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Grave error: fue notificada que su hermano tenía muerte cerebral y autorizó que lo desconectaran del respirador, pero no era su hermano, desconectaron a otro

Todo comenzó el 15 de julio pasado, cuando Frederick Williams, de 40 años, fue ingresado al hospital St. Barnabas del Bronx, en Nueva York. Había sido encontrado inconsciente en la calle por los servicios de emergencia, aparentemente por una sobredosis de drogas.
Williams tenía en su ropa su tarjeta de la seguridad social con su nombre. Los empleados del hospital tomaron nota, buscaron en internet y encontraron el teléfono de una hermana y la llamaron.
-Hola, ¿usted es Shirell Powell?- le preguntaron.- Su hermano está aquí en el hospital, internado en grave estado.
Shirell salió corriendo para el Bronx. Al llegar, le informaron que el daño cerebral era importante y no había muchas posibilidades de supervivencia, contó The New York Post.
La dejaron ingresar a la habitación. El hombre estaba lleno de tubos que le ayudaban a respirar y tapaban parcialmente su rostro, que se veía bastante más hinchado que lo habitual. Ella le tomó la mano y lloró. Al rato llamó a su familia en Virginia, incluidas dos hijas adolescentes que no veían hace un tiempo a Frederick, y les pidió que fueran al hospital para despedirse de su padre.

Dos días más tarde, los médicos le informaron que su hermano tenía muerte cerebral.
«¡Era mi hermano menor! Una situación muy dolorosa. Estaba preocupada, dolida, llorando, gritando, llamando a todo el mundo. Era un sentimiento horrible»
Dos semanas después, cuando la situación seguía igual de grave, Powell autorizó al hospital a desconectar el respirador y dejar morir a su hermano.
Brooklyn, una de las hijas de Frederick, ingresó para una última despedida. «Estaba histérica. Le tomó su mano, lo besaba, lloraba…«, recordó su tía.
Unas horas más tarde, Freddy murió.
Su cuerpo fue trasladado para una autopsia en el mismo hospital y allí se identificó al cadáver con la tarjeta de la seguridad social que llevaba en su ropa como Frederick Clarence Williams.
Había un problema: el hermano de Shirell no se llamaba Clarence de segundo nombre.
Más claro: no era su hermano.
«¡Me llamaron justo cuando comenzábamos a hacer los arreglos para el funeral! Íbamos a enterrar a otra persona«, contó ella.
Enseguida descubrió que su auténtico hermano había sido arrestado el 1° de julio en el bajo Manhattan. Unas semanas después, Shirell fue a su audiencia judicial en la Corte sólo para verle la cara. «Cuando lo ví, no lo podía creer, fue como un alivio increíble».

Unos días después, lo llamó por teléfono a la prisión para contarle todo lo que había pasado. Su hermano se enojó por la decisión que había tomado de desconectarlo del respirador. Pero luego la perdonó. Entendió que si le habían dicho que estaba con «muerte cerebral», ya no había posibilidad de seguir viviendo.
Shirell decidió entonces entablar una demanda judicial contra el hospital por daños y perjuicios por todo el estrés y el sufrimiento que pasó esas semanas y haber tenido que tomar la decisión de desconectar el respirador a un desconocido.
«No creemos que haya ninguna razón para un reclamo«, dijeron voceros del hospital al New York Post.
El abogado de Shirell intentó conseguir información sobre la familia real del fallecido, ya que su clienta quería darle las condolencias y contarle lo que había sucedido, pero el hospital se la negó.
«Casi no duermo a la noche pensando en esto. Haber estado junto a él, observarlo en su última respiración… casi no puedo hablar de esto sin llorar. Por un lado estoy contenta de que no sea mi hermano, pero por el otro, maté a alguien que también era un padre o un hermano«.
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Científicos húngaros crean un tetraedro único que podría revolucionar el aterrizaje de naves espaciales

Investigadores de la Universidad de Tecnología y Economía de Budapest, junto con la Red de Investigación Húngara y expertos internacionales, presentaron este miércoles un objeto geométrico innovador que podría inspirar nuevas tecnologías para el aterrizaje de sondas espaciales.
Se trata de un tetraedro especialmente diseñado, denominado “Bille”, que posee una propiedad física excepcional: sin importar cómo se coloque sobre una superficie plana, siempre vuelve a reposar sobre la misma cara. Este comportamiento es similar al de un juguete tentetieso y confirma una hipótesis matemática planteada en 1984 por el matemático británico John Conway, que hasta ahora no se había logrado materializar.
El proyecto estuvo liderado por el estudiante húngaro de arquitectura Gergo Almadi y el profesor Gabor Domokos, matemático y codescubridor del “Gömböc”, un cuerpo geométrico con un único punto de equilibrio. El equipo contó además con la colaboración del profesor Robert Dawson, de la Universidad Saint Mary’s en Canadá.
El tetraedro “Bille” fue construido con tubos ultraligeros de fibra de carbono y un núcleo de carburo de tungsteno para lograr el desequilibrio de masa necesario para su funcionamiento. Durante la presentación, los investigadores demostraron en vivo la capacidad del objeto para enderezarse automáticamente tras ser colocado de cualquier forma.
Domokos destacó que este avance “es mucho más que una curiosidad matemática”, ya que sus principios podrían facilitar el diseño de sondas espaciales que recuperen de forma natural una posición vertical tras aterrizar, evitando incidentes como la volcadura de sondas lunares recientes de Japón y Estados Unidos.
“A diferencia de las pruebas teóricas, este modelo funciona en el mundo real. Y eso es lo que lo hace realmente valioso”, concluyó el científico.
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China desarrolla microdron del tamaño de un mosquito para misiones de espionaje

China ha revelado un nuevo avance en tecnología militar que podría transformar el espionaje a nivel global: un microdron con apariencia de mosquito, diseñado para infiltraciones discretas en entornos sensibles.
El prototipo fue desarrollado por la Universidad Nacional de Tecnología de la Defensa (NUDT) y presentado en un reportaje del canal militar chino CCTV-7. Uno de los estudiantes del equipo, Liang Hexiang, explicó que el dispositivo busca operar sin ser detectado, replicando el comportamiento y la forma de un insecto real.
El dron cuenta con un cuerpo delgado, tres patas diminutas y dos alas semitranslúcidas, lo que le permite camuflarse en entornos hostiles e incluso ocultarse en la palma de una mano. Su diseño apunta a labores de inteligencia donde la discreción es esencial.
Además del modelo tipo mosquito, el equipo también mostró otros microdrones, incluyendo uno con cuatro alas batientes que puede ser controlado desde un teléfono móvil, optimizado para operar en espacios reducidos.
Los ingenieros detrás del proyecto señalaron que el principal reto tecnológico radica en la miniaturización de componentes clave como sensores, sistemas de navegación, comunicaciones y especialmente las baterías, que deben ser lo suficientemente pequeñas y potentes para garantizar la operatividad del dron sin comprometer sus funciones críticas.
Este desarrollo refuerza el interés de China en la inteligencia artificial y la robótica aplicada al ámbito militar, generando expectativas —y preocupaciones— en la comunidad internacional sobre sus posibles usos.