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Lista de secuelas de COVID-19 se extienden: Daños en corazón y cerebro, fatiga entre otros

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La lista de secuelas o enfermedades post padecer COVID-19 se extiende y varía conforme pasan las semanas o meses desde que se conoció el brote del virus en Wuhan, China.

De acuerdo a reportes registrados alrededor del mundo, la fatiga, latidos cardíacos acelerados, falta de aliento, dolor en las articulaciones, pensamiento confuso, pérdida persistente del sentido del olfato y daños en el corazón, los pulmones, los riñones y el cerebro, serían solo algunas de las secuelas reportadas en todo el mundo, recoge infobae.com.

Además, se dice que los padecimientos no estarían relacionados con que la persona haya presentado un cuadro grave de la enfermedad.

El impacto mortal, solo en Latinoamérica los decesos por COVID-19 sumaron 213.120 en las últimas 24 horas, la cifra superó los 212.660 muertos registrados en Europa, según un conteo de AFP basado en datos oficiales.

¿Qué causa las secuelas del COVID-19?

El médico neurólogo Conrado Estol explicó, siempre a Infobae.com, que “El virus SARS-CoV-2 causante de COVID-19 entra a las células y que infecta a través de la unión con un receptor específico llamado ‘enzima convertidora de la angiotensina’ (ACE2 del inglés) que normalmente tiene una función relacionada con el sistema cardiovascular, la regulación de la presión arterial y la modulación del sistema inflamatorio celular”.

Estol ahondó: “El ACE2 regula los efectos de una hormona llamada angiotensina II, que aumenta la presión arterial e inflamación causando daño en los tejidos. Cuando el virus que causa COVID-19 se une al ACE2, impide que este regule los efectos negativos de la angiotensina II y esto lleva al daño celular”.

El problema -según Estol- “es que casi todos los órganos y todo el sistema circulatorio del cuerpo tiene receptores ACE2 lo que explica que el virus cause lesiones en diferentes órganos y en el sistema circulatorio”.

Desconcierto por la fatiga

El síntoma más persistente y más desconcertante tras padecer COVID-19 parece ser la fatiga, los investigadores advierten sobre llamarlo síndrome de fatiga crónica, ya que “ese es un diagnóstico específico”. “Es posible que tengan fibrosis en los pulmones, y eso los hará sentir fatigados; podrían tener una función cardíaca deteriorada, y eso hará sentir fatigado”. Intentar rastrear los síntomas hasta su origen es fundamental para comprenderlos y finalmente manejarlos, coinciden.

Qué pasa en el corazón

El médico cardiólogo Jorge Tartaglione  explicó: “Las afecciones cardíacas que puede generar el COVID-19 pueden manifestarse como un impacto del virus en el corazón generando una inflamación del músculo cardíaco, lo que determina una miocarditis, que se ha visto con otros virus también y que genera una dilatación del corazón que lo hace insuficiente y que algunos pacientes tienen la restitución total y otros necesitan un tratamiento o algunos llegan a tener después de una miocarditis un trasplante”.

Tartaglione, presidente de la Fundación Cardiológica Argentina (FCA), amplió que “también lo que se vio es que produce daño cardíaco a través de un marcador que se determina -que se llama la troponina- que está aumentado entre un 20 y un 30% y esto lo que significa es que el corazón se daña”. “Esa troponina indica que el corazón tiene algún daño en alguna célula y es el mismo marcador que se utiliza para ver el diagnóstico y la evolución del infarto agudo de miocardio”, agregó.

“Algunos pacientes pueden quedar con secuelas, como arritmias, esas mismas que tienen durante la internación por COVID-19 relacionadas a una enfermedad pulmonar y también puede permanecer en el tiempo”, puntualizó Tartaglione.

El SARS-CoV-2 en el cerebro

Sobre cuál es la causa de lo que ocurre a nivel neurológico como consecuencia de la infección por SARS-CoV-2, Estol explicó que “los mecanismos pueden ser varios y no necesariamente el compromiso neuronal directo por el virus”. “Por ejemplo, en el caso de la anosmia (pérdida del olfato) se mostró que son las células que rodean a las neuronas del olfato las que son dañadas por el virus -puntualizó-. Otro mecanismo ocurre cuando el virus activa la tormenta de citoquinas y es el propio sistema inmunológico de la persona afectada el que ataca al cerebro causando encefalitis y otras lesiones”.

¿Y la “niebla cerebral”?

Cuando el cerebro es afectado por una inflamación, como ocurre en las encefalitis, o por una descarga eléctrica generalizada -como sucede en una convulsión-, la persona puede sentir que no tiene “claridad” de pensamiento (de ahí el nombre de “niebla cerebral”). Este fenómeno puede desaparecer en pocas horas cuando es por una convulsión pero puede durar días o semanas cuando es el resultado de una inflamación difusa como la que causa en algunos casos el COVID-19.

Con información de: infobae.com

Empresarial

Banco Cuscatlán y Davivienda invierten USD80 millones para la modernización portuaria de El Salvador

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Banco CUSCATLAN y Banco DAVIVIENDA inyectan USD80 millones para la modernización portuaria de El Salvador.

Ambas instituciones financieras otorgaron créditos por $40 millones cada una, a la Unión Portuaria del Pacífico. Este financiamiento es una pieza clave en la estrategia nacional para transformar a El Salvador en un Hub Logístico Regional.

Este financiamiento respalda la fase inicial de compra de maquinaria y equipos para contribuir a la modernización, ampliación y operación eficiente de los puertos de Acajutla y La Unión a través de una sociedad de economía mixta entre CEPA y Yilport Holding, operador internacional especializado en terminales portuarias.

“Agradecemos a Banco Cuscatlan y  Banco Davivienda  por confiar en nuestra visión y creer en  convertir al sistema de puertos de El Salvador, en un referente para el comercio mundial. Detrás de este financiamiento vienen millones más de inversión en energías renovables y todo tipo de tecnologías que le permitan a su país generar mucho más desarrollo económico y social”, dijo Robert Yildirim, Presidente de Yilport Holding.

De acuerdo con la Unión Portuaria Salvadoreña, al modernizar infraestructura crítica para la facilitación de exportaciones y la dinámica comercial de nuestro país, se estima la atracción de más de $600 Millones en inversión extranjera llegando a El Salvador cuando esté completado el proyecto.

“Ser parte de la fase inicial de este proyecto logístico tan importante para el país nos llena de orgullo al saber que estamos siendo parte de un histórico impulso a un sector tan importante para el desarrollo sostenible de El Salvador, la generación de empleos y más oportunidades para que los salvadoreños puedan cumplir sus sueños en su país”, dijo José Eduardo Luna, Director Ejecutivo de Banco CUSCATLAN.

Este financiamiento es parte de una compleja estructura de inversiones que sobrepasan los $1,600 millones de dólares para la modernización de la infraestructura local con impacto global, ya que al posicionar el puerto como un Hub, los tiempos y costos de las empresas alcanzarían importantes eficiencias en tiempo y dinero.

 

“Nuestro propósito superior en Davivienda es enriquecer la vida con integridad, y hoy lo hacemos impulsando la economía y el futuro logístico del país. Ese propósito no es solo una frase. Se refleja en acciones concretas, en las alianzas que forjamos, en los proyectos que respaldamos y en el futuro que ayudamos a construir”, indicó Gerardo J. Simán Presidente Ejecutivo de Davivienda El Salvador.

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Opinet

Australia sufre las consecuencias de la sumisión progresista – Lisandro Prieto Femenía

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La debilidad política es el principal vector de la violencia; es la rendición a los discursos que apaciguan la firmeza ética”

Prieto Femenía, 2025

La irrupción del terror en Sídney obliga a la razón filosófica a trascender el banal estupor mediático y confrontar la naturaleza política del fenómeno. No alcanza con condenar el acto de muerte asociado a una causa religiosa degenerada; es imperativo interrogar las condiciones simbólicas, institucionales y discursivas que permitieron que la violencia se instale en el corazón de la urbe, tensando el pacto social hasta el punto de su ruptura. Este ejercicio de crítica que hoy ofrecemos no busca absolución del perpetrador- un agente moral con responsabilidad indeclinable-, sino el examen de la fragilidad cultural, moral y política que el evento trágico ha puesto de manifiesto, especialmente cuando las advertencias previas parecían augurar la posibilidad del quiebre.

Para comprender la magnitud del atentado, es necesario situarlo en el marco de la teoría política clásica. La violencia se distingue radicalmente del poder, el cual, para Hannah Arendt, emana de la acción y el acuerdo conjunto de la pluralidad de los hombres. La acción perpetrada por individuos nefastos como Naveed Akram representa la forma extrema de la violencia: la voluntad de “uno contra todos” (Arendt, 1970, p. 144), que busca anular el consenso y el diálogo político mediante una acción cobarde y resentida. Como la misma Arendt sentenció, “poder y violencia son contrarios; donde uno gobierna en forma absoluta, el otro está ausente” (Arendt, 1970, p. 157).

Pues bien, en la “trayectoria de aislamiento y radicalización en los últimos años” de Akram (La Nación, 2025), se materializa un fracaso político global: el terrorismo opera como un intento desesperado de sustituir el poder- la capacidad de construir un mundo común- por la coerción brutal, demostrando que “la tiranía, como lo descubrieron los griegos, puede ser un sustituto de la acción” (Arendt, 1970, p. 157).

Además, la práctica de la violencia tiene una cualidad fatalista. Al respecto, Arendt nos advirtió que “la práctica de la violencia, como toda acción, cambia el mundo, pero el cambio más probable es hacia un mundo más violento” (Arendt, 1970, p. 180). Esta sentencia obliga a la prudencia política, puesto que cualquier respuesta estatal que no distinga nítidamente entre la defensa del orden y la generación de una espiral de resentimiento, está condenada a materializar precisamente la profecía de una mayor violencia, debilitando la pluralidad, que es la condición indispensable de la política (Arendt, 1958, p. 200).

La sensación de que el ataque “se veía venir” se sustenta en una ceguera política que, en ocasiones, se disfraza de equidistancia moral. Recordemos brevemente nuestra misma advertencia crítica, cuando realizamos un análisis sobre las consecuencias de la sumisión europea: no se trata de meras profecías, sino de la identificación de una debilidad estructural del Estado democrático en todo occidente. En aquel artículo (2025), señalé, no sólo la “erosión de mecanismos de prevención”, sino también la instalación de una sumisión política que identifico con la inercia institucional que, por apaciguamiento ideológico o incapacidad estratégica, renuncia a la defensa vigorosa de sus propios principios. En pocas palabras, recuerdo haberlo dicho con rigor: “Si las democracias abandonan la claridad de sus principios para apaciguar discursos radicales, lo que se erosionará no será sólo una política, sino la confianza colectiva que sostiene la convivencia” (Prieto Femenía, 2025).

Esta tesis se ve dramáticamente interpelada en el ámbito de la política exterior. La declaración del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, tras el atentado de Sídney, ilustra con precisión esta dialéctica de la violencia. Netanyahu no dudó en aprovechar la situación para vincular el ataque con la postura australiana de solicitar y reconocer un Estado palestino (20minutos.es, 2025), sugiriendo que la concesión de un principio político sensible, a través de una postura bastante posmo-progre en política exterior, es interpretada por los actores radicales como un signo de debilidad y sumisión, una que echa leña al fuego del antisemitismo y, por extensión, a la violencia radicalizada.

La crítica que emerge aquí es que el progresismo endémico occidental, al diluir la claridad de sus fronteras éticas y políticas al ceder principios estratégicos, no entrega a su gente por cobardía, sino por la disolución de su propio poder, permitiendo que la violencia instrumental aproveche la griega, confirmando que “algunas medidas preventivas, correctamente implementadas, podrían haber reducido la probabilidad del ataque” (The Conversation, 2025).

Asimismo, es indispensable destacar que esta crisis política se ancla en una profunda diferencia teológico-política. El pensamiento occidental, moldeado por la tensión entre el César y Dios (Mt. 22:21), ha permitido, tras siglos de conflictos internos, que el catolicismo y el judaísmo convivan con el Estado secular, aceptando la primacía de la ley civil y la libertad religiosa como principio de no-imposición de la fe, un principio defendido, por ejemplo, en la declaración Dignitatis Humanae del Concilio Vaticano II (1965). Ambas tradiciones, aunque con historias diversas, han desarrollado una modulación teológica que permite la soberanía del Estado.

En contraste, la irrupción violenta del Islam radical en occidente, manifiesta en la acción de Sídney y en un impresionante historial reciente de ataques a iglesias católicas a lo largo y ancho de toda Europa, demuestra una cruda realidad de confrontación: no buscan, en absoluto, la adaptación a la vida occidental, sino la conquista, dominación e imposición de una nueva forma de vida incompatible con la democracia en un Estado de derecho.

En esta lectura, la violencia no es un simple acto criminal individual de un par de lúmpenes resentidos, sino una expresión de una teología política que anula la distinción entre lo religioso y lo político, aspirando a que la Ummah (la comunidad de creyentes) sea la única fuente de soberanía y derecho. Esta es la raíz de la tesis del “choque de civilizaciones”: la negativa del fundamentalismo a la secularización del poder y a la aceptación de las normas occidentales, transformando la diferencia cultural y religiosa en un mandato bélico grosero.

Ante esta barbarie, la respuesta individual del héroe civil, que “evitó una tragedia mayor” (La Nación, 2025), y cuyo acto de valor fue definido por sus padres como carente de prejuicios: “No discrimina entre una nacionalidad y otra” (El País, 2025), se erige como una afirmación de la ética de la convivencia. Esta frase obliga a pensar la significación política del coraje humano: no se trata de exaltar la violencia, sino de reconocer que la respuesta noble en situaciones límites puede restituir un sentido de humanidad que el terror desquiciado intenta destruir. Pero cabe preguntar si la celebridad del gesto individual, no encubre, a la vez, fallas sistémicas más profundas en materia de prevención y convivencia. En otras palabras, este acto de coraje es un espejo incómodo que revela una insuficiencia en la seguridad institucional, un quiebre que obligó a la soberanía civil a manifestarse en el límite.

Al examinar la respuesta estatal, la condena internacional fue “inmediata y rotunda” (Deutsche Welle, 2025), pero la filosofía debe examinar las implicaciones de la respuesta de seguridad. Al recurrir al endurecimiento de las medidas de control, el Estado ejerce la violencia conservadora del derecho. Al respecto, Walter Benjamin también nos advirtió sobre la ambigüedad moral de esta violencia: “El derecho considera la violencia en manos de la persona aislada como un peligro o una amenaza de perturbación para el ordenamiento jurídico” (Benjamin, 2001, p. 112). La ética de la seguridad debe integrarse con la ética de la justicia, resistiendo la tentación de la simplificación y evitando que, en el afán por contener el terror, se genere una polarización social al estigmatizar a comunidades enteras por culpa de un puñado de salvajes e inadaptados. En este escenario, la violencia estatal, disfrazada de protección, termina por socavar el tejido social, concediendo al terrorismo una victoria póstuma al anular la verdadera pluralidad, no la payasada que versa la agenda progre de moda.

En definitiva, queridos lectores, el desgarro en el corazón de Sídney impone a la conciencia democrática un ejercicio de reflexión que debe ser, por fuerza, incompleto y radicalmente crítico. El terror no sólo asesina vidas, sino que intenta matar la capacidad de convivencia, y es por ello que no es admisible cerrar el análisis con un juicio final, sino que debemos apelar a la interrogación filosófica, que persiste y obliga al lector a interpelar a sus propios prejuicios e instituciones.

La pregunta fundamental que se nos impone es la siguiente: si las democracias eligen la ceguera política y la sumisión ante la defensa vigorosa de sus principios- tal como lo planteamos en nuestro artículo “Analizando las consecuencias de la sumisión europea”-, ¿hasta qué punto son ellas mismas cómplices en la creación del fatalismo que augura la violencia, al no distinguir entre la convivencia histórica con otras confesiones y la confrontación ideológica con quienes buscan la dominación total de la vida occidental?

El debate sobre la política exterior, y la supuesta entrega de principios ante la amenaza, también nos obliga a preguntar: ¿es posible para el Estado, al recurrir a la violencia legal para conservar el derecho, evitar deslizarse hacia una lógica de la excepción que destruya la pluralidad que le da origen? Y, por último, el llamado ético más difícil: ¿cómo se puede honrar la memoria de las víctimas y la dignidad del héroe civil sin permitir que ese dolor se instrumentalice en un mecanismo de demonización o de exclusión que, a largo plazo, sólo conseguiría la victoria póstuma de la violencia, condenando al mundo a ser cada vez más violento?

Referencias
Arendt, H. (1970). Sobre la violencia (M. González, Trad.). Joaquín Mortiz.

Arendt, H. (1958). La condición humana (R. Gil Novales, Trad.). Paidós.

Benjamin, W. (2001). Para una crítica de la violencia y otros ensayos (B. E. V. de O., Trad.). Taurus.

Concilio Vaticano II. (1965). Declaración Dignitatis Humanae sobre la libertad religiosa. (Se hace referencia al contenido de la declaración).

Deutsche Welle. (2025). Comunidad internacional condena atentado en Sídney. DW.

El País. (15 de diciembre de 2025). Los padres del héroe de los atentados de Sídney: ‘él no discrimina entre una nacionalidad y otra’. El País.

La Nación. (14 de diciembre de 2025). Australia: la heroica acción de un civil que desarmó a uno de los terroristas. La Nación.

La Nación. (14 de diciembre de 2025). ¿Quién es Naveed Akram, uno de los tiradores del atentado en Australia?. La Nación.

Prieto Femenía, L. (2025, 6 de octubre). Analizando las consecuencias de la sumisión europea. El Censor. Cita textual del epígrafe: “La debilidad política es el principal vector de la violencia; es la rendición a los discursos que apaciguan la firmeza ética.” (Prieto Femenía, 2025).

The Conversation. (2025). Australia se está recuperando del peor ataque terrorista sufrido en su territorio; se podría haber evitado. The Conversation.

20minutos.es. (2025, 16 de diciembre). Netanyahu relaciona el ataque de Sídney con que Australia pida un Estado palestino: «Echa leña al fuego del antisemitismo». (Se hace referencia al contenido de la noticia que vincula la postura política de Australia con el aumento del antisemitismo y la violencia, citando a Netanyahu).

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Internacionales -deportes

El Salvador participó en la votación por el premio “The Best” de la FIFA

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Ayer se desarrolló la gala de los premios “The Best”, entregados por la FIFA y dónde los entrenadores y capitanes de las diferentes selecciones nacionales otorgan sus votos.

En el caso de El Salvador, votaron en la rama masculina Julio Sibrián y Hernán Darío Gómez, mientras que en femenino lo hicieron Éric Acuña y Brenda Cerén.

En la categoría de mejor jugador, Sibrián votó por Ousmane Dembélé, mientras que “Bolillo” respaldó a Lamine Yamal, Acuña votó por Chloe Kelly, y Cerén por Mariona Caldentey.

En la categoría de mejor entrenador, Sibrián y Gómez coincidieron en su voto por Luis Enrique, Acuña y Cerén también coincidieron con Sonia Bompastor.

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