Internacionales
IMPACTANTE: Estos son los rostros más desgarradores de niños venezolanos con síntomas de desnutrición

Con sus zapatos agujereados, Yemilay Olivar caminó 14 kilómetros hasta el hospital con su bebé desnutrida agonizando: los niños hambrientos son el rostro más desgarrador de la crisis venezolana, en medio de la polémica por la ayuda humanitaria.
A sus dos meses, Rosmilay, la menor de siete hijos, debería pesar unos 5 kilos, pero apenas llega a 2,5, 200 gramos menos que al nacer. Su piel adherida al hueso dificultó el tratamiento intravenoso en el hospital pediátrico Los Samanes, en Maracay, a unos 100 km de Caracas.
«No le hallaban la vena», cuenta a la AFP Yemilay, de mirada triste y piel opaca.
Huníades Urbina, presidente de la Sociedad de Pediatría, afirma que «78% de la población infantil venezolana está en riesgo de algún tipo de desnutrición», antes por la escasez de alimentos y ahora por la voraz hiperinflación.

Una lata de leche para recién nacidos cuesta el equivalente a 21 dólares, casi cuatro salarios mínimos.
Elder, una pediatra con 32 años de ejercicio, no recuerda una precariedad semejante. «Los niños vienen [al hospital] con los huesitos forrados en piel, me quedo espantada», dice a la AFP.
Abrazando a su bebita, Yemilay, de 29 años, cuenta avergonzada que pasó su embarazo comiendo arroz o granos regalados. Asistió a la consulta de médicos cubanos, en un programa del gobierno, pero no le daban «nada de vitaminas».
Su drama, como el de muchos otros, está ahora en el centro del pulso entre el opositor Juan Guaidó, reconocido como presidente interino por medio centenar de países, y el mandatario socialista Nicolás Maduro.
Para Guaidó, es urgente que ingresen medicinas y alimentos estadounidenses almacenados en Colombia. Pero Maduro lo rechaza alegando que es el inicio de una intervención militar.

«Creían que venía muerto»
Samuel, de año y tres meses, pesa como un recién nacido. Su madre Gleiny Hernández llora mientras lo observa en una cama del Hospital Central de Maracay.
«No me lo querían aceptar porque creían que venía muerto», relata la joven de 26 años, que recién dio a luz a otro varón.
La cabeza de Samuel sobresale en su cuerpo raquítico. Casi inmóvil y con la mirada perdida, pasó de 3,6 a 3,9 kilos en 15 días de hospitalización. Sus brazos y piernas amarillentos están cubiertos de un salpullido que le provocaron algunos medicamentos.
En el hospital de diez pisos donde tratan de salvarlo, la mugre cubre los pisos, el ascensor no funciona y en muchas habitaciones carteles advierten que «no hay agua».
«Hay médicos que se han desmayado porque no comen», cuenta a la AFP una anestesióloga con 20 años de trabajo en ese hospital.

Maduro niega que haya una «crisis humanitaria» y sostiene que seis millones de familias pobres reciben el «CLAP», alimentos que el gobierno vende a precios subsidiados en medio de la debacle económica.
De los 15 a 20 niños atendidos a diario en el Central, entre 60% y 70% llega con algún tipo de desnutrición, revelaron a la AFP fuentes hospitalarias.
Un estudio de la organización católica Cáritas, de noviembre de 2018, estableció que un 57% de 4.103 menores de 5 años evaluados tenía algún tipo de desnutrición y 7,3% desnutrición severa.
El gobierno no publica indicadores de salud desde 2017.

Donaciones del exilio
En una casa antigua en el centro de Maracay donde funcionaba un casino, ahora hay paredes con figuras pintadas por niños que aprenden a leer y escribir.
La pequeña escuela, en la que se sirven alimentos a unos 20 menores, forma parte de la fundación Kapüy, creada en 2016 por Daniela Olmos, asistente médico de 32 años, cuando regresó desde Estados Unidos.


Al principio regalaba comida en la calle, pero luego pensó que equivalía a «botarla» si no era parte de un programa con «impacto social y nutricional».
Según el Parlamento de mayoría opositora, Venezuela vive una «emergencia nutricional», con un retardo de crecimiento que afecta a un 33% de niños pobres de 0 a 2 años.
Mayerlin Díaz, madre de siete hijos, uno de ellos con síndrome de Down, pedía limosna y rebuscaba sobras entre la basura. De esa vida la sacó Kapüy.


«Mis hijos comen tres veces al día gracias a ellos, tengo mi trabajo aquí», afirma Díaz, quien recibe un bono mensual del gobierno que -dice- no le alcanza «ni para un kilo de arroz».


Kapüy también dona en hospitales fórmulas lácteas, pañales y ropa que suministran migrantes venezolanos gracias a su cuenta de Instagram @fundacionkapuy.

«Los quisiera ayudar a todos, pero no se puede. Necesitamos la ayuda humanitaria a como sea, los niños se están muriendo», dice llorosa Daniela, hija de médicos que emigraron por la crisis, como lo hicieron 2,3 millones de venezolanos desde 2015, según la ONU.
Internacionales
Embarazada resulta lesionada en intento de asalto en Ciudad de Guatemala

Una mujer embarazada de seis meses resultó herida de bala tras un intento de asalto registrado en la zona 9 de la Ciudad de Guatemala, según informó la Policía Nacional Civil (PNC).
El hecho ocurrió en la intersección de la 6ª avenida y 8ª calle, donde sujetos armados habrían interceptado a la víctima con intenciones de robo. La mujer fue identificada como Jimena Vickers, de 31 años, quien se desempeña como visitadora médica.
De acuerdo con versiones preliminares, los atacantes abrieron fuego luego de que Vickers se opusiera al asalto. En el parabrisas del vehículo, del lado del conductor, se observaron al menos tres impactos de bala.
La víctima fue auxiliada por cuerpos de socorro y trasladada a un centro asistencial. Su estado de salud, así como el del bebé que espera, no ha sido detallado por las autoridades.
La PNC inició un operativo en el sector para dar con los responsables, aunque hasta el momento no se reportan capturas.
Internacionales
Crisis humanitaria en Gaza deja a niños y madres gravemente afectados por la desnutrición en medio del conflicto

La organización Médicos Sin Fronteras (MSF) alertó este viernes que uno de cada cuatro niños entre seis meses y cinco años, así como mujeres embarazadas y lactantes atendidos en sus clínicas en Gaza, presenta signos de desnutrición, en lo que califican como una emergencia sanitaria y humanitaria de alto nivel.
En un comunicado, MSF acusó a las autoridades israelíes de usar deliberadamente el hambre como un arma de guerra. “Los propios pacientes y profesionales de la salud sufren de hambre”, señaló la ONG, que mantiene presencia médica en Ciudad de Gaza.
Caroline Willemen, coordinadora del proyecto de MSF en esa ciudad, aseguró que están recibiendo alrededor de 25 nuevos casos de desnutrición diariamente. Desde el 18 de mayo, los registros se han cuadruplicado y la desnutrición severa en menores de cinco años se ha triplicado.
MSF afirma que esta situación se debe a una “hambruna deliberada”, consecuencia directa del bloqueo impuesto por Israel sobre el enclave palestino. Aunque a finales de mayo se flexibilizó el cerco, las carencias de alimentos, medicinas y productos básicos persisten.
Israel, por su parte, responsabiliza a Hamas de manipular la ayuda humanitaria, acusándolo de apropiarse de suministros para revenderlos a precios desorbitados o de atacar a las personas que esperan recibir alimentos.
La ONG también denunció ataques en los centros de distribución de alimentos gestionados por la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), respaldada por Israel y Estados Unidos. “Estas distribuciones no son ayuda humanitaria, son crímenes de guerra cometidos a plena luz del día bajo el disfraz de compasión”, afirmó Mohammed Abu Mughaisib, coordinador médico adjunto de MSF en Gaza.
La ONU ha documentado más de 1.000 muertes desde finales de mayo en puntos de ayuda humanitaria, la mayoría cerca de los centros operados por la GHF.
Internacionales
Ecuador cierra el semestre más violento desde 2011 con más de 4,500 homicidios

Ecuador cerró el primer semestre de 2025 como el más violento de los últimos 14 años, al registrar 4,557 homicidios, lo que representa un aumento del 45 % respecto al mismo periodo de 2024 y un 22 % más en comparación con los primeros seis meses de 2023, según datos del Ministerio del Interior recopilados por el medio «Primicias».
Del total de muertes violentas, el 89 % (4,069 casos) fue cometido con armas de fuego, incluyendo pistolas, escopetas, ametralladoras y fusiles, lo que evidencia el creciente poder de fuego de los grupos criminales.
Mayo se posicionó como el mes más sangriento desde que se tiene registro, con 915 homicidios, superando incluso los 831 asesinatos ocurridos en octubre de 2023. En promedio, al menos 30 personas fueron asesinadas cada día durante el primer semestre del año. En junio, aunque hubo una leve reducción, se contabilizaron 548 crímenes.
Entre enero y mayo, 70 cantones del país registraron un aumento en muertes violentas respecto al mismo periodo del año anterior. En estos territorios se concentró el 90 % de los homicidios registrados, es decir, un total de 3,578.
Frente a esta escalada de violencia, el gobierno de Daniel Noboa ha decretado estados de excepción en varias provincias —Guayas, Los Ríos, Manabí, Orellana, Santa Elena, El Oro y Sucumbíos—, en dos cantones de Quito y en el sistema penitenciario nacional. Sin embargo, estas medidas han sido insuficientes para frenar la criminalidad.
El más reciente estado de excepción, declarado el 12 de abril mediante el Decreto 599, fue parcialmente aprobado ayer por la Corte Constitucional, que consideró inconstitucional aplicar la medida en todos los centros penitenciarios y en el cantón Camilo Ponce Enríquez (Azuay), al no evidenciarse hechos que justifiquen su inclusión.
Además, la Corte rechazó la suspensión del derecho a reunión, las inspecciones y requisas sin orden judicial, así como la intervención directa de las Fuerzas Armadas, al señalar que estas acciones pueden ejecutarse dentro del marco legal ordinario.
Pese a ello, se mantuvieron restricciones como la suspensión del derecho a la libertad de tránsito, la inviolabilidad del domicilio y el derecho a la correspondencia, permitiendo a la fuerza pública realizar allanamientos y revisar mensajes dirigidos a privados de libertad.
El alto índice de homicidios refleja la profunda crisis de seguridad que atraviesa Ecuador, donde el crimen organizado y las bandas armadas continúan desafiando la capacidad del Estado para contener la violencia.