Nacionales
Acosador robó identidad de mujer en redes sociales
Lucero (clave de la víctima) se encontraba en su vivienda en Cuscatancingo cuando se dio cuenta de que sus cuentas de Instagram y Facebook habían sido jaqueadas y comenzó a recibir mensajes de varias personas en su perfil de Messenger, cuentas de usuarios, que según la víctima, también habían sido vulneradas.
El 20 de marzo de 2019 comenzó el martirio y los días de preocupación de Lucero porque recibió varios mensajes de un sujeto que se identificó como «A» que le dijo que ella le gustaba y que su información se la había entregado a unos pandilleros de la Mara Salvatrucha para que la conocieran; de igual forma, le envió fotografías en las que aparecía un hombre tatuado que mostraba un arma de fuego.
El caso de Lucero está entre los 1,618 expedientes que la Fiscalía General de la República (FGR) recibió entre el 1.º de enero de 2019 y febrero de 2022 a escala nacional. La ley Especial de Delitos Informáticos y Conexos lo tipifica como delito de hurto de identidad, un ilícito contemplado en el artículo 22 como «el que suplantare o se apoderare de la identidad de una persona natural o jurídica por medio de las tecnologías de la información y la comunicación será sancionado con prisión de tres a cinco años. Si con la conducta descrita en el inciso anterior se daña, extorsiona, defrauda, injuria o amenaza a otra persona para ocasionar perjuicio u obtener beneficios para sí mismo o para terceros y el apoderamiento recae sobre datos personales, confidenciales o sensibles definidos en la Ley de Acceso a la Información Pública». El delito es penado con tres a ocho años de cárcel.
El día de la denuncia, Lucero detalló que el sujeto vulneró sus redes sociales y se hizo pasar por ella, de esa manera contactó a otros hombres, por tal razón es que en su cuenta de Instagram recibió fotografías de mareros. La víctima añadió que ante esa situación le suplicó que no le siguiera enviando mensajes a los pandilleros porque podían atentar contra su vida y la de su familia.
Ante las peticiones de Lucero, el sujeto se frenó, pero antes buscó chantajearla: le exigió que tuviera sexo con él a cambio de no compartir más información de ella con los mareros. Y al sentirse intimidada por las amenazas, la víctima dijo que accedía a tener relaciones sexuales, pero que por favor ya no usara sus redes sociales.
Ya con la fecha acordada para el supuesto encuentro sexual con el acosador, el 22 de marzo, Lucero interpuso la denuncia en la Policía Nacional Civil (PNC) y contó que la cita sería el 27 de marzo, se encontrarían en la zona de los comedores de Metrocentro en San Salvador. Pero en la sede policial, ella acordó con el sujeto que se encontraran a las 2:15 de la tarde en la entrada del Cinemark del referido centro comercial.
Para reconocerlo, el sujeto le diría «mi culito» porque esa palabra que le repetía constantemente en las conversaciones. También, el sujeto le enseñaría un teléfono con la cuenta de Instagram abierta; de igual forma, acordaron que se movilizarían en el vehículo de la víctima porque él no podía subir dos personas en su motocicleta porque la estaba «desarrollando».
Fue así que el 27 de marzo, Lucero se acercó al Departamento de Investigaciones de Ciudad Delgado y se acordó la ejecución de un dispositivo policial en el lugar en el que se había pactado la cita para proceder a capturarlo. Para lograr la misión, los investigadores se desplazaron en un vehículo de uso discreto de la Policía y la víctima les indicó que para que supieran que se trataba del victimario, ella iba a usar el cabello al frente, y cuando ya estuviera con él y le dijera la palabra clave que acordaron, se pasaría el cabello hacia atrás y se desplazaría hacia ellos donde estaban estacionados en el vehículo.
Lucero llegó con puntualidad a la cita y se le acercó un sujeto de piel trigueña, complexión fornida, ojos cafés, cabello negro poco ondulado, de aproximadamente 1.70 metros de estatura, vestido con camiseta negra, pantalón de lona celeste y zapatos de vestir café.
El acosador le dijo «hola» y Lucero le preguntó la palabra clave para saber si era la persona que esperaba. El sujeto le respondió que era «mi culito». Luego, la víctima le pidió el teléfono con el Instagram abierto para confirmar y el hombre manifestó que nunca lo andaba por razones de seguridad que había dejado las cosas donde un amigo. En ese momento ella se pasó el cabello hacia atrás para indicar que era el sujeto que esperaban. Empezaron a caminar, entraron a la tienda Dollarcity donde compraron unas gomitas, validaron el ticket del parqueo y se dirigieron hacia el lugar acordado.
El acosador y Lucero fueron intervenidos por agentes policiales a pocos metros de distancia. Los policías lo capturaron y él manifestó que iba a colaborar para la extracción de información de su teléfono. El Departamento de Investigaciones procedió al vaciado de la información.
El acosador se sometió a un juicio abreviado (confesó el delito a cambio de una pena menor) y el Tribunal Segundo de Sentencia de San Salvador lo condenó a un año y ocho meses de prisión por el delito de hurto de identidad, y a un año por el delito de acoso sexual en concurso ideal de delitos. También el hombre deberá pagar $3,000 en concepto de responsabilidad civil.
Las estadísticas de la Fiscalía registran que entre el 1.º de enero y el 31 de diciembre recibió 1,228 denuncias por el delito; San Salvador reportó la mayor cantidad de casos con 622, La Libertad con 277, Usulután con 48, Cuscatlán con 41 y La Paz, 27.
En 2020, las autoridades registraron 149 hurtos de identidad y en 2019 fueron 126. En los primeros dos meses de este año, el ministerio público totalizó 115 denuncias.
Por: DES.
Sucesos
Operativo de tránsito y seguridad vial será ampliado durante las actividades del Carnaval de San Miguel 2025
El ministro de Obras Públicas, Romeo Herrera, detalló este jueves el dispositivo especial de gestión de tránsito que se ejecutará durante las actividades del Carnaval de San Miguel 2025, uno de los eventos más concurridos del país.
Herrera explicó que, debido al alto flujo de visitantes, varias calles serán cerradas y se redoblarán los esfuerzos para garantizar la seguridad vial y mantener la circulación lo más fluida posible. Indicó que las acciones iniciarán desde este jueves 20 de noviembre con motivo del festival Mariano, continuarán mañana viernes con la procesión de la Virgen de La Paz y el sábado 22 de noviembre durante la coronación de la Reina del Carnaval.
El operativo aumentará su intensidad en las fechas de mayor afluencia, particularmente el jueves 27 de noviembre, cuando se desarrollará el carnavalero internacional, y el sábado 29, día del tradicional desfile de carrozas. “Son jornadas donde asisten mayor cantidad de personas”, señaló Herrera.
Para ese fin, el MOP ha desplegado a más de 150 gestores e inspectores de tránsito distribuidos en 12 puntos estratégicos de San Miguel. Estos equipos trabajarán coordinadamente con la Policía Nacional Civil y el Ministerio de la Defensa para atender los cierres, desvíos y emergencias viales que puedan registrarse.
El ministro destacó que este año estará habilitado el Periférico Gerardo Barrios como ruta alterna, lo que ayudará a aliviar la carga vehicular en la zona urbana. Además, se instalarán más de 15 cámaras de videovigilancia enlazadas con la PNC y cinco pantallas de mensaje variable para alertar a la población ante cualquier eventualidad en tiempo real.
Herrera también hizo un llamado a los asistentes a evitar conducir bajo los efectos del alcohol. “Estamos cuidando nuestras vidas y la de las demás personas”, enfatizó.
ENTREGA ESPECIAL
Su esposo murió de cáncer a los 72 y ella que tiene 27 tomó la peor decisión con sus dos hijos
La historia de Vanessa Collias, una mujer de 27 años radicada en Ontario, Canadá, quedó grabada en los registros judiciales y en la memoria social como uno de esos casos en los que el dolor personal, la tragedia familiar y una cadena de sucesos desafortunados convergen en un final devastador. El 10 de diciembre de 2023, apenas nueve días después de la muerte de su esposo, la joven madre asfixió a sus dos hijos pequeños: Yiannis, de cinco años, y Dimitri, de cuatro. Luego intentó quitarse la vida, pero sobrevivió, aunque con consecuencias permanentes. El caso conmocionó a la comunidad canadiense no solo por la crudeza de los hechos, sino también por las circunstancias emocionales y psicológicas que rodearon a la acusada y que finalmente influyeron en la condena dictada por la justicia.
Las horas previas al crimen se reconstruyeron con precisión durante el proceso. Según la investigación policial, cuando los agentes ingresaron al departamento donde vivía la familia, encontraron a los niños tendidos uno junto al otro, en una escena silenciosa y perturbadora. La televisión seguía encendida y, cerca de los cuerpos, se hallaron prendas de ceremonia, como si la madre hubiese querido preparar algún tipo de ritual íntimo. En ese mismo espacio también se encontró una nota colocada detrás del televisor, un mensaje que los investigadores incorporaron al expediente y que sería analizado en el contexto del estado emocional de Collias.
Para los efectivos policiales que participaron del operativo, el shock fue inmediato. No había signos de violencia más allá de la asfixia. Los cuerpos de los pequeños no presentaban golpes, cortes ni ningún otro indicio de abuso previo. Más tarde, los exámenes post-mortem confirmarían que los dos niños estaban “sanos y nutridos”, un detalle que la fiscalía subrayó para remarcar que, pese al desenlace fatal, la madre había cumplido con los cuidados básicos hacia ellos. Ese dato se convirtió en un elemento clave para comprender la dinámica familiar previa al crimen.
En su confesión ante la corte, Vanessa Collias narró con lágrimas y voz quebrada el momento en el que decidió poner fin a la vida de sus hijos. Relató que había tapado sus narices y bocas con su mano mientras les cantaba “You Are My Sunshine”, una canción que solía entonarles desde que eran bebés. La imagen de una madre acunando a sus hijos con una canción dulce mientras ejecuta un acto irreversible estremeció a todos los presentes. La misma mujer aseguró que intentó quitarse la vida inmediatamente después, lanzándose desde el balcón del departamento. La caída no le provocó la muerte, pero sí una serie de lesiones que la dejaron parapléjica.
La confesión fue tan detallada como desgarradora. Collias explicó que, desde la muerte súbita de su esposo, Costa Collias, ocurrida el 1 de diciembre debido a una leucemia agresiva combinada con un cuadro de sepsis, su mundo entero se había desmoronado. Según sus propias palabras, la pérdida la había dejado “rota, completamente sola e incapaz de concebir una vida sin él”. En el expediente, agregó que en ese estado de desesperación había llegado a la conclusión de que la única manera de reunirse como familia era morir junto a sus hijos. Esa frase sería citada una y otra vez durante el juicio para intentar explicar la raíz psicológica del crimen.
La fiscalía, luego de recibir un extenso informe psiquiátrico, decidió reducir los cargos originales y aceptar que Collias se declarara culpable de dos asesinatos en segundo grado, lo que de todos modos implica una sentencia de cadena perpetua bajo la legislación canadiense. La rebaja se sustentó en el diagnóstico de un psiquiatra del Centro de Adicción y Salud Mental, quien concluyó que la mujer había sufrido un trastorno de adaptación grave tras la muerte de su esposo. No se trataba de una psicosis prolongada ni de un desorden estable, sino de un episodio agudo que alteró completamente su capacidad de juicio.
Durante la audiencia, el equipo de defensa aportó contexto sobre la relación entre Vanessa, su esposo y los niños. Describieron una dinámica familiar estable, amorosa y sin antecedentes de maltrato. “Lo que la señorita Collias más quiere, su señoría, es que entiendan que lo que ocurrió no fue de ninguna forma motivado por malicia. No fue por una falta de amor hacia sus hijos”, señaló uno de los abogados. Luego añadió: “Fue completamente lo opuesto”. Según la defensa, en la mente de Collias, distorsionada por el duelo extremo, la idea de morir con ellos era una forma de protegerlos del sufrimiento que ella misma creía inevitable.
Ese planteo generó un debate profundo en la sala. Por un lado, los fiscales insistieron en que la muerte de los niños había sido deliberada y que ninguna circunstancia emocional podía borrar ese hecho. Por el otro, la defensa pedía comprensión contextual, no para justificar el acto, sino para explicar cómo una madre sin antecedentes criminales había llegado a cometerlo. La jueza reconoció la complejidad emocional del caso, pero fue categórica en su sentencia: dos niños pequeños habían perdido la vida a manos de quien debía cuidarlos y protegerlos, y ese acto exigía la condena más alta contemplada para este tipo de delitos.
En paralelo, se conocieron detalles de los días posteriores a la muerte de Costa Collias. La joven madre había creado una página en GoFundMe solicitando ayuda económica para afrontar los gastos funerarios y sostener a sus hijos. Ese gesto, en apariencia racional y propio de un duelo reciente, contrastaba con la espiral emocional que se desencadenó poco después. Según el informe forense mental, la mujer alternaba momentos de aparente lucidez con episodios de angustia profunda, en los que expresaba que ya no encontraba sentido en la vida.
En el juicio, cada una de estas piezas fue encajando para reconstruir el derrumbe emocional que atravesó Vanessa. Su entorno más cercano también declaró que, tras la muerte de Costa, había perdido peso rápidamente, casi no dormía y pasaba horas mirando fotografías de su esposo. Los vecinos relataron que la escuchaban llorar durante la madrugada y que, en varias oportunidades, ella misma confesó sentirse desbordada. Pese a esos signos, nadie imaginó que la situación derivaría en un doble filicidio, uno de los crímenes más difíciles de asimilar socialmente.
El momento final de la audiencia estuvo marcado por un silencio absoluto. Vanessa pidió permiso para dirigirse a sus hijos, miró hacia el vacío y, entre sollozos, pronunció las palabras que quedaron registradas en las actas judiciales. “Dicen que Dios le da sus batallas más duras a sus soldados más fuertes”, comenzó diciendo. Luego agregó: “Bueno, este soldado perdió su lucha y por eso, mis bebés, me disculpo”. Aquella frase, cargada de un dolor irreparable, selló el cierre emocional del proceso.
No hubo aplausos, ni gritos, ni reacciones públicas explosivas. Solo un clima de consternación. Las crónicas locales señalaron que, incluso entre los agentes judiciales, la sensación predominante era la de una tragedia en la que no había ganadores ni perdedores, sino un entramado de duelo y desesperación que culminó en la fractura total de una familia. La condena de cadena perpetua, más allá de su dimensión penal, tiene para Vanessa un peso particular: debido a las lesiones sufridas en su intento de suicidio, pasará el resto de su vida cumpliendo la sentencia desde una silla de ruedas, en condiciones de movilidad reducida y con una dependencia casi absoluta de terceros.
El caso generó discusiones más amplias sobre la importancia del acompañamiento psicológico tras pérdidas repentinas y traumáticas. Organizaciones de salud mental subrayaron que el duelo no solo puede desencadenar tristeza, sino también cuadros severos que alteran la percepción de la realidad. “Las tragedias extremas son posibles cuando una persona queda emocionalmente aislada”, afirmaron expertos consultados por los medios. La historia de Collias se convirtió, para muchos profesionales, en un ejemplo doloroso de lo que puede ocurrir cuando el dolor se vuelve insoportable y no encuentra contención.
A medida que se conocieron más detalles, la sociedad canadiense continuó debatiendo el equilibrio entre la responsabilidad penal y la comprensión psicológica. Algunos sectores sostienen que la sentencia debía ser aún más dura; otros consideran que el sistema judicial debería contemplar de manera más profunda los contextos de colapso emocional extremo. Sin embargo, para todos quedó claro que lo ocurrido no encaja en los moldes tradicionales de violencia intrafamiliar, sino en el marco de una mente devastada por un duelo que avanzó más rápido y más fuerte de lo que su entorno pudo advertir.
Así, la historia de Vanessa Collias quedó sellada como una tragedia múltiple: la muerte de un padre, la pérdida de dos niños pequeños y la destrucción emocional definitiva de una mujer que, según todas las evaluaciones, amaba profundamente a su familia, pero no logró soportar una realidad que la desbordaba por completo. Un caso que para la crónica policial es un hecho consumado, pero que para la sociedad y para los expertos en salud mental sigue siendo una dolorosa señal de alerta.
Principal
Vicepresidente Ulloa recibe carta credenciales de nuevos embajadores concurrentes
El vicepresidente Félix Ulloa, en representación del presidente, Nayib Bukele, recibió las cartas credenciales de doce nuevos embajadores concurrentes en el país. Este acto protocolario simboliza la voluntad del Gobierno de El Salvador de continuar estrechando los lazos de amistad, diálogo y cooperación con la comunidad internacional.
En un primer bloque, el Vicepresidente Ulloa conversó con la Embajadora de República de Polonia, Sra. Jolanta Janek, sobre la reactivación del diálogo mediante la II Reunión de Consultas Políticas, reiterando el firme compromiso de El Salvador con el fortalecimiento de las relaciones bilaterales. Asimismo, abordaron oportunidades de cooperación y comercio en áreas estratégicas como turismo, tecnología, cine, cultura y diversificación energética. Ambas partes coincidieron en la importancia de profundizar una agenda conjunta que responda al contexto regional.

Con la Embajadora de la Confederación Suiza, Riccarda Torriani, conversaron sobre la transformación en materia de seguridad que ha posicionado a El Salvador como la nación más segura del hemisferio occidental. Además, abordaron la seguridad jurídica que impulsa el Gobierno para atraer nuevas inversiones, subrayando que este entorno estable acompaña la firme apuesta nacional por la economía digital. De la misma forma, reafirmaron la voluntad de fortalecer la cooperación, robustecer las relaciones multilaterales y avanzar en proyectos destinados al bienestar de la población.

En la reunión con el Embajador de la República del Paraguay, Julio César Duarte Van Humbeck, se destacó la sintonía entre ambos países y el momento propicio para elevar el nivel de la relación bilateral. Ambas partes enfatizaron el interés en avanzar hacia la suscripción del acuerdo comercial con el MERCOSUR, para posicionar a El Salvador como un puente comercial entre Centroamérica y Sudamérica. Asimismo, destacaron la cooperación en seguridad, la formación de la fuerza naval y el fortalecimiento institucional, donde El Salvador ha capacitado a más de 14,000 funcionarios públicos.
Con la embajadora de Tailandia, Vimolbajra Ruksakiati, se destacó el interés mutuo de impulsar cooperación técnica en el área de agricultura, a fin de promover el intercambio de experiencias para modernizar procesos y abrir mercados. Además, hablaron sobre la relevancia de aprovechar la amplia trayectoria turística de Bangkok, uno de los destinos más visitados del mundo, para fortalecer el turismo salvadoreño. Finalmente, dialogaron sobre la seguridad que vive El Salvador y cómo esta nueva realidad permite abrir el país al mundo en temas de inversión extranjera y turismo.
En este primer acto oficial acompaño la viceministra de Relaciones Exteriores, Adriana Mira.









