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Me mudé a Ibiza para disfrutar y acabó siendo un infierno

Me enamoré de la isla en el mismo momento en el que puse un pie allí. Ibiza es un lugar de contrastes: playas de ensueño, fiesta salvaje y ambiente hippie se funden en un mismo sitio. Sin duda, el lugar ideal para pasar un verano mágico. Fue en una de esas típicas fiesta privadas que se suelen celebrar en las villas de lujo de la isla, donde mi novio y yo, entre copa y copa, nos hicimos una promesa: “Algún día viviremos aquí”. Habíamos llegado a Ibiza hacía unos días para pasar una semana de vacaciones, pero nos bastaron unos pocos momentos para quedar completamente prendados de aquel lugar. Un año más tarde allí estábamos, con todos nuestros bienes más preciados cargados en un coche – incluido nuestro gato– embarcando en un ferry y rumbo a la isla de nuestros sueños. Sin embargo, nunca hubiésemos imaginado que nuestro paraíso particular no era tan perfecto como nosotros esperábamos.
Vivienda a precio de oro
Nuestro primer desengaño llegó incluso antes de desembarcar en la isla. Habíamos decidido ir a trabajar los seis meses de verano, pero como éramos conscientes de que Ibiza era un lugar muy concurrido durante la temporada, optamos por buscar piso con cuatro meses de antelación. Sabíamos de antemano que la vivienda cada vez estaba más cara pero nunca imaginamos hasta que punto iba a ser difícil encontrar casa a un precio potable: camas en habitaciones compartidas por 500 euros, un piso de una habitación por 2.000 al mes. Una completa locura. “Imposible pagar esto”, pensamos.
Al parecer, ya hacía unos años que los propietarios de la isla se habían dado cuenta de lo rentable que resultaba alquilar sus propiedades a los turistas que iban de vacaciones. Después de todo, ¿quién no prefería sacase 1.000 a la semana en vez de 1.000 al mes? Así, la vivienda que antaño era para los trabajadores, ahora era para los turistas, y los pocos propietarios que decidían alquilar a largo plazo no dudaban en aprovecharse de la penosa situación de los trabajadores con precios escandalosamente prohibitivos. Pura ley de oferta y demanda.
Finalmente, después de pasar semanas y semanas repasando todos los anuncios de internet y evitar alguna que otra estafa, tuvimos la ‘suerte’ de encontrar un piso medianamente asequible. Eso sí, el alquiler era para todo el año aunque solo estuviéramos en verano ya que de otra forma, el precio se disparaba. Para asegurarse que no nos íbamos a ir en invierno, nos obligaron a pagar todos los meses por adelantado justo antes de entrar al piso, una práctica que al parecer era muy común entre los propietarios.
No obstante, no nos podíamos quejar, y de ello nos dimos cuenta al ir conociendo a gente de la isla. Por ejemplo, nuestro amigo Martín pagaba 450 por un colchón en una habitación compartida con nueve personas más. Es decir, aquel piso que tan solo contaba con un dormitorio, tenía en su interior cinco literas donde dormían 10 personas. No me quiero ni imaginar la cantidad de olores y ruidos extraños que podían emanar de aquel lugar, sin contar con la incomodidad de no tener ningún tipo de intimidad. “No puedes ni hacerte una paja tranquilo”, nos contaba apenado.
Pero lo más fuerte de todo el asunto era que no era el propietario quien le alquilaba ese cuchitril, sino que había otro chico que había alquilado previamente el piso por 1.500 euros, para luego realquilarlo a otros trabajadores a precio de oro. Así, por la patilla, podía sacarse unos 3.000 euros al mes limpios con un inmueble que no era suyo. Luego descubrimos que este no era un caso aislado en absoluto, ya que al parecer, todos en Ibiza querían su parte del pastel.
Otros en cambio, optaban por alquilar caravanas y furgonetas como nuestro amigo Carlos, que pagaba 600 euros por dormir en una: “No está tan mal, si tienes que ducharte siempre puedes pagar un gimnasio e ir allí todos los días”. Muchos de estos vehículos estaban aparcados en lugares prohibidos, pero el problema de la vivienda era tal, que proliferaban por toda la isla sin ningún tipo control.
Si aun así seguía sin llegarte la pasta, siempre podías alquilar un colchón en un balcón o recurrir a la técnica de la ‘cama caliente’. “Como yo trabajo en una discoteca de noche y duermo de día, comparto un colchón y gastos con mi amiga, que hace un horario invertido al mío”, me contaba María, una chica que conocí en mi primer verano en la isla.
Encontrar trabajo no fue difícil, de hecho, había tantas ofertas de empleo que te costaba decidir donde querías trabajar. Un requisito indispensable para la contratación era disponer de un contrato de alquiler. Si intentabas buscar trabajo antes de tener casa, lo tenías jodido. “Algunos vienen a buscar trabajo mientras se hospedan en un hotel. Los contratas y luego se tienen que ir porque no encuentran casa”, me contaba mi jefa. De hecho, Ibiza era el primer lugar que conocía donde se cerraban comercios por no encontrar personal para trabajar.
Una isla al borde del colapso
A pesar de todo ello, nosotros podíamos vivir solos, sin compartir casa con nadie y alejados de todo el bullicio de la ciudad. Durante los primeros meses de verano siempre era más sencillo disfrutar de nuestra hermosa isla con una relativa tranquilidad. Sin embargo, cuando llegaba julio aquel paraíso se convertía en un lugar hostil en el que vivir podía convertirse en un verdadero infierno. De hecho, Ibiza tiene en verano uno de los ratios turista-habitante más altos del planeta, con 25,56 viajeros por cada residente. Al fin al cabo, ¿qué se puede esperar de un lugar donde entra gente sin ningún tipo de control ni límite?
Nuestro bloque, a pesar de ser un lugar residencial donde está totalmente prohibido el alquiler vacacional, se llenaba de turistas deseosos de llegar a la isla para vivir la experiencia de sus vidas, con penosos resultados para nosotros, los pobres trabajadores, que teníamos que aguantar ruidos y música hasta altas horas de la madrugada, gente drogándose y bebiendo en las zonas comunes y una infinidad de basura esparcida por doquier. Qué más les daba, al fin y al cabo, aquella no era su casa.
Durante esos meses, después de trabajar 12 e incluso 15 horas al día no nos quedaban ganas ni energías para visitar preciosas calas atiborradas de gente, ir al supermercado se convertía en todo una misión imposible y la convivencia con nuestros desinhibidos vecinos era cada vez más difícil. En pleno verano, podías tardar 2 horas en hacer un recorrido de 20 minutos, lo que aunque parezca mentira, es algo completamente comprensible si tenemos en cuenta que a pesar de ser la isla un lugar de espacio limitado, no hay ningún tipo de control por lo que respecta a la cantidad de vehículos que pueden entrar y alquilarse.
Esto, obviamente, tiene sus consecuencias. De hecho, no puedo ni recordar la cantidad de accidentes de todo tipo que llegué a ver en tan solo dos veranos: coches volcados, atropellos, motos destrozadas… De hecho, se estima que hay una media de 5 accidentes tráfico con heridos al día en Ibiza, una cifra bastante preocupante teniendo en cuenta las dimensiones de la isla. Pero es lógico; drogas, alcohol y conducción no son una combinación muy inteligente, más teniendo en cuenta la saturación que soportan esas carreteras durante los meses de verano.
Pero el momento en el que esas consecuencias me explotaron en la cara fue el día que mi novio tuvo un accidente de moto, después de que unos turistas se lo llevaran por delante con su coche al dar un cambio de sentido fortuito para evitar una de las numerosas congestiones de la isla. Al descubrir lo que había ocurrido me fui corriendo para el hospital, y al entrar a urgencias quedé totalmente petrificada al ver lo que allí había: una sala de espera más propia de una morgue de un hospital público. Miraras donde miraras veías gente jodidísima, tirada en el suelo chillando y llorando de dolor. Nadie les atendía.
Al parecer ese día solo había un traumatólogo de urgencias, y a juzgar por aquella penosa imagen, estaba totalmente desbordado. De hecho, Ibiza lleva varios años con una crisis de médicos ya que ninguno puede permitirse ir a trabajar allí por el alto precio de los alquileres, con lo que su sistema de salud tiene que sobrevivir durante el verano con una plantilla alarmantemente reducida.
Después de ese episodio aprendimos que aquel lugar no estaba hecho para nosotros. Decidimos hacer las maletas para no volver. Sin embargo, y aunque parezca mentira, sigo enamorada de esa mágica isla. Sé que detrás de toda esa explotación existe un paraíso que unos pocos se están cargando por su propia avaricia. Después de todo, cuando los trabajadores no quieran ir a la isla y deje de haber personal para los servicios, ¿a quién le alquilaran los pisos los propietarios cuando los turistas tampoco quieran ir? Lo que está claro es que en Ibiza está creciendo una burbuja cada vez más difícil de ignorar, y como toda burbuja, esta también acabará por explotar.
Internacionales
Habitantes de Bangkok rehuyen vivir en rascacielos inquietos tras potente sismo

Tras el terremoto del 28 de marzo, Phatsakon Kaewkla descubrió enormes grietas en las paredes de su apartamento ubicado en el piso 22 de una torre de la capital tailandesa.
El joven de 23 años prefirió dormir en la casa de familiares hasta que los expertos le aseguraran que no había peligro.
Pero no puede evitar sentirse ansioso. «Tengo un poco de miedo. Además, mi madre me dijo que me vaya de aquí», cuenta a la AFP.
Como él, muchos habitantes de Bangkok se preguntan si deben buscar una vivienda más segura en una ciudad compuesta prácticamente de enormes rascacielos.
Cientos de edificios residenciales resultaron dañados por el terremoto de magnitud 7,7, cuyo epicentro estuvo en la vecina Birmania, pero que se sintió con fuerza en Bangkok, a más de 1.000 km de distancia.
La inquietud de muchos habitantes de la metrópolis se disparó tras el colapso durante el sismo de una torre en construcción de 30 plantas, que provocó la muerte de unos 20 obreros de la construcción, cuyos cuerpos en su mayoría no han sido aún encontrados.
El turco Yigit Buyukergun estaba en su apartamento en Bangkok con su mujer cuando se produjo el terremoto.
«Todo está agrietado, sobre todo en el pasillo», dice el hombre de 25 años mostrando las paredes.
Los dueños del edificio le aseguran que no corre ningún peligro. Dicen que es «100 % seguro, pero no me lo creo», dice desconfiado.
Impacto «significativo»
El impacto del terremoto en el sector inmobiliario es «significativo», dice a la AFP Owen Zhu, experto en bienes raíces.
«Parece que la gente se está dando cuenta de que vivir en rascacielos puede presentar mayores riesgos en lo que respecta a la resistencia a los terremotos», afirma.
Según Zhu, las normas de seguridad antisísmica de los edificios tailandeses no son «especialmente estrictas» y antes del reciente sismo los clientes que buscaban propiedades no preguntaban específicamente por ellas.
Ahora, afirma, cada vez más clientes optan por edificios bajos. En cuanto a los que siguen prefiriendo los rascacielos, suelen exigir que la propiedad haya sufrido «daños mínimos o nulos durante el reciente terremoto».
El turco Buyukergun teme que los precios de la vivienda aumenten a largo plazo, ya que la demanda de edificios más seguros impulsa la adopción de costosas medidas de resistencia sísmica.
Pero mejorar las normas de construcción no basta para calmar sus temores.
En su Turquía natal los terremotos son omnipresentes, pero no esperaba vivir con la misma angustia al mudarse a Tailandia.
Recuerda haber pensando al mudarse que «Tailandia era segura», dice, aún incrédulo tras el devastador sismo que causó más de 3.000 muertes en la vecina Birmania.
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Alemania pide una investigación tras la muerte de socorristas en Gaza

Alemania exigió el lunes una investigación urgente sobre las acusaciones de que las fuerzas israelíes dispararon contra un convoy de ambulancias en un ataque en el que murieron 15 socorristas en Gaza el 23 de marzo.
«Hay preguntas importantes sobre las acciones del ejército israelí», dijo un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Christian Wagner, después de que aparecieran nuevas imágenes que parecen mostrar el ataque.
«Se necesita urgentemente una investigación y la rendición de cuentas de los autores», añadió.
El ejército israelí afirmó el jueves que estaba investigando el «incidente», aunque añadió que sus soldados habían disparado contra «terroristas» y «vehículos sospechosos» que avanzaban hacia ellos con las luces apagadas.
Pero, imágenes recuperadas del celular de un rescatista muerto y publicadas este fin de semana plantean dudas sobre las circunstancias de la muerte de los rescatistas.
En el video de seis minutos y 42 segundos, se ven ambulancias conduciendo con los faros y las luces encendidas.
Según la Media Luna Roja Palestina, «este video refuta categóricamente las afirmaciones del ocupante de que (…) ciertos vehículos se acercaron de manera sospechosa, sin luces ni señales de identificación».
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Ecuador realiza simulacro rumbo a elecciones de segunda vuelta presidencial

El Consejo Nacional Electoral (CNE) de Ecuador realizó hoy domingo un simulacro a nivel nacional en el que se probó de manera total el sistema informático y logístico de cara a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales programada para el próximo 13 de abril, informó el organismo.
El CNE indicó en un comunicado que el proceso se desarrolló de manera simultánea en las 24 delegaciones electorales provinciales y en el exterior, al poner a prueba todos los aspectos técnicos y operativos del proceso electoral, así como el funcionamiento de las Juntas Receptoras del Voto.
Durante el ejercicio se evaluó también el Sistema de Procesamiento y Transmisión de Resultados, además de ponerse en práctica la aplicación de un plan de riesgos y contingencias ante la actual temporada invernal en el país.
La presidenta del CNE, Diana Atamaint, inauguró la mañana de este domingo el simulacro nacional en la Delegación Provincial Electoral de Pichincha, cuya capital es Quito, en un acto que contó con la presencia de delegados de organizaciones políticas y observadores internacionales.
«A siete días de realizar la jornada de votación estamos cumpliendo hoy con un nuevo hito democrático, al ejecutar el simulacro nacional en cada provincia del país y también en el exterior», dijo la funcionaria electoral.
Añadió que el simulacro es una muestra de que Ecuador se prepara con rigor, con planificación y con transparencia para que el día de la elección no haya algún margen de error.
«Cada voto cuenta y cada voto, como siempre lo hemos hecho, será absolutamente respetado para que sea el soberano el que se pronuncie», apuntó.
Atamaint indicó que el CNE junto con otras entidades estatales monitorea el impacto de las fuertes lluvias que afectan a varias provincias para decidir eventuales cambios de recintos de votación.
Indicó, además, que hasta ahora 14 de las 24 provincias del país ya han recibido las papeletas de votación y el material electoral para los comicios venideros.
Poco más de 13,7 millones de ecuatorianos, dentro y fuera del país podrán elegir el 13 de abril al nuevo mandatario entre los candidatos presidenciales Luisa González, afín al izquierdista expresidente Rafael Correa (2007-2017), y el actual presidente y candidato a la reelección, el empresario Daniel Noboa.
El balotaje se avizora reñido, después de una primera vuelta ajustada efectuada el 9 de febrero pasado, en la que Noboa obtuvo el 44,17 por ciento de los votos y superó por estrecho margen (16.746 votos) a González, quien alcanzó el 44 por ciento.
La campaña electoral que inició el 23 de marzo pasado terminará el próximo 10 de abril, luego de lo cual regirá un silencio electoral para meditar el voto.