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La niña del caso Escalante, su madre y hermano, huyeron de El Salvador por amenazas

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La niña del «caso Escalante», y su familia abandonados por el Estado. Recientemente una investigación realizada por el periódico «El Faro» salió a la luz pública, en la que revelan la historia de la niña, su familia, y el calvario que han tenido que soportar desde el día de la denuncia, a tal grado que tuvieron que huir de El Salvador, ya que la madre de la niña denunció que en junio dos hombres llegaron a su puerta, la golpearon y la amenazaron para que abandonaran el proceso.

¿Porqué motivo tenía que huir la familia? ¿Porqué las amenazas, si la menor fue la ofendida? ¿Las amenazas fueron por ordenes del Magistrado Escalante? Estas y otras interrogantes surgen ante esta situación, en donde las autoridades siguen sin pronunciarse.

Julia decidió huir junto a su hija y su hijo adolescente. El 24 de junio fueron deportados y, otra vez, desprotegidos por el Estado. El CONNA incluso cuestionó a la madre por poner en riesgo a sus hijos. Volvieron a huir y desde lejos denuncian una injusticia. 

Son las cuatro de la tarde y pocas cosas han cambiado en el pasaje de la colonia Altavista donde, hace nueve meses, un magistrado de la República tocó las partes genitales de una niña de diez años. En las cercanías pululan los mismos vendedores de verduras y de ropa, aunque esta vez en el pasaje no hay niños jugando a la sombra de un árbol. En la entrada del pasaje reina el silencio. A pocos metros de donde ocurrió el tocamiento está la casa de la víctima. En la puerta de metal, dibujados con plumón negro, hay dibujos de niños y niñas y una dedicatoria de “feliz cumpleaños”. También hay dos nombres, que corresponden a los de la  niña y a su hermano adolescente. Esta tarde, ni los hermanos ni su madre están en casa. Todos huyeron de la colonia, y del país, porque los amenazaron. Huyeron, también, convencidos de que no tendrán justicia.

“Ya se fueron, tienen ratos de no estar aquí”, responde una vecina que observó cuando toqué la puerta. Hoy es 8 de noviembre. Hace dos días, la Cámara Primero de lo Penal concluyó que el magistrado Eduardo Jaime Escalante cometió, al tocar a la niña, una falta y no un delito porque este tocamiento fue breve, no fue invasivo y ocurrió en un lugar público. 

El Faro logró contactar con un familiar de la víctima y este confirmó la huída de sus parientes. Con su ayuda, este periódico contactó por videollamada a la madre de la niña, a quien llamaremos Julia. Ella cuenta, desde otro país, que se fueron porque una noche de junio dos hombres llegaron a la casa a golpear la puerta. Ella preguntó quién tocaba, pero nadie respondió. Los hombres volvieron a insistir y Julia, sin medir peligros, abrió. Ella dice que no alcanzó a ver los rostros de los agresores, porque estaba muy oscuro, pero sí recuerda sus amenazas. Uno de ellos le dijo que ya no siguieran el proceso contra el magistrado Escalante porque, de lo contrario, la amenaza “iba a pasar a más”.  Al terminar esa frase el hombre cerró su puño y lo dirigió con fuerza hacía su rostro.

Esta es la puerta de la otrora casa de la víctima del caso Escalante. La familia huyó en junio pasado, después de que dos hombres amenazaran y golpearan a la mamá de la niña. Foto de Fred Ramos
Esta es la puerta de la otrora casa de la víctima del caso Escalante. La familia huyó en junio pasado, después de que dos hombres amenazaran y golpearan a la mamá de la niña. Foto de Fred Ramos

Hace nueve meses, cuando hablé por primera vez con Julia, ella temía por la seguridad de su familia, luego de que el caso Escalante se hiciera público, porque el acusado era un hombre poderoso y temía una represalia. Para Julia, ese miedo se materializó frente a su puerta aquella noche. Julia no recuerda la fecha exacta de la amenaza y la agresión que asegura haber recibido, pero haciendo cuentas la ubica en los primeros días de junio. Julia dice que no denunció el hecho antes de huir con sus hijos porque tuvo miedo. 

La familia tampoco recuerda la fecha exacta cuando dejaron el país por primera vez, pero esto solo pudo haber ocurrido entre el 31 de mayo y mediados de junio. Uno de los familiares asegura que la amenaza ocurrió después de que la niña asistiera a una convocatoria de la Fiscalía General de la República (FGR) para rendir su declaración en el Centro Judicial Isidro Menéndez, en San Salvador, como parte de las diligencias de investigación. “La última vez que se presentó Julia con la niña fue porque se iba a ver con él (magistrado Escalante) frente a frente. Esa vez fue con la niña, pero también llevaron a los testigos. Después de todo eso es cuando a ella le sucedió (que la golpearon)”, contó el familiar. 

Fuentes fiscales con conocimiento del caso confirman que el 30 de mayo la niña declaró en Cámara Gesell, es decir que contó para registro judicial su versión de los hechos ocurridos en la tarde del 18 de febrero. Sin embargo, a diferencia de lo que cuentan los familiares, ellos aseguran que el magistrado Escalante no estuvo presente en esa diligencia, porque esa declaración la hicieron en un lugar privado en donde solo estaba la niña. 

Dos semanas más tarde, el 15 de junio, la Fiscalía llamó a Julia, pero la madre no respondió. La Fiscalía insistió en los días siguientes, pero ya no supieron más de ella. “Yo le llamé para explicarle del anticipo. Normalmente le hablaba un par de veces al mes para saludarla y ver cómo estaba. De ahí ya no contestó”, dijo una de las fuentes fiscales. Los notificadores llegaron hasta la puerta de los dibujitos, dejaron las citaciones por debajo, pero nadie las recibió. Al ver que no respondía, la Fiscalía pidió los registros migratorios de la familia, y confirmaron que estos habían tenido una salida del país en junio. 

En esa primera huída, la familia cuenta que se llevaron poca ropa, además de la documentación del caso porque creyeron que con eso evitarían ser deportados. La información, sin embargo, no les sirvió de mucho, ya que al ser detectadas, autoridades migratorias de otro país ordenaron su deportación.  “A ella le deportaron aunque llevaba esa documentación. Aún así la mandaron de nuevo (a El Salvador)”, dijo uno de los parientes.

El 4 de noviembre de 2019 centenares de personas se manifestaron frente al Centro Judicial Isidro Menéndez para exigir justicia en el caso del Magistrado Jaime Escalante. Foto: Carlos Barrera
El 4 de noviembre de 2019 centenares de personas se manifestaron frente al Centro Judicial Isidro Menéndez para exigir justicia en el caso del Magistrado Jaime Escalante. Foto: Carlos Barrera

Una niña abandonada por el Estado 

Julia y sus hijos fueron deportados hacia El Salvador el 24 de junio. Los llevaron al Centro de Atención Integral al Migrante, donde un funcionario entrevistó a Julia para conocer las razones por las que decidió emigrar. Según la familia, luego de que las autoridades salvadoreñas entendieron que la huída de Julia y su familia tenía que ver con un caso contra la niñez, los remitieron al Consejo Nacional de la Niñez y Adolescencia (CONNA). El detalle de su primera huida y de su entrevista con migración aparece relatado en un documento con fecha de 2 de julio firmado y sellado por la Junta de Protección de la Niñez y de la Adolescencia del Conna al que El Faro tuvo acceso a través de imágenes proporcionadas por la familia.

“En esa entrevista la madre de la niña expuso que su hija fue víctima de un delito relacionado a su libertad sexual y que recibió amenazas de parte del presunto responsable, quien es el magistrado de la Corte, por esa razón decidió viajar de forma irregular (…). Al mismo tiempo la señora cuestionó el proceso penal  iniciado en el que su hija tiene calidad de víctima, asegurado que el mismo quedó sumido en la impunidad”, se lee en el documento.

Para esas fechas, el magistrado Escalante había perdido su fuero, pero gozaba de de libertad condicional. Esta le fue otorgada el 19 de marzo por la Cámara Primera de lo Penal, que pidió una fianza de  $10, 000 y la orden de que firmara cada 30 días en el juzgado. La Fiscalía apeló contra estas medidas. La Fiscalía se queja, ahora, que la Cámara tampoco le prohibió que se acercara a la menor. Escalante tuvo libertad condicional por nueve meses. Apenas hasta el 9 de noviembre la Sala de lo Penal ordenó arresto domiciliario en su contra, luego de que la Fiscalía apelara el fallo de la Cámara que cambió el tocamiento de delito a falta. 

Según el informe, Julia contó en su declaración que el magistrado Escalante la amenazó durante una diligencia judicial. El CONNA incluso concluyó que “es oportuno realizar el respectivo aviso ante la Fiscalía por las presuntas amenazas realizadas por el licenciado Eduardo Jaime  Escalante Díaz, quien presuntamente en el marco de un diligencia judicial, realizada amenazó a la niña y a su grupo familiar”. Ese aviso, sin embargo, nunca fue enviado a la Fiscalía, según la FGR. Fuentes fiscales aseguran haber tenido conocimiento del documento también a través de los familiares, pero no por el CONNA. 

Mario Machado, abogado del magistrado Escalante, descarta que esa amenaza sea cierta. Según Machado, en la diligencia del 30 de mayo, Escalante nunca tuvo contacto con Julia ni con su hija. “Eso no es cierto (la amenaza). No sé de dónde se lo han sacado”, dijo.

Desde que se conoció el caso, Julia se quejó de que no había recibido ofrecimiento de protección de parte de la Fiscalía. La Fiscalía asegura que sí se le ofreció una casa de seguridad, pero que la madre de la niña no aceptó. 

En el documento del CONNA, la institución da por iniciado un “procedimiento administrativo de protección a favor de la niña y su hermano adolescente”. La protección, sin embargo, no era por el caso Escalante, sino para resguardar a unos niños de una madre que podría intentar, de nuevo, sacarlos del país. El CONNA incluso dice que Julia tuvo un comportamiento que “podría considerarse como negligencia en el cuido de sus hijos” por haberlos expuesto a una migración irregular.  La institución también le pidió que presentara constancias de matrículas escolares como prueba de que había desistido de sus intenciones.

Según el CONNA, Julia puso en peligro a sus dos hijos al irse del país, pero también señalaron que esto fue responsabilidad del Estado porque no brindó las condiciones básicas para evitar la migración. “Que esta junta directiva considera que  el comportamiento… puede considerarse como negligencia porque se llevó a sus hijos de forma ilegal. El Estado es responsable en el entendido que esta es quien debe brindar las herramientas necesarias para que los niños niñas, adolescentes hombres y mujeres puedan desarrollarse plenamente y no busquen el bienestar en otro país”, dice el documento.

Sin embargo, el CONNA se contradice en el informe. Mientras considera un hecho denunciable ante la Fiscalía la supuesta amenaza narrada por Julia, a la hora de definir si la niña necesitaba atención psicológica concluyó que no se lograba comprobar que la menor hubiese sido amenazada o que sus derechos hubiesen sido vulnerados. “Los hechos que sirven de presupuesto para la intervención de esta junta no tienen a la base una condición que responde a situaciones generadas por un entorno nocivo que ha sido generado -en parte- por la supuestas amenazas por el presunto abusador de la niña, además de la conducta de la señora de exponer a sus hijos a un viaje”, dice el informe. 

Después de que el CONNA tomara el caso, Julia y sus hijos permanecieron en El Salvador solo una semana más, según sus familiares. “Por la misma cuestión nos tuvimos que venir y aquí estamos ya”, dijo Julia a través de una videollamada a El Faro.

Vista de la zona en la que ocurrió el incidente por el que se procesa al magistrado Eduardo Jaime Escalante. Foto de archivo El Faro. 
Vista de la zona en la que ocurrió el incidente por el que se procesa al magistrado Eduardo Jaime Escalante. Foto de archivo El Faro. 

“La ley no puede proteger a nadie en este país”

La familia de la niña de 10 años del caso Escalante se siente decepcionada. Están frustrados porque la Cámara Primera de lo Penal de San Salvador concluyó que el magistrado Escalante cometió una falta por tocar a la niña. La familia que se sigue en El Salvador también tiene miedo de que su vida está en riesgo. Julia también teme que los busquen allá donde se refugian y  por eso piden anonimato y que no se revele el nombre del país en el que se encuentran.

“Yo digo que ley no puede proteger a nadie en este país. Uno tiene miedo que lo maten porque tanto caso que hay que matan a testigos o, incluso, hasta a una familia entera”, dice uno de los familiares de la niña, que se queja por el resultado del fallo que aminora la acción señalada al magistrado Escalante.

“Nunca le aumentamos (al hecho) ni un poquito. Fue real lo que sucedió. Nunca dijimos que la violó o otra cosa. Fue lo que ocurrió. Si es una niña pequeña, pues, uno no va a pensar que va a llegar un hombre a tocarla”, añadió este familiar. 

En Altavista, ahora la casa de Julia está vacía. La vida de esa familia cambió por completo y la decisión de la Cámara Primera reforzó la idea que Julia ya temía desde febrero. Desde otro país, Julia dice: “Me siento molesta y me da no sé qué… Recuérdese que fue una niña, no ha sido una persona mayor, pero ya qué se va a hacer…”.

La Fiscalía sostiene que a pesar que la víctima ya no se encuentran en el país seguirán con el caso, que ahora está en etapa de apelación ante la Sala de lo Penal, que puede ratificar la resolución de la Cámara para que un juzgado de paz trámite una acusación por falta, o enviar a juicio a la Cámara segunda de lo penal para que conozca del proceso. “En este caso específico contamos los anticipos de prueba que es el testimonio de la víctima, que es la niña, porque ella es la que sabe y confirma los hechos”, dice uno de los fiscales del caso.

Nota de: El Faro

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Cárcel para narcotraficante que operaba en zonas de Mejicanos

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El Juzgado Quinto de Paz de San Salvador ordenó instrucción formal con detención provisional contra Ariel Ignacio Ortega González, de 27 años, acusado del delito de tráfico ilícito, en perjuicio de la salud pública.Local events calendar

 

Según la relación circunstanciada de los hechos, el imputado fue detenido el 2 de mayo de 2025, cuando agentes de Policía Nacional Civil (PNC) realizaban patrullajes preventivos en la calle Buenos Aires y la avenida Cuscatancingo, en la colonia El Bosque de San Salvador.

En ese momento, observaron que un vehículo particular se estacionó de forma brusca, lo que generó sospechas de que el conductor podría estar bajo los efectos del alcohol.

Al interceptarlo y realizarle una requisa, los agentes encontraron en el vehículo una porción mediana y siete porciones pequeñas de polvo blanco, además de una balanza digital.

 

La prueba de campo confirmó que la sustancia era cocaína, con un peso de 14.979 gramos y 1.944 gramos, respectivamente.

Durante la audiencia inicial, el juzgador consideró que existen suficientes elementos indiciarios sobre la existencia del delito y la posible participación del imputado, requisito mínimo para que el caso avance a la etapa de instrucción.

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Auditoría revela pagos excesivos durante gestión de Nercy Montano en Soyapango

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Una auditoría financiera contable presentada por la Fiscalía General de la República (FGR) reveló irregularidades en la gestión de la exalcaldesa de Soyapango, Nercy Montano, específicamente en la contratación de una empresa para recuperar impuestos en mora, la cual recibió pagos superiores a lo efectivamente recuperado.

Según explicó ante el Tribunal Quinto de Sentencia de San Salvador una auditora de la Corte de Cuentas de la República (CCR), el contrato fue otorgado sin un estudio técnico previo que justificara el porcentaje de comisión acordado por la recuperación de mora tributaria.

La empresa beneficiada, representada legalmente por el abogado Ricardo Arturo Roque Baires —quien actualmente guarda prisión por este caso—, recibió un porcentaje de comisión 9.97% más alto que otras firmas contratadas en administraciones anteriores. Mientras que en gobiernos municipales previos se pagaba una comisión del 15% sobre lo recuperado, en este caso la alcaldía terminó pagando más por el contrato que por lo efectivamente recaudado.

De acuerdo con los datos expuestos en el juicio, la comuna de Soyapango firmó un contrato de recuperación de mora por un monto de $1,247,000. Sin embargo, durante el periodo contractual solo se recuperaron $867,499.96 en impuestos, mientras que a la empresa se le cancelaron $187,530.12, fondos que salieron de dos cuentas municipales firmadas por Montano y la extesorera Ruth Raquel Aguilar de Montano, actualmente prófuga.

La perito calificó como excesivo el pago realizado a la empresa de Roque Baires, quien ya había realizado trabajos similares para la alcaldía de Nuevo Cuscatlán y Albapetróleos, cobrando comisiones del 13% y 15%, respectivamente.

Para sustentar su informe, la experta auditora revisó documentos proporcionados por la Superintendencia del Sistema Financiero, así como información decomisada por las autoridades y otra suministrada por la misma alcaldía de Soyapango.

El caso forma parte de los procesos judiciales que enfrenta la exalcaldesa Montano por presuntos actos de corrupción durante su administración.

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El Salvador impone condenas históricas: más de 10 pandilleros sentenciados a 100 años o más de prisión

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En el marco de la política de combate frontal a las estructuras criminales, autoridades salvadoreñas han logrado en el último año la condena ejemplar de al menos diez pandilleros y criminales a penas que superan los 100 años de prisión. Los delitos incluyen homicidios, feminicidios, extorsión, privación de libertad y tráfico ilícito, según informes del sistema judicial y la Fiscalía General de la República.

Entre los casos más destacados en los primeros cuatro meses de 2025 se encuentran tres miembros de la pandilla MS-13: Gerardo Josué García, condenado a 1,071 años; Exequiel Anastasio Maradiaga Flores, con una pena de 600 años; y José Aníbal Moreira Bernal, sentenciado a 524 años. Los tres delinquieron entre 2014 y 2018 en la zona oriental del país, siendo encontrados culpables de 28 homicidios agravados, un feminicidio, 50 conspiraciones para cometer asesinatos, 38 extorsiones y otros cargos relacionados con crimen organizado.

Otros casos recientes incluyen a Pablo Edgar López y David Antonio Martínez, condenados a 155 y 120 años respectivamente, por su participación en varios homicidios y delitos cometidos en conjunto con otros miembros de la MS-13.

También se reporta la condena de Cristian Giovanni Miranda Muller, sentenciado a 100 años de cárcel por el asesinato de su excompañera de vida y su hija en Tonacatepeque, en mayo de 2021. Ronald Antonio Hernández Gómez, cómplice en el crimen, recibió 60 años de prisión.

En Ahuachapán, Jonathan Alexander Armas Patriz fue condenado a 110 años tras ser hallado culpable de feminicidio agravado, homicidio agravado y aborto sin consentimiento. El sujeto asesinó a su expareja embarazada y a un menor.

Por su parte, Jonathan Barrera Ruano, alias «Sangriento», líder de una red criminal, recibió 218 años de cárcel por diversos delitos, entre ellos el asesinato de Ruth Nohemy A. S. y su hijo de seis meses en Ciudad Delgado en noviembre de 2020. En esa misma estructura delictiva participaba Luis Alonso Zelada Ramírez, alias «Silent», quien fue sentenciado a 236 años.

En octubre del año pasado, Marvin Alberto Maldonado Arias fue condenado a 100 años por el asesinato de cuatro mujeres entre 2014 y 2017 en San José Villanueva. Dos de las víctimas fueron ejecutadas por sospechas de ser informantes, y las otras dos por haber presenciado el homicidio de un agente policial.

Finalmente, seis integrantes de la pandilla 18 fueron condenados el año pasado a penas de entre 75 y 100 años de prisión por su responsabilidad en tres homicidios y una desaparición forzada ocurridos en Ciudad Delgado entre 2021 y 2022.

Estas condenas forman parte de la ofensiva penal y judicial contra las estructuras criminales, impulsada por el Gobierno bajo el régimen de excepción. La Fiscalía ha reiterado su compromiso de llevar ante la justicia a los responsables de crímenes atroces, con el objetivo de consolidar un país libre de violencia.

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