Internacionales
Salvadoreño amenazado por las maras se refugia en Guatemala y encuentra su sueño, vivir en un árbol

En la cima de un árbol del camellón central de la Calzada Roosevelt, una de las más concurridas de Ciudad de Guatemala, vive desde hace tres años Daniel Antonio Rosales, un salvadoreño de 59 años de edad que asegura ser un hombre feliz y que hace unas semanas vio arder su hogar en llamas.
El fuego consumió algunas ramas del árbol, la base de madera, su colchoneta, cobijas, ropa y el poco dinero que tenía ahorrado. La noche del lunes 6 de julio, en pleno toque de queda nocturno por el coronavirus, Daniel pensó que todo lo que construyó con la venta de latas para reciclar y de artículos diversos en semáforos se había extinguido por el fuego.
Un video captado por un usuario de Twitter dentro del estacionamiento de un restaurante de comida rápida, al costado del arriate, difundió esa noche el incendio. En la banqueta, sin más opciones que la resignación, Daniel no imaginaba la avalancha de ayuda que vendría a continuación.
Hubo un grupo de personas que se organizó para llevarle víveres y pagarle unas noches en un hostal cerca de allí. A la mañana siguiente, más personas aportaron una nueva casa de campaña, una nueva colchoneta, una estufa pequeña, cobijas, zapatos y ropa.Alternar panel.
Además, alguien más prometió que donaría para su vivienda un terreno en Mixco, un municipio de la zona metropolitana de la ciudad y unos más crearon un página de ‘crowdfunding’ -micromecenazgo- para conseguir unos 7.500 dólares y comprarle así una casa prefabricada y equipada a Daniel, quien llegó a Guatemala huyendo de las maras salvadoreñas.
“Una vez tuve un sueño de que yo vivía en un árbol, por eso vine a dar a esta zona y Dios me lo mostró y así me dijo que iba a vivir aquí. Tengo como cuatro años de estar aquí (en Guatemala) y tres de estar en este árbol”, describe Daniel a Efe en el camellón, debajo del árbol casa y en medio del estruendo de los vehículos en la peculiar avenida de nombre de presidente estadounidense.
A pesar de que en una ocasión fue atropellado y que las secuelas del accidente siguen vigentes cuando camina, escala el árbol sin dificultad. Se sostiene de una cuerda, trepa de una rama a otra y alcanza la cima para introducirse dentro de la carpa.
Ilusionado, muestra la comida y otros donativos que le han hecho y le hacen recobrar la fe, pues es un hombre creyente que encontró en la religión un conducto para salir de las “zumbas” (borracheras) que se ponía.
“Si conseguía 5 quetzales (65 centavos de dólar) me iba a zampar (tomar) dos alcoholes (puros), así empezaba el día y terminaba la noche. No me bañaba ni me arreglaba. La gente tenía desconfianza y ni me le podía acercar, me tenían miedo. Pero ahora la gente me ama y yo los amo también”, cuenta emocionado.
Pero ahora se siente “alegre, contento, feliz y la felicidad que le pedí a Dios, me la dio. Vivo sin ofender ni molestar a nadie. Lo bueno que ya tengo amigos y toda la gente aquí me quiere”.
Daniel era chófer hasta que hace cinco años huyó de El Salvador por el hostigamiento de las maras.
La noche del incendio.
Un reportaje de un medio local detonó el interés de la población guatemalteca en el salvadoreño. Contaba la historia de vida de Daniel en el árbol y en la situación de calle que enfrentaba. De cómo sobrevivía y qué le significaba vivir en medio del caos, hasta que su hogar agarró fuego.
El salvadoreño estima que quien le quemó la casa era uno de sus amigos “vagos”. Fue “un muchacho travieso por ahí que la envidia los mata. Después que uno los ayuda y les da de comer, cuando uno se aburre de darles y darles y darles y no recibir nada, decidí correrlo y él decidió venir a quemar la casa”, detalla a Efe.
Ahora, con la ayuda volcada a su favor y las posibilidades en el horizonte, la felicidad llega a abrumarlo.
“No sé por qué me cuesta dormir. Padezco un poco de insomnio. Me pongo a pensar mucho las cosas y la felicidad me mata”, dice para responder si le cuesta conciliar el sueño en medio de la bulla y la contaminación.
Para Daniel es, en cambio, una introspección con la que se siente feliz. “Vivir aquí no se compara como antes lo hacía. No le pongo cuidado a nada de eso (la cantidad de tráfico debajo de su casa). Me gusta la soledad”, soslaya.
La esperanza
Originario de San Miguel , a unos 140 kilómetros de San Salvador, Daniel Antonio Rosales era chófer hasta que hace cinco años huyó del hostigamiento de las maras y migró a Estados Unidos. Se sumergió en un viaje sin documentos junto a dos personas y consiguió librar México y transitar el áspero territorio del país norteamericano hasta toparse con la última frontera, en Tijuana.
Allí cambiaron los planes y la vida le dio otro giro al salvadoreño. Uno de los carteles del narcotráfico se interpuso en el camino de los tres migrantes y se llevó la vida de dos. Sólo Daniel sobrevivió pero decidió entregarse a las autoridades para sobrevivir.
De vuelta en El Salvador, prefirió cambiar de aires y llegar a Guatemala. En sus primeros días en el nuevo país se encontró en el sueño con la casa del árbol y pronto, si se cumple la promesa del nuevo terreno en Mixco, la perspectiva le sonreirá.
“Quiero arreglar mis papeles e incluso buscar un ‘carrito’. Quiero trabajar honradamente. Trabajar el terrenito e incluso, si un día hago mi casita, me gustaría ayudar a otras personas que también necesitan otra realidad”, concluye.
Créditos: Agencia EFE.
Internacionales
Tyler Robinson habría vuelto al lugar del asesinato mientras las autoridades lo buscaban por la muerte de Charlie Kirk

Autoridades locales, estatales y federales desplegaron un amplio operativo en Orem, Utah, horas después del asesinato de Charlie Kirk. Sin que lo supieran los agentes, el presunto tirador, Tyler Robinson, permanecía cerca de la escena del crimen e incluso regresó para intentar recuperar el arma con la que presuntamente disparó.
Según documentos judiciales obtenidos por People, Robinson huyó del campus de la Universidad Estatal de Utah tras el ataque, pero volvió ese mismo día para buscar el rifle, que estaba envuelto en una toalla y escondido a menos de 150 metros del lugar de los hechos. Durante mensajes de texto con su pareja, Robinson habría confesado el crimen y detallado que vigilaba la zona para recuperar el arma, que había pertenecido a su abuelo.
La fiscalía informó que el arma y la toalla fueron recuperadas y contenían ADN del acusado. El 16 de septiembre, Robinson fue formalmente imputado por siete cargos, incluido homicidio agravado, y se encuentra detenido sin derecho a fianza. Las autoridades anunciaron que solicitarán la pena de muerte en el caso.
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Italia propone restablecer el Día de San Francisco y honrar al papa Francisco

El Parlamento italiano discute un proyecto de ley para instaurar un día festivo en honor a San Francisco de Asís y al fallecido papa Francisco, iniciativa respaldada por todos los partidos de la coalición de la primera ministra Giorgia Meloni.
La propuesta, que debía votarse este jueves en la Cámara Baja, fue aplazada para principios de la próxima semana. De ser aprobada, el nuevo festivo se celebrará cada 4 de octubre, coincidiendo con el 800 aniversario de la muerte del santo.
El papa Francisco, quien murió en abril de este año, fue el primero en tomar el nombre del místico del siglo XIII que renunció a sus riquezas para dedicar su vida a los pobres.
Italia ya tuvo en el pasado un día feriado en honor a San Francisco, pero fue eliminado en 1977 como parte de un plan de austeridad. El restablecimiento de esta festividad ha generado debate sobre su impacto en las finanzas públicas, aunque el país cuenta actualmente con 12 días festivos, menos que otros países europeos como Chipre (15) o España (14).
Internacionales
Japón confirma primer caso de mpox Clade 1b en Kobe

El Ministerio de Salud de Japón informó este martes que una mujer de aproximadamente 20 años, con reciente historial de viaje a África, fue diagnosticada con mpox (viruela símica) en la ciudad de Kobe.
Las pruebas genéticas confirmaron que la paciente estaba infectada con la cepa Clade 1b, marcando la primera detección de este tipo de virus en el país. Esta variante circula principalmente en algunas regiones de África central.
La mujer presentó fiebre y erupciones cutáneas, por lo que acudió a un centro médico el 12 de septiembre. Las autoridades sanitarias indicaron que su estado es estable y que, por el momento, no hay indicios de transmisión comunitaria en Japón.