ENTREGA ESPECIAL
RELATO: «Tranquilo mi amor que acá está mamá y trataba de controlarlo”, cuenta María Otila, la héroe enfermera que atendió a un niño en el accidente de tránsito en Santa Ana

María Otila Bonilla, la heroína enfermera que salvó la vida de un bebé el pasado viernes, en un triple accidente suscitado en la carretera de Santa Ana, en el que también logró atender a cuatro personas lesionadas, entre ellos un menor de edad de apenas año y medio, cuenta el relato que vivió juntos a sus compañeros de trabajo, quienes además ayudaron en el percance.
“Oti” como cariñosamente le llaman su familiares y compañeros de trabajo, una mujer de 33 años de edad, recuerda el dolor y la tristeza a la que tuvo que enfrentarse ese día, cuando en la cama de un pick up llevaba a una anciana en estado crítico y cuatro personas más, entre ellas el bebé que ella misma se encargó llevarlo junto al resto de lesionados al hospital de Santa Tecla para su pronta atención médica, ellos a los cuales, ella les brindó los primeros auxilios hasta llegar al referido nosocomio.

A María Otila Bonilla, aún se le nota en su mira el amargo dolor que le tocó enfrentar ese viernes por la tarde cuando sin dudarlo respondiendo a la emergencia, no sin antes afirmar que entró en pánico temporal, el cual fue dejado segundo después para iniciar con sus labores de enfermera.
Cuando una persona le entregó al niño “Oti” relata con voz entrecortada que éste le decía “mamá…mamá y me abrazaba y yo le decía, tranquilo mi amor que acá está mamá y trataba de controlarlo”, recuerda la héroe vestida de enfermera, quien tuvo que fungir y como madre sustituta del pequeño, pues su madre de apenas 16 años fue la víctima que falleció en el accidente, junto a otros dos hombres, uno de ellos, dado ha conocer este mañana de lunes y otro que falleció horas después del hecho.

La enfermera aseguró también de evitar que el niño se durmiera en el transcurso del viaje al hospital San Rafael porque “después de un golpe en la cabeza como el que el bebé tuvo no podíamos dejarlo dormir y entonces le iba cantando e iba pidiendo vía con una camisa azul”.
«Oti», trabaja como enfermara en una clínica privado de Cuidad Arce, en el departamento de La Libertad, y es de ese lugar que ella junto a otras dos enfermeras y un doctor se conducía en un vehículo y al lado del conductor del autobús que provocó el fatal accidente y de inmediato se estacionaron para auxiliar a los pasajeros más lesionados.

“Fue una gran aflicción, distinto a ayudarlos por ver a la gente con mucho dolor, fue algo muy traumático”, asegura el doctor que viajaba con Oti y las otras dos enfermeras.
Otra de las enfermeras también manifestó que “necesitábamos ser pulpos en ese momento, agarrar una mano aquí, agarrar al otro allá porque todos necesitaban ayuda”.
La otra profesional de la enfermería dijo. “No sé de dónde sacamos tanta fuerza para ayudar para poder ayudar a tantas personas, era demasiado impactante, aseguraron Otila, Sandra, Mariela y Félix, quienes dejaron todo por salvaguardar la vida de las personas accidentadas el pasado viernes.
María Otila, incluso regresó el pasado sábado al hospital para ver de primera mano la evolución del bebé de un año, quien fue entregado a su padre, un joven de 20 años, que perdió a su esposa y a la madre de su hijo, fallecida en el percance vial en Santa Ana.
La joven Cindy Reyes ya fue enterrada este lunes en el cementerio General de Ciudad Arce.
FOTOS – Dan el último adiós a la joven madre, Cindy Reyes, que murió en el accidente carretera a Santa Ana
Nota: Elaborada de reportaje Noticiero Hechos.
Periodista: Julio Guevara.
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Ella es Rute Cardoso, la esposa del futbolista Diogo Jota y madre de sus tres hijos: así fue su historia de amor

Rute Cardoso, esposa del futbolista portugués Diogo Jota y madre de sus tres hijos, ha sido una figura clave en la vida del jugador del Liverpool, con quien compartió más de una década de relación. La pareja comenzó su historia de amor en 2013, cuando ambos eran estudiantes en Portugal, y desde entonces construyeron una sólida relación basada en el apoyo mutuo.
En 2017, Rute se trasladó con Jota a Inglaterra tras su fichaje por el Wolverhampton Wanderers, acompañándolo en su carrera profesional. Tras nueve años de relación, el futbolista le propuso matrimonio en 2022 y, finalmente, se casaron en junio de 2025, apenas unas semanas antes de la tragedia que acabó con su vida.
La pareja ya había formado una familia: su primer hijo nació en 2021, el segundo en 2023 y una hija en noviembre de 2024. A pesar de sus compromisos deportivos, Diogo Jota se destacó por su dedicación como padre y esposo. En una de sus últimas publicaciones, compartió un video con imágenes de su boda, acompañado por el mensaje: “Un día que nunca olvidaremos”.
El futbolista falleció este jueves 3 de julio, a los 28 años, en un accidente de tránsito ocurrido en la provincia de Zamora, España, donde también perdió la vida su hermano menor, André Silva. La noticia ha conmocionado al mundo del deporte y ha dejado un vacío profundo en su familia y seguidores.
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FOTOS | Se cumplen 17 años de la tragedia de la Málaga que cobró la vida de 32 personas de la iglesia Elim

Este 3 de julio se conmemoran 17 años de una de las tragedias más dolorosas provocadas por la naturaleza en la historia reciente de El Salvador: el arrastre de un autobús por la repunta del río Arenal de Monserrat, en las cercanías de la colonia La Málaga, que dejó 32 víctimas mortales.
El suceso ocurrió la noche del jueves 3 de julio de 2008, cuando un autobús con 33 miembros de la Iglesia Misión Cristiana Elim retornaba a sus hogares tras una actividad religiosa. Cerca de las 8:00 p. m., la repentina crecida del río alcanzó al vehículo, provocando que el motor se apagara y quedara a merced de la corriente.
En el bus viajaban niños, mujeres y adultos mayores. En medio del caos, dos jóvenes intentaron escapar trepando al techo del autobús, pero solo uno de ellos, Fabricio Montoya, logró sobrevivir gracias a un lazo que un vecino le lanzó desde un punto seguro.
El resto de los ocupantes fueron arrastrados por la fuerte corriente. El primer día solo se recuperaron la mitad de los cuerpos, mientras que las demás víctimas fueron encontradas en los días siguientes, en distintos puntos a lo largo del cauce del río y sus afluentes.
La tragedia de La Málaga se convirtió en un símbolo del riesgo que representan las lluvias intensas para comunidades asentadas cerca de ríos y quebradas. Años después, sigue siendo un recordatorio de la importancia de la prevención y la respuesta rápida ante emergencias de origen natural.
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15 años del horror en Mejicanos: la masacre del microbús que marcó a El Salvador

Foto: Cortesía
Este 20 de junio se cumplen 15 años de la masacre del microbús en Mejicanos, uno de los ataques más atroces perpetrados por las pandillas en la historia moderna de El Salvador. En la tarde de 2010, miembros de la Mara 18 secuestraron la ruta 47, la desviaron hacia la colonia Jardín, dispararon contra los pasajeros y luego incendiaron el vehículo con gasolina, dejando a decenas atrapados.

Carlos Oswaldo Alvarado, uno de los pandilleros que incendió el microbús de la ruta 47 para vengar el asesinato de uno de sus hermanos, fue condenado a 410 años de prisión, en marzo de 2016. Foto EDH/ Archivo
La tarde se tiñó de horror: al menos 17 personas murieron calcinadas, 15 quedaron heridas —muchas con quemaduras severas de tercer grado— y otras huyeron baleadas mientras intentaban escapar. Testimonios desgarradores narran el sacrificio de madres intentando salvar a sus hijos, solo para que los agresores les dispararan impunemente .

En septiembre de 2013, el pandillero Gustavo Ernesto López Huezo fue condenado a 66 años por ser el autor intelectual de la quema del microbús con 17 personas adentro. Foto EDH/ Archivo

Foto: Cortesía
El presidente de entonces, Mauricio Funes, calificó los hechos como “terrorismo puro” y subrayó la necesidad de reforzar la seguridad nacional. Las autoridades apresaron a ocho pandilleros, incluido el autor intelectual, y tras largos juicios fueron condenados a penas mayores de 66 a 400 años de cárcel.

Foto: Cortesía

Foto: Cortesía

Foto: Cortesía
Este ataque no ocurrió en el vacío, sino dentro de un ciclo de violencia entre pandillas —Mara 18 y MS‑13— que marcó a El Salvador desde los años 90, cuando esos grupos se afianzaron tras la guerra civil y las deportaciones desde Estados Unidos.

Foto: Cortesía

Foto: Cortesía
En los últimos 30 años, las pandillas han dejado una enorme huella de dolor: se estima que entre 1992 y 2022, El Salvador sufrió cientos de miles de asesinatos violentos, muchos directamente relacionados con estas estructuras criminales. La tasa de homicidios alcanzó un pico de más de 140 por cada 100 000 habitantes en 1995 y luego un segundo pico en 2015 con 105 por cada 100 000, sumando alrededor de 7 977 y 6 656 homicidios en esos años, respectivamente.
Hoy se cumplen 15 años de uno de los peores atentados terroristas de las maras. Les dejo el testimonio de este milagro de vida de 3 sobrevivientes. 💙
Porque hoy es tiempo de ver, oír y hablar para nunca regresar al pasado.
🔗 Video completo 👇https://t.co/J0s5znBt9b pic.twitter.com/vxsx980QE6
— Christian Guevara 🇸🇻 (@ChrisGuevaraG) June 20, 2025

Foto: Cortesía
Desde 2019, bajo la gestión de Nayib Bukele con el Plan de Control Territorial y regímenes de excepción, las cifras de homicidios se desplomaron: de 52 por 100 000 en 2018 a menos de 8 en 2022, y un récord histórico de 114 homicidios totales en 2024 (1.9 por 100 000), el menor nivel desde los Acuerdos de Paz.
Sin embargo, el contraste entre la actualidad y aquel pasado atroz no debe ocultar que la violencia estructural persiste. La imposición de Estados de excepción ha implicado arrestos masivos (más de 78 000 sospechosos detenidos entre 2022 y 2024), y ha habido denuncias por derechos humanos . La derrota visible de las pandillas plantea ahora el desafío de una seguridad sostenible y respetuosa del Estado de Derecho.
Hoy, la conciencia social exige recordar el horror de Mejicanos no como un capítulo aislado, sino como una advertencia: sin inversión en educación, reconciliación comunitaria y oportunidades, la estructura delincuencial podría resurgir. El dolor de aquellas familias –en algunos casos apelando al perdón, en otros pidiendo justicia– vive en nuestra memoria colectiva .
A 15 años, las heridas siguen abiertas. Los rostros de los 17 muertos y de sus seres cercanos piden nuevas generaciones de salvadoreños que no se acostumbren a un ambiente de miedo. La esperanza radica en un país que vea la seguridad no solo como la ausencia de violencia, sino como la presencia de oportunidades para todos.
Que este aniversario renueve el compromiso: no solo con la memoria, sino con una sociedad que impida que hechos iguales o peores vuelvan a repetirse.