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ENTREGA ESPECIAL

“Tras mi accidente le tengo más miedo a la vida que a la muerte”

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Hay que haber sufrido mucho para que con solo 20 años se le tenga más miedo a la vida que a la muerte.

Así se siente Aleixo Paz, un joven español acostumbrado al dolor y a los “días de mierda” desde los ocho años.

Fue a esa edad cuando se le quemó el 90% de su cuerpo en un accidente fatal.

Iba dormido en el camión cisterna de su padre que transportaba miles de litros de gasóleo. El camión chocó, el combustible se dispersó. El niño se despertó ardiendo en llamas. Sobrevivió de milagro.

Ha pasado muchos años entre la casa y el hospital. Decenas de operaciones, injertos de piel, dolores, pesadillas y rabia, mucha rabia.

“Yo me levanto cada día por la rabia que llevo dentro. Es lo único por lo que sigo vivo, por lo que he aguantado y sigo aguantando y que ahora descargo rapeando, haciendo música”, me dice Aleixo por teléfono.

Los medios y la gente le solicitan y halagan porque hace unos días su historia se hizo pública a través de un documental: “El niño de fuego”.

Filmarle costó mucho, dice su director, Ignacio Acconcia.

Aleixo Paz e Ignacio Acconcia.
El director del documental “El Niño de Fuego”, Ignacio Acconcia, admite que fue difícil grabar el documental, pero que al final terminó siendo satisfactorio para Aleixo. Nanouk Films

A Aleixo no le gustan los sitios públicos ni que le miren mucho. Es desconfiado. Le cuesta abrirse. Aun menos le gustaba que una cámara le estuviese siguiendo durante varios años.

De Aleixo no esperen un cuento de superación. Tampoco esperen frases automotivadoras. Él no ha superado nada desde el accidente.

Lo que van a leer es un testimonio duro, pero es así cómo ve la vida.

El niño de fuego lleva una década prácticamente a ocultas. Ahora se descubre sin filtros. A veces la vida es cruda. Él no pretende disimularlo.

“Tío, despiértate, esto no te cambia en nada”

“¿Que si me tenéis harto los periodistas con tanta entrevista? No, para nada, no te preocupes. De hecho lo llevo cada vez mejor, pero no estoy acostumbrado a tanto.

De cierto modo me gusta que la gente que ha conocido mi vida con el documental venga y me diga que mi historia les ha ayudado o que están escuchando mis canciones.

Que el documental se llamara “El niño de fuego” y que luego se convirtiera en mi apodo no me hacía ninguna gracia, pero ya me acostumbré e incluso me gusta por la repercusión que ha tenido.

Aleixo Paz escuchando música.
En un principio, a Aleixo no le hacía ninguna gracia su apodo ni el nombre del documental, pero al final acabó gustándole. Nanouk Films

Oye, que venga gente y te dé las gracias, quieras que no, te acaba influyendo.

Lo que pasa es que con tanto halago a veces me confundo y me engaño a mí mismo. Incluso llego a pensar que mi vida puede ir a mejor.

Luego vuelvo a la realidad y tengo que decirme a mí mismo: ‘Pero tío, despiértate, que esto en verdad no te cambia en nada’.

Lo único que me reconforta es que la gente se sienta mejor tras conocerme.

“Yo no he superado nada”

Tampoco quiero que las personas se equivoquen y me vean como ejemplo de superación. Yo no he superado absolutamente nada. Yo aguanto lo que me toca vivir, como todo el mundo. A cada uno le toca lo suyo.

Así que si alguien ve alguna fuerza o ejemplo de superación en mí, que no se equivoquen, mi única fuerza es aguantar.

Aleixo Paz iluminado por la luz de un cigarrillo.
Dice Aleixo que está acostumbrado a tener días de mierda y a moverse gracias a la rabia que lleva dentro. Nanouk Films

Y si aguanto no es por otra cosa que por toda la rabia que tengo dentro. Es lo que más me mueve, por lo que sigo vivo.

Que la gente no se engañe pensando que yo he hecho algo con mi vida porque realmente no es así.

Y me da igual lo que piensen quienes me quieren ver feliz y salir adelante. Yo no veo por qué tenga que ser así.

Ya te dije que a veces me engaño a mí mismo y pienso que mi vida puede ir a mejor. Pero por mucho que me mienta, mi salud no es ninguna maravilla.

Aleixo durante una revisión médica en el hospital.
Nanouk Films

Sufro muchos problemas en el estómago y tengo dolores diarios. Los dolores me hacen bajar rápido de la nube. Por mucho que la gente me diga que todo está bien, en verdad todo sigue igual para mí.

Ahora, por supuesto que yo seguiré peleando. A mí nadie me ha regalado nada y tampoco quiero que me lo regalen.

“Aleixo no me representa”

Cuando me veo de niño no me reconozco. No tiene nada que ver con el aspecto físico, que a lo mejor es lo que todo el mundo pensará de primeras.

Desde que me quemé, desde el primer momento, supe lo que me había pasado y que físicamente jamás sería el mismo, pero eso ya me da igual.

Aleixo de niño.
Nanouk Films

Con lo que no puedo sentirme identificado es con tener esperanzas, ganas de comerme el mundo o ser feliz. Yo nunca seré así otra vez.

Desde el accidente he tenido que armar mi coraza y mi forma de hacer. Yo me llamo Aleixo, pero el nombre no me representa. Aleixo es el nombre del niño que fue, no del joven que soy.

“Más miedo a la vida que a la muerte”

La gente puede decir que soy valiente porque trato de tirar hacia adelante, pero tampoco es así. Lo que pasa es que, desde el accidente, le tengo más miedo a la vida que a la muerte.

El accidente no se olvida, y una vez te viene a la mente lo empiezas a recrear una y mil veces con todo detalle. Mientras me quemaba, en ningún momento perdí la conciencia. Es difícil de olvidar.

Yo no necesito estar bien. No sé estarlo y no estoy acostumbrado. De hecho, me siento más poderoso cuando me levanto con un día de mierda porque entonces la rabia me impulsa.

Prefiero seguir así de jodido si eso significa que los míos, mi familia y la gente que quiero, están bien.

Aleixo junto a su madre en el salón de casa.
Aleixo admite que para su familia tampoco ha sido fácil lidiar con todo por lo que ha pasado. Nanouk Films

Si mi gente está mal, yo me hundo. Eso sí me da miedo, así que prefiero estar hecho polvo yo. Ya me acostumbré al dolor de estómago, físico, el sentimental o como quieras llamarlo.

Las pesadillas son una constante en mi vida y por eso duermo poco, pero muchos días me levanto de golpe, con el corazón a mil y sudando.

Aleixo celebrando su cumpleaños con su familia.
“Si mi gente está mal, yo me hundo. Eso sí me da miedo, así que prefiero estar hecho polvo yo”. Nanouk Films

“La música me da esperanza”

Desde que me he metido a hacer música, a rapear, tengo un poco más de esperanza: un objetivo y algo por lo que seguir adelante.

La música se ha convertido en mi refugio. Ahora, que nadie se equivoque. Yo no me considero cantante ni tampoco quiero llegar a ningún lado en especial con la música.

Aleixo junto a Chaca en un escenario.
Gracias a la música, Aleixo ahora ha encontrado un refugio donde descargar su rabia. Nanouk Films

También hago esto porque mi mentor, Isaac Real “Chaca” me enganchó a la música y me dio la oportunidad cuando no tenía nada y grabamos los primeros temas. Pero tengo claro que no soy cantante y que es muy difícil ganarse la vida con esto.

Pero bueno, la música es mi refugio y mi aire. Antes descargaba mi rabia dándole golpes a la pared, ahora lo hago escribiendo canciones“.

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ENTREGA ESPECIAL

Ella es Carolina Andrade, joven emprendedora que financió su universidad vendiendo deliciosas tortas en Ahuachapán

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Vitia Coralia Andrade Calderón, de 29 años, ha ganado notoriedad en las redes sociales por su inspiradora historia como emprendedora. Originaria de Ahuachapán, Andrade utilizó su pequeño negocio de venta de tortas para financiar sus estudios universitarios, logrando así culminar su Licenciatura en Ciencias Jurídicas en una universidad privada  de la zona occidental.

La joven comenzó su emprendimiento en 2018, y gracias a su dedicación y esfuerzo, pudo concluir sus estudios en julio del año pasado. En declaraciones a un medio local, Andrade expresó: “Este emprendimiento surgió para subsidiar mis estudios. Mi historia es de una mujer valiente, y estoy orgullosa porque sé que soy alguien que siempre quise ser”.

A pesar de su reciente graduación, Vitia Coralia ha manifestado su deseo de continuar con su formación académica a través de una maestría. Sin embargo, por el momento, su pasión por el emprendimiento la ha llevado a establecer un puesto de venta de tortas en la entrada de la colonia IVU, en Ahuachapán, donde sigue cultivando su espíritu emprendedor.

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ENTREGA ESPECIAL

Ella era Sandra, maestra asesinada por pandilleros cuando se dirigía a la escuela

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Foto: Cortesía

La maestra Sandra Élida Rivera Ángel fue asesinada el 15 de febrero de 2016 en el municipio de Cojutepeque, departamento de Cuscatlán. Rivera, de 39 años, fue atacada cuando se dirigía a su trabajo en el Centro Escolar Católico San Sebastián, ubicado cerca de su residencia.

Un grupo de pandilleros la detuvo cuando caminaba junto a alumnos y la acribillaron.

Las investigaciones policiales indicaron que Rivera se había convertido en un objetivo de las pandillas debido a su oposición al reclutamiento de jóvenes estudiantes, lo que contribuyó a la deserción escolar y al aumento de los grupos criminales.

Siete años antes de su asesinato, pandilleros de la MS habían asesinado a la hija de Rivera en un ataque a una clínica pediátrica. En septiembre del 2015, la Fiscalía condenó a dos pandilleros a penas de 40 y 60 años de prisión, respectivamente, por el ataque con granada a la clínica, que resultó en la muerte de la hija de la maestra, de nueve años, así como de otro niño de cuatro años y su madre de 42.

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FOTOS | 24 años después del terremoto de 2001: estos datos muestran la magnitud de la tragedia

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Eran las 11:33 de una típica mañana en El Salvador, una de esas en las que «Variedades del 6» y Davis Rosales ponían música en los hogares de muchos salvadoreños a través de la televisión, una mañana de ir por las tortillas y preparar la sopa de patas o la de gallina, una mañana de alistar todo para el viaje a la playa o a «puebliar». Pero, también, una mañana demasiado oscura para miles de personas.

Justo a esa hora, un potente sismo de magnitud 7.7 sacudió a El Salvador durante 45 segundos, tiempo suficiente para dejar más de un millón de damnificados, casi mil fallecidos, más de 5,000 lesionados y una destrucción total, representada por el sector de Las Colinas, en Santa Tecla, departamento de La Libertad.

El poder destructivo de la naturaleza

Según el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), el sismo se produjo debido al movimiento entre las placas tectónicas de Cocos y Caribe. Sin embargo, ese detalle técnico no termina por explicar el poder destructivo de un fenómeno que, en menos de un minuto, acabó con la vida de casi mil personas.

La intensidad del sismo causó una destrucción total en muchas zonas de El Salvador, siendo una de ellas en la colonia Las Colinas. Ahí, «José» (seudónimo a petición del sobreviviente) perdió a dos hermanos, una cuñada, tres sobrinos y a sus padres en el derrumbe que se produjo en dicho sector, el cual soterró casi en su totalidad dicha colonia, siendo el punto del país que más fallecidos dejó en esa tragedia.

«Se sentía como si se moviera todo el piso. Yo había salido a comprar las tortillas a dos pasajes de mi casa. El terremoto lo pasé ahí, cuando la señora de la tienda me dijo que ahí me quedara. Pude ver varias casas dañarse. Lo que no me imaginé es que, a los pocos segundos, escuchamos un estruendo que nos asustó a todos. Nos cubrimos porque solo escuchamos como una explosión. Cuando regresé a mi casa fue que me di cuenta lo que había pasado, lo del derrumbe», dijo el sobreviviente.

La familia de José es una de las tantas que suman un total de 944 fallecidos, según los registros de Protección Civil y el informe de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal). El sector del país con más muertes a raíz del terremoto fue La Libertad, donde se sumaron 685, siendo Las Colinas el punto más trágico de la situación.

«Solo estaba a dos pasajes. ¿Se imagina? Escuchamos como que estuviera explotando algo y, al ratito, todo era polvo y tierra. Corrí a mi casa y lo único que encontré fue una montaña de tierra en todo ese pasaje y todos los demás. A mi alrededor veía a otras personas llegando a ver qué pasaba y nadie se lo creía. No solo era el derrumbe, sino también las otras casas, las que más o menos estaban bien, terminaron destruidas, casi cayéndose», recuerda.

La destrucción del terremoto de 2001 no solo quedó en vidas, sino también en un daño estructural casi total en sectores como Santa Tecla, Comasagua, Colón, entre otros. Los informes de Protección Civil y Cepal contabilizan108,261 viviendas destruidas y otras 169,962 dañadas, lo que dejó un total de 1,364,160 damnificados.

La zona con más damnificados fue Usulután, con 356,391 damnificados, mientras que La Libertad sumó 147,708, San Salvador totalizó 107,083; mientras que San Vicente, Santa Ana, y Sonsonate también superaron los 100,000 afectados. En cuanto a lesionados, el terremoto dejó 5.565 en todo el país, además de 193 soterrados.

En cuanto a daños estructurales, el terremoto también dejó un saldo de 688 viviendas soterradas, de las cuales 687 se registraron en La Libertad, principalmente en Las Colinas, Comasagua, Colón y otros sectores, dejando en claro que ese departamento fue el que más resintió el impacto del potente fenómeno telúrico.

Parte de la destrucción la vivió Ricardo Fernández, comerciante de electrodomésticos cuyo negocio se situaba en la 2° Avenida Sur, en Santa Tecla, uno de los sectores económicamente más activos de dicha localidad.

«El terremoto tiró todos los negocios. No quedó nada. Solo pudimos correr a la calle y, desde ahí, ver cómo se caía todo el trabajo de muchos años. Cuando pasó el terremoto solo quedaron los escombros. Esa calle, la 2° Avenida, y todo el centro de Santa Tecla quedó destruido porque eran construcciones de adobe. Parecía película todo eso», señala Fernández.

Para los expertos de Medio Ambiente, el poder y la energía liberada en ese terremoto fue equivalente a la de 360 bombas atómicas como las lanzadas en Hiroshima y Nagazaki, en Japón, en 1945, lo que retrata con mayor fidelidad la capacidad destructiva que la naturaleza liberó ese día en El Salvador.

Una lucha por reconstruir

El negocio de Fernández nunca pudo volver a levantarse. A partir de ese 2001 comenzó a dedicarse a ser comerciante independiente en diversos rubros hasta el día de hoy. «Era complicado resurgir. Pero lo hemos logrado, poco a poco. Ya no pude volver a poner el negocio, pero hemos logrado sobrevivir y volver a salir adelante. Así nos toca a los salvadoreños», asegura.

La 2°Avenida Sur, en la actualidad, ha recuperado su brillo económico y el centro de Santa Tecla sigue siendo una parte activa en las finanzas de dicha localidad. Toda Santa Tecla, ahora que han pasado 24 años, se ha logrado posicionar como uno de los municipios más activos económicamente en el país, dejando en claro que, pese a la destrucción de 2001, El Salvador encontró la forma de volver a resurgir.

«Uno nunca deja de recordar a sus familiares en estas fechas», explica José. «No deja de llorar, no deja de dar tristeza. Pero la vida ha continuado y he conocido a otras personas, sobrevivientes también, que han salido adelante, algunos han podido rehacer sus vidas, otros han sabido vivir con el recuerdo. De mi parte, eso me ha tocado, saber vivir con el recuerdo. Para bien o para mal seguimos vivos y es por algo, por algo Dios así quiso que pasaran las cosas», añade.

En la actualidad, José es uno de los muchos comerciantes que se ubican cada fin de semana en el sector conocido como «Paseo El Carmen», uno de los puntos turísticos más importantes de Santa Tecla. Además, también ha logrado expandir su pequeño comercio de comidas a otras zonas como el Parque El Principito y la zona de El Cafetalón, lugares que, para él, también muestran cómo Santa Tecla ha salido adelante casi un cuarto siglo después del desastre.

«Si usted ve, ahora Santa Tecla se ve bonito, parece otra ciudad. Nadie creería todo lo que pasó en ese año. Por eso le digo que, para bien o para mal, las cosas siempre suceden. A partir de ese terremoto logramos encontrar un camino nuevo y pudimos resurgir. Claro que daría todo por tener a mi familia conmigo, pero la oportunidad de vivir me hace pensar que lo mejor que puedo hacer es recordarlos y seguir luchando», detalla.

Fernández también destaca el cambio de Santa Tecla en los últimos años. «Dicen que así somos los salvadoreños, con la capacidad de salir triunfantes de cualquier situación. Nos ha costado. Pero acá estamos. Ahora vivimos en un mejor El Salvador y eso también incluye todas esas malas experiencias que hemos tenido que superar. Siempre encontramos la forma de salir adelante y Santa Tecla y El Salvador así lo demuestran», confiesa.

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