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Mujer trans se suicida dentro de una cervecería en El Rosario, La Paz

Foto: cortesía
Este jueves, una persona de la comunidad LGBTI decidió acabar con su vida, en el municipio de El Rosario del departamento de La Paz.
El hombre conocido como “Fernanda”, se quitó la vida dentro de una popular cervecería ubicada en el centro de referido municipio.
Según el reporte, el dueño del establecimiento le había permitido a “Fernanda” dormir dentro del local y fue la mañana de este jueves que localizaron su cuerpo.
De manera preliminar se informó que “Fernanda” habría tomado la falta decisión luego de tener una ruptura amorosa con el hombre que mantenía como pareja.
Actualmente, las autoridades de la Policía Nacional Civil (PNC), están investigando los hechos para descartar que en el acto no hubo mano criminal.

Opinet
«Lunes Santo: la simbología del templo corrompido»- Lisandro Prieto Femenía

«Mi casa será llamada casa de oración, pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones» Jesucristo (Mateo 21,13).
Continuamos con la saga de artículos alusivos a la reflexión teológico-filosófica de los simbolismos propios de la Semana Santa. Hoy quiero invitarlos a profundizar sobre el lunes santo, que representa un momento de ruptura y confrontación: a diferencia del entusiasmo expuesto en el Domingo de Ramos, donde Jesús es aclamado por las multitudes, el lunes se torno más tenso, porque Jesús entra en el Templo y, al encontrarlo convertido en un mercado, vuelca las mesas de los cambistas y expulsa a quienes comercializaban allí. Este gesto profético- contundente, incómodo, cargado de simbolismo- ha sido interpretado a lo largo de los siglos no sólo como una denuncia religiosa, sino como una interpretación ética profunda sobre la corrupción, la autenticidad y el lugar de lo sagrado en la vida humana.
El precitado acto disruptivo tampoco es una simple reacción impulsiva. Se trata más bien de una expresión deliberada de la fidelidad de Jesús a la verdad, un rechazo frontal a la hipocresía religiosa. Desde un punto de vista teológico, este episodio no sólo apunta al deterioro institucional del culto, sino a una más honda profanación del corazón humano, convertido también en mercado cuando se subordina lo sagrado al interés.
Como primer signo, podríamos interpretar al templo como símbolo del alma. Al respecto, San Agustín de Hipona, en su exégesis espiritual del Evangelio de Juan, ofrece una clave para comprender esta escena como una metáfora del interior del ser humano: «El templo de Dios es santo, y ese templo son ustedes» (1 Cor, 17). […] «Si Cristo entró en el templo y echó afuera a los vendedores, ¿qué hará en tu corazón si lo halla lleno de avaricia?» (S. Agustín, Homilía sobre el Evangelio de Juan, 10,5).
El gesto de Jesús anticipa una transformación interior: limpiar el templo es purificar el alma, desterrar las falsedades, la codicia y las simulaciones que hacen inhabitable la morada de Dios en el hombre. Desde este punto de vista, el Lunes Santo nos enfrenta a una verdad que resulta bastante incómoda: incluso lo más sagrado puede ser pervertido cuando pierde su orientación hacia la verdad y el amor.
Consecuentemente, nos encontramos con otra paradoja en el simbolismo, a saber, la autenticidad frente a la flagrante corrupción. El filósofo danés Søren Kierkegaard advirtió con lucidez sobre el peligro que representa una fe exterior (de carcasa) sin una verdad interior. En su obra titulada «La enfermedad mortal» nos dice que «la desesperación es la enfermedad de no querer ser uno mismo; es la fuga del yo verdadero hacia una imagen falsa construida por el mundo» (S. Kierkegaard, 1849). Visto el símbolo con estas gafas filosóficas, podemos apreciar que la acción de Jesús en el Templo revela esa tensión: un espacio que debía ser morada de Dios se ha convertido en escenario de apariencia y de negocio. El Lunes Santo se nos presenta, entonces, como un llamado a la coherencia existencial, es decir, a reconciliar lo que decimos creer con lo que realmente somos.
Otro aspecto que no podemos ignorar en esta lectura es la crítica profética al poder religioso institucional Queda claro que Jesús no es apolítico en absoluto: al denunciar la corrupción del culto, confronta también a las élites religiosas y sus alianzas con el poder económico y romano. En este sentido, recordemos lo que el Papa Benedicto XVI señaló sobre el gesto profético de Jesús al expresar que «La expulsión de los vendedores del templo no fue una simple purificación ritual, sino una reivindicación radical de la santidad, una protesta contra la religión vaciada de Dios» (Ratzinger, J. (2007), «Jesús de Nazaret», vol. 1. Madrid: Ed. Encuentro, p. 66).
Este acto de rebeldía denuncia una religión instrumentalizada, vaciada de trascendencia, convertida en fachada para intereses estrictamente humanos. No se trata una simple «reforma litúrgica», sino de una recuperación de lo esencial: que el culto ha de estar enraizado en la verdad, y que toda estructura religiosa debe custodiar-no manipular- lo sagrado.
El Lunes Santo, entonces, es una vigilia de la lucidez, porque invita al creyente a mirar hacia adentro, a revisar si su templo interior está abierto a la verdad o si se ha llenado de ruido, de utilitarismo y de máscaras. Como también nos advirtió el filósofo Romano Guardini, «la autenticidad no es una perfección moral, sino una fidelidad radical al ser que uno es ante Dios»(Guardini, R. «El Señor», Ed. Cristiandad, 1954, p. 204).
Dado que la filosofía que evade la crítica sólo sirve de retórica rentada para defender ciertos intereses direccionados, es preciso tomarnos un momento para interpretar a la Iglesia misma como un templo herido, es decir, realizar una lectura desde la crisis imposible de esconder en nuestros días. El gesto de Jesús al expulsar a los mercaderes del Templo no pertenece sólo al pasado: resuena como una parábola viva en la conciencia contemporánea, particularmente cuando se la observa a la luz de las heridas visibles de la Iglesia actual.
No se trata aquí de un juicio externo, sino de una llamada interior a la tan necesaria conversión eclesial: el Templo, que según san Pablo somos también nosotros (cf. 1 Cor 3,16-17), no solo alude al alma individual, sino también a la Iglesia como cuerpo colectivo. ¿Qué ocurre cuando ese cuerpo, lejos de ser un lugar de comunicación, contención, aprendizaje y transparencia, se convierte en un espacio de ocultamiento, desprecio, privilegio o transacción?
Numerosos pensadores han advertido que la institución eclesial puede caer (y, sin dudas, ha caído) en una forma de autosuficiencia estructural, perdiendo el centro vital del Evangelio. Sobre este asunto en particular, el teólogo suizo Hans Urs von Balthasar escribió con aguda honestidad: «La Iglesia lleva siempre consigo algo que ha de ser purificado. Y cuanto más lo oculta, más lo acumula; cuanto más lo reprime, más lo traiciona» (Von Balthasar, H.U. (1985). «Veritá del mondo». Milano: Jaca Book, p.232).
Esta afirmación no pretende dinamitar a la Iglesia desde dentro, sino llamarla a la verdad de sí misma. El templo de piedra que Cristo purifica es imagen de una estructura espiritual que puede degenerar en idolatría institucional, en burocracia de lo sagrado, o en connivencia con poderes que contradicen el Evangelio.
Por su parte, el Papa Benedicto XVI, con el peso de quien conocía a la Iglesia desde sus mismísimas entrañas, declaró con una franqueza inusual que «el mayor daño a la Iglesia no proviene de los enemigos externo, sino del pecado que hay dentro de ella» (Benedicto XVI, «Carta al Pueblo de Dios», 19 de marzo de 2010).
El Lunes Santo, entonces, se abre también como un espejo para la Iglesia que debería plantearse preguntas como ¿dónde ha instalado ella sus propios «puestos de cambio»? ¿Qué mesas necesita revolear para recuperar su misión apostólica y profética? La venta de indulgencias en el pasado, los abusos silenciados por décadas, el clericalismo autorreferencial, el negocio de las espiritualidades rápidas y el abandono por el estudio filosófico y teológico exhaustivo ha terminado de configurar un nuevo mercado donde Dios ya no es el centro, sino el pretexto.
Desde una perspectiva filosófica, Simone Weil – judía convertida al cristianismo, profundamente crítica con las instituciones religiosas- aseveró con crudeza que «la Iglesia ha recibido el Evangelio, pero lo ha encadenado. Lo que era fuerza viva lo ha vuelto aparato» (Weil, S. (1951) «Attente de Dieu». París: Fayard, p.115). Aquí Weil no está negando el valor del cristianismo, sino que denuncia el riesgo constante de que el misterio se ahogue en la estructura. Su crítica no es destructiva, sino más bien penitencial: invita a redescubrir la fragilidad como vía hacia lo esencial.
Este día de la pascua, no sólo nos prueba individualmente; también confronta a la Iglesia, que debe reconocerse de una vez por todas como templo herido, necesitado de limpieza y renovación. El mismísimo Papa Francisco expresó que «la Iglesia no es una fortaleza, sino una tienda que se despliega para acoger. Si no se deja purificar por el Señor, corre el riesgo de convertirse en una ONG piadosa» (Francisco, Homilía del 13 de marzo de 2013).
Para cerrar con este último asunto, es necesario que comprendamos que la purificación del templo no es una escena de violencia, sino un acto de verdad desvergonzada. Lo mismo estamos esperando hoy: no una demolición, sino una reforma que devuelva el alma al cuerpo eclesial, una que nazca del dolor, la humildad y el deseo de volver a ser casa de oración, y no cueva de intereses.
Como habrán podido apreciar, queridos lectores, el Lunes Santo no es un día de dulzura ni de consuelo fácil. Es un día en que la verdad resulta incómoda, en que Cristo, profeta y juez, sacude nuestras zonas de confort espiritual. No alcanza con creer; es necesario convertirse, es decir, vaciar el templo interior de todo lo que impide que Dios habite verdaderamente con nosotros, tal como lo expresó el Papa Francisco al sostener que «la verdadera reforma comienza por el corazón. Cada uno de nosotros debe preguntarse: ¿qué debo expulsar del templo de mi alma para que Cristo reine en ella?» (Francisco, Homilía del Lunes Santo, 26 de marzo de 2018). Por último, es indispensable tener en cuenta que este Lunes Santo nos recuerda que la fe no es evasión, sino confrontación con la verdad y que la verdad, cuando llega, no siempre acaricia: a veces, como Jesús en el Templo, derriba las mesas para reconstruir el alma.
Lisandro Prieto Femenía.
Docente. Escritor. Filósofo
San Juan – Argentina
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Internacionales
Daniel Noboa, reelegido para el periodo 2025-2029 en segunda vuelta electoral

La presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Diana Atamaint, felicitó este domingo al presidente Daniel Noboa, por la reelección en la segunda vuelta electoral, en la que se midió con la candidata correísta Luisa González, quien no reconocido los resultados y ha denunciado «fraude» .
Con más del 90% de los votos escrutados, Atamaint dijo que la tendencia «es irreversible», por lo que consideró que el «binomio ganador corresponde a la lista de Acción Democrática Nacional (ADN) conformado por Daniel Noboa Azin y María José Pinto». «Nuestra sincera felicitación a quienes se han hecho merecedores de la confianza del pueblo ecuatoriano», manifestó Atamaint al declarar como ganador al actual presidente.
Noboa siguió el avance del escrutinio en su residencia de playa en la comuna de Olón, situada en la costera provincia de Santa Elena, donde en la mañana votó acompañado de su familia, mientras que González se encontraba en la sede de la Revolución Ciudadana en Quito.
Noboa celebró su triunfo y aseguró que la victoria ha «sido histórica» . Dijo que no duda que «quién es el ganador». Entretanto, González no aceptó los resultados que le dan la derrota, y denunció que «Ecuador está viviendo una dictadura y el fraude más grotesco de su historia». «Denuncio ante mi pueblo, los medios y el mundo, que Ecuador está viviendo una dictadura y estamos viviendo el fraude electoral más grotesco de la historia de la República del Ecuador», añadió.
Durante la campaña electoral, Noboa anticipó que si ganaba, pulsaría una Asamblea Constituyente para dejar atrás la actual Constitución, aprobada en 2008 bajo el mandato presidencial de Correa, con el objetivo de profundizar su lucha contra el crimen organizado y sus reformas para liberalizar la economía.
A las urnas estaban convocados este domingo más de 13,7 millones de ecuatorianos para decidir si reeligen a Noboa para un mandato completo o, si por el contrario, devuelven al correísmo al poder de la mano de González, que se convertiría en la primera mujer de la historia de Ecuador en ganar unas elecciones presidenciales. En total concurrieron a votar un 83,7% de los ciudadanos habilitados para sufragar, según el reporte definitivo del CNE.
Los comicios volvieron a desarrollarse bajo fuertes medidas de seguridad, con un despliegue de cerca de 100.000 miembros de las fuerzas de seguridad, entre los casi 60.000 policías y los 40.000 militares destinados a resguardar los recintos electorales.
Ecuador se encuentra desde inicios de 2024 bajo un «conflicto armado interno» decretado por 3l presidente Noboa para hacer frente al crimen organizado y contrarrestar la escalada de violencia que ha situado al país a la cabeza de Latinoamérica en índice de homicidios, una tendencia que se ha recrudecido en este inicio de 2025 con un promedio de un asesinato por hora.
Cientos de seguidores del presidente Noboa iniciaron este domingo los festejos en las ciudades de Quito y de Guayaquil, tras confirmarse su para el periodo 2025-2029. Con carteles del movimiento Acción Democrática Nacional (ADN), banderas de Ecuador y carteles de ‘Noboa de cartón’ -las figuras a tamaño real del mandatario-, unos seguidores gritaban «¡Noboa, presidente!» en tanto otros hacían sonar el cláxon de sus vehículos.
Los festejos incluyeron fuegos pirotécnicos y caravanas motorizadas. Mientras tanto, Noboa aguardaba el pronunciamiento oficial del Consejo Nacional Electoral (CNE) para celebrar su victoria en su residencia en la playa, en la provincia de Santa Elena, donde permaneció desde que votó en la mañana con su familia.
El expresidente de Ecuador Guillermo Lasso (2021-2023) felicitó a Noboa y apuntó que el respaldo ciudadano debe traducirse en un Gobierno «fiel a la ley y comprometido con los intereses de la mayoría». «Hoy también es un día para sentirnos orgullosos como ecuatorianos: una vez más, cumplimos con nuestra democracia ejerciendo el derecho al voto. ¡Esto nos fortalece como nación!», escribió en sus redes sociales.
Internacionales
Muere Mario Vargas Llosa, el último genio de la literatura latinoamericana

El escritor peruano Mario Vargas Llosa ha muerto este domingo a los 89 años, según ha informado su familia a través de la red social X. Ganador del Nobel de Literatura en 2010, deja un legado literario reconocido con numerosos premios.
«Su partida entristecerá a sus parientes, a sus amigos y a sus lectores alrededor del mundo, pero esperamos que encuentren consuelo, como nosotros, en el hecho de que gozó de una vida larga, múltiple y fructífera, y deja detrás suyo una obra que lo sobrevivirá», han expresado los hijos del escritor, Álvaro, Gonzalo y Morgana Vargas Llosa.
Nacido en Arequipa, Perú, en 1936, Vargas Llosa pasó su infancia entre Bolivia y Perú, pero fue en París donde acabó de escribir su primera novela, La ciudad y los perros, con tan solo 26 años. Con el lanzamiento de la obra, que fue traducida a numerosos idiomas, consiguió ser conocido en medio mundo.
Con una vida marcada por los éxitos -salvo el fracaso de su experiencia política tras presentarse a la Presidencia de Perú en 1990-, la historia del académico estuvo determinada por la figura de su padre, un hombre autoritario que nunca quiso que fuera escritor.
Sin embargo, su deslumbrante carrera comenzó en los años sesenta con obras como La casa verde y le valió premios como el Príncipe de Asturias y el Planeta. En febrero de 2023, además, Vargas Llosa se convirtió en el primer autor de lengua española en ingresar a la Academia de la Lengua de Francia.
El escritor había vuelto a vivir en su apartamento limeño, ubicado en el bohemio distrito de Barranco y con vistas al océano Pacífico, en 2022, donde retomó su relación con su esposa, Patricia Llosa, y los paseos por su ciudad adoptiva.
Como parte de sus paseos por la capital peruana, visitó en noviembre pasado el local limeño en el que estaba instalado el bar La Catedral, que inspiró su célebre novela Conversación en La Catedral, publicada en 1969 y considerada una de las grandes novelas de la historia.
El autor de Lituma en los Andes (1993) fue el ganador del Premio Nobel de Literatura 2010 por su «cartografía de las estructuras del poder y aceradas imágenes de la resistencia, la rebelión y la derrota del individuo».