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España pasa con angustia

Con sufrimiento, con angustia, con sudor y con lágrimas. Así se metió España en la Final Four de la Liga de las Naciones tras eliminar a Países Bajos en una taquicárdica tanda de penaltis para abrochar un partido que acabó 3-3 tras 120 minutos de dominio alterno. Oyarzabal hizo un doblete y Lamine Yamal marcó un golazo en la prórroga pero la selección de Koeman no se rindió y fue capaz de llevar el duelo hasta la tanda fatídica en la que, por suerte para España, a Holanda le salió cruz.
De la Fuente tomó nota del baño de Rotterdam. España, que sacó un valiosísimo 2-2, estuvo a merced de los Países Bajos casi todo el partido, así que el seleccionador agitó el manzano de una alineación (algo) acomodada. Fuera Porro, Pedri y Morata, dentro Mingueza, Dani Olmo y Oyarzabal. Además de nombres, la selección española pretendía dibujar un nuevo esquema con una suerte de falso nueve con Oyarzabal para intercambiarse el sitio con Dani Olmo. O sea, overbooking de mediapuntas y quitarle la referencia a los centrales neerlandeses.
Repetían los demás, de Unai Simón a Lamine Yamal, incluidos el joven Huijsen y el goleador Nico Williams. Pero para repetir lo que hizo Koeman, que puso a los mismos de Rotterdam a excepción del expulsado Hato, que fue sustituido por Maatsen.
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Sonaron los himnos y casi desde ahí España salió a apretar pero a base de bien. Mestalla empujaba a echarse al monte con un ambiente sobrecogedor. Olé por Valencia. Tanto presionamos a los de Koeman que De Jong, amén de popó, casi se hace un autogol en el primer minuto con una cesión criminal al meta Verbruggen, que se la quitó de encima como quien espanta a una avispa.
Se repuso Holanda con la pelota, pero España insistió, insistió y volvió a insistir. Tanto que a lo siete minutos Van Hecke se llevó puesto a Oyarzabal dentro del área y Turpin, colegiado del duelo, cobró la pena máxima. Koeman protestó, el VAR revisó y ratificó al árbitro. El propio capitán de la Real Sociedad anotó el penalti con un disparo cruzado que hizo inútil la gran estirada de Verbruggen. Pues nada, 1-0 y partido encarrilado, aunque el oso neerlandés no estaba muerto, apenas herido, así que no había por qué vender la piel.
España se desmelena
El tanto espoleó a España, que hizo el segundo en una jugada en la que Lamine Yamal encontró a Oyarzabal. No perdonó el donostiarra pero el asistente le pilló en fuera de juego, así que no subió al marcador. El que subió, y cómo subió, fue el niño Huijsen que se permitió el lujo de cabalgar hasta la mediapunta, asistir a Nico Williams como si fuera Iniesta. El del Athletic definió con violencia pero Verbruggen sacó una mano imposible para firmar una parada que recordará toda su vida.
España había rondado el segundo en dos ocasiones. Vibraba Mestalla, que hacía la ola. Trataba de rehacerse el equipo de Países Bajos enrocándose en posesiones precisas pero demasiado largas. En los nuestros, más que brillar, deslumbraba Huijsen, capaz de filtrar pases como un mediapunta, anticiparse a los cruces e imponerse en los duelos. A Holanda le sostenían las manos de Verbruggen, que le volvió a sacar otra a Nico Williams, aunque esta vez era fuera de juego.
Vive dios que el partido era entretenidísimo. Mandaba España, mientras que Países Bajos no encontraba el toque. A los nuestros les bastaba el resultado para meterse en la final a cuatro de Alemania pero teníamos opciones en las contras de lograr el segundo. Lo rondamos en el 38 pero Lamine y Nico no hicieron match. Así se fue consumiendo el primer tiempo hasta que Turpin, un pedazo de árbitro que ya querríamos nacionalizar, señaló el camino de los vestuario.
Del que regresamos con los mismos protagonistas en ambos equipos y con el mismo dominio de España. Mingueza perdonó en el 46 en un centro al segundo palo a la salida de un córner. Respondió Memphis en un mano a mano con Unai Simón. Se agigantó el meta español para sacar un pie milagroso que abortaba el 1-1.
El abrazo de Le Normand
Países Bajos comenzaba a dejar agujeros negros a la espalda de sus defensas que no estaba aprovechando España, quizá porque Lamine Yamal no tenía su noche. El que sí fue fiel a sí mismo fue Le Normand. El central del Atlético hizo lo que mejor sabe: agarrar dentro del área. Dicho sea de paso, esta vez el defensa agarró a Memphis bastante menos que en lances previos, pero Turpin se hartó y pitó penalti. Vale, era penaltito, pero es que Le Normand compra más boletos que Carlos Fabra aunque le toque menos veces.
Pues nada. Partido nuevo y a remar otra vez. Se vino arriba Países Bajos y tuvo que meter Unai Simón una imponente mano para evitar el 1-2. Ahora sufría Mestalla. Menos mal que Nico Williams se echaba a España a hombros ante la desaparición de Lamine Yamal. El del Athletic tuvo el segundo a la hora de partido pero otra vez Verbruggen hizo una parada imposible en el mano a mano.
De la Fuente iba a echar mano del Tiburón. Ferran Torres estaba listo en la banda para suplir a Oyarzabal. Era el 66. pero lo que no sabía el seleccionador es que el vasco iba a lograr el 2-1. La jugada la cocinó Nico Williams en una contra en la que condujo la pelota con habilidad. Vio el desmarque del realista y se la puso. Otra vez Verbruggen le achicó el espacio y sacó el mano a mano con la cabeza, sólo que Oyarzabal estuvo muy listo en el rechace para cabecear a la red. Entonces sí le sustituyó De la Fuente y Mestalla se vino abajo.
No se rindió Países Bajos y encontró su premio en el 79 al aprovecharse de un regalo un poco obsceno de Dani Olmo. El regalo del jugador del Barça cayó en los pies de Xavi Simons, que asistió a Maatsen dentro del área. No perdonó el lateral para fusilar a Unai Simón y poner el 2-2 en el partido. Que se rompió de inmediato.
España se echó arriba pero se destapó atrás. Países Bajos llevaba veneno en cada ataque. Metió De la Fuente a Merino y Pedri por Dani Olmo y Fabián. La prórroga se echaba encima pero el partido podía caer para cualquier lado. De hecho, debió caer para el lado neerlandés pero lo evitó Unai Simón. Tic, tac, tic, tac. Ya estábamos en el añadido y la última fue para Nico Williams, que estaba omnipresente como Pedro Sánchez en La 1. Paró Verbruggen, así que nos fuimos a la prórroga.
Lamine de mi vida
Pedri tomó las riendas del partido y De la Fuente metió a Pedro Porro por un exhausto Mingueza. En la prórroga se redujo el ritmo del juego. El dominio territorial era nuestro pero los holandeses manejaban la pelota con soltura en posesiones largas. Se consumía la prórroga sin que ocurrieran grandes cosas. Hasta que Huijsen dibujó un pase maravilloso para que Lamine Yamal hiciera un control prodigioso, un regate también prodigioso y un remate final igual de prodigioso.
El golazo ponía a España con un pie (otra vez) en la final a cuatro a falta de la segunda parte de la prórroga. Pero, claro, Holanda no había dicho la última palabra. Pero lo hizo. Logró el 3-3 merced a un justo penalti que marcó Xavi Simmons a pesar de la buena estirada de Unai Simón, el que había cometido el penalti. En el 115, ya con la sombra de los penaltis planeando por Mestalla, metió De la Fuente a Baena por Nico Williams.
El partido acabó en el área de España y ahí se agigantó la figura de Unai Simón, que sacó la última pelota del partido a un disparo de Malen. Fue la última y nos fuimos a los penaltis. Pues nada. Otra vez el corazón a punto de salirse del pecho y marcharse caminando.
Empezó tirando Países Bajos. Uno muy alto, Van Dijk. Gol, y eso que la tocó Unai Simón. Por los nuestros le tocaba a Mikel Merino. Gol. Turno para Koopmeiners. El portero holandés trataba de incomodar a su homólogo. Gol. 2-1 para ellos. Iba Ferran Torres. Le provocaba Verbruggen. Gol. 2-2. Xavi Simons lanzaba el tercero para Holanda. Gol. Le tocaba a Aleix García. Gol. 3-3. Iba Lang. Al larguero, al larguero, al larguero.
Para Lamine Yamal era la ocasión de poner a España por delante. Tiró al medio. Paró Verbruggen. Mal tirado. 3-3. Ahora Taylor. Gol. 4-3. Álex Baena tenía la responsabilidad de marcar para que España no cayera eliminada. Gol. 4-4. Malen para Holanda. Paró Unai, paró Unai, paró Unai. Tiraba Pedri para meternos en la Final Four de la Liga de las Naciones. Mestalla coreaba su nombre. Iba Pedri. Gol, gol, gol, gol, gol… España, clasificada. Vale, con angustia, pero clasificada.
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La brutal patada de Mbappé que le costó la expulsión

En el encuentro que sostuvo de visita el Real Madrid en contra del Alavés, por la jornada 30 de La Liga, se convirtió en la pesadilla para el jugador francés Kylian Mbappé ya que vio su primera tarjeta roja con la camiseta del Real Madrid.
Difícilmente podrá Real Madrid TV discutir la cartulina roja que el colegiado César Soto Grado le mostró al delantero francés en el minuto 39, con 0-1 en el marcador para los blancos.
Mbappé clavó de forma brutal los tacos en el tobillo de Antonio Blanco, del Alavés. Una acción en que el delantero perdió claramente el sentido de la proporción. Se le cruzaron los cables, como se suele decir.
Inicialmente, el árbitro no tomó la decisión de expulsar al jugador franquicia del Madrid. Solo le mostró la amarilla. Lo hizo después de revisar la jugada por la pantalla del VAR con las imágenes que le sirvió Gil Manzano. No le hicieron falta muchas repeticiones. Enseguida se percató de que fue una entrada merecedora de tarjeta roja. Casi nadie protestó, ni siquiera el mismo Mbappé.
Al Madrid le ha tocado defender el 0-1, obra de Camavinga, con un jugador menos en el campo durante media hora aproximadamente. No más, porque el defensa del Alavés Manu Sánchez ha sido expulsado en el minuto 70 por una plancha sobre Vinicius cuando este se escapaba a portería. La acción es parecida a la de Mbappé, pero menos violenta.
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El Barcelona golea al Girona y mantiene la ventaja en el liderato

Al Barcelona le costó ganar un partido que jugó de forma fantástica, pero en el fútbol muchas veces los méritos van por un lado y la contundencia por otro. En parte, porque los porteros están para algo, y Gazzaniga se hizo enorme para mantener al Girona vivo. Tuvo que ser una jugada extraña la que pudiera con el guardameta por primera vez, una falta lateral lanzada por Lamine Yamal. La pelota tocó en su compañero Krejci. Le dio en la mano y desvió completamente la trayectoria. También le quitó la velocidad y se fue a la red despacito, como regodeándose, ante la mirada impotente de Gazzaniga, que había iniciado ya el movimiento para el otro lado. Era imposible para él. Las casi imposibles, si las paró, especialmente un cabezazo de Araujo cruzado. Respondió con una estirada extraordinaria, llegando a despejar el balón con la punta de los dedos. También detuvo un mano a mano con Lewandowski.
La hiperactividad del portero era consecuencia de lo que estaba sucediendo en el campo. El Girona ganó al Barcelona el año pasado por un motivo muy sencillo: fue mejor , consiguió hacerle daño y quitarle la pelota a ratos. Esta vez el esférico sólo tuvo un dueño. En la primera parte un tiro de Tsygankov alto fue la única vez que los visitantes pisaron el área de Szczesny. Lo demás fue defender y defender, porque cuando querían salir, siempre perdían el balón a mitad de camino. La presión azulgrana se activaba rápido y agobiando a los defensas del Girona, que tenían que buscar una solución improvisada que solía ser una pérdida. Eric García, en su partido cien como barcelonista, estuvo extraordinario para rebañar todas esas pelotas y que el ataque azulgrana volviera a empezar. Si el jueves pasado fue central, esta vez ocupó el puesto de mediocentro y lo hizo tan bien que no fue el sustituido cuando entró al campo De Jong. Alteró mucho Flick su equipo habitual, ahora que ha llegado el momento de presumir de plantilla por la acumulación de partidos, pero los que no descansan son Pedri y Lamine. El centrocampista estuvo de nuevo imperial y el extremo es un peligro constante. Casi cierra el partido con un gol de bandera: la pelota llegó a tocar dos veces en el palo, al larguero y al poste, pero se fue para afuera. Cuando consiga mejorar en la toma de decisiones, no sabe dónde va a llegar porque cada vez que toca la pelota saltan las alarmas en el rival.
Ese tiro de Lamine llegó cuando ya estaban relajados los azulgrana. Habían pasado un mal rato precisamente porque en el fútbol los méritos y la contundencia no van de la mano. El primer tiro a puerta del Girona fue a la cesta. Araujo arriesgó con un pase y Blind se la ganó a Lewandowski. Estaba descolocado el Barcelona y el central encontró el pase filtrado para Danjuma, que resolvió con un tiro cruzado. El gol pareció animar a los chicos de Míchel, que empezaron a pisar más campo contrario. Iñigo Martínez estuvo muy sobrio en esos momentos, y uno de sus despejes fue reconocido por Szczesny con un beso en la cabeza de agradecimiento. El Barça se desordenó un pelo, pero no dejó de atacar y se llevó el triunfo gracias al oportunismo de Lewandowski, que remató de forma acrobática en el área pequeña, ante la indecisión de Krejci y Gazzaniga.
El Pichichi de LaLiga repitió al culminar una contra perfectamente llevada por De Jong, y el partido acabó ahí. Los últimos diez minutos se le hicieron eternos al Girona, que sólo encajó un tanto más, el habitual de Ferran Torres, pero pudieron ser otro par. Acabó el Barça goleando un partido que había empezado con una acción extraña por poco habitual: una falta a Fermín que era dentro, pero al revisarla el colegiado en la pantalla, consideró que era el azulgrana el que cometió la infracción, cuando jugadores y afición locales ya se relamían pensando que se iba a pitar penalti.
El líder mantiene los tres puntos de ventaja con el Real Madrid en Liga y ya mira a la batalla de Copa contra el Atlético.
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La caza ‘imposible’ del Real Madrid

El Real Madrid jugará mañana contra el Leganés y solo ganar le sirve para seguir a la caza del Barcelona en la lucha por LaLiga.
Si bien cierto que jugarán en casa contra un equipo considerado muy menor, salir confiados, como ya ha pasado en otros juegos, les podría pasar factura a los merengues y dejar servida la competición a su eterno rival.
Los de Carlo Ancelotti han sido criticados en los últimos meses por no salir enchufados y con mucha confianza a inicio de los juegos, mientras que sus rivales salen con el objetivo muy claro y van a por todas para lograr rascar algún punto. Y a veces la victoria, como el Espanyol.
Un empate o una derrota sería básicamente despedirse de LaLiga, pues, incluida esta fecha, solo quedan 10 jornadas por jugar o el equivalente a 30 puntos.
Ahora mismo el Madrid tiene 60 puntos, 03 menos que el Barcelona, por lo que el campeón será el equipo que logre sacar, al menos, 25 de los 30 puntos que quedan por jugar.