ENTREGA ESPECIAL
TESTIMONIO | “Dejé a mi esposo después de 55 años de abusos”

El abuso doméstico puede sucederle a cualquier persona a cualquier edad, y las mujeres están particularmente en riesgo. Es devastador y potencialmente mortal.
Las medidas de distanciamiento social durante la crisis actual significan que las víctimas corren un riesgo aún mayor, atrapadas en casa con abusadores en un momento en que los comportamientos coercitivos, controladores y violentos están aumentando.
Entre esas víctimas, hay un grupo casi invisible: el de las mujeres de edad avanzada.
Se desconoce el alcance total de la violencia de género entre ellas, debido a la falta de información significativa y a la confusión en torno a la terminología.
Las actitudes generacionales pueden llevar a que personas que han vivido durante décadas en esa situación ni siquiera pueden llamar a su experiencia por su nombre: abuso.
En Inglaterra y Gales, una encuesta de crimen encontró que alrededor de 180.000 mujeres de 60 a 74 años fueron víctimas de abuso doméstico en 2019-2020, así como alrededor de 98.000 hombres.
Una de ellas le contó a la BBC cómo dejó a su marido abusivo a los 70 años de edad, tras 55 años de matrimonio.
Sarah* no tenía permiso de pintarse las uñas, usar perfume o acostarse hasta que su esposo, Barry *, regresara a casa del pub.
Nunca recibió un regalo de cumpleaños o de Navidad. El comportamiento de su marido era tan controlador que trazaba una línea alrededor de los objetos de la casa para comprobar si ella los movía mientras él estaba fuera.
El abuso por parte de Barry, tanto mental como físico, comenzó dos años después de su boda. Sin creer nunca que tenía una salida, Sarah lo soportó durante más de cinco décadas.
Pero después de que Barry la acusó una vez más de mover un objeto de la casa aunque él le había prohibido hacerlo, Sarah, de 73 años, decidió irse.
Huyó hasta la casa de su hija en West Midlands, poniendo 160 kilómetros entre ella y el hombre que había prometido quererla y respetarla hasta que la muerte los separara.

Allí, está lista para reconstruir su vida, libre de miedo.
“Si me quedan otros cinco años, estoy deseando hacer lo que quiero y ser feliz”, dice.
“Nunca pensé que podría irme y que tenía adónde ir, pero se puede, así que le digo a cualquier persona en la misma situación, ‘puedes salir y no hacer lo que hice y quedarte tanto tiempo“.
Miedo paralizante
Encontrar la fuerza para irse puede ser la parte más difícil y saber que tienes que empezar de nuevo a una edad mayor también puede ser abrumador, según Raj Thind, jefe regional del servicio de abuso doméstico en la organización Black Country Women’s Aid, quien ha estado ayudando a Sarah.
“Partir implica un alto grado de imprevisibilidad”, dijo Thind.
“Quedarte te da cierto control, pues ya conoces el abuso en casa, pero irse puede llevar a que la víctima sea acosada y sin saber a qué extremos llegará su abusador.
“Además, después de tantos años de abuso, se puede normalizar… hay un miedo paralizante que te mantiene pegado a esa persona”.
Barry no le permitía a Sarah salir de la casa que compartían y, si le daba permiso, tenía que regresar a una hora específica. Su familia tenía que concertar citas con Barry para verla.
Si el salía al jardín, ella tenía que sentarse en el comedor para que él pudiera verla a través de la ventana. La criticaba constantemente y no ocultaba que estaba teniendo relaciones con otras mujeres.
Pero un día del año pasado, Sarah decidió que no podía aguantar más.
A lo largo de los años, pudo mantener el control de su pensión y la asignación por discapacidad y, aunque eso había ayudado a financiar el estilo de vida de Barry, había logrado ahorrar un poco de dinero.
“Tan paranoica“
“Tenía los nervios de punta ese día”, dijo. “Sencillamente me harté”.
Barry había salido después de una discusión y Sarah le dijo a su hijo, que vivía con ellos, lo que iba a hacer. Empacó una maleta y ambos fueron corriendo a donde un vecino que les llamó un taxi para llevarlos a un hotel cercano.
“Estaba tan paranoica. Llamé a la policía y mi hijo y yo llorábamos y mirábamos por la ventana, esperando”, contó.
“La policía no pudo venir de inmediato y estábamos tan asustados que, al final, nos fuimos a la estación y tomamos un autobús y luego un tren hacia donde vive mi hija”.

En algún momento, llamó a su hija, Emma* desde una cabina telefónica y le dijo que se había ido, pero creyó que la estaban siguiendo y colgó.
Presa del pánico, Emma la reportó como persona desaparecida y alertó a la policía en la ciudad natal de su madre.
Barry aseguró que no había hecho nada malo e insinuó que su esposa sufría de una enfermedad mental.
Tomó una semana encontrar a Sarah, quien se había estado mudando de B&B y hoteles con su hijo.
“Mi madre estaba irreconocible cuando fui a buscarla”, dijo Emma.
“Apenas podía hablar. Estaba temblando. Fue terrible”.
“Salvó mi vida”
Sarah vio a Barry por última vez después de ser evaluada por equipos de salud mental en los días posteriores al reencuentro con su hija. No encontraron nada malo en ella.
“(Barry) Me dijo que lo sentía y que cambiaría, como siempre decía, pero nunca lo hizo”, dijo Sarah.
Luego empezó a amenazar a su hija, pero dejó de hacerlo después de que sacaron una orden que le impedía acercarse a ella.

“La ayuda que he recibido desde entonces ha sido excepcional”, dijo Sarah.
“Me han salvado la vida. No pensé que hubiera ayuda, pero la hay“.
Thind señala que hay varias formas en que se puede ayudar a las víctimas de abuso doméstico, incluso si no están listas para dejar una relación abusiva.
“A menudo puede ser simplemente hablar con alguien”, dijo.
“Hay mujeres que han dicho que solo hablar conmigo ayuda: ‘Me podré ir, pero todavía no‘ y tú las acompañas hasta que puedan.
“Es importante que sepan que hay ayuda”.
*Todos los nombres fueron cambiados.
ENTREGA ESPECIAL
Alerta por estafas cibernéticas en El Salvador

En El Salvador, las estafas cibernéticas continúan siendo una amenaza para los usuarios de servicios financieros digitales. “Juan” (nombre ficticio) casi se convierte en víctima de un fraude que buscaba apropiarse de $1,000.
El delincuente, identificado en las capturas como Ernesto Raimundo, solicitó a Juan enviar fotografías de ambos lados de su tarjeta bancaria bajo el pretexto de realizar un “pago urgente”. Gracias a la rápida reacción de la víctima y a la confirmación directa con un amigo involucrado, se comprobó que todo se trataba de un engaño.
La víctima indicó que el estafador insistía en que el depósito se realizara a una cuenta de ahorro del Banco Agrícola, lo que representa una pista clave que las autoridades podrían investigar para dar con el paradero del o los responsables.
Te anexo la evidencia de este caso, en el que hemos usado el nombre “Juan” como referencia ficticia para proteger la identidad de la víctima.
Los especialistas en seguridad digital advierten que este tipo de fraudes suelen usar tácticas de presión y urgencia para que las víctimas actúen sin pensar. Recomiendan nunca compartir información sensible como contraseñas o imágenes de tarjetas, verificar siempre la identidad de quien solicita dinero y desconfiar de solicitudes urgentes.
Asimismo, se exhorta a los usuarios que sean víctimas o testigos de fraudes cibernéticos a denunciar de inmediato ante la Policía Nacional Civil (PNC) y a su entidad bancaria para proteger sus fondos y facilitar la captura de los responsables.
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La prevención y la denuncia son herramientas clave para combatir este creciente delito.
ENTREGA ESPECIAL
Con 90 años, Don Gabriel se mantiene activo y vendiendo plátanos para ganarse la vida

A sus 90 años, Don Gabriel Aguilar mantiene su espíritu trabajador y cada día se ubica a la orilla de la carretera Panamericana, en San Vicente, para vender plátanos y así obtener el sustento para su alimentación.
“Hay días que se vende y días que no, pero nunca vivo desanimado. Mantengo la fe de que siempre logramos vender un poco para ir pasándola”, comentó con optimismo.
Quienes lo conocen lo describen como un hombre amable y alegre. Si desea apoyarlo, puede encontrarlo en su punto de venta a la orilla de la carretera Panamericana, en San Vicente.
ENTREGA ESPECIAL
Se cumplen 24 años del ataque a las Torres Gemelas

Este jueves, la ciudad de Nueva York conmemora el 24° aniversario del ataque a las Torres Gemelas, ocurrido el 11 de septiembre de 2001, que dejó casi 3.000 personas fallecidas y marcó un antes y un después en la historia de Estados Unidos.
Durante la ceremonia anual, se rinde homenaje a las víctimas de los atentados en las Torres Gemelas, el Pentágono y Pensilvania, así como a quienes han muerto en los últimos años a causa de enfermedades respiratorias y cáncer derivadas de la inhalación de polvo en las zonas afectadas.
Elizabeth Hillman, directora y presidenta ejecutiva del Museo Memorial del 11S, señaló que “desde el 11S han fallecido muchas más personas por los efectos sobre su salud que las que murieron ese mismo día”. Entre ellas, más de 400 bomberos que participaron en labores de rescate han perdido la vida, superando a los 343 fallecidos durante los ataques.
El Programa de Salud del World Trade Center estima que unas 400.000 personas estuvieron expuestas al polvo aquel día, dejando un legado de consecuencias para la salud que perdura hasta hoy.
La conmemoración incluye la lectura de los nombres de cada víctima y homenajes especiales a los trabajadores de rescate y a los supervivientes, reforzando el recuerdo de un evento que transformó para siempre la ciudad y el mundo.