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Andrés Parra, de protagonizar a Escobar y Hugo Chávez al FIFA Gate

Andrés Parra vuelve a ser el “malo de la película”. Y como con Pablo Emilio Escobar Gaviria muestra en toda su dimensión los bordes más oscuros entre delito y legalidad, sin despojar al personaje de su humanidad. Como sucedió en la exitosa serie El patrón del mal, el actor logra que su villano conquiste un sentimiento de cierta indulgencia en el televidente. Es decir, queremos su condena, pero a la vez rogamos por un atenuante.
Con 42 años a este hombre, nacido en Cali en septiembre de 1977, se destacó como Hugo Chávez en la serie El Comandante y también fue el villano de la película La odisea de los giles. En cada una de estas interpretaciones Parra logró, con una ductilidad perfecta, acertar con los diferentes acentos de cada idioma.

Ahora, en El presidente, se pone en la piel del chileno Sergio Jadue, quien llegó a presidente de la asociación chilena de fútbol luego de una elección muy poco clara. La serie de Amazon recrea el escándalo del FIFA Gate en la que aparecen muchos nombres vinculados a la Argentina, como Julio Grondona. Con el “Todo Pasa” presente en cada escena-el sello en el anillo del presidente de la AFA durante más de tres décadas- Parra interpreta a este hombre que estuvo en el momento y en el lugar indicado, pero que se vio involucrado en un hecho de corrupción.
Desde Colombia, Parra dialogó con Teleshow acerca de esta nueva serie, de su carrera y de su relación con la Argentina.
—Tenés mucha ductilidad para hacer diferentes acentos: hiciste de venezolano en El Comandante, de argentino en La Odisea de los Giles y ahora de chileno en El Presidente, ¿cuál te costó más?
Te voy a ser totalmente sincero: el acento argentino me costó mucho trabajo. De hecho no es uno que domine como ya siento que domino el chileno. El argentino es muy difícil. Es raro, ¿no?, porque pareciera que el chileno es más complejo. Pero siento que con el argentino pasa algo: creemos que lo manejamos, que lo hablamos, porque tenemos siempre la referencia muy cercana por el fútbol, la televisión, las telenovelas. Pero es muy difícil el acento de ustedes…

—¿Conocías la historia de Sergio Jadue?
—No tenía idea del tema. Sabía del escándalo por los noticieros, hasta incluso me había olvidado. No soy futbolero, no vivo el fútbol de una manera cercana. Simplemente me hablaron de un proyecto que iba a ser un thriller de deporte inspirado en hechos reales, que había corrupción… Entonces acepté. De sólo imaginarme rodando en estadios me dije: “Esto debe ser lo máximo”. Y después me fui enterando del problema en el que me había metido: que era chileno, y todo lo que vino después…
—¿Es más complicado interpretar a un personaje real que a uno de ficción?
—Curiosamente como actor yo me siento mucho más cómodo en estos retos que en los personajes de ficción, no sé por qué me pasa. En los personajes de ficción siento que estoy totalmente abandonado y no sé cómo empezar. En cambio aquí tengo una metodología muy precisa de leer, ver videos… por las mañanas me levanto y tengo una hoja de ruta muy clara. Aquí seguí mi método como lo hice con Escobar o con Chávez, acompañado de una coach vocal, con quien trabajamos puntualmente el tono vocal de Jadue, y después tuvimos un trabajo en Chile con la coach de acento chileno. Yo ya venía de 3 meses de ajustar el acento, ver videos del personaje, oír muchos audios suyos… Y ya en Chile, hicimos las pruebas de maquillaje, vestuario y equipo de arte…. Ha sido un trabajo muy lindo, con la unión de varios departamentos, tratando de llegar a una similitud digna del personaje.
—¿Y el director Armando Bo?
—Siempre estuve muy bien acompañado por Armando Bo, uno de los directores de la serie. Fue súper abierto a propuestas. Lo único que no hago ni hice nunca fue hablar con el personaje real, sus familiares o amigos. Trato que toda mi investigación se quede en el plano periodístico y me vuelvo medio psicólogo y detective de estos personajes para ver cómo es el operar de ellos. Luego, me baso en los guiones y empiezo a jugar.

¿Por qué preferís no entrar en contacto con el personaje o sus allegados?
—Siento que cualquier cosa que uno le pueda preguntar puede usarse como un arma de doble filo, desde todo punto de vista incluso desde el legal. Por ejemplo, puedes estar metiéndote en un problema sin querer, por ingenuidad. Pero la razón más importante por la que procuro no hacerlo es por que va a ser una visión viciada. Es decir, van a comenzar a desmentir a los periodistas y yo terminaría con una confusión mental… Entonces prefiero trabajar simplemente desde lo periodístico. Y después de haber leído tanto te das cuenta qué periodista es demasiado apasionado en criticarlo y tú mismo filtras un poco la información. Pero creo que hablar directamente con los involucrados sin dudas vicia la investigación.
—¿Qué otro personaje real te gustaría interpretar?
—El único que se me ocurre, que hice casting y no quedé, no era para mí. Es otro personaje que me gusta mucho, es español: el general Francisco Franco. Me parece un personaje espectacular para hacer.
—¿Quién se quedó con el papel en ese casting?
—No quise ni saber (risas). Me ganaron. Pero bueno, lo que es para uno…
—¿En algún momento soñaste con llegar a Hollywood, te gustaría tener un proyecto en inglés, involucrarte más en ese mercado o te sentís cómodo en donde estás?
—Yo estoy muy feliz. Me ha ido muy bien. He logrado estar en series que me gustan un montón. Sé más bien lo que no haría jamás. No me iría a Los Ángeles a lavar platos mientras espero que alguien me llama. Siento que llegar a una producción de Hollywood es algo que le tiene que llegar a uno. Realmente la llamada llega. Pero irte a buscar lA oportunidad creo que es perderte miles de oportunidades de series en Latinoamérica. No sé cómo es actuar en inglés, creo que es muy difícil y yo me haría otra pregunta: ¿Cómo vas a llegar a Hollywood? ¿Es una propuesta para ir a hacer de un narcotraficante?
—Irías a Hollywood solo si estuvieras seguro del papel que te espera…
—Implica qué me van a ofrecer. Si voy a dar ese salto, que tenga una dignidad y que pueda eventualmente ganar ese partido. Llegar allá y hacer el ridículo, entonces ¿para qué fui? Son muchas variables y realmente no me quita el sueño. De hecho siento que fui actor en un momento maravilloso donde se están haciendo cosas espectaculares en Latinoamérica. Ahora podés compartir tu trabajo con los actores que siempre soñaste… porque yo soy de tener ídolos latinoamericanos más que de afuera.
¿Como cuáles?
—Ricardo Darín, Javier Cámara… Poder trabajar con ellos, tener una amistad es increíble. Yo estoy muy feliz aquí, y ¡cuántas historias latinoamericanas hay para contar! Pero no estoy cerrado tampoco. Si me llaman de Hollywood, no es que les voy a colgar el teléfono, sino les diría ¿qué me quieren ofrecer?
—Mirá si te llaman para interpretar a Donald Trump…
—Jajaja, ¡qué personajazo! Ese podría ser ya para el retiro ¡Hago de Donald Trump y me retiro!
—¿Cuáles son para Andrés Parra las tres claves por las que tenemos que ver El Presidente?
—Primero porque es un tema universal, como es el fútbol. Y si no te gusta el fútbol te va a atrapar la corrupción que hay en el fútbol, así no seas aficionado porque está muy bien hecha. Aparte tiene un elenco maravilloso. Y a su vez, porque tiene un detalle que fue una sorpresa para nosotros: se convirtió en una serie de humor negro, de ironía, de sarcasmo. Es muy entretenida y estoy seguro que se la van a devorar en unas horas sentados. Una vez que se pongan los 8 capítulos no se van a poder parar
En Argentina se usa mucho un Gif tuyo cuando hacías de Pablo Escobar con la “libretica” negra donde el personaje anotaba a la gente que había matado o sus pendientes.
—Mira, aquí la tengo conmigo (risas)
—El público argentino te respeta mucho.
—Sí, lo sé por las redes sociales y créanme que yo también tengo una relación especial con la Argentina. De hecho estoy un poco en ascuas porque tenía planeado visitar su país en el mes de septiembre. Pero yo estoy súper conectado con Argentina y haber hecho parte de la historia de su cine es para mí un motivo de orgullo gigantesco, de verdad.
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India lanza bombardeos en Pakistán y este promete una respuesta contundente

La región de Cachemira vuelve a ser escenario de un preocupante repunte de tensiones entre India y Pakistán, tras un atentado que dejó 26 muertos.
Desde que un ataque armado acabó con la vida de 26 hombres en la parte india de Cachemira, la comunidad internacional temía una nueva escalada entre las dos potencias nucleares. Esa preocupación se materializó este miércoles con bombardeos cruzados a lo largo de la Línea de Control, la frontera de facto que divide la región en disputa.
La India anunció haber lanzado la Operación Sindoor, una ofensiva dirigida contra lo que describió como «infraestructuras terroristas en Pakistán», desde donde —según Nueva Delhi— se planearon ataques contra su territorio. En respuesta, el ejército pakistaní denunció bombardeos en al menos tres zonas de su país, incluyendo la ciudad de Muzaffarabad, en la Cachemira administrada por Pakistán, y Bahawalpur, en la región fronteriza de Punyab.
De acuerdo con el ministro de Defensa pakistaní, Khawaja Asif, los ataques causaron al menos tres muertes civiles, entre ellas la de un niño. Corresponsales de la AFP en Cachemira y Punyab reportaron fuertes explosiones en las áreas afectadas, mientras que periodistas del lado indio también escucharon múltiples detonaciones cada vez más cercanas.
El portavoz del ejército pakistaní, teniente general Ahmed Chaudhry, advirtió que su país “responderá en el momento que elija”, mientras que Nueva Delhi acusó a Islamabad de violar el alto al fuego con disparos de artillería en sectores como Bhimber Gali y Poonch-Rajauri.
En medio del incremento de tensiones, las fuerzas armadas indias aseguraron haber respondido de manera “apropiada y calibrada”, destacando que su ofensiva evitó objetivos militares paquistaníes y se centró en grupos vinculados a Lashkar-e-Taiba (LeT), una organización yihadista con base en Pakistán y relacionada con el atentado de Bombay de 2008.
Uno de los blancos del ataque indio fue la mezquita Subhan en Bahawalpur, señalada por inteligencia india como punto de actividad de LeT. “Nuestra acción es específica y busca evitar una escalada. Hemos ejercido considerable moderación”, declaró el gobierno indio, insistiendo en que su objetivo es hacer rendir cuentas a los responsables del atentado del pasado 22 de abril.
La escalada armada coincide con un nuevo frente de confrontación: el recurso hídrico. India amenazó con cortar el suministro de agua de varios ríos que nacen en su territorio y fluyen hacia Pakistán. Incluso anunció la suspensión de su participación en el tratado bilateral de 1960 que regula el uso del agua en la cuenca del río Indo. El primer ministro Narendra Modi afirmó que el flujo de agua “se detendrá” si beneficia a enemigos externos.
Pakistán, por su parte, ha detectado una disminución inusual en el caudal del río Chenab. “Estamos observando cambios que no son naturales”, dijo el ministro de Riego de Punyab, Kazim Pirzada.
La creciente tensión ha generado alarma entre analistas internacionales, que temen una confrontación abierta entre dos naciones con armamento nuclear. En los últimos días, se han registrado intercambios de fuego con armas ligeras entre soldados en la frontera, aunque sin víctimas confirmadas hasta el momento.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, expresó su esperanza de que las hostilidades “terminen muy pronto”, mientras Pakistán convocó a su Comité de Seguridad Nacional para analizar la situación.
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Opositores venezolanos refugiados en embajada argentina llegan a EE. UU. tras operación de rescate

Caracas — Un grupo de activistas venezolanos, colaboradores de la líder opositora María Corina Machado, fue evacuado a Estados Unidos desde la embajada argentina en Caracas, donde permanecían refugiados desde el 20 de marzo de 2024. Su entrada al recinto diplomático se produjo en medio de una ola de arrestos ocurrida antes de las elecciones del 28 de julio, en las que el presidente Nicolás Maduro fue declarado ganador para un tercer mandato, entre denuncias de fraude electoral.
Inicialmente, seis personas se resguardaron en la sede diplomática. Sin embargo, en diciembre de 2024, uno de ellos, Fernando Martínez Mottola, se entregó a las autoridades y posteriormente recibió libertad condicional. Martínez Mottola falleció el 26 de febrero de 2025 debido a complicaciones de salud.
Los cinco activistas restantes aguardaban un salvoconducto para abandonar el país, medida que no fue otorgada por el régimen venezolano.
La evacuación fue confirmada por el senador estadounidense Marco Rubio a través de la red social X. “Estados Unidos saluda la exitosa operación de rescate de todos los rehenes del régimen de Maduro en la embajada argentina de Caracas”, expresó. Añadió que, tras una operación precisa, “todos los rehenes se encuentran ahora a salvo en territorio estadounidense”, sin ofrecer mayores detalles.
El jefe de la diplomacia estadounidense calificó al gobierno de Maduro como un régimen ilegítimo, acusándolo de socavar las instituciones democráticas, violar los derechos humanos y poner en riesgo la seguridad regional. Rubio agradeció a los actores involucrados en la operación y a los socios internacionales que colaboraron en la liberación de los activistas.
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Colombia captura a más de 200 miembros del Clan del Golfo tras intensos operativos de seguridad

El lunes, las autoridades colombianas informaron sobre la captura de más de 200 integrantes del Clan del Golfo, el cartel narcotraficante más grande del país, responsable de implementar un violento «plan pistola» que ha dejado al menos 20 miembros de la fuerza pública muertos.
Desde el 15 de abril, un total de 217 miembros de este grupo armado han sido detenidos en una serie de operativos coordinados, como parte de la respuesta del gobierno ante los ataques perpetrados por el Clan del Golfo, cuyo impacto ha desbordado la seguridad en varias regiones del país. Además, otros 15 narcotraficantes fueron abatidos, y se incautaron 6,8 toneladas de estupefacientes, 123 armas de fuego y más de 15,000 municiones, según el almirante Francisco Cubides, comandante de las Fuerzas Militares.
La violencia del Clan del Golfo, un grupo paramilitar que se autodenomina Ejército Gaitanista de Colombia, ha escalado en los últimos meses. Desde finales de abril, el presidente Gustavo Petro denunció que el cartel implementó una estrategia de «asesinato sistemático» de miembros de la fuerza pública, una táctica que recuerda a las guerras del narcotraficante Pablo Escobar en los años noventa. En el marco de estos ataques, se ha establecido una recompensa de hasta $3,500 por cada policía muerto.
El Clan del Golfo, que tiene más de 7,500 miembros, se dedica principalmente al tráfico de cocaína y es considerado uno de los carteles más poderosos del país. En 2022, este grupo ya había recurrido a un «plan pistola» como respuesta a la extradición a Estados Unidos de su antiguo líder, alias Otoniel.
El Ministerio de Defensa también informó que, desde el 15 de abril, los ataques de grupos ilegales y rebeldes han cobrado la vida de al menos 18 policías y 17 militares, en lo que se considera el peor pico de violencia que ha vivido Colombia desde la firma del acuerdo de paz con las FARC en 2016. A pesar de las negociaciones con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el Clan del Golfo y la disidencia de las FARC, las conversaciones no han avanzado, dejando al país en medio de una grave crisis de seguridad.