Internacionales
Wuhan con cero contagios de coronavirus: tres meses después, el gigante asiático está intentando volver a la normalidad

Hace una semana, China dio por ganada su batalla contra el coronavirus. Estos últimos días, los sistemas de propaganda del Partido Comunista han lanzado multitud de mensajes al mundo queriendo mostrar cómo el cierre de ciudades ylas cuarentenas masivas han funcionado. Ayer, por primera vez desde que comenzó el brote, en el epicentro, en Wuhan, y en su provincia, Hubei, no se reportó ayer ninguna nueva infección local. Es lo que aseguró la pasada madrugada la Comisión Nacional de Sanidad. «Sin nuevos casos en Wuhan, China continental redujo el miércoles el aumento de las transmisiones nacionales a cero», dice un comunicado publicado por la agencia estatal Xinhua.
El 7 de enero, este periódico informaba por primera vez de una misteriosa neumonía que estaba poniendo nerviosa a China. El miedo a un letal fantasma del pasado (el virus del SARS) retumbaba en los comentarios de redes sociales. Pero entonces sólo había 59 personas infectadas y ningún muerto. Además, el foco únicamente se centraba en la ciudad de Wuhan.
Dos días después, justo cuando la Comisión Nacional de Salud empezó a publicar los datos diarios del incremento de nuevos contagios, desde Pekín restaron importancia. Ya habían silenciado al médico que apuntó a finales de diciembre que esto era el principio de una epidemia. También, como publicó el diario chino Caixin, desde el timón de mando de Wuhan habían ordenado a los laboratorios destruir las muestras del virus. «Está todo bajo control», dijo en televisión el popular doctor Wang Guangfa. Días más tarde, Wang se infectó. Lo que vino a posteriori todos lo conocen.
Ahora, tres meses después, el gigante asiático está intentando recuperar cierta normalidad. Poco a poco. Algunas ciudades de la provincia de Hubei, cerrada desde hace más de 56 días, empiezan a abrir. Desde Wuhan ya están volviendo a sus casas los más de 42.000 médicos que se desplazaron al epicentro para aliviar lo que en enero era un sistema sanitario colapsado. Y, en el resto del país, en urbes como Pekín o Shanghai, la gente ya ha vuelto a retomar el trabajo en las oficinas y algunos comercios y restaurantes se están animando a abrir.
PREOCUPACIÓN POR LOS CASOS IMPORTADOS
Pero la preocupación de China ahora reside en otro foco: los casos importados de otras naciones afectadas por el virus. Un efecto boomerang. Es decir, extranjeros o chinos residentes en otros países que traen en la maleta el Covid-19. Incluso desde España. Hoy se han dado 34 nuevos casos importados. La mayoría (21) en Pekín. Ya van más de 189 desde que se empezaron a contabilizar a medida que los contagios locales iban mitigando. La Comisión Nacional de Salud también reportó ocho nuevos fallecidos, lo que eleva las víctimas en China a 3245.
El problema que se ha encontrado China es que muchos de sus ciudadanos que viven en el extranjero, sobre todo en países europeos donde el coronavirus ha entrado con fuerza, han decidido volver a su país porque allí se sienten más seguros. Y, probablemente, están en lo cierto. Así lo indican los datos recientes. Hoy es más fácil contagiarse en Madrid que en Pekín. Por ello, según los datos publicados por el diario Global Times, alrededor de un 90% de los pasajeros que están llegando estos días son chinos.
Al gobierno, ante este aluvión de retornos, no le ha quedado otra que decretar una cuarentena obligatoria para todo aquel que entre en el país. Sea chino o extranjero. No hay distinciones. Y cada vez se están poniendo más estrictos por el temor a una segunda oleada de coronavirus. En Pekín, por ejemplo, les obligan a alojarse en uno de uno de los hoteles dispuestos para aislar a estas personas. Y, el coste de cada noche, de la habitación y de las comidas, corre de su cuenta.
En Hong Kong y en Macao todos los que llegan deben someterse a un autoaislamiento de 14 días en su hogar, seguido de dos semanas de vigilancia médica. Además, en la ex colonia británica, los retornados deben usar una pulsera electrónica y descargar una aplicación en el móvil que monitoriza todos sus movimientos.
Internacionales
Putin anuncia una tregua en Ucrania del 8 al 10 de mayo

El presidente ruso, Vladimir Putin, anunció una tregua en Ucrania del 8 al 10 de mayo, por los 80 años de la victoria de Rusia contra la Alemania nazi, pero advirtió que Moscú responderá si Kiev viola el cese el fuego.
«La parte rusa anuncia un cese el fuego desde la medianoche del 7 al 8 de mayo, y hasta la medianoche del 10 al 11 de mayo», indicó el Kremlin en un comunicado.
«En caso de que la parte ucraniana viole el cese el fuego, las fuerzas armadas rusas responderán de forma adecuada y eficaz», añadió.
El Kremlin reiteró además que Rusia estaba dispuesta a entablar «negociaciones de paz sin condiciones previas».
Putin ya había anunciado una tregua del 19 al 20 de abril, por Pascua, pero ambos bandos se acusaron mutuamente de violarla.
Internacionales
Festival en Vancouver termina en tragedia: nueve muertos por atropello

Nueve personas murieron el sábado cuando un conductor atropelló a una multitud durante un festival callejero en la ciudad canadiense de Vancouver, informó la policía.
«Varias personas han muerto y varias más resultaron heridas», indicó la policía de Vancouver en X. «El conductor está bajo custodia», agregó.
El hecho ocurrió cuando miembros de la comunidad filipina se congregaban para celebrar el Día de Lapu Lapu, publicó en X el alcalde de Vancouver, Ken Sim.
El festival conmemora a un líder anticolonialista filipino del siglo XVI.
«Nuestros pensamientos están con todos los afectados y con la comunidad filipina de Vancouver durante este momento increíblemente difícil», añadió Sim.
La policía precisó que el incidente ocurrió poco después de las 8:00 p.m. del sábado (03H00 GMT del domingo) en la ciudad canadiense.
Internacionales
¿Cuál será la línea del próximo papa?

¿Podemos esperar un futuro papa de ruptura o de continuidad? Más que un cambio de doctrina, los expertos prevén inflexiones en el estilo y las prioridades del sucesor de Francisco.
Francisco deja la imagen de un papa reformista, ya sea en cuestiones como el levantamiento del secreto pontificio sobre la violencia sexual, el funcionamiento y las finanzas de la Iglesia, o la incipiente tendencia a bendecir parejas homosexuales.
Pero «ya sea en temas como el aborto, el fin de la vida, el matrimonio de sacerdotes, la ordenación de mujeres o la homosexualidad, que son puntos de la doctrina conservadora tradicional, Francisco no ha cambiado nada», declaró a AFP François Mabille, director del Observatorio Geopolítico de la Religión.
Al frente de una Iglesia de 1.400 millones de católicos, el papa fue adepto a utilizar frases «que impactaban a la opinión pública», agregó el investigador, y no dudaba en criticar a los dirigentes en términos más o menos velados.
«¿Quién soy yo para juzgar?», preguntó en referencia a los homosexuales, o habló de una «cultura del despilfarro» al referirse al medio ambiente, una de sus principales batallas.
Francisco abogó por «una actitud de apertura hacia las personas que sufren». Con su sucesor, que debe ser elegido por los cardenales en las próximas semanas, «no es seguro que el tema de los migrantes, que él machacó durante 12 años, sea retomado de la misma manera y con tanta frecuencia», señaló Mabille.
«Flexibilidad»
Otro posible punto de inflexión, según el investigador, es la implicación de Francisco en los conflictos internacionales, «desproporcionada con respecto a la de casi todos los pontífices del siglo XX», ya sea en Ucrania o en Oriente Medio, donde sus llamados tuvieron pocos efectos. «El sucesor pasará sin duda a un segundo plano», anticipó.
Por otra parte, el futuro papa deberá abordar «temas candentes» para la Iglesia católica, en particular el papel de las mujeres y la organización general: «Si el debate se cierra, existe el riesgo de que algunos católicos deserten», advirtió Mabille, en momentos en que la Iglesia atraviesa una crisis de vocaciones en Europa.
Martin Dumont, secretario general del Instituto de Investigación para el Estudio de las Religiones, también rechaza un análisis binario: por definición, el jefe de la Iglesia «debe ser un principio de unidad para todos los católicos, por lo cual no se puede hablar de ruptura o continuidad».
Evidentemente, la personalidad jugará un papel importante: «Cada papa tiene su particularidad, sus intenciones. El próximo podría, quizás, comunicar más sobre la doctrina», agregó Dumont.