Internacionales
”Ay mis piernas, ay mis piernas»: un policía es arrastrado por una conductora aparentemente ebria

Una mujer fue detenida por la policía en Ecuador después de haber arrastrado a un agente de tránsito que lo grabó todo en video.
En un momento, al final del recorrido, se oyen los gritos desgarradores del policía «¡Ay mis piernas, ay mis piernas!», porque la mujer conduce aproximándose a una estructura y lo presiona contra una pared.
En un comunicado difundido en redes sociales, y que cita el diario El Universo, la Comisión de Tránsito de Ecuador (CTE) informó que fue llamada por un accidente de tránsito leve en el barrio de San Camilo, de la ciudad de Milagro, al este de Guayaquil, entre un auto y una moto.
El video muestra el diálogo entre el agente que le pide a la mujer y a un hombre de pie a su lado, presuntamente el chofer de la moto, que los acompañe, pero la mujer se niega.
El motivo del accidente parece haber sido que ella estaba embriagada, y así lo comentan los policías mientras le insisten en que no puede seguir conduciendo.
Dentro del auto permanece un hombre, y ella afuera discute con el agente. «En la Avenida Sicre le dije, ‘mi amor, conduce tú», cuenta ella, refiriéndose al que la acompaña en el vehículo, y luego apunta al que está de pie a su lado. «El señor aquí me choca el carro, aquí está la evidencia», dice.
«Tengan la gentileza de acompañarme a la Prevención los dos», les invita el agente con suma cortesía. «Ya, yo voy manejando», responde ella, y el policía le advierte que no puede, que en todo caso lo conducirá otro agente, o que llamarán una grúa.
«¿Por qué me va a pedir una grúa?», pregunta la mujer como si nada hubiera ocurrido. «Porque usted no puede», insiste el agente.
«Pero ¿por qué, explíqueme por qué?», clama ella.
El policía le pide soplar lo que parece ser un alcoholímetro, ella lo hace, pero a distancia, y el agente vuelve a rogar que los acompañe.
«Yo voy a manejar mi carro», insiste ella. «Que un agente de tránsito me vaya acompañando, sí», dice entrando en su auto y haciendo referencia a un auto de patrulla como escolta, no a que alguien vaya con ellos en el vehículo.
Entra y se sienta al volante, y le advierten clara y respetuosamente: «Señorita, el vehículo no se mueve, tenga la amabilidad». «Yo voy a manejar mi carro hasta la Prevención», asegura desafiante la mujer.
Es entonces cuando el agente, cuyo nombre no se ha revelado, se para frente al auto y otro al lado de la ventanilla de la chofer sigue insistiéndole en que no podrá de ningún modo conducir en su estado.
Continúa la discusión, el agente que le habla dice que ninguno de los dos, ni ella ni el hombre que la acompaña, pueden manejar. La mujer pone el auto en marcha, adelante un poco y toca al que está cerrándole el paso.
«Señorita me está tocando con su vehículo, no se meta más en problemas», le dice el policía. Y más adelante: «Todo está grabado, sea quien sea que haya venido manejando, los dos están ‘ingeridos», exclama.
Pasan unos instantes, y entonces la mujer acelera y se lleva al policía en el capó. Todo el tiempo al policía se le oye decir en vano: «Detente, detente, oye, me vas a hacer chocar, detente pues, oye detente loca».
Y cuando ve que no va a detenerse: «Por Dios, detente, loca de m…», se escucha detrás el sonido de una sirena, y en seguida los gritos de «Ay mis piernas, ay mis piernas».
De acuerdo con el diario El Universo, el policía se recupera sin lesiones graves. El incidente ocurrió la noche del sábado, pero la mañana del lunes la fiscalía local no tenía ninguna denuncia presentada contra la mujer.
«¡Vivimos una película! ¡Parecía Rápidos y furiosos!», le dijo al periódico Sonia López, vecina del barrio San Camilo.
La presunta autora del hecho sería la abogada Lisseth F. y el agente afectado de apellido Páez y ambos habrían llegado a un acuerdo, según reportó El Universo de Ecuador.
Internacionales
Maduro rechaza acuerdo humanitario de Bukele y exige liberación de criminales venezolanos en El Salvador

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, mantuvo su postura de rechazar el acuerdo humanitario propuesto por el mandatario salvadoreño, Nayib Bukele, y exigió nuevamente la liberación de los criminales venezolanos enviados por Estados Unidos para su encarcelamiento en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), en territorio salvadoreño.
Maduro volvió a referirse a una supuesta violación de derechos humanos contra los venezolanos que guardan prisión en el Cecot y no ofreció una respuesta favorable a la propuesta de Bukele, que planteaba intercambiarlos por presos políticos encarcelados en Venezuela por sus vínculos con la oposición.
«Yo le digo, señor Bukele: póngase a derecho, responda al cuestionario del fiscal general de la República de Venezuela. Dé fe de vida de todos los muchachos secuestrados. Diga dónde están enjuiciados, qué causa, qué delito cometieron», expresó Maduro.
«Permita el acceso de sus abogados y familiares a la prisión donde los tienen secuestrados. Abandone el camino de la desaparición forzosa y, más temprano que tarde, póngalos en libertad incondicionalmente. Libertad incondicional para los jóvenes que están secuestrados en El Salvador», agregó.
Las declaraciones de Maduro se produjeron luego de que Bukele propusiera, el pasado domingo, un acuerdo humanitario que contemplaba la repatriación de 252 venezolanos detenidos, a cambio de la liberación de un número igual de presos políticos en Venezuela.
«Quiero proponerle un acuerdo humanitario que contemple la repatriación del 100 % de los 252 venezolanos que fueron deportados, a cambio de la liberación y entrega de un número idéntico (252) de los miles de presos políticos que usted mantiene», expresó Bukele en ese momento.
La propuesta fue realizada a través de la red social X, donde el presidente salvadoreño explicó que los venezolanos detenidos en El Salvador fueron capturados en el marco de una operación contra pandillas internacionales.
Internacionales
FOTOS | El Vaticano difunde las primeras imágenes del papa Francisco en su féretro

Este martes, el Vaticano difundió las primeras imágenes del papa Francisco dentro del féretro, como parte de los homenajes póstumos que marcarán la última vez que el mundo lo vea físicamente.
Las fotografías muestran el cuerpo del pontífice en la capilla de la Casa Santa Marta, su residencia habitual y lugar al que acudía con frecuencia para orar y meditar por el mundo.
Según se informó, las imágenes forman parte del acto de constatación del deceso. En ellas, el papa aparece vestido con una túnica roja —color litúrgico reservado para funerales papales—, con una mitra blanca sobre la cabeza y un rosario negro entrelazado en las manos, símbolo de su profunda devoción mariana.
El miércoles 23 de abril, su cuerpo será trasladado a la Basílica de San Pedro, donde se instalará la capilla ardiente para que los fieles puedan despedirse.
Asimismo, se confirmó que sus restos reposarán en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, en cumplimiento de su voluntad testamentaria.
Tal como lo pidió en vida, su funeral y todos los actos relacionados se realizarán de forma sencilla, sin decoraciones ostentosas, como reflejan las imágenes difundidas.
«La tumba debe ser en la tierra; sencilla, sin decoración particular y con la única inscripción: Franciscus», dejó escrito el pontífice en su testamento, publicado por el Vaticano.
Internacionales
El cónclave, manual de instrucciones

Así se elegirá al sucesor del papa Francisco: paso a paso del cónclave
Durante el cónclave, los cardenales electores se reunirán a puerta cerrada en la Capilla Sixtina para elegir al sucesor del papa Francisco, fallecido el lunes a los 88 años.
La elección está regida por la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, promulgada por Juan Pablo II en 1996. La fecha del cónclave aún no ha sido fijada.
Preparativos
Los 135 cardenales electores —todos menores de 80 años— se alojarán en la residencia de Santa Marta, dentro del Vaticano, durante la duración del cónclave.
La jornada inicial comienza con una misa solemne en la basílica de San Pedro. Por la tarde, los cardenales, vestidos con el hábito coral, se reúnen primero en la Capilla Paulina del Palacio Apostólico y luego, en procesión, se dirigen a la Capilla Sixtina invocando la asistencia del Espíritu Santo.
Bajo la icónica bóveda pintada por Miguel Ángel, los cardenales prestan juramento colocando la mano sobre el Evangelio.
Luego, siguiendo un antiguo ritual de la Edad Media, el maestro de ceremonias pronuncia la frase «Extra omnes» («¡Todos fuera!»), lo que marca la salida de todas las personas ajenas al cónclave y el cierre de puertas, con el fin de evitar cualquier influencia externa.
La elección
Por sorteo, se designan tres grupos de tres cardenales: los escrutadores, encargados de contar los votos; los infirmarii, responsables de recoger los votos de los cardenales enfermos; y los revisores, que verifican el escrutinio.
Cada cardenal recibe una papeleta rectangular con la inscripción Eligo in Summum Pontificem («Elijo como Sumo Pontífice») en la parte superior y un espacio en blanco para escribir el nombre del candidato, con una caligrafía lo más irreconocible posible. En teoría, está prohibido votarse a sí mismo.
Uno por uno, los cardenales se acercan al altar con la papeleta visible, pronuncian un juramento en latín —«Testor Christum Dominum, qui me iudicaturus est, me eligere in Summum Pontificem illum, quem secundum Deum iudico eligi debere»— y depositan su voto en una urna.
Los cardenales que no pueden acercarse al altar por razones de salud entregan su voto a un escrutador, quien lo deposita en su lugar.
Una vez recogidos todos los votos, un escrutador agita la urna, los transfiere a otro recipiente y se inicia el conteo. Dos escrutadores anotan los nombres mientras un tercero los lee en voz alta. Luego, perforan cada papeleta en el lugar donde aparece la palabra Eligo. Los revisores corroboran la exactitud del proceso.
Si ningún candidato alcanza la mayoría de dos tercios, se realiza otra votación. A partir del segundo día, se celebran hasta cuatro votaciones diarias: dos por la mañana y dos por la tarde, hasta que se logre una elección.
Las papeletas y notas utilizadas se queman después de cada dos rondas. El humo que emana de la chimenea visible desde la plaza de San Pedro es negro si no se ha elegido un papa, y blanco cuando se ha alcanzado un consenso: la tradicional fumata blanca.
Si tras tres días no se ha logrado una elección, se hace una pausa de un día dedicada a la oración y reflexión.
Habemus Papam
Una vez elegido, el nuevo papa debe responder a dos preguntas formuladas por el decano del Colegio Cardenalicio:
-
«¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?»
-
«¿Qué nombre deseas tomar?»
Si acepta, se convierte en el nuevo obispo de Roma y cabeza de la Iglesia Católica.
A continuación, los cardenales expresan su obediencia al nuevo pontífice. Desde el balcón central de la basílica de San Pedro, el cardenal protodiácono anuncia al mundo: «Habemus Papam». Seguidamente, el nuevo papa aparece y ofrece su primera bendición Urbi et Orbi («A la ciudad y al mundo»).