todos modos implica una sentencia de cadena perpetua bajo la legislación canadiense. La rebaja se sustentó en el diagnóstico de un psiquiatra del Centro de Adicción y Salud Mental, quien concluyó que la mujer había sufrido un trastorno de adaptación grave tras la muerte de su esposo. No se trataba de una psicosis prolongada ni de un desorden estable, sino de un episodio agudo que alteró completamente su capacidad de juicio.

Durante la audiencia, el equipo de defensa aportó contexto sobre la relación entre Vanessa, su esposo y los niños. Describieron una dinámica familiar estable, amorosa y sin antecedentes de maltrato. “Lo que la señorita Collias más quiere, su señoría, es que entiendan que lo que ocurrió no fue de ninguna forma motivado por malicia. No fue por una falta de amor hacia sus hijos”, señaló uno de los abogados. Luego añadió: “Fue completamente lo opuesto”. Según la defensa, en la mente de Collias, distorsionada por el duelo extremo, la idea de morir con ellos era una forma de protegerlos del sufrimiento que ella misma creía inevitable.

Ese planteo generó un debate profundo en la sala. Por un lado, los fiscales insistieron en que la muerte de los niños había sido deliberada y que ninguna circunstancia emocional podía borrar ese hecho. Por el otro, la defensa pedía comprensión contextual, no para justificar el acto, sino para explicar cómo una madre sin antecedentes criminales había llegado a cometerlo. La jueza reconoció la complejidad emocional del caso, pero fue categórica en su sentencia: dos niños pequeños habían perdido la vida a manos de quien debía cuidarlos y protegerlos, y ese acto exigía la condena más alta contemplada para este tipo de delitos.

En paralelo, se conocieron detalles de los días posteriores a la muerte de Costa Collias. La joven madre había creado una página en GoFundMe solicitando ayuda económica para afrontar los gastos funerarios y sostener a sus hijos. Ese gesto, en apariencia racional y propio de un duelo reciente, contrastaba con la espiral emocional que se desencadenó poco después. Según el informe forense mental, la mujer alternaba momentos de aparente lucidez con episodios de angustia profunda, en los que expresaba que ya no encontraba sentido en la vida.

En el juicio, cada una de estas piezas fue encajando para reconstruir el derrumbe emocional que atravesó Vanessa. Su entorno más cercano también declaró que, tras la muerte de Costa, había perdido peso rápidamente, casi no dormía y pasaba horas mirando fotografías de su esposo. Los vecinos relataron que la escuchaban llorar durante la madrugada y que, en varias oportunidades, ella misma confesó sentirse desbordada. Pese a esos signos, nadie imaginó que la situación derivaría en un doble filicidio, uno de los crímenes más difíciles de asimilar socialmente.

El momento final de la audiencia estuvo marcado por un silencio absoluto. Vanessa pidió permiso para dirigirse a sus hijos, miró hacia el vacío y, entre sollozos, pronunció las palabras que quedaron registradas en las actas judiciales. “Dicen que Dios le da sus batallas más duras a sus soldados más fuertes”, comenzó diciendo. Luego agregó: “Bueno, este soldado perdió su lucha y por eso, mis bebés, me disculpo”. Aquella frase, cargada de un dolor irreparable, selló el cierre emocional del proceso.

No hubo aplausos, ni gritos, ni reacciones públicas explosivas. Solo un clima de consternación. Las crónicas locales señalaron que, incluso entre los agentes judiciales, la sensación predominante era la de una tragedia en la que no había ganadores ni perdedores, sino un entramado de duelo y desesperación que culminó en la fractura total de una familia. La condena de cadena perpetua, más allá de su dimensión penal, tiene para Vanessa un peso particular: debido a las lesiones sufridas en su intento de suicidio, pasará el resto de su vida cumpliendo la sentencia desde una silla de ruedas, en condiciones de movilidad reducida y con una dependencia casi absoluta de terceros.

El caso generó discusiones más amplias sobre la importancia del acompañamiento psicológico tras pérdidas repentinas y traumáticas. Organizaciones de salud mental subrayaron que el duelo no solo puede desencadenar tristeza, sino también cuadros severos que alteran la percepción de la realidad. “Las tragedias extremas son posibles cuando una persona queda emocionalmente aislada”, afirmaron expertos consultados por los medios. La historia de Collias se convirtió, para muchos profesionales, en un ejemplo doloroso de lo que puede ocurrir cuando el dolor se vuelve insoportable y no encuentra contención.

A medida que se conocieron más detalles, la sociedad canadiense continuó debatiendo el equilibrio entre la responsabilidad penal y la comprensión psicológica. Algunos sectores sostienen que la sentencia debía ser aún más dura; otros consideran que el sistema judicial debería contemplar de manera más profunda los contextos de colapso emocional extremo. Sin embargo, para todos quedó claro que lo ocurrido no encaja en los moldes tradicionales de violencia intrafamiliar, sino en el marco de una mente devastada por un duelo que avanzó más rápido y más fuerte de lo que su entorno pudo advertir.

Así, la historia de Vanessa Collias quedó sellada como una tragedia múltiple: la muerte de un padre, la pérdida de dos niños pequeños y la destrucción emocional definitiva de una mujer que, según todas las evaluaciones, amaba profundamente a su familia, pero no logró soportar una realidad que la desbordaba por completo. Un caso que para la crónica policial es un hecho consumado, pero que para la sociedad y para los expertos en salud mental sigue siendo una dolorosa señal de alerta.

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