Sucesos
HISTORIA: El drama de un médico condenado a 30 años de prisión por su supuesta participación en dos secuestros

“Yo era un hombre normal, todavía era sano cuando entré a un centro penitenciario todavía no logró aceptarlo. Estoy en tratamiento crónico por insomnio severo y depresión moderada”, son las palabras de William Alberto Pérez Jerez, un médico pediatra de 50 años de edad, quien fue condenado a 30 años por el delito de secuestro en 2000. Su estadía en la cárcel ha sido dura y producto de las malas atenciones de salud desarrolló un síndrome que lo llevó a estar postrado en una silla de ruedas.
Antes de llegar por primera vez al sistema penitenciario era un médico particular y atendía pacientes en los hospitales públicos del país, tenía una familia que lo respaldaba y vivía alejado de los problemas hasta que se juntó con un grupo de hombres que lo indujeron a participar en el secuestro de un empresario salvadoreño. A principios de siglo los secuestros era uno de los delitos más comunes y en algunas ocasiones muchas las víctimas eran asesinadas.
En junio de 2003, Pérez Jerez estaba siendo procesado por divulgar información que permitió el secuestro del empresario Demetrio Reyes cuando este se dirigía al gimnasio. La víctima señaló, en ese entonces, que mientras se bajaba de su vehículo fue amenazado por cuatro sujetos que se cubrían el rostro con gorros navarone. Luego, lo subieron en un pick up y lo llevaron hasta unos cañales de San Vicente donde lo mantuvieron cautivo.
Los secuestradores pidieron un rescate y horas más tarde realizaron el intercambio en el municipio de San Luis Talpa, La Paz. Sin embargo, William siempre se mantuvo firme al decir que era inocente de haber realizado y señaló que la víctima se contradecía, pero aun así fue condenado.
De hecho, finalmente fue condenado por dos secuestros distintos, uno por ser coautor y otro por ser cómplice no necesario; en el primero se le adjudicó 22 años y por el otro ocho, haciendo un total de 30.
“Yo sabía el cometimiento del hecho que se iba a realizar y no lo denuncié porque en ese momento no consideré el riesgo que podría correr mi familia sin prever que era un hecho punitivo y que iba a recibir el peso de la ley por eso”, señaló.
“Yo no participé en la planeación del hecho yo simplemente supe que lo iban a hacer y las palabras fueron: ‘Mire doctor ya que usted lo sabe, si usted lo quiere denunciar, denúncielo; usted evalué, todo tiene consecuencias’”, recordó.
Ahora, lleva bien contados el tiempo que ha pasado en prisión: 17 años con 4 meses. Es un largo tiempo que se dice en pocos segundos, pero que lo ha dejado marcado para siempre.
La llegada a prisión
Él llegó al sistema penitenciario cuando este todavía era reinado por bandas delincuenciales y cuando las enfermedades contagiosas debido al hacinamiento florecían en las paredes.
Con tan solo 33 años, él ya sabía lo que era estar tras las rejas y con el tiempo su vida cambió por completo, al quedar en una silla de ruedas, debido a que padece el síndrome de Devic, una enfermedad degenerativa que daña el sistema nervio óptico y la médula espinal.
Contar cómo su cuerpo se enfermó hasta el punto de llegar a una silla de ruedas es un tema que no quiere recordar. Solo se remite a contar que en el 2008, cuando estaba recluido en el centro penal de Usulután, solicitó atención médica a las autoridades penitenciarias, pero tras varias semanas de espera, ya era demasiado tarde para resarcir el daño ocasionado.
“Me aferro a la vida a pesar de que perdí a mis hijas, tuve un divorcio, muchos traslados de los centro penales, maltratos; yo sigo aferrado a la vida porque a pesar de estar pagando un hecho punitivo, hay gente honorable que vela por los derechos humanos“, afirmó.
Debido a su enfermedad fue traslado al centro penitenciario “La Esperanza”, conocido como “Mariona”, donde le brindarían una mejor atención, que asegura aún no ha recibido.
En 2011, la Sala de Constitucional conoció de su caso y emitió un habeas corpus donde se demostró el daño físico que la enfermedad le había provocado y ordenaba al Estado a atender sus necesidades médicas con prontitud, pero él asegura no tener las atenciones necesarias. Por lo que se amparó en la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, quienes concluyeron la provocación de un “daño irreparable por el Estado”.
“Estoy en tratamiento crónico por insomnio severo y depresión moderada, tengo hasta musicoterapia para poder conciliar el sueño, me han lesionado psicológicamente porque ya casi no duermo a pesar el tratamiento intensivo en el que estoy”, reclamó angustiado y molesto al mismo tiempo.
Una nueva lucha
A principios del 2018, el gobierno salvadoreño inauguró el Centro Integral de Salud para Privados de Libertad en Santa Ana con el objetivo de recluir a los cientos de reos enfermos que tiene el sistema penitenciario para brindarles la atención médica necesaria para cada cuadro clínico. Uno de ellos fue William que el 18 de agosto fue traslado desde “Mariona”, pero explicó que este no reúne los insumos necesarios para la atención médica.
Pero no es su única demanda ya que el pasado 28 de octubre fui víctima de otro reo quien lo golpeó en la cara sin tener un motivo claro. La agresión en el rostro vino a empeorar su cuadro clínico ya que el ojo dañado fue afectado por el síndrome que al mismo tiempo lo ha dejado parapléjico.
Por eso, ahora busca que se haga justicia con su agresor. El hecho llegó a los oídos de las autoridades quienes señalan que se ha iniciado una investigación para el personal de seguridad que permitió que esto sucediera.
El director de centros penales, Marco Tulio Lima, aseguró que se pretende dar un respiro al hacinamiento carcelario liberando a aquellos reos que están en fase terminal monitoreados a través de un sistema de brazaletes para mantenerlos en vigilancia.
Por: El Salvador Times.
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El Salvador extradita a ocho criminales buscados por delitos graves en cinco países

Al menos ocho personas, entre ciudadanos salvadoreños y extranjeros, han sido extraditadas en lo que va del año por delitos graves como feminicidio, abuso sexual infantil, homicidio, tráfico de personas, violencia contra la mujer y robo agravado, de acuerdo con datos de la Fiscalía General de la República (FGR).
Del 24 de enero al 19 de junio de 2025, El Salvador ha ejecutado extradiciones hacia Guatemala, Israel, Rusia, Estados Unidos y España, en respuesta a solicitudes judiciales internacionales. Uno de los casos más recientes es el del salvadoreño Julio Enrique Amaya Turcios, entregado a Guatemala por el feminicidio de su pareja ocurrido en 2014. Amaya fue detenido en Usulután el 5 de febrero.
Asimismo, el ciudadano israelí Eluzur Rumpler fue entregado a su país por acusaciones de abuso y violencia física contra menores en un centro educativo, entre 2009 y 2011. Rumpler fue capturado en diciembre de 2024 en Ahuachapán.
Por su parte, Boburmirzo Bogirov, originario de Uzbekistán, fue extraditado a Rusia por el delito de asesinato. Su detención se realizó en marzo de 2023, iniciando el proceso de verificación judicial para confirmar la ausencia de causas abiertas en territorio salvadoreño.
Estados Unidos ha recibido a tres salvadoreños requeridos por delitos sexuales. Gilberto Portillo Jovel fue reclamado por seis cargos de abuso sexual infantil cometidos en Nueva York entre 2007 y 2009, mientras que Gilberto Ernesto Gutiérrez enfrenta en Maryland más de 25 cargos por violación y abuso sexual ocurridos entre 2000 y 2003. En tanto, Kilmar Ábrego García fue extraditado por tráfico ilegal de personas y presunta pertenencia a la Mara Salvatrucha. Aunque un juez federal en Tennessee permitió que enfrentara el juicio en libertad, el Departamento de Justicia estadounidense apeló la medida.
También fue enviado a Guatemala Wilmer de Jesús Polanco Flores, acusado de homicidio culposo por un accidente de tránsito en 2018 que provocó una muerte en Jutiapa. Por otro lado, España recibió a René Oswaldo Sánchez, acusado por agresión sexual, robo con violencia y lesiones contra una mujer en 2019.
La Fiscalía ha reiterado su compromiso con la cooperación internacional en el combate al crimen transnacional, asegurando que se continuará colaborando con las autoridades de otros países para que los imputados enfrenten la justicia.