Connect with us

ENTREGA ESPECIAL

Dos historiadores analizan la invasión a Ucrania y las guerras mundiales: “El discurso de Putin es calcado del de Hitler”

Publicado

el

El mundo mira estupefacto y con temor la escalada de violencia que inició Vladimir Putin en Ucrania. Ya comenzaron las marchas para pedir paz en el país ubicado al norte del Mar Negro. Pero el ejército ruso avanza sin contemplaciones. La pregunta no es ociosa: ¿puede ser el preludio de la Tercera Guerra Mundial? Dos historiadores compararon el inicio de los dos grandes conflictos bélicos que se desataron en Europa en el siglo XX con el actual.

Alejandro Gómez es Doctor en Historia de la Universidad Torcuato Di Tella, tiene una especialización en Ciencias Políticas de la Universidad de Chicago, un Máster en Economía y Administración de Empresas (ESEADE) y es profesor de Historia Económica en la Universidad del CEMA. Para él, “es obvio que hay grandes diferencias entre las épocas. Pero se pueden encontrar algunas cuestiones que son comunes. En las dos guerras anteriores el conflicto no se desató de un día para el otro. Es decir, estas cosas se vienen gestando”.

Jorge Saborido es profesor titular de Historia Social General en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, profesor invitado en universidades de Uruguay, Chile y España y publicó dos libros sobre la historia de la Unión Soviética. “Hace cuatro días dije que me parecía difícil que Putin iniciara una invasión unilateral, pero el muchacho se encargó de desmentirme -reconoce-. Decir que Ucrania no le dejó alternativa por un supuesto ingreso a la OTAN no es justificación para actuar así. Hitler también dijo que Polonia lo atacó primero en agosto del ‘39… Había todavía muchas negociaciones para llevar adelante”.

La Primera Guerra Mundial tuvo como puerta de entrada el asesinato en Sarajevo del archiduque Francisco Fernando de Austria el 28 de mayo de 1914. El atentado contra la vida del heredero al trono del Imperio Austrohúngaro fue provocado por Gavrilo Princip, un joven serbio. “Ese fue el puntapié inicial, la excusa -señala Gómez-. Había un grupo de nacionalistas serbios, la Liga Balcánica, que pretendía la independencia de su territorio, que había sido anexado a Austria-Hungría. Cuando sucedió el atentado, Alemania, que formaba parte de la Triple Alianza con Austria-Hungría e Italia, invadió a Francia, que era parte de otra alianza, la Triple Entente, junto a Inglaterra y Rusia, que apoyaba a la Liga Balcánica. En ese momento, el argumento para entrar en guerra por parte de Alemania fueron los nacionalistas que se querían separar de Austria-Hungría. Lo interesante es ver cómo a lo largo de un siglo cambian las alianzas”.

Para el historiador, las razones que esgrimían los serbios son similares a las que hoy expresa Vladimir Putin. «Pone como argumento que hay nacionalistas prorrusos en Ucrania que se quieren integrar a su país. Putin lo que dice es que defiende la libre determinación de esa gente. es algo tirado de los pelos.  En todo caso, que emigren a Rusia”.

Después de cuatro años de batallas y horrores, que dejaron alrededor de 17 millones de muertos, se produjo el triunfo de la alianza entre Inglaterra, Francia y el Imperio Ruso, más la incorporación decisiva de los Estados Unidos. El 11 de noviembre de 1918 se selló el Tratado de Versailles, que significó la capitulación de Alemania.

La Segunda Guerra Mundial, por su parte, comenzó el 1° de septiembre de 1939, cuando Hitler invadió Polonia. Durante seis años y un día (el final fue el 2 de septiembre de 1945), los nazis, más el aporte de los fascistas italianos comandados por Mussolini y luego el imperio del Japón -que estiró la contienda en el lejano oriente- esparcieron el terror hasta que fueron derrotados por los Aliados, una fuerza integrada principalmente por Estados Unidos, Inglaterra, Francia y la Unión Soviética. El saldo trágico: entre 50 y 60 millones de muertos, incluidos los seis millones de judíos asesinados en los campos de exterminio.

Según explica Gómez, hay un hilo conductor que traspasa las dos guerras, y quien sostiene la punta en este momento es Putin. «Este personaje, como Hitler en la Segunda Guerra Mundial, va probando: me meto por acá, intento por allá. Este caso de Putin en Ucrania recuerda cuando Hitler anexó Austria, después los Sudetes y recién entonces Polonia, aún habiendo firmado el Pacto de Munich en 1938, que provocó la llegada del Primer Ministro inglés Chamberlain a Inglaterra para mostrar ese papel y decir ‘acá tengo la paz para el resto del siglo’. Hac 8 años, Putin anexó Criema como en 1939 Hitler invadió Polonia con la excusa de que necesitaba incorporar una zona de Prusia que había quedado alejada de Alemania. Y se quedó. Ahora lo hace en una parte de Ucrania porque dice que es parte del pueblo ruso… En la época de Hitler, la excusa era ‘la Nación Alemana’. ‘Tenemos que recuperar los territorios de la nación Alemana’, decían sobre lo que habían perdido después de la Primera Guerra Mundial. El discurso de hoy de Putin es calcado al de Hitler. Reclama territorios que en su momento formaron parte del Imperio Ruso antes de la Primera Guerra o de la URSS después. Los argumentos son similares: la gente quiere ser parte de nosotros. En Austria se hizo un plebiscito, totalmente digitado por Hitler, y dijeron que la población austríaca había votado para anexarse al Tercer Reich”.

Para Saborido, “el desafío de Hitler ya era visible desde 1936 o 37, su expansionismo se veía venir. El Tratado de Munich, el último intento de las demás potencias europeas por calmarlo, tenía que ver con permitirle la partición de Checoslovaquia, porque los líderes, especialmente Chamberlain, consideraba que el nazismo era muy malo, pero el estalinismo era peor. Por lo tanto, tener a Hitler entre Occidente y la Unión Soviética era mejor que no tenerlo. La táctica fue negociar con los nazis, pero la invasión de Polonia fue como una línea roja. El tiempo mostró el resultado: Hitler era insaciable”.

“En la Segunda Guerra Mundial, Rusia primero tenía un pacto con Hitler, pero cuando éste los traiciona se vuelve del bando de Inglaterra, Francia y Estados Unidos, redondea Gómez.

Para él, detrás de estas guerras “están los nacionalismos. En su nombre se sacrifican a miles de inocentes que no tienen nada que ver. Ves a los presidentes detrás de un escritorio decidiendo la guerra pero jamás en el frente de batalla”. Saborido coincide: “Mi opinión sobre el nacionalismo es muy crítica. El nacionalismo, hasta el mejor intencionado, siempre termina generando conflictos. Siempre necesita de un enemigo con el cual tener tensiones para existir. Es un factor perturbador. El patriotismo es otra cosa”,

En este caso puntual, añade, “Ucrania y Rusia tienen una raíz común, y desde el siglo XVII en adelante, durante la época zarista, Ucrania fue incorporada a Rusia. De hecho, Ucrania como nación fue creada por el gobierno bolchevique. Apareció por primera vez cuando se creó la URSS en diciembre de 1922. Y en 1954, Kruschev le cedió Crimea.  Es que aunque son cercanos, no son el mismo pueblo. La raíz lingüística es la misma, pero el ucraniano es distinto del ruso. La solución podría haber sido una autonomía de las zonas orientales o el establecimiento de repúblicas independientes. Claro que el occidente ucraniano tiene PBI más bajo que el oriental, u éste es el que reclama Rusia. Márgenes para discutir una salida había. Pero a esta altura, con los bombardeos en marcha, estas discusiones quedan fuera de lugar”.

Otra singularidad de esta confrontación, dice Gómez, es que “del otro lado de Rusia hay países democráticos. En Rusia hay un autócrata como Putin, que a cualquiera que se le opone lo censura, lo encarcela y lo hace morir, por decir un eufemismo. Entonces se manda, no tiene ese problema. Los que empiezan la guerra son regímenes totalitarios, y los que tienen que responder son países que para tomar una decisión tan grave tienen que pasar por congresos, por la opinión pública. Tienen un electorado, gente que llegado el caso irá a la guerra y sufrir las consecuencias. Esto hace que la respuesta se demore, y es como una cirugía: si se demora, la enfermedad empeora. Creo que si hay una respuesta rápida, conjunta, si Occidente dice ‘vamos ahora’ y lo paramos de una vez, se puede evitar. Si pasa el tiempo, la posibilidad de un conflicto más grande aumenta”.

El tercer actor de este sangriento ajedrez es China. Ambos historiadores son cautos. “Hasta ahora, China no se pronunció. Es cuestión de esperar. No siento que se vaya a involucrar en la defensa de Rusia, pero no sé cuál será la reacción final”, señala Saborido. Gómez ensaya una inquietante teoría: «Quizá China este viendo la reacción de Occidente para ver si luego hace lo mismo en Taiwán  Pero a menos que el conflicto escale demasiado, no se meterá en Europa”.

Sobre la posibilidad que esto sea el preludio de una guerra global, Saborido piensa que no es factible. “Dudo que estemos a las puertas de la Tercera Guerra Mundial. Aunque, claro, es probable que lo mismo dijeran en 1914. La Rusia de Putin no tiene los recursos para llevar adelante una guerra a escala global. Aún siendo la segunda potencia militar del mundo, está muy lejos de los Estados Unidos como desafiarlo.  Y tampoco Biden en sus discursos le declaró la guerra. Yo creí que Putin era más moderado, que equilibraba a quienes dentro de su gobierno tienen vocación imperial. Lo que sucedió muestra que la tendencia de recuperar territorios que consideran propios es más fuerte”.

Para Gómez, “se abre un panorama incierto. El poder destructivo de hoy es infinitamente superior al de la Primera y Segunda Guerra. Si esto escala, será una catástrofe humanitaria como nunca se ha visto. Qué puede pasar, no se sabe. Cuando empezó la Primera Guerra, a mediados de 1914, decían ‘para Navidad estamos todos en casa’, pero duró cuatro años. Quizás la esperanza es que hayamos aprendido lo que estas escaladas significan. La pandemia será un juego de niños si hay dos años de guerra en Europa. Ojalá prime la cordura y que hagan entrar en razón a Putin”.

Por: Infobae.

Continuar Leyendo
PUBLICIDAD
Publicidad

ENTREGA ESPECIAL

Ella es Rute Cardoso, la esposa del futbolista Diogo Jota y madre de sus tres hijos: así fue su historia de amor

Publicado

el

Rute Cardoso, esposa del futbolista portugués Diogo Jota y madre de sus tres hijos, ha sido una figura clave en la vida del jugador del Liverpool, con quien compartió más de una década de relación. La pareja comenzó su historia de amor en 2013, cuando ambos eran estudiantes en Portugal, y desde entonces construyeron una sólida relación basada en el apoyo mutuo.

En 2017, Rute se trasladó con Jota a Inglaterra tras su fichaje por el Wolverhampton Wanderers, acompañándolo en su carrera profesional. Tras nueve años de relación, el futbolista le propuso matrimonio en 2022 y, finalmente, se casaron en junio de 2025, apenas unas semanas antes de la tragedia que acabó con su vida.

La pareja ya había formado una familia: su primer hijo nació en 2021, el segundo en 2023 y una hija en noviembre de 2024. A pesar de sus compromisos deportivos, Diogo Jota se destacó por su dedicación como padre y esposo. En una de sus últimas publicaciones, compartió un video con imágenes de su boda, acompañado por el mensaje: “Un día que nunca olvidaremos”.

El futbolista falleció este jueves 3 de julio, a los 28 años, en un accidente de tránsito ocurrido en la provincia de Zamora, España, donde también perdió la vida su hermano menor, André Silva. La noticia ha conmocionado al mundo del deporte y ha dejado un vacío profundo en su familia y seguidores.

Continuar Leyendo

ENTREGA ESPECIAL

FOTOS | Se cumplen 17 años de la tragedia de la Málaga que cobró la vida de 32 personas de la iglesia Elim

Publicado

el

Este 3 de julio se conmemoran 17 años de una de las tragedias más dolorosas provocadas por la naturaleza en la historia reciente de El Salvador: el arrastre de un autobús por la repunta del río Arenal de Monserrat, en las cercanías de la colonia La Málaga, que dejó 32 víctimas mortales.

El suceso ocurrió la noche del jueves 3 de julio de 2008, cuando un autobús con 33 miembros de la Iglesia Misión Cristiana Elim retornaba a sus hogares tras una actividad religiosa. Cerca de las 8:00 p. m., la repentina crecida del río alcanzó al vehículo, provocando que el motor se apagara y quedara a merced de la corriente.

En el bus viajaban niños, mujeres y adultos mayores. En medio del caos, dos jóvenes intentaron escapar trepando al techo del autobús, pero solo uno de ellos, Fabricio Montoya, logró sobrevivir gracias a un lazo que un vecino le lanzó desde un punto seguro.

El resto de los ocupantes fueron arrastrados por la fuerte corriente. El primer día solo se recuperaron la mitad de los cuerpos, mientras que las demás víctimas fueron encontradas en los días siguientes, en distintos puntos a lo largo del cauce del río y sus afluentes.

La tragedia de La Málaga se convirtió en un símbolo del riesgo que representan las lluvias intensas para comunidades asentadas cerca de ríos y quebradas. Años después, sigue siendo un recordatorio de la importancia de la prevención y la respuesta rápida ante emergencias de origen natural.

Continuar Leyendo

ENTREGA ESPECIAL

15 años del horror en Mejicanos: la masacre del microbús que marcó a El Salvador

Publicado

el

Foto: Cortesía

Este 20 de junio se cumplen 15 años de la masacre del microbús en Mejicanos, uno de los ataques más atroces perpetrados por las pandillas en la historia moderna de El Salvador. En la tarde de 2010, miembros de la Mara 18 secuestraron la ruta 47, la desviaron hacia la colonia Jardín, dispararon contra los pasajeros y luego incendiaron el vehículo con gasolina, dejando a decenas atrapados.

Carlos Oswaldo Alvarado, uno de los pandilleros que incendió el microbús de la ruta 47 para vengar el asesinato de uno de sus hermanos, fue condenado a 410 años de prisión, en marzo de 2016. Foto EDH/ Archivo

La tarde se tiñó de horror: al menos 17 personas murieron calcinadas, 15 quedaron heridas —muchas con quemaduras severas de tercer grado— y otras huyeron baleadas mientras intentaban escapar. Testimonios desgarradores narran el sacrificio de madres intentando salvar a sus hijos, solo para que los agresores les dispararan impunemente .

En septiembre de 2013, el pandillero Gustavo Ernesto López Huezo fue condenado a 66 años por ser el autor intelectual de la quema del microbús con 17 personas adentro. Foto EDH/ Archivo

Foto: Cortesía

El presidente de entonces, Mauricio Funes, calificó los hechos como “terrorismo puro” y subrayó la necesidad de reforzar la seguridad nacional. Las autoridades apresaron a ocho pandilleros, incluido el autor intelectual, y tras largos juicios fueron condenados a penas mayores de 66 a 400 años de cárcel.

Foto: Cortesía

Foto: Cortesía

Foto: Cortesía

Este ataque no ocurrió en el vacío, sino dentro de un ciclo de violencia entre pandillas —Mara 18 y MS‑13— que marcó a El Salvador desde los años 90, cuando esos grupos se afianzaron tras la guerra civil y las deportaciones desde Estados Unidos.

Foto: Cortesía

Foto: Cortesía

En los últimos 30 años, las pandillas han dejado una enorme huella de dolor: se estima que entre 1992 y 2022, El Salvador sufrió cientos de miles de asesinatos violentos, muchos directamente relacionados con estas estructuras criminales. La tasa de homicidios alcanzó un pico de más de 140 por cada 100 000 habitantes en 1995 y luego un segundo pico en 2015 con 105 por cada 100 000, sumando alrededor de 7 977 y 6 656 homicidios en esos años, respectivamente.

Foto: Cortesía

Desde 2019, bajo la gestión de Nayib Bukele con el Plan de Control Territorial y regímenes de excepción, las cifras de homicidios se desplomaron: de 52 por 100 000 en 2018 a menos de 8 en 2022, y un récord histórico de 114 homicidios totales en 2024 (1.9 por 100 000), el menor nivel desde los Acuerdos de Paz.

Sin embargo, el contraste entre la actualidad y aquel pasado atroz no debe ocultar que la violencia estructural persiste. La imposición de Estados de excepción ha implicado arrestos masivos (más de 78 000 sospechosos detenidos entre 2022 y 2024), y ha habido denuncias por derechos humanos . La derrota visible de las pandillas plantea ahora el desafío de una seguridad sostenible y respetuosa del Estado de Derecho.

Hoy, la conciencia social exige recordar el horror de Mejicanos no como un capítulo aislado, sino como una advertencia: sin inversión en educación, reconciliación comunitaria y oportunidades, la estructura delincuencial podría resurgir. El dolor de aquellas familias –en algunos casos apelando al perdón, en otros pidiendo justicia– vive en nuestra memoria colectiva .

A 15 años, las heridas siguen abiertas. Los rostros de los 17 muertos y de sus seres cercanos piden nuevas generaciones de salvadoreños que no se acostumbren a un ambiente de miedo. La esperanza radica en un país que vea la seguridad no solo como la ausencia de violencia, sino como la presencia de oportunidades para todos.

Que este aniversario renueve el compromiso: no solo con la memoria, sino con una sociedad que impida que hechos iguales o peores vuelvan a repetirse.

Continuar Leyendo

Publicidad

Lo Más Leído