Internacionales
«El Z-40» desmembraba y guisaba a los sicarios del Cártel del Golfo
Fue noticia en todo el mundo menos en Nuevo Laredo, donde nació hace 40 años. Al día siguiente de su captura, los diarios de esta violenta ciudad del Estado de Tamaulipas, fronteriza con EE UU, no llevaban una sola línea sobre la captura del matón.
Hace años que el crimen organizado ha impuesto el terror en esta población de unos 350.000 habitantes unida por cinco puentes a Texas. Años de cadáveres decapitados y de cuerpos colgados en los pasos elevados.
Años sin ley —el jefe de policía desapareció en febrero— y de silencio —varios portales de Internet han cerrado por amenazas— en el reino del hombre más peligroso del país.
La carrera criminal del Z-40 acabó de madrugada en una carretera rural, a unos 27 kilómetros al suroeste de Nuevo Laredo, cuando un helicóptero Black Hawk de la Marina mexicana interceptó el todoterreno de color gris plata en el que viajaba con un escolta y un contable. A bordo, dos millones de dólares, ocho armas largas y 500 cartuchos. Los dos cómplices se tiraron de inmediato al suelo, pero el capo, al parecer, trató de huir entre los matorrales. Fue inútil. La operación duró, según la versión oficial, siete minutos y no requirió disparar un solo tiro.
El éxito fue resultado de un largo trabajo de inteligencia en el que nadie duda que participaron las agencias de seguridad gringas —la prensa mexicana habla incluso del empleo de un drone (avión no tripulado)— dadas sus buenas relaciones con la Marina. El Z-40 llevaba tiempo moviéndose por carreteras sin asfaltar entre Coahuila y Tamaulipas y de tanto en tanto visitaba también a su hijo en Nuevo Laredo. Antes de las pruebas de ADN, sus tatuajes dieron una primera confirmación de su identidad: una cobra en la parte interna de su antebrazo derecho y la frase “Hecho en México” en la espalda.
La limpieza de la operación ha llevado a algunos expertos de seguridad mexicanos a sospechar que en realidad pudo tratarse de una entrega pactada, ya que Treviño era sumamente precavido y solía desplazarse con su guardia pretoriana. En cualquier caso, un final de trayecto muy pacífico para un hombre cuya leyenda en el mundo del hampa comenzó de adolescente en Dallas, donde sus padres y sus 13 hermanos vivieron varios años.
Allí se unió a la pandilla de Los Tejas, dedicada al robo de automóviles y la venta de droga. Más tarde sería reclutado por Osiel Cárdenas, jefe del cartel del Golfo. Primero lavando coches, luego como mensajero del mafioso gracias a su dominio del inglés y después como uno de los principales sicarios de su hermano, Ezequiel Cárdenas, conocido como Tony Tormenta, abatido en 2010.
Cuando, a finales de los años noventa, Osiel Cárdenas funda Los Zetas como brazo armado del cartel del Golfo con un grupo de desertores de las fuerzas especiales del Ejército mexicano, Treviño se convertiría en la mano derecha de su líder, el cabo Heriberto Lazcano Lazcano, el Lazca. La crueldad de sus métodos le abriría paso en el escalafón del crimen organizado. El Z-40 impondría la moda de desmembrar cuerpos y “guisar a sus enemigos de CDG”, disolviéndolos en ácido o derritiéndolos en contenedores de aceite.
El periodista estadounidense Alfredo Corchado, amenazado de muerte por Los Zetas y quien dio la primicia de su detención en el Dallas Morning News, cuenta en su libro Midnight in Mexico (Penguin Press), de reciente aparición, que el Z-40 solía morder el corazón de algunos de los sicarios de CDG, aún vivas, creyendo que eso le haría invencible, y reclutaba a sus sicarios obligándoles a disparar a una persona al azar. “Ponía una pistola cargada en la mano de un sicario y le ordenaba apuntar a alguien enfrente de ellos. Treviño ponía luego su mano en el corazón del sicario para medir cuán rápido latía al tiempo que gritaba: ¡Chíngatelo! Si dudaba, le pegaba un tiro en la cabeza o le daba un empleo de chivato. Dependía de su humor ese día”.
Tras la detención de Osiel Cárdenas en 2003, Los Zetas entrarían en guerra con el cartel del Golfo hasta su ruptura definitiva en enero de 2010. Los antiguos desertores del Ejército, con el Lazca y el Z-40 a la cabeza y sus bárbaros métodos militares de ocupación del territorio, ensangrentarían en los últimos años el mapa de México en una disputa permanente con los otros grupos de narcotraficantes.
La violencia de Los Zetas llegaría a su clímax en agosto de 2010 cuando fueron hallados en unas fosas en San Fernando (Tamaulipas) 72 emigrantes centroamericanos torturados y asesinados. La noticia conmocionó profundamente a la sociedad mexicana. Además de la saña de sus asesinatos, su táctica de poner al mundo del hampa a su servicio allí donde se imponían, les llevó a dedicarse, además del narco, a otros delitos como el tráfico de inmigrantes, el secuestro y la extorsión, y a tener presencia en 14 Estados e incluso extenderse a Guatemala.
El Gobierno del expresidente Felipe Calderón decidió en sus últimos años concentrarse en desmantelar a Los Zetas. Fruto de esa presión fue la muerte del Lazca en un confuso incidente en octubre del año pasado. El fallecimiento del líder, cuyo cadáver fue misteriosamente robado de una funeraria poco después, originó una nueva lucha por el poder de la que saldría vencedor el Z-40, pero el cartel estaba ya muy debilitado.
La detención de Treviño abre, según los analistas de seguridad, una nueva etapa en la violencia en este país —probablemente Los Zetas dejen de existir como organización cohesionada y coherente a nivel nacional—, pero no significará su final. Previsiblemente se desencadenará una guerra por su control —se considera que su hermano menor, Omar, ha heredado el liderazgo— y los remanentes del Golfo y el cartel de Sinaloa, la confederación que dirige Joaquín el Chapo Guzmán, tratarán de aprovechar la oportunidad para ocupar las plazas de sus viejos enemigos.
El Z-40 está ya encerrado en un penal de máxima seguridad. Sin embargo, desde su detención han muerto más de 30 personas en distintos puntos del país. Un asesino legendario ha salido de escena, pero como ha escrito el sociólogo y periodista Jorge Zepeda, aún persisten “las condiciones que hacen posible la expansión del crimen organizado como la impunidad, la ausencia de un aparato de justicia, la corrupción generalizada y la ineficacia de las policías”. La tragedia de México, que se ha cobrado más de 65.000 vidas en el último lustro, no ha acabado.
Internacionales
El salvadoreño Kilmar Ábrego García es liberado de un centro migratorio en EE.UU.
Kilmar Ábrego García, el migrante salvadoreño que fue devuelto a Estados Unidos tras una deportación irregular a El Salvador, fue liberado este jueves de un centro migratorio en el estado de Pensilvania por orden de una juez, informó a EFE su abogado.
un repaso semanal de las últimas noticias de la actualidad hispanohablante que se han publicado en distintos medios de comunicación de Suiza.
El letrado Sean Hecker confirmó la liberación horas después de que Paula Xinis, jueza federal del estado de Maryland, ordenara que Ábrego fuera liberado «inmediatamente» del centro del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) dado que su detención se produjo «sin autoridad legal».
El salvadoreño, residente en Maryland, fue deportado en marzo a El Salvador y encarcelado en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), la prisión de máxima seguridad construida por el Gobierno de Nayib Bukele, a pesar de que un juez estadounidense había prohibido su expulsión.
Tras una ardua batalla legal con la Administración de Donald Trump, que lo acusa de haber participado en el tráfico de personas y de ser un pandillero, Ábrego fue devuelto en junio a Estados Unidos para enfrentar cargos federales.
Hasta ahora, Ábrego García se encontraba en el centro de procesamiento Moshannon Valley, en Pensilvania, y el Gobierno estadounidense buscaba la manera de deportarlo a un país africano dado que no puede enviarlo de nuevo a El Salvador.
La magistrada consideró que «ha permanecido detenido por el ICE para llevar a cabo su expulsión a un tercer país sin que exista una orden de expulsión legal».
«La conducta de los demandados (el Gobierno de EE.UU.) en los últimos meses desmiente que su detención haya tenido como objetivo fundamental llevar a cabo la expulsión, lo que refuerza aún más la idea de que Abrego García no debe permanecer detenido», escribió Xinis.
Aunque fue liberado de la custodia del ICE, el salvadoreño sigue sujeto a la libertad provisional impuesta por un juez de Tennesse, a la espera de que se celebre un juicio por tráfico de personas.
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, aseguró este jueves que el Gobierno Trump planea recurrir la decisión de Xinis.
«La Casa Blanca y el Gobierno se oponen al activismo de una juez que, en realidad, actúa como activista judicial, algo que, lamentablemente, hemos visto en muchos casos en todo el país», explicó la portavoz.
Ábrego, de 30 años, es un ciudadano salvadoreño residente en Maryland que entró de forma irregular a Estados Unidos cuando era adolescente. Tiene esposa e hijos estadounidenses.
En 2019, un juez de inmigración determinó que no podía ser deportado a El Salvador debido al peligro que enfrentaba allí por parte de una pandilla.
Sin embargo, la Administración de Trump lo deportó igualmente al país centroamericano, y posteriormente tuvo que ser devuelto a Estados Unidos por orden de un tribunal.
Su caso se ha convertido en un emblema para las organizaciones defensoras de inmigrantes a la hora de denunciar las políticas antimigratorias de Trump.
Internacionales
Portugal vive paro en los servicios de trenes y aerolíneas
Portugal registró este jueves en todo el país su primer paro tras 12 años, los servicios irregulares son los tres y las aerolíneas.
En el caso de los autobuses solo están funcionando una parte para trasladar a las personas a sus destinos.
Además, es la única opción de transportarse en Lisboa.
El paro se debe a reformas laborales que quiere ejecutar el Ejecutivo para modernizar el trabajo. Aunque los sindicatos están en contra que se realicen cambios
Internacionales
Queman árbol de Navidad por asesinato de una joven en Michoacán
Un grupo de manifestantes marcharon e incendiaron el árbol de Navidad monumental que se encontraba en la plaza pública de Zitácuaro, Michoacán, en protesta para peidr justicia por el asesinato de una mujer que fue abatida a tiros por un agente de tránsito.
Familiares y amigos de la mujer llegaron a la plaza pública Benito Juárez, ubicada frente a la Presidencia Municipal luego de marchar por las principales calles al oriente de la ciudad.
Entre consignas, exigieron justicia y la detención inmediata del presunto responsable. En un momento de la protesta, los asistentes prendieron fuego al adorno navideño colocado en el centro de la plaza.
Hasta ahora, las autoridades municipales de seguridad no han emitido ningún posicionamiento. Elementos del cuerpo de bomberos acudieron al lugar para sofocar las llamas.











