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Lionel Messi debate su futuro en el Barcelona

El Barcelona chocó al mejor jugador de su historia. En ese club jugaron monstruos del fútbol mundial como Maradona, Cruyff, Ronaldinho, Xavi, Iniesta, Ronaldo, Rivaldo y Romario. El número 1 fue Messi. Con él pusieron de rodillas al Real Madrid y pasearon a todo el mundo. Con él adentro y Guardiola afuera crearon el mejor equipo de la era moderna.
“Yo vi al Barcelona de Messi” es remera. Me permito una pequeña mención autorreferencial: una de las pocas cosas que me arrepiento en tantos años es no haberme quedado a verlo en la cancha después de un viaje para hacerle una entrevista a Messi.
A los cuatro días jugaba por la Champions contra el Milan y evité negociar un permiso para quedarme. Ahora los chicos compran camisetas, usan fondos de pantalla del celular con sus ídolos. Para los más de 40 fue un equipo de póster. Pero al final los dirigentes le hicieron bigotitos. Rompieron a Messi. Le crearon un clima adverso con campañas en contra y sucias filtraciones de su contrato.
Lo hicieron rehén de su firma y de un burofax fuera de término porque no querían salir en la foto que igual los dejó pegados. No le armaron un plantel para competir en los últimos años de su carrera. Solo alcanza con mirar al equipo en esta temporada que cada vez termina más temprano: es peor que el que perdió 8-2 frente al Bayern.
Un gol de penal es poco para Messi en un partido trascendente. Y en otras caídas históricas tampoco lució. Es cierto. No pasa por escribir un diario falso para él. Aunque hay que ir un poco más allá: Messi nunca es el problema; siempre está cerca de ser la solución. Diego -el Maradona que cada día extrañamos más porque nos damos cuenta de a poco que es verdad que ya no está- disfrutaba de tener todo en contra. La pelea era su combustible.
Fue rebelde desde que gambeteaba en las canchas de barro, donde aparecía la zapatilla de un rival o un vidrio escondido en un pozo. Barcelona siempre supo que Leo brilló más en climas amigables. Messi no tiene por qué ser Maradona, aunque sea soñado por todos. Alcanza con ser el más Maradona de todos. No fue suficiente para Barcelona.
Para algunos directivos como Bartomeu no fue suficiente. Ni siquiera buscaron adelantar las elecciones para delinear un mejor plan para este 2021. Ya había quedado lejos el equipazo de Guardiola. Messi declaró varias veces que Pep fue el entrenador que más lo marcó. Hizo mejor al mejor, y después partió a otras ligas. Fueron creciendo los guardaespaldas del 10. Xavi e Iniesta hace rato que están. “Messi puede estar 10 minutos sin tocar la pelota porque Iniesta le entretiene a la gente”, elogió una vez Riquelme. Ahora ni Leo se entretiene 10 minutos en partidos top.

Se había consensuado en armar un plantel para competir por la Champions. Todo quedó en palabras vacías. No trajeron a Neymar, con quien Messi fue compatible en la cancha por el talento y afuera por la inteligencia del brasileño. Ney jamás compitió por un reinado que no le correspondía. Echaron por teléfono a Luis Suárez, otra jugada política que quedó desnuda con sus goles en el Atlético de Simeone.
Ahora hay chicos que en unos meses/años pueden llegar a competir de otro modo. Esos tiempos no son los de Messi. En junio va a cumplir 34. No está para equipos de transición. Por eso hace unos meses había decidido irse pese a ver a sus hijos llorando.
Detrás de su perfil bajo y de sus pocas palabras en la cancha, Messi es un animal competitivo. Compite, compite, compite, repetiría el gran Bilardo. Ese gen impresionó a más de un compañero y ex entrenador por encima de otras virtudes.
De ahí que aceptó cambiar su vida, su lugar, su paz por otra liga, otro mundo, otro clima. Poco tienen que ver Manchester con Barcelona, si finalmente iba allá con el Kun Agüero. Ahora Messi está otra vez en esa disyuntiva.
Hace un par de años parecía una ofensa que se planteara la simple chance de partir porque nadie puede adivinar el futuro. Lo dijo al pasar en una entrevista en 2014 y se armó una revolución en el Barsa. Eso ya es la prehistoria.
Barcelona otra vez es un desconcierto. Una película que parece de otro equipo. Koeman se ríe después de la paliza del PSG, como si justo él no entendiera el valor de la derrota. Se declara como derrotado.
Que vaya a soñar con Mbappé -como Sampaoli en el último Mundial- no lo habilita a un mensaje que lo autoincrimina. Pochettino fue más cauteloso que el holandés para no cerrar la serie. En la cancha, Piqué y Griezmann se pelean a los gritos y los escucha el mundo. Va más allá de la posesión larga que reclamó el defensor y los insultos cruzados con el delantero. A Messi le pasó lo peor que le podía ocurrir: Barcelona al final no compitió.
Por eso en su pequeño mundo privado cuentan que hace meses que cranea su próximo paso -que podría ser el último- ya como jugador libre. Suman que mientras tanto solo desea llegar de la forma menos dolorosa posible al final de temporada. Cada vez cae más rápido en el calendario. ¿Podrá modificar su partida un plan seductor en las elecciones que serán el 7 de marzo? ¿Habrá jugado su último partido de Champions en el Camp Nou sin público?
De hecho algo imaginaba de este andar del equipo en la cancha. Messi piensa que es el resultado de la inoperancia de la dirigencia. Que no tuvieron generosidad ni imaginación para relanzar al equipo. Ni a Leo. Ellos chocaron la Ferrari.
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Benfica sorprende y avanza como líder de grupo tras vencer al Bayern Múnich en el Mundial de Clubes

Contra todo pronóstico, el Benfica logró una histórica victoria 1-0 ante el Bayern Múnich este martes, clasificándose como líder del Grupo C a los octavos de final del Mundial de Clubes 2025. El resultado dejó fuera de la competencia a Boca Juniors, mientras que los alemanes avanzaron como segundos de grupo.
El único gol del encuentro llegó al minuto 13, gracias a una conexión noruega: el lateral Fredrik Aursnes envió un centro rasante que su compatriota Andreas Schjelderup concretó con un remate certero que venció al arquero Manuel Neuer. Fue la primera vez que el conjunto portugués derrotó al gigante bávaro en una competencia internacional.
El Bayern intentó reaccionar con un potente disparo de Joshua Kimmich, que terminó en gol, pero la jugada fue anulada por interferencia de Harry Kane, quien obstruía la visión del portero rival.
A pesar de la derrota, los dos triunfos previos del Bayern (10-0 ante Auckland City y 2-1 frente a Boca Juniors) le aseguraron la clasificación. El sábado, los alemanes se enfrentarán en Charlotte al Flamengo, líder del Grupo D, en busca de un boleto a los cuartos de final. Por su parte, el Benfica jugará el domingo contra el segundo lugar del Grupo D, que se definía entre Chelsea y Espérance de Túnez.
Partido bajo condiciones extremas
El intenso calor en el Bank of America Stadium, con una sensación térmica de 40°C, afectó a varios jugadores. El delantero de Benfica Gianlucca Prestianni requirió asistencia médica en el campo por deshidratación, mientras que los suplentes del Bayern evitaron sentarse en la banca durante el primer tiempo por la exposición al sol.
El técnico bávaro Vincent Kompany optó por una alineación con rotaciones, incluyendo a Thomas Müller como referente ofensivo, mientras Benfica se mantuvo firme, con Nicolás Otamendi liderando una defensa sólida que neutralizó los intentos germanos.
La victoria de las “Águilas” no solo representa un logro deportivo, sino también una muestra de carácter y estrategia ante uno de los equipos más poderosos del mundo. Ahora, Benfica buscará seguir haciendo historia en el certamen.
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Lionel Messi guía al Inter Miami y deja huella en el Mundial de Clubes

A sus 38 años, Lionel Messi continúa demostrando por qué es considerado uno de los más grandes futbolistas de todos los tiempos. Aunque no marcó en el reciente partido ante Palmeiras en el Hard Rock Stadium de Miami, su influencia fue determinante para que el Inter Miami avanzara a octavos de final del Mundial de Clubes, el mayor logro del club desde su fundación.
El argentino volvió a ser el eje del equipo: se ofreció entre líneas, controló los tiempos del partido y mostró esa visión que lo distingue en cada jugada. Su entrenador y compatriota, Javier Mascherano, lo resumió con claridad: “Es un líder en el campo y fuera del campo. Si queremos competir, tenemos que seguirlo”.
Desde su llegada a la MLS en julio de 2023, tras ganar el Mundial con Argentina, muchos vaticinaban una retirada anticipada. No obstante, el ocho veces Balón de Oro ha demostrado lo contrario: no ha perdido el toque, la inteligencia táctica ni el hambre de competir.
En este Mundial de Clubes, Messi ya dejó su marca. Frente al Al Ahly egipcio, rozó el gol en el tiempo añadido con un disparo que se estrelló en el poste. Y días antes, en Atlanta, lideró la remontada 2-1 contra el Porto con un impecable tiro libre.
Más allá de sus actuaciones puntuales, su impacto es palpable: el especialista en estadísticas Mister Chip recordó que Messi jamás ha sido eliminado en la fase de grupos de torneos internacionales, incluyendo 19 ediciones de la Champions League, cinco Mundiales y siete Copas América.
Con el Mundial de 2026 en el horizonte —donde podría convertirse en el primer jugador en disputar seis ediciones— Messi sigue escribiendo su legado. Su conexión con antiguos socios como Luis Suárez, ahora en el Inter Miami, revive momentos memorables del Barcelona.
“El fútbol cambió antes y después de Leo”, aseguró Mascherano. “Entrenarlo en este momento de su vida es un privilegio”.
El retiro se vislumbra en el futuro cercano, pero por ahora, Messi sigue siendo ese jugador capaz de inclinar la balanza en cualquier partido. Y como su técnico lo aconseja, el mundo del fútbol solo puede hacer una cosa: disfrutarlo mientras siga en la cancha.