Este ha sido uno de los casos más mediáticos en Argentina en este siglo, un caso que conmocionó al país y movió la opinión pública dentro y fuera de las fronteras de ese país.

Se trata de Nahit Galarza, de 19 años de edad, quien fue condenada a cadena perpetua por un tribunal argentino por haber asesinado el pasado diciembre a su novio Fernando Pastorizzo, de 20 años, con la pistola de su padre policía.

Nahir Galarza nació un 11 de setiembre. Hija de Marcelo Galarza, un oficial en la Policía de Gualeguaychú, actualmente de licencia y con cuya arma, que se encontraba encima de la refrigeradora del hogar, se cometió el crimen.

Yamina Kroh, la madre, relató a El Clarín, según retomó El Comercio, que su hija era “una chica saludable” y que “ayudaba en las cosas de la casa”. Asimismo, la joven practicó hockey en el club Neptunia por unos seis meses, participó en un desfile de modas y fue reina de una carroza en el carnaval de Gualeguaychú. «Perdón, hija, por no haberte cuidado», señaló entre lágrimas Yamina Kroh, durante el juicio de Galarza.

Entre las demás aficiones de Nahir se encuentran la numerología y la autoayuda, temáticas en las que ella se inmiscuye a través de libros que tiene en el lugar donde se encuentra detenida. Además, la joven se habría inclinado por temas espirituales, hablando de Dios y pidiendo confesarse ante un sacerdote, con el que pudo conversar en horarios de visita.

Galarza se encuentra en el segundo año de abogacía en la Universidad de Concepción del Uruguay (UCU), institución en la que la joven podrá continuar estudiando desde la cárcel ya que “la universidad no juzga las conductas”, explico el rector, Héctor Sauret.

En su declaración la joven aseguró que era víctima de violencia por parte del fallecido, a quien no reconoció como su novio y con quien solo dijo haber mantenido algunos encuentros sexuales. Declaraciones que fueron desestimadas por los conocidos de Fernando y quienes aseguraron que el joven era la víctima en las disputas, y Nahir Galarza, la agresora.

personas de los delitos de organizaciones terroristas, cuatro homicidios agravados y un homicidio agravado imperfecto.

Según la acusación fiscal, el hecho ocurrió  el 16 de junio del año 2013, en la colonia Popotlán de Apopa, San Salvador, cuando un grupo de sujetos llegó armado para dispararle a la víctima.